SNACKS POLUCIONADOS
Por Flóbert Zapata*
MAESTRO
Para que yo la implantara, amputaron mi voluntad y me implantaron su voluntad, que también se la habían implantado. Después colocaron rejas en mi cerebro para que entraran sus órdenes y nunca mis necesidades. Los miro ahora en la tumba de la memoria, tristes funcionarios a los que tengo que sobrevivir, yo el más patético de todos, el funcionario de mí mismo. Hay reja de hierro para que no se roben la lápida pero arranco las flores de plástico y las tiro a la basura, tardarán doscientos años en liberarse y sonreír. Cuando quieren renacer en sus celdas-trincheras voluntarias, apago la luz, enciendo una vela y miro largamente su llama hasta que se devuelven. Lo merecemos por no rebelarnos a conducir a la gente desde la prisión del conocimiento hasta el conocimiento de la prisión.
TUS PROPIAS CENIZAS
Cenizas que nacieron cenizas, que no fueron el producto de algo quemado por el fuego, que siempre fueron cenizas, que siempre serán cenizas, que no se descompondrán ni se disgregarán. Cenizas a las que debes someter a otros, cantar y agradecer, para las que trabajas por el alimento, con las que te debes casar y tener hijos. Cenizas de las que tu alma tomará su color, a las que tu destino obedecerá a cambio de snacks polucionados, cenizas contra las que debes rebelarte para empezar a vivir tus propias cenizas.
SUCIO
Al principio estás hecho de las mentiras que te metieron los demás y después estás hecho de las mentiras que te metes tú mismo.
El sistema de tus mentiras enreda al sistema de tus venas para que la culpa por lo que no has hecho se transforme en preocupación por lo no que no existe.
Eres una mala persona si no te dejas controlar, eres sucio si no te bendices y te matas.
EN TODOS LOS GREMIOS
En todos los gremios, al lado de la gente sana, hay hipócritas, estafadores, ladrones, intolerantes, envidiosos, beligerantes, farsantes, calumniadores, lenguas de cloaca. También en el gremio de los escritores, lamentablemente tenemos que decirlo. Esto decepciona porque se supone que se trata de gente con un alto grado de sensibilidad y una erudición constante. Si los libros leídos no sirven para volvernos buenos, es decir solidarios y dialogantes, y decentes, es decir felices, ¿entonces para qué sirven?, ¿algo de la legitimidad que tienen los poemas de Hitler o Mussolini no la merecen los libros escritos por este linaje? No han matado con armas puntiagudas o explosivas sino con armas peores.
En el gremio, como en cualquier corte europea de peluca entalcada, encontramos además la especie de los milagreros, rancios e intrigantes. Se dicen humanistas y viven enfilados en guerras cotidianas de salón y de café, pelean ferozmente por las migajas de una cosa ególatra llamada fama, de la que nacen adocenados vestidos de genios por los grandes diseñadores del fraude. No coinciden mala calidad literaria y falta de decencia y felicidad, sino que la falta de decencia y felicidad no puede dar sino mala calidad literaria porque ¿quién puede escribir algo que realmente valga la pena atado a semejante confusión?
FE DE ERRATAS
Donde dice «necedad» léase «necesidad».
Donde dice «¿Aquí no hay paraguas?» léase «¿Aquí no hay paracos?».
Donde dice «En vez de pegarle a alguien» léase «En vez de pagarle a alguien».
Donde dice «cuando alguien te empieza a criticar» léase «cuando alguien te empieza a cicatrizar».
Donde dice «El sistema de retribuciones» léase «El sistema de tribulaciones».
Donde dice «tres mil pesos» léase «tres mil presos».
Donde dice «círculo virtuoso» léase «círculo vicioso».
Donde dice «Tengo mis labios cansados de besar» léase «Tengo mis labios quemados de besar»
CÓMO SE LA DOY AL VENCIDO
Le doy mi compasión al vencedor como se la doy al vencido porque el vencedor se pierde en la vanidad y la codicia como el vencido se pierde en la venganza y la penumbra, porque ambos se destrozan a la fuerza en vez de destrozar la fuerza.
Ni el vencedor ni el vencido conservan la razón porque han olvidado al niño que juega con armas de verdad para matar de mentiras, porque se unen para ser destrozados por la tiranía del dinero, la que odia a la democracia, en vez de destrozar a la tiranía del dinero.
