58 PASOS
Por Raúl Córdoba*
si al cruzar por la oficina de frontera
en altas horas, me piden
los documentos y los motivos
para ingresar a un mundo que no
me concierne, voy
a contarles del peso que me empuja
hacia fuera de mí, el
recuerdo de tu pelo mojado,
nuestro hijo corriendo
entre las cosas que nos separan,
jurando que ya estoy listo
para las piedras del camino.
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era otra piel
la de esa mujer a la de aquella casi niña,
y acariciarla en la oscuridad
traía su riesgo, siempre; nadie
puede llevar una rosa entre
los dientes como en una película
y salir limpio. la madrugada
endurece las cosas del patio
y ella fuma contra el frío debajo
de una constelación sin nombre…
es la gracia que se bebe
en el hueco de su nuca o en
las palmas de sus manos el misterio
de una vida regida por un instante
de decisión: jamás bajar los ojos.
con el ruido en mi cabeza
conozco su piel. yo tampoco pude
borrar todas sus huellas.
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miraba el agua quieta.
hubo un recuerdo que pudo golpear
en la puerta correcta del
corazón, ese órgano que carga
con los residuos de la vida. miraba
el agua moverse, oscura y blanda
en su recipiente. ¿cómo
es que se vuelve
a sentir el mismo agua que fluyó
creyéndose perdida? miraba
el agua, seguro
de tocar otras cosas si mojaba
los dedos en ella.
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creí verte desnuda o cambiándote
de ropa, a través de la puerta entreabierta
de la que era tu habitación
favorita, porque la ventana daba a la calle y
podías fumar echando el humo afuera.
creí verte desnuda ordenando tus cosas
en pequeñas cajas destinadas
a pasar un invierno lluvioso.
creí verte como se cree ver el mundo
desde un tren demasiado rápido, liviano
y luminoso.
creí. una música distinta se detuvo
como un pájaro.
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tu juego era soplarle un destino
a esta suerte, adivinado
cada vez, y atar lo que veías
en mí: un tigre amarillo
a mis ganas de leer poesía, un viejo
elefante o un pato volando
a cada charla sobre el futuro,
Casandra, y no hubo tiempo más extraño
que aquel final de agosto. nos
perdimos de vista apagando las luces
de la casa. ahora cómo necesité
que dijeras que este olvido
era un topo en la oscuridad, buscando
tu bufanda verde, los 58 pasos
que me llevaban a tu puerta.
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Los presentes poemas hacen parte de su poemario 58 pasos.
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* Raúl Córdoba (Argentina, 1978) Nació en Neuquén. Estudió Letras en la Universidad Nacional del Comahue, y Bellas Artes en la Escuela Superior de Bellas Artes. Publicó en 2002 Mi plaqueta: 7 canciones purruneras , en una edición artesanal. En 2008 se publicó, con tirada de 50 ejemplares, el cuadernillo Ejemplares Turbios.