LA ESCRITURA IMAGINADA EN LA REVOLUCIÓN CULTURAL CHINA
«El éxito justifica la acción»
(Ovidio)
Cuando se lee la novela Cambios, de Mo Yan, es indispensable pensar que estamos ante un gran escritor, que profundiza sobre su vida y los fenómenos de la revolución cultural de la República Popular China, así como de la discriminación de los campesinos y los obreros, bajo el régimen político de Mao. Los cambios sociales y políticos que se presentaron durante la revolución cultural China, son vistos con humor y sarcasmo. Allí confluyen 40 años de trasformaciones, el poder Estatal y las clases sociales en la China comunista. La década de (1966-1976) es, precisamente, la del predominio de la revolución cultural. ¿Mundo inmóvil?… El régimen de Mao, es el tiempo de la interiorización de la política en China, de la represión e imposición.
La memoria de Mo Yan, se lanza como un mausoleo abierto a través de viejas imágenes y de su propio rostro ¿autobiografía?… Nada menos cierto, Mo Yan, y la China son el centro de este libro.
Pero la novela niega al mismo tiempo que se trata de una autobiografía. No es que lo que aparezca en la novela, haya sido verdad alguna vez, describe, esencialmente, recuerdos. El personaje principal es He Zhiwu, un héroe y un canalla que termina rico. En la vida de Mo Yan, hay un centro y el torbellino esencial de esas imágenes se nuclea en torno a su existencia y el de sus amigos y compañeras de clase. No hay en la ficción personajes malos o buenos, inocentes o culpables.
Nos hallamos en el mundo Chino, fuera de la moral de Occidente, en el cual, el poder gubernamental impone su ley. El autor entrelaza sus propias reflexiones y su visión de los cambios sutiles que se van dando en su país, lo que demuestra la noción esbozada por él, de que todos los asuntos del mundo sufren cambios y evoluciones, permeando las sociedades, transformándolas y volviéndolas corruptas.
EL JOVEN ESCRITOR
Cambios, como novela, es una lúcida expresión de la escritura. Allí se ven los esfuerzos, angustias y las peripecias de un campesino, para llegar a ser lo que es un escritor en un país con un proceso de revolución cultural en marcha y con la complejidad de una cultura milenaria.
Ahora bien, Cambios es una ficción corta estructurada en ocho capítulos y no más de 127 páginas. Es extremadamente sencilla, sencillamente profunda y escrita con en tono familiar y con una gran carga de sátira social e ironía frente al régimen político Chino.
La novela es narrada en primera persona y el narrador nos cuenta la vida de un niño campesino chino, que tuvo la audacia de atreverse a ser escritor en un mundo ideológicamente estrecho, y permeado por las ideas Maoístas, y las diversas mutaciones sociales y económicas de su país. Es sarcástico que, en plena revolución cultural, no se pueda tener ingreso a la universidad, ni a la cultura, sólo lo que el régimen comunista decretara que era posible hacer.
La historia narrada se organiza a partir de los recuerdos de la niñez en la escuela, la juventud y la edad adulta, y en su paso por el ejército. En la historia se intercalan las reflexiones del autor cargadas de ironía, que le dan un toque de humor a la dura realidad política y social de su tiempo. Son cuarenta años de la historia de China vistos por Mo, en un mundo rural desatinado y constreñido.
La historia relata la vida de algunos de sus compañeros de clase y del ejército, sus profesores y sobre todo de ese fabuloso personaje que es He Zhiwu, como símbolo de la libertad, del auge y el triunfo económico.
China no es lo que pudiera pensarse para un pobre, para un campesino, un obrero, para un don nadie. La idea es irse del pueblo para buscar nuevas oportunidades en la vida. «Salir del pueblo y cambiar el rumbo de mi vida» (Yan; 2012:38).
El primero que parte a buscar nuevos horizontes es su compañero de escuela y amigo He Zhiwu. Porque él «era como un pájaro dejando la jaula. Era libre. Las reglas y tabúes de la escuela ya no le concernían; en cambio nosotros tendríamos que seguir soportando la disciplina impuesta por el profesor» (Yan; 2012:18). Este héroe causó gran impresión en el niño Mo.
LA REVOLUCIÓN DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA (1966–1976)
En la novela se ven claramente los deseos de Mo, por irse, pero no de abandonar la escuela. Él de niño amaba la escuela, pero ya siendo joven piensa otra cosa, observemos: «Yo también empecé a sentir desasosiego e impaciencia. A pesar de que ser empleado temporal en la manufactura de algodón era mejor que ser campesino, oficialmente yo estaba censado como campesino y, si no lograba cambiar eso, seguiría siendo de baja categoría social» (Yan; 2012: 36).
Nótese que Mo niño, a pesar de ser expulsado de la escuela, permanece en ella; pero ya de joven y obrero, desea cambiar su situación de campesino y su baja condición social. En este punto la novela instaura la primera trasformación de Mo, luego viene el ejército y más tarde su trasformación como escritor. De niño a joven hay un salto y un deseo por la escuela; de joven ya es considerado «un joven intelectual» que escribía a pluma y con buena letra.
