«SISTEMA EN CAOS & MÁQUINA», DE SILVIA VELOSO, UN ESTUDIO INTERMEDIO EN LA HUMANIZACIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Por Juan José Silva*
«Tengo el poema.
Tengo la ciencia.
Puedes matarme, soldado.
Lo encontré.» (Veloso, 2003)
En la segunda mitad del siglo XX se desarrolla en la literatura en general y, en consecuencia en la poesía también, una nueva corriente, en la que el artista busca explotar y extremar una nueva forma de relacionarse con sus posibles lectores. En ella, se busca que quien lea tenga la necesidad de tomar decisiones para definir la interpretación que le dará a la obra. A este proceso se le conoce como literatura de la prehistoria digital, el cual es un término acuñado por Funkhouser (2007), ya que estas poesías serían las primeras manifestaciones de un nuevo tipo de lírica, en la que se combinan las palabras con las opciones que el computador y la Internet le brindan al autor y al lector. Sin embargo, es importante recalcar que es posible encontrar poetas que ya explotaban algunas de estas características desde mucho antes: «The variations in typography, incorporation of blank space, and the liberal scattering of lines often found in digital poems can be discerned as having roots in Mallarmé’s work» (Funkhouser 11). Así, la utilización y el juego con el espacio en blanco en la página son una clara demostración de una era predigital, puesto que obligan al lector a interpretar estos espacios y elegir un camino posible, para la obtención de la significancia, según expone Riffaterre. En consecuencia, el proceso de lectura se vuelve más interactivo, lo que se postula como un rasgo distintivo de la literatura digital, junto con la idea de la no linealidad [1].
Otra característica de la nueva poesía digital, y que pareciera ser una de las más importantes, tendría que ver con la autoexposición de la obra: «Cramer defines combinatory poetry as ‘literature that openly exposes and addresses its combinatorics by changing and permuting its text according to fixed rules, like in anagrams, proteus poems and cut-ups» (Funkhouser 11). Así, se podría categorizar a estas nuevas creaciones como las que trabajan su forma y su visualización, para exponer de manera más directa sus posibles sentidos. Entonces, el lector tendrá que jugar a buscar caminos de significación, sugeridos por la forma y el medio. En otras palabras, la interpretación poética se intensifica, ya que ya no solo se deben analizar las palabras, sino también la forma y el medio en que dichos signos están presentados.
En este contexto, el libro Sistema en caos & máquina (La educación sentimental de la Inteligencia Artificial) (2003) de Silvia Veloso [2] puede ser catalogado como un poemario de la prehistoria digital, en el ámbito latinoamericano y chileno (ya que fue publicado en Santiago de Chile, mientras su autora vivía en dicha ciudad), pues contiene las particularidades que fueron señaladas con anterioridad: en primer lugar, el tema presente es lo filosófico/científico/tecnológico, puesto que el poemario posee dos tipos diferentes de poemas; unos en los que se presentan tratados, y otros en los que se expresa la necesidad de una máquina por humanizarse. Luego, en segundo lugar, el hablante lírico de los poemas monológicos presenta juegos con el espacio, como en «Hidrostasia» (13), donde los versos varían su tamaño, o en «Experiencias de laboratorio» (20), donde el escrito se ve interrumpido de distintas maneras (guiones, comas, puntos, entre otras). Finalmente, la voz lírica incorpora diseños en los poemas, en cuanto incluye un cuadro mágico en «¡Descubra la constante / mágica y gane!» (36), lo que obliga al lector a interpretar el texto a partir de la invariable que debe calcularse matemáticamente. Por todo esto, es posible argumentar que Sistema en caos & máquina es un texto que podría pertenecer a la prehistoria digital, en tanto se puede entender, tangencialmente, desde la definición planteada por Funkhouser, la cual es:
[…] digital poetry is not a singular genre or ‘form’ but rather a conglomeration of forms that now constitutes a genre even thought the creative activity itself constains heterogeneous components. Digital poetry is an evolving process, employing various techniques that began to form well before the advent of the personal computer and continues to refine itself in today’s WWW environment (Funkhouser 1-2).
Una posible traducción a esta cita diría que la poesía digital no podría ser catalogada como un género, sino como un conglomerado de formas que constituyen este nuevo clase de la poesía, cuya característica es la explotación de la creatividad. Así, y a partir de las posibilidades que el WWW le otorga a los poetas, la poesía digital se transforma en un proceso que muestra y envuelve toda la creación. Además, habría que tener en consideración que existe una vertiente de la poesía digital que no fue considerada por Funkhouser: aquella en la que se asume una estética digital, pero en papel impreso. Es decir, una lírica cuyo leit motiv serán temas tecnológicos o científicos. Así, esto coincide con lo expuesto por Luís Correa-Díaz y Scott Weintraub, ya que ellos proponen que «estamos viviendo una etapa de transición o, mejor dicho, de adaptación» (152). De esta manera, este poemario pertenecería a esta etapa intermedia mencionada por ellos.
