Literatura Cronopio

LOS ÚLTIMOS DE SU ESPECIE

Por Manuel Bernal Romero*

«Hemos de sentirnos orgullosos porque los que un día fueron una amenaza para el hombre blanco, con la ayuda del Dios todopoderoso y el trabajo planificado, ya no lo son. La guerra civil contra los impuros nos ha garantizado que el hombre blanco mantenga la supremacía sobre el planeta. Ningún científico es capaz hoy de dudarlo. Ni siquiera los que un día pidieron la rebaja en el precio de los antirretrovirales, ni los que levantaron su voz por la gratuidad de los inhibidores. El Mercado, que asume y entiende nuestros planes benefactores, supo poner las cosas en su sitio.

»Hemos de congratularnos porque cuando allá por 2010 propiciamos que más de veinticinco millones de niños negros muriesen con una carga viral importante, nadie creyó que aquella política de saneamiento programada era el principio de la solución a nuestros problemas de abastecimiento y de logística. Hoy nadie lo duda.»

La agradecida y estruendosa ovación interrumpió las clarificadoras palabras de Borroso, presidente ejecutivo de T.M.C.L.I., The Money Company Limited International. El aplauso duró hasta que el rosa pálido de las palmas de las manos empezó a hacerse sangre. Los palmeros, los aduladores, comprendían que nada es fácil en esta vida. Y menos cuando se tiene la responsabilidad del poder.

Cerca del palacio de congresos la vida continúa. Unos científicos se afanaban en preservar algunas especies contemporáneas al hombre en vías de extinción. Se trataba de salvaguardar su código genético. La Ciencia no podía permitirse esas pérdidas. Esa era la misión del Investigator Center, preservar y patentar códigos genéticos pensando en un futuro que solo T.M.C.L.I. era capaz de concebir.

En una de sus salas permanecían en silencio, hacinados en un rincón, un mono araña, un bebé indio, un niño negro y una perra. El bebé indio tenía los ojos muy abiertos, como si tuviera miedo.

Detrás de sus cristaleras un investigador de guardia hacía anotaciones en un cuaderno. Había observado que el indio, mientras se acurrucaba sobre el vientre pardo del perro sin raza, había chupado con ansias las ubres secas del pobre animal como si tuviera hambre. Pero no estaba registrado por la Ciencia que pudiera tenerla en una situación como aquella. Estadísticamente no era posible. El centro contaba con recursos suficientes. Muy cerca el niño negro desparasitaba con extrema paciencia el cuerpo flaco del mono araña, mientras el simio estrellaba su cara contra el espejo de la sala de observaciones como si quisiera saber quién estaba al otro lado. El científico podría anotar que sus pupilas se movían como locas. Pero no lo hizo. En ese preciso momento repasaba la lista de la compra.

Aquellos seres estaban en proceso de extinción, aunque todavía habrían de pasar algunos años para que desapareciesen. Sin embargo el ciclo en el que era previsible contar con individuos sanos estaba a punto de finalizar. De ahí el interés de The Money Company Limited Internacional por obtener y garantizar material genético en estado aceptable. En este momento ya no sería fácil, pero se intentaba a lo desesperado. Informes avalados por el Departamento Científico de la United Country habían confirmado que encontrar en África humanos con más de 100 células blancas del tipo CD4+ por milímetro cúbico de sangre, que es la que coordina la respuesta inmunológica y que en sujetos sanos está entre 600-1200, era ya prácticamente imposible. El factor VIH había alcanzado metas impensables. Eso hacía muy urgente la intervención.

Por eso, y antes de que las predicciones se hiciesen una aplastante realidad, el Committee Scientific of the White Nation había dado su visto bueno para conservar material genético de los organismos afectados. Había costado hallar sujetos limpios. Quizás los últimos de su especie. Allí que estaban en la sala de observaciones. Las pruebas para determinar que ni ellos ni sus ascendientes hasta la undécima generación no habían sido portadores de ninguna de las mutaciones datadas del retrovirus, habían sido largas. Su coste estaba superando las previsiones presupuestarias más generosas. Pero The Money Company Limited International lo había estimado necesario. Estaba en juego el futuro.

