Literatura Cronopio

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EMIL BOTTA (1912–1977)

Poeta, prosista y actor de un talento envidiable, Emil Botta cultiva una lírica romántica, elegiaca, llena de acentos librescos. El caso más conocido de toda su obra en esta dirección es Întunecatul April (Sombrío Abril, 1937). Otro elemento dominante en sus versos es un erotismo discreto, a veces un poco tanatófilo; esto lo podemos ver en su libro Un dor fără saţiu (Añoranza sin fin, 1976). Su lírica es muy singular-particular en el contexto cultural rumano, ya que Botta intenta imponer una «retórica» de las máscaras en la poesía rumana del siglo XX. Su escritura abunda en personajes líricos y diálogos que crean en el lector una impresión difícil de olvidar.
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REMEMBER

Qué lejos estás, mi amada sombría
a través de las paredes del cuarto te veo como a través de un cedazo,
y te oigo llamándome como desde otro planeta
y me escribes poesías en mis mejillas de tiza.

¿ Es posible, acaso es posible que no pueda morir,
que oiga tu voz subir la escalera de la noche, descender la del día,
que me levante de la cama como un fantasma, como el marinero en vela,
que te divise en mi sueño desde mil millas?

Sí, es posible, mi querida sombría,
que me oigas cantando aún siendo muerto
que me veas de veras en el espejo celeste
y que en mi pelo las estrellas se apaguen y se enciendan.

Pero no te enfades si mi beso es frío,
si mi amor te agota como el invierno,
si mi abrazo te hace sufrir para que todo lo recuerdes,
por favor, no te enfades…

MIS LEYENDAS

Yo sólo te hice, Noche,
musa patética, doloroso amor:
y hondo te forjé,
para sosegar mi sed de ser pereciendo.

¡ Yo sólo te hice, selva de jade!
Tú, mirlo lírico, mi ídolo,
eres de veras como te soñé,
mi dulce frenesí, arco en el cielo para siempre.
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El mar, los mástiles, los cuervos marinos
y las orillas de las lunarias Lusitanas
todo eso son mis leyendas, mi espejismo.

No busques demasiado lejos la razón de las estrellas,
como, por ejemplo, desde el cenit hasta al nadir.
Sería mejor que Betelgeuse te diga, o Altaír
y la virgen luna, ella misma,
que las enciende
magnificas, cada noche,
te diga.

GELLU NAUM (1915–2001)

El más importante representante del surrealismo rumano, también partícipe muy conocido del surrealismo europeo. Sus poemarios: Athanor (Athanor), Copacul animal (El árbol animal), Tatăl meu obosit (Mi padre cansado), Malul albastru (La orilla azul) etc. cultivan una poderosa visión onírica y un actitud no-conformista con la sociedad contemporánea. Su escritura poética, única en la cultura rumana por la longevidad de su fórmula, explora, sin ninguna duda, la viabilidad estética del surrealismo, incluso después de que en Europa ha llegado a su fin.
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ESPEJO CIEGO

El hilo de sangre que sale de mi bolsillo
el hilo de lana que sale de mis ojos
el hilo de tabaco que sale de mis orejas
el hilo de llama que sale de mis narices

Tú puedes creer que mis orejas fuman
pero la gente ha quedado inmóvil en la mitad de la calle
porque esta noche todas las estatuas se pintarán de negro
y mi desvelo será lo que tú vas a conocer
un desvelo cualquiera de tiza y de arcilla
un desvelo como una estufa o como una puerta
o mejor como el hueco dentro de una puerta
y detrás de esta puerta quiero hablar de la memoria

Quiero que me huelas como a una ventana
quiero que me oigas como a un árbol
quiero que me toques como a una escalera
quiero que me veas como a una torre
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YA AL FINAL DE LA NOCHE DE VERANO

Ya al final final de la noche de verano cuando unos quizás ya esperan el alba
yo arzobispo de las serpientes, gondolero de un tranquilo desorden
escucho el golpe de las aguas en las orillas
ahora que ya nada me interesa
ahora que en mi cuarto vacío el teléfono suena asustando a los pájaros
que miran en la ventana
ahora que en mi pecho abierto como una puerta estoy esperando una se-
ñal que ya nada diga
ahora que miro cómo quema la selva con sus ilusos árboles
ahora que alguien me trae una moneda antigua robada no sé
donde
ahora que se dispara desde los balcones porque alguien ha inventado
este nuevo vicio
ahora que pienso en el gasto inútil hecho por mis bravos
padres en mi educación y tantas cosas
un pájaro inmóvil me acecha en una encrucijada
y yo maestro —cansado de los pájaros muertos
vuelvo a comenzar mis llamados de cuco.

MAGDA ISANOS (1916–1944)

Considerada, con frecuencia, la voz femenina más importante de toda la poesía rumana. Ella hace parte de la familia de escritoras que murieron jóvenes como, por ejemplo, Delmira Agustini, aunque sus circunstancias son diferentes. Muy conocida por sus poemas «confesionales» que oscilan entre la felicidad vitalista muy acorde con su edad (exprimida, a veces, en versos musicales) y el espanto frente a la muerte. También podemos decir que su escritura es un testimonio emotivo del dramatismo de la guerra mundial.
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INTERIOR

Mis días han pasado en esta casa
ociosos como las almohadas del canapé,
quietos como las niñas de los tiempos pasados.
Candil debajo del icono, tú ¿porque tiemblas?

¡No sé a quien se parece la Madre de Dios!
Mamá, a veces, ella se parece a ti.
Las dos habéis tejido y lavado la ropa blanca,
y al anochecer os habéis acostado más tarde que todos…

Quiero los retratos y los rincones
en donde los silencios se esconden para ronronear
como gatos solitarios.
La casa se llena de vuelos y de cortinas sonámbulas…

Quisiera ir a buscar en la cómoda de madera
(donde la luz cae como un impulso)
naranjas y manzanas y encontrar en la ropa
las manos de una niña… matas delicadas…

HIJO MÍO, NO ME BUSQUES…

Hijo mío, no me busques. Todas las cosas
te van a hablar de mí con razón.
Cuando yo no sea más,
no digas: «Ya es tarde para mi madre.»
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Sabes, yo voy a reír en las flores
y voy a cercar muchas veces
con las nubes y la lluvia los corrales
allí, donde una vez, pasé mis mediodías.

Si sufres, llámame por la noche,
y yo vendré al lado de tu corazón
aunque debería traspasar el horizonte
y también al mar con mis alas.

No tengas miedo de mi rostro cambiado.
No digas: «¡Mi mamá nunca fue asi!»
Tú vas a reconocer mi voz de cuento
en los árboles delante de las ventanas.

Vas a comprender que soy yo por tantas señas,
cuando llegue hasta el lado de tu cama
y haré que el aire sea fresco,
bajando junto a ti todas las estrellas.

Tu vas a saber que mamá está cerca
también en la manera que tienen de callar todas las cosas —
en el dolor y la inquietud del mañana—
y en el olor del membrilla y del pan.

Vas a reconocerme y a sonreírme en tu sueño.
Y en cuanto a mí, cuando vea que el sol se levanta,
voy a llevar mis ángeles y a volar
por si acaso me asalta el temor de no devenir rocío y morir…
(Continua página 3 – link más abajo)

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