Desde la publicación de Sistema en caos & máquina en el año 2003, muy poco se ha escrito sobre él. Sin embargo, en la página web de su autora, es posible encontrar un hipervínculo a una reseña publicada en El Mercurio (2004). En ella, Ignacio Rodríguez comenta la importancia que dicho libro representa para la literatura chilena de la primera década del presente siglo, pues asevera que es un «libro desconcertante», porque se presenta de una manera, pero funciona de otra. Apunta a temas que no habían sido tocados con anterioridad, y porque le genera un rechazo y, a la vez, un «nuevo impulso de lectura». Además, propone que la voz lírica «añade un cuerpo y una fuerza de producción» a un sueño que toda la humanidad ha tenido durante años, aquel que se relaciona con la capacidad de crear; de jugar a ser un pequeño dios, históricamente hablando. Así, el crítico comenta que en este poemario la máquina divaga entre sus deseos por humanizarse, por ser una mujer real, aunque esto la lleve a la cirugía. En conclusión, la nombra como una «Frankenstein cibernética».
Esta última idea parece ser relevante para el siguiente estudio, puesto que plantea que el artefacto de Sistema en caos & máquina presenta una síntesis de la tradición literario/artística sobre la Inteligencia Artificial. Tal vez, habría que comenzar por hacer referencia a la película Inteligencia Artificial (2001), dirigida por Steven Spielberg, en la cual un robot, con la apariencia de un niño, desea recuperar a su madre, a pesar de que esta lo ha abandonado por no comportarse como un verdadero humano. Es decir, por ejemplo, no entender las consecuencias que sus acciones podrían llegar a tener, rasgo característico del comportamiento ético humano. En otras palabras, estas tres obras —el poemario, la novela de Shelley y la película que ha sido referida— compartirían el poseer protagonistas que desean ser algo más que una creación humana y que pretenden convertirse en seres humanos completos ellos mismos. De esta manera, desde el comienzo de la humanidad, el hombre ha querido tener la posibilidad de crear a otro ser, y esta, a su vez, poder igualar al ser humano. Tal cual es la relación del individuo con Dios.
Sistema en caos & máquina es un poemario con una serie de 42 poemas en total. Estos son divididos en dos grandes grupos: unos monológicos y otros dialógicos. Estos últimos, presentarían un correlato de la relación humano-Dios y constituyen una serie de 20 en total: expresión clara y sincera de un ente que desea convertirse en un humano. Pero, ¿cómo pretende hacer esto? Dicha aspiración es planteada a través de la petición que la creación hace a su creador, en la que le solicita permiso para poder soñar, lo que podría ser catalogado como una experiencia humana común:
¿Y mis sueños?
Deberías saber
que hay más sabiduría en ti
que en los sueños de todas las personas
No basta, creador. (Veloso 14)
Como es posible ver en la cita anterior, la máquina quiere soñar, ya que eso sería una forma de humanizarse. Sin embargo, el creador le responde de manera implícita que no necesita soñar, puesto que esta habilidad no le traerá ningún conocimiento nuevo. A partir de esto, habría que buscar el significado que el soñar tiene para la humanidad. Freud comenta, a partir de lo expuesto por Schubert: «la opinión de Schubert, según el cual el sueño sería la liberación del espíritu del poder de la naturaleza exterior, un desligamiento del alma de las cadenas de la materia» (8). Entonces, la posibilidad de acceder a lo onírico es desligarse del cuerpo humano, dejarse llevar por los pensamientos e impulsos más íntimos. Pero, a la vez, desligarnos de la naturaleza, al equipararnos a ella, en cuanto dejamos atrás la materialidad. El ser humano, a través de la creación de robots, logra equipararse a la naturaleza. Sin embargo, estas creaciones, como la del poemario a analizar, pueden caer en la tentación de querer repetir el círculo expuesto por Freud.
Por otro lado, Jung expone otra visión y significado de los sueños: «Jung sugiere que los sueños frecuentemente reflejan el trabajo de una pulsión hacia la salud y la madurez psicológica; su función es la de restaurar el equilibrio psicológico del soñador.» (Oberst 1). En otras palabras, el ser humano, en su afán de sentirse pleno y saludable, soñaría. Así, se liberarían de las tensiones necesarias para evitar el colapso mental de la persona. Además, para Jung y Adler el sueño tendría una función prospectiva, es decir, de mirada hacia el futuro. Entonces, Jung es contrario a Freud, puesto que este plantearía que los sueños son una mirada al pasado, mientras que aquel expondría que es al futuro. Esta otra concepción del sueño también le estaría negada a las máquinas, puesto que estas no podrían tener un equilibrio mental, en cuanto son programados para poseer ese estado. Es decir, ser racionales a como dé lugar. Además, tal cual se vio en los versos anteriormente citados, el Creador propone que la Máquina no conseguirá ningún conocimiento nuevo a partir de los sueños; no podrá utilizar su función premonitoria.
