FAROS DE MÚSICA. CANTO DE MI GENERACIÓN (Brevísima muestra de poesía latinoamericana contemporánea)
Diana Carolina Daza Astudillo*
La presencia de la mujer en el arte ha logrado ganar un espacio importante en la historia. Recordemos que en épocas pasadas, a una mujer no se le permitía dedicarse a ningún tipo de trabajo artístico. Concentrarse en la religión o envejecer junto a un esposo, al cuidado de los hijos y la casa, eran las únicas opciones que tenía para desarrollarse. Lo que frente a los ojos de la sociedad era correcto y admirado. Hasta el acceso al aprendizaje de la lectura y la escritura, en algún momento, les fue negado. ¿Cuánto silencio acumulado en los muros de aquellos días. Cuántos sentimientos e ideas desperdiciadas?
Afortunadamente y en el caso de la literatura, algunas mujeres atendiendo a su sentido de rebeldía y al llamado de una naturaleza quizá, algo especial, fueron rompiendo con esta prohibición, lanzándose a plasmar sus pensamientos en un papel. Así fue como toda esa sensibilidad, experiencias e ideas, vividas desde la óptica femenina, comenzaron a marcar el camino de lo que sería una generación de mujeres comprometidas con las letras.
Dentro de los primeros temas que las mujeres se arriesgaron a escribir está la sumisión, la honestidad y el sacrificio, como resultado de su entorno. Nombres como Roswitha, una de las primeras mujeres escritoras que nace en Alemania en el año 932, religiosa, cuya obra que contempla tres títulos Dramas, Poemas históricos y Leyendas, textos donde se exaltaba su fe y castidad. Margarita de Angulema, reina de Navarra, quien escribió El Heptamerón, una serie de relatos morales y galantes, que se asegura, fueron una manera de escapar a los malos tratos de su esposo.
Siglos después, otra religiosa, pero esta vez Mexicana, Sor Juana Inés de la Cruz, fue una de las mujeres que abrió camino para una nueva voz en la escritura hecha por mujeres. Así como ella, podríamos citar cronológicamente a muchas luchadoras y perseverantes autoras a través de la historia, letras que han contribuido a que hoy por hoy, el hecho de nacer mujer no sea un motivo de exclusión en áreas con tanto de lo femenino, como lo es el arte, la literatura y la poesía misma.
Claudia Lars, Adela Zamudio, Gabriela Mistral, DelmiraAgustini, Juana de Ibarbourou, Olga Chams o Rosario Castellanos, por citar tan sólo unas pocas latinoamericanas; o las premio Nobel como: Selma Lagerof, Sigrid Undset y Wislawa Szymborska. Un listado que antiguamente pertenecía en su totalidad al género masculino, hoy en día, toma fuerza en equilibrio entre nombres de hombres y mujeres.
Por el valor de esta historia y estos nombres, porque nací mujer un 23 de abril y llevo treinta y tres años navegando en lo que significa serlo; porque toda mi vida he estado rodeada de todo tipo de ellas; porque he admirado a muchas, envidiado a otras y amando a la mayoría; porque de cada una he aprendido algo importante; porque he encontrado en ellas las mejores amigas; porque me gustan las mujeres, así los hombres sean el objeto de mi deseo; y porque en el transcurso de mis últimos diez años de vida (para mi fortuna), me he cruzado con muchas que leen, que actúan, que cantan, que pintan, que crean, que escriben; es que hoy presento a ustedes esta brevísima muestra de mujeres poetas, faros de música en puntos distintos de mi vida, mujeres a las que antes que nada, respeto profundamente por lo que son como seres humanos, admirándolas por lo que han logrado y de seguro, seguirán logrando cada una con su esencia, en esta ruta de la creación. Digo brevísima, porque en cada rincón del mundo hay una de ellas girando, enamorándose, reinventándose. Somos muchas.
Es importante escuchar, leer la literatura escrita por mujeres en un tiempo, en donde todo o casi todo, nos es permitido.
CAMILA CHARRY NORIEGA. Bogotá, Colombia. Profesional en Estudios Literarios. Etérea, apacible y fraterna. Trabaja como profesora de Arte y Literatura. Ha publicado el libro «Detrás de la bruma» editado por la Fundación Común Presencia, Colección Los Conjurados; y el libro «El día de Hoy» con Garcín Ediciones. Está incluida en la antología «Una mirada al Sur» de Argentina y Poesía colombiana del Siglo XX, escrita por mujeres de Apidama ediciones y el Ministerio de Cultura. Sus poemas y reseñas han aparecido en revistas y magazines de España, Portugal, Argentina, México, Chile, Estados Unidos y Canadá. En 2012 obtuvo el II lugar en el XVI Concurso Nacional de poesía Ciro Mendía. Ha sido invitada a distintos encuentros de poesía en Colombia, México, Puerto Rico, El Salvador y París.
DE: DETRÁS DE LA BRUMA
TEMPESTAD
El deseo
íntima batalla de insectos radiantes que se alzan
como una tempestad en medio de mi noche.
OLVIDO
Estarás lejos
cuando en las tardes el aguacero de siempre
esconda golondrinas y gusanos.
Sabrás al fin que olvidar es sólo
esquivar entre las calles
fantasmas
que la luz de los faroles imagina.
SEÑALES
Llueve sin afán
el día huele a ti;
atento
mi corazón palpita y desconfía
Sabe
que a pesar de todas las señales
jamás vas a volver.
LENGUAJE
En esta hondura que es mi cuerpo
laten el agua el miedo
el goce de mirar tus ojos
calmos
limpios
como cualquier palabra muerta
RITO
Entrar en el silencio
mendigo que lava mis culpas
DE: EL DÍA DE HOY
3.
Somos los desterrados
los que se miran
desde la desgracia que habita
todos los finales.
Somos los que rasguñan
la entrada de esa fiera
que llaman Dios
para que sangre y llore
porque no podemos retener el tiempo
y su vértigo
en mitad del cuerpo.
4.
A la noche dejo mis ojos
como dos erizos boca abajo.
Adentro,
el agua que llenó mi cuerpo
es sólo otra palabra
por la que resbalo
ribera abajo
sin deseo ya de tierra
de piel.
Sin deseo.
16.
Escribo
desde la desgarradura de la tarde
cuando el último pájaro
trina en una rama
mientras lo imagino.
20.
El perro muestra frenético sus dientes
y corre con su presa entre la boca
llanura adentro;
ha sido largo el suspiro exhalado por el que ahora es un cadáver
banquete que entre mordiscos el hambre y el instinto riñen.
El perro cruza luego la noche,
la tiniebla que para él resulta el mundo humano.
Jadea, lame las magulladuras de sus días
sabe, entiende
qué son la soledad y el destierro,
pero desconoce la función del tiempo,
su impostergable cometido;
envejecerlo todo, acabarlo todo.
Como el perro
mis labios riñen con la vida y tragan luz,
jamás sacian su hambre,
ya adentro la luz es un rayo
y se extiende por las entrañas del cuerpo
que también cruza la noche
magullado, solitario,
consciente de que será cadáver,
banquete del tiempo;
ese otro perro
que llanura adentro, noche adentro, todo lo devora.
25.
Desde mi ventana
la luna es un agujero
blanco y brillante
que aspira todas mis palabras
mientras la miro transitar la noche
que se abre y se la traga.
Al final las dos estamos solas,
las dos como un recuerdo
que titiló sobre el cristal.
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