«Todas las medidas son pocas —Afirmó contundente el presidente Borroso ante la entregada sesión de accionistas—. Aislar y mantener activas moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN) de ejemplares en extinción es nuestra nueva línea de negocio».

Los accionistas interrumpieron de nuevo con aplausos las palabras de su presidente. Fuera de la sala de congresos seguía ajena e inocente la vida.
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* Manuel Bernal Romero (Sevilla, 1962) es licenciado en Ciencias de la Información, rama de Periodismo, Graduado Social y profesor de Lengua española y Literatura en Enseñanza Secundaria. En literatura tiene publicados los poemarios Las Canciones del Paraíso (Digital impresión, 2006) y El exilio de las Alas (La Compañía de Versos Anónimos, 2010). Como libros de relatos destacan Mártires de la tiza (Bosque de palabras, 2007), Felicidad, nombre de mujer (Editorial AE, 2007), ¿Crisis…? Es navidad. 10 cuentos irreverentes (Bosque de Palabras, 2008), La España Inmaculada, mis articuentos en Cambio16 (Bubok, 2009). En 2011 publicó el ensayo La invención de la Generación del 27 (Berenice, 2011). Para el público infantil y juvenil han visto la luz sus trabajos: Así nació la Generación del 27, álbum juvenil ilustrado por Miguel Parra (Bosque de palabras, 2009), Juanito Cómprame (Mil y un cuentos,2012); Coli el pequeño camaleón (AE ediciones), ilustrado por Manuela Bascón; y la novela juvenil El misterioso caso del doctor Comeorejas, ilustrada por Mercedes Santos. A nivel colectivo ha participado de las publicaciones: Por la ventana (1978), Autores docentes de la provincia de Cádiz en torno a la Generación del 27 (2007) y Escritos con tiza. Lecturas para Secundaria (2009), ¡Libertad Ya! Universidad Politécnica de Valencia(2009), Veintiuno, antología del I Encuentro cultural P.M.M. De los Toruños y Pinar de la Algaida(2010). Galardonado en diferentes certámenes poéticos (finalista en Cálamo, Lora del Río, Vélez Málaga, Cacabelos (León), etc.) su obra está presente en varias antologías: Searus, Orippo, etc.). Tiene publicados artículos sobre crítica literaria y pensamiento, entre los que destacarían El nacimiento de la Generación del 27 (Campo de Agramante) y Superstición, magia y esoterismo en la narrativa de Caballero Bonald (Étimos, Argentina); Poesía, irreverencia y marketing literario (Cuadernos para el Diálogo) y Mayo del 68, la literatura de la utopía, de los traicionados y de los vencidos (CPED); Las novias de Bécquer (La Sombra de de lo que fuimos); Leer en el siglo XXI (ClaveXXI). Ha preparado además la edición del libro Bécquer, versos y prosas (Clásicos AE, 2009) y cuenta con un importante número de reseñas y críticas literarias publicadas en diferentes medios y revistas. Como periodista ha trabajado para las revistas Cambio16, Cuadernos para el diálogo, El Abanto y Campo de Agramante. A nivel de prensa diaria ha colaborado entre otros con Diario de Andalucía, El Correo de Andalucía, Diario de Jerez, Información Jerez y Diario de Sevilla. En internet coordina y codirige la publicación digital Depalique intercentros (https://www.depalique.es), un proyecto de periodismo ciudadano hecho desde centros educativos andaluces. En este mismo medio está publicado su cuento «La hermandad del hule» (www.badosa.com) y colabora habitualmente con la página www.manchoneria.es en la que pueden encontrase algunos relatos y artículos suyos. Correo-e: manuel.bernal@hotmail.com, manbernal@gmail.com