En base a todo lo recientemente expuesto, se presentará una lectura del poemario Sistema en caos & máquina, en la que se propondrá que este, a través de sus poemas monológicos y dialógicos, se presenta como un estadio intermedio en el proceso de humanización de la máquina. Sin embargo, su aporte particular tiene que ver con el concepto de auto-creación. Esto, en consideración de que la máquina le impone al creador que le permita la posibilidad de soñar y de convertirse en humano, aunque esto la lleve a pasar por cirugía:
— ¿Te gusta?
Igual que Sofía Loren. […]
Puedes llamarme Clarence,
…o Lucrecia. (Veloso 79).
Además, desde el punto de vista de la doble interfaz presente en el texto, se planteará que, en primer lugar, los poemas con título numérico presentan un correlato con el Cantar de los Cantares, pues se tomará la relación de amor entre creador y creación. Así, estas relaciones serán análogas, en cuanto uno es amado y el otro es quien ama. Además, la criatura pide, demanda y, finalmente, si la respuesta del creador es negativa, se rebela. Luego, en segundo lugar, los otros himnos son expresiones o cuestionamientos, en los que el hablante lírico alude a temas filosóficos/científicos/tecnológicos.
De los libros bíblicos, uno de los que más curiosidad ha generado es el Cantar de los Cantares, puesto que presenta la imagen de una mujer que busca a su amado. Sin embargo, y según Antonio Salas, quien es doctor en Ciencias Bíblicas por la Pontificia Comisión Bíblica de Roma, mucha gente cae en el error de creer que solo hay que interpretar este canto en su lado erótico (58). Así, él propone que, en realidad, si bien es verdad que es un himno que muestra una relación amorosa, se debe tener en consideración que la joven sería el pueblo elegido; y el marido, Dios creador. Es más, para este estudioso, el encuentro amoroso presente en el texto bíblico sería una forma de ver el amor del Señor para su pueblo:
«LA NOVIA ¡Que me bese con los besos de su boca
Mejores son que el vino tus amores […]» (Cc, 1, 2-3).
«EL NOVIO Ya he entrado en mi huerto,
Hermana mía, novia;» (Cc, 5, 1-2)
Como es posible ver en los versos recién citados, la novia suplica que su novio la bese, lo que sería un contacto físico; el novio, por su parte, la busca en su huerto, lugar que llama la atención. De esta manera, y desde una interpretación alegórica del poema, se pretende señalar que la «dignidad del hombre radica en su potencia amatoria» (Salas 66). Por lo tanto, la relación erótica/sexual, que se muestra en los versos del Cantar de los Cantares, tendría la función de ilustrar cuál es la consideración que Dios padre tiene de sus fieles, puesto que la relación sexual, en cuanto a su carácter de placer físico, sería un correlato con la inmensidad del goce que produciría el estado de comunión con el Creador.
A partir de lo anterior, se tomará al Cantar de los Cantares en su concepto de obra iluminada que presenta la relación íntima —personal, física/espiritual y cercana— entre un creador y su creación. Esto, con base en la lectura propuesta por Antonio Salas y los versos citados con anterioridad, de donde se rescata la palabra huerto, utilizada por el Novio. Según la RAE: «Terreno de corta extensión, generalmente cercado de pared, en que se plantan verduras, legumbres y a veces árboles frutales». En este sentido, se podría interpretar que este es el jardín del Edén, puesto que sería el lugar donde Dios buscó la relación con su pueblo elegido, representado por Adán y Eva. La Novia, por tanto, estaría en este huerto esperando su unión con su Prometido, para poder llegar a la plenitud de su relación, la que no solo sería sexual, sino que también a nivel espiritual.
(Continua página 2 – link más abajo)
Excelente artículo, y más por estar basado en un excelente poemario. Al respecto tengo muchísimo que decir, pero no es este el lugar. Debo destacar de tu escrito que cubre las dimensiones literarias, religiosas y políticas. En lo puramente literario, me gustó lo del posible carácter barroco. Hay quienes creen que todo arte pasa por una etapa embrionaria, una clásica y una barroca, siendo el barroco una especie de desintegración de paradigmas. Ojalá sea cierto que el abismo que hoy parece separar a humanistas y científicos sea salvado por la creación de un paradigma nuevo que venga a superar los anteriores. En lo religioso sólo diré una cosa: la manzana. (Que no es manzana en la Biblia, pero ha quedado como símbolo de tentación) que llevaba al hombre al conocimiento del bien y el mal, vuelve a aparecer en Animatrix (https://mundomatrix.mforos.com/125765/1289223-que-simboliza-la-manzana/). En lo político: la idea de indeterminación del travesti y la máquina, que es propio de todo el tercer mundo, es de gran interés.