EXTASIS MORAL
Una hora añadida a la mañana,
una hora que atraviesa el océano,
el majestuoso Atlántico,
flota en el Caribe untuoso,
y viaja hasta ella.
Ella que se ahoga,
que transita la vejez
—la terrible
—la tempestuosa
—la quevediana
vejez.
Por el pasillo angosto
da pasos funerarios
y yo al otro lado
—sin océano
—sin mar
—sin saberlo
la abastezco
de unos sorbos
más de oxígeno,
de una hora
añadida a la cotidianidad.
DOMINGO
Los domingos son ausencia.
La tarde invita
a sollozar a gritos,
a desatar el pecho
a tornar las palabras
en líquido salado y sagaz.
Los domingos son el quicio de la puerta,
el parque amado,
el parque evadido,
el parque prohibido,
el parque verde,
el parque enemigo,
el parque consolador.
Domingo austero,
domingo hermoso
domingo eterno.
Los domingos son presencia
de la voz que se hace letra,
del recuerdo que estalla.
La tarde invita a recordar
entrecortadamente.
CESÓ LA LLUVIA
Ya no habrá más ébano
en el santuario verde.
A mis raíces
un árbol se aferró
por menos de una hora.
Nuestro bosque vespertino
—improvisado—
se llenó de lluvia
limpiando los pecados.
Ya nada cupo
en el espesor de nuestro bosque.
Cesó la lluvia y el árbol
se arrancó de la raíz
y se hizo nube
para llover
en la sedienta tierra.
PROMETEO FÉMINA
Eviscerada.
Prometeo fémina.
Le he dado el saber
y el saberme
y a cambio
me desgarra
víscera por víscera,
cada pedazo
en memoria de lo que
yo di
y él no tomó.
Con el mismo fuego
me quema,
un nuevo Zeus
cruel y vengativo.
Zeus Jehová.
Zeus Alá.
Zeus Jesús.
Zeus buitre.
Yo encadenada.
Yo eviscerada.
Yo en cenizas.
Un nuevo buitre y el mismo
con cada nueva luz.
Un otrora estilado Sísifo
que termina de devorarme
para retomar el cuerpo
en la primera luz del día.
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* Ivelisse Urbán Hernández es natural de San Juan, Puerto Rico. Es doctorada en literatura hispánica por New York University. En la actualidad es profesora de lengua y literatura hispánica en Tarleton State University, un recinto del sistema de Texas A&M. Ha escrito sobre Modernismo, Sor Juana Inés de la Cruz y Gracián.