Mo sentía que era un talento desconocido, y soñaba con partir a un mundo más vasto dónde poder desplegar sus dones. Pensaba en su rebeldía (corcel brioso en un establo de ganado vacuno) estar en la universidad. Era un sueño, ya que esta era exclusivamente para recomendados, y a un campesino le era imposible el ingreso a la educación superior. Pero como escritor ya «escribía las cartas medio en lengua clásica medio en lengua moderna, con un estilo retórico y florido» (Yan, 2012: 37).
Con su fantasía y pretensión de ser escritor, Mo era un insuperable lector: «Para entonces, yo ya había leído los tres reinos, Sueño en el pabellón rojo, El viaje a occidente y demás novelas clásicas, era capaz de recitar de memoria varias decenas de poemas de las dinastías Tang y Song, y de escribir a pluma con buena caligrafía» (Yan, 2012: 36). La lectura es una de sus grandes preocupaciones.
EL EJÉRCITO Y LA FÁBRICA COMO LÍNEAS DE FUGA HACIA LA ESCRITURA
Si el primer capítulo de la novela Cambios es la escuela, su expulsión, los compañeros, los profesores, la admiración por los jóvenes estudiantes enviados al campo a trabajar en la granja estatal Jiaohe; igualmente es su éxtasis por los derechistas que eran considerados a sus ojos como: «una panda de hedonistas. En una carrera a fondo de hace treinta años, ellos eran los personajes principales» (Yan, 2012: 24 -25).
El capítulo dos de la novela es la magia de la juventud, los deseos, las frustraciones, el desasosiego y la impaciencia. Mo siente que debe cambiar de situación o posición social, cuenta con estas opciones: primero está la fábrica, luego el ejército, «ingresar al ejército quizá fuera la manera de salir del pueblo y de cambiar el rumbo de mi vida» (Yan 2012:38).
La idea de cambio y autocompasión es latente en la novela. La inconformidad, su baja escolaridad, su condición de campesino medio, su físico y su boca enorme lo aniquilan. Se enrola en el ejército. Hay un juego en la ficción con los verbos intenté, llegué, me instalé. El tiempo corre: 1973, 1976, 1978, 1979, un regreso a 1999, 2003 y en este tiempo la visión del mundo para él ha cambiado. Aparece el camión G51, un camión igual al del padre de Lu Wenli. El mismo modelo, el mismo color, la misma idea de ser conductor, las frustraciones, el aprendizaje con el técnico Zhang, la anécdota de la anciana y la gallina.
El viaje a la feria de vegetales de Shouguang (que ahora es una ciudad ultra moderna), el camión G51 que aparece como el símbolo de la vieja China, las peripecias con el conductor, por último la llegada a la ciudad de Pekín, su euforia por haber llegado a la ciudad.
«¡Pekín, cielos estábamos en Pekín! ¿Quién me iba a decir que un pobre chaval de campo como yo, de Dongbeixiang, distrito de Gaomi, llegaría a Pekín un 18 de enero de 1978, que vería tantos coches blancos, negros y tantos Jeeps verdes, que vería tantos edificios altos y monumentales, que vería a tantos extranjeros de nariz alta y ojos azules? La extensión del Pekín de aquel entonces no era ni la décima parte de la del Pekín actual, pero para mí era impresionantemente grande» (Yan; 2012:57).
Semejante panorama de ciudad, a la vista de un campesino, debió ser una trasformación total y un cambio de mirada del mundo. China era otra, no la China rural que él conocía en su niñez y su adolescencia. La novela es así una ventana al mundo, un paisaje nuevo y desconocido, es la vida que fluye a sus ojos y está allí en constante transformación.
Luego de un tiempo en el ejército, Mo logra ingresar a la Universidad. El resultado de ese ingreso y de sus publicaciones, le permiten avanzar en una China que se va industrializando y es absorbida por el mundo capitalista. Si, es verdad que en esta novela está el anhelo y el deseo literario. Que el verdadero afán simplemente se puede sentir hacia algo posible. Entonces Cambios, de Mo Yan, presenta un hombre definido en la escritura, su mirada hacia lo alto ansía disiparse en la plenitud del recuerdo y la escritura. No es un secreto que es la educación, la disciplina y su formación literaria, lo que le convierten en un gran escritor, esta iniciativa y la productividad literaria hacen de Mo Yan, una realidad literaria, una escritura imaginada. Un buen escritor. Es cierto que se podría haber escrito una ficción social, con más ironía y más patetismo, pero todo es demasiado serio en la vida de un hombre para contarlo así… Quizá las melodías preferidas del maogian embellecen los momentos más difíciles de la vida: Lu Wenli implora una súplica por su hija, con una melodía perturbadora que hace resonar más las íntimas vibraciones del alma de Mo Yan…
BIBLIOGRAFÍA
Cambios, Seix Barral, 2012.
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* Antonio Arenas Berrío es narrador y ensayista colombiano. Autor, entre otros, del libro Esa gente del barrio. Correo-e: antonioarebe1@hotmail.com
Interesante profesor Arenas.