Ambos se alimentan con glotonería de los aplausos de los cementerios futuros y se enferman de la reflexión de las cunas que nacieron, sirvieron y no soñaron con ser recordadas.
A LA ESPERA DE SU DISCÍPULO
Imítalo, obedécelo, se igual a él, agradece la venda de extraño amor que te pone sobre los ojos y el fuerte lazo con que ata tus manos frágiles.
Caminarás sobre las aguas sostenido por la infección de su autoridad hasta que un día se hunda arrastrándote al fondo.
No sentirás la muerte porque desde hace mucho que no sentías la vida.
Quizá reflotes por tu juventud pero patearás con supersticiones a quienes intenten rescatarte y te dirigirás de nuevo al fondo, maestro a la espera de su discípulo.
NO MIRARLOS CON OJOS
Permiten ustedes lo que es malo, los colmillos sin caries del cáncer, por ejemplo, y prohíben lo que es bueno, una tarde de sol infinita por la tierra sin caminos y sin arados.
Permiten lo que es aparentemente bueno y en realidad es malo y prohíben lo que juzgan malo y en realidad es bueno.
Lo que no se calma con ideas no se aclara con cuchillos pero una vez vencido con cuchillos comienza a considerar cuchillos a las ideas.
Vivir es fácil: tiritar durante el sueño, evitar el espejo para no llorar a gritos, esconderse de ustedes, mirarlos con cara, no mirarlos con ojos, para que nos miren con ojos pero sin mirada.
ANTEOJERAS
Nací con anteojeras, a través de ellas miré siempre en la dirección y las cosas que me indicaron y permitieron.
Tengo cincuenta y cinco años y, aunque les he hecho agujeros, aún conservo las anteojeras, agradecido de que me enseñaran a no mirar atrás, a no vivir en el pasado; algo benéfico le toca al pobre de lo que le usurpan, algún peso le quitan al sobrecargarlo, la maldad nunca triunfa del todo y al final se suicida. Esta conciencia redujo la esclavitud a la mitad del sufrimiento. Lo peor para el asno es no poder mirar a las estrellas pero un día descubre lodo de galaxias bajo sus cascos: sólo con una gran sonrisa puede hablarle la vida a la muerte.
MALDICIÓN DE LA MADRE CONTROLADORA AL HIJO AUTODEPENDIENTE
Te maldigo porque no seguiste mi religión.
Te maldigo porque me miras de frente, sostienes la mirada y no agachas la cabeza como un paria ante un brahmán.
Te maldigo porque preferiste la cárcel a ir a la guerra.
Te maldigo porque cantas a la hora de llorar.
Te maldigo porque hiciste de tu vida un ataúd psicodélico.
Te maldigo porque olvidaste maldecir.
Te maldigo porque en vez de buscar dinero buscas sabiduría.
Te maldigo porque aprendiste a vivir como una gota de lodo, una flor de loto o una nube.
Te maldigo porque me niegas las heridas del martirio.
Te maldigo porque me sanas las heridas imaginarias, a mí que sin odio no sentí la vida, me arrancas del pasado y del futuro y me dejas en la mitad del amor.
MUTILADOS
Apenas nacemos nos mutilan. Mutilados debemos buscar la felicidad como subversivos. Cuando la encontramos nos mutilan más. Casi inexistentes llegamos a un ataúd que, a pesar de todo, se siente orgulloso de nosotros. No hemos cambiado el mundo pero le quitamos su disfraz. No hemos vencido a la tristeza pero le hemos devuelto su dignidad de fosa común sitiada por lujosos panteones.
San Antonio de Prado, Medellín. 18 a 26 de mayo, 2013.
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* Flóbert Zapata Arias nació en Filadelfia, Colombia, en 1958. Proviene de una familia de refugiados internos y en la infancia padeció la exclusión, la orfandad y la pobreza, adelantos de una sociedad conducida por cauces dogmáticos, violentos y brutales. Es autor de los libros Copia del insecto (1991), Después del colegio (1994, 1997, 2012), Declaraciones (1999), Ataúd tallado a mano (2006, 2010), Coplas (2009), tres de los cuales merecieron premios nacionales de poesía en su país. www.flobertzapata.blogspot.com