Cinco minutos después bajé del camión de la Alianza en el jardín del templo de Aránzazu, donde abordé una unidad de la línea Turquesa que me llevaría hasta Zapopan. Y como el camino de regreso a casa sería largo y sinuoso comencé la relectura de la novela El amor en los tiempos del cólera en el camión. Al bajarme del Tur en la esquina de la Prepa 7, allá por La Tuzanía, ya iba en la página 20, justo en la parte donde el Doctor Juvenal Urbino se dispone a visitar el antiguo barrio de los esclavos para cumplir con la encomienda que le dejó Jeremiah de Saint-Amour en su carta póstuma… y recordé aquella tarde lejana de 1985 cuando mi hermano Miguel Ángel me regaló la novela y la leí por primera vez.
De aquella primera lectura se me quedaron grabadas dos frases: «Nada de lo que se haga en la cama es inmoral si contribuye a perpetuar el amor»; y «un hombre sabe cuando empieza a envejecer porque empieza a parecerse a su padre». Esto último lo comprobé la mañana en que cumplí cuarenta y cinco años, cuando al afeitarme vi en el espejo un rostro que no era el mío. Lo curioso es que en mi reflejo no reconocí ningún rasgo de mi padre biológico (Julio Venegas, creo); sin embargo, desde entonces, sorprendentemente, cada vez descubro más y más la fisonomía de Valente Reyes, mi padrastro durante muchos años. Y entonces me di cuenta de que hace tiempo ya no me reconozco en las fotografías, nada queda de aquel jovenzuelo que fui, mi semblante ha cambiado mucho, ¿será el efecto de Dorian Gray?, ¿o finalmente me estoy convirtiendo en el hombre que siempre debí haber sido?
Pensando en lo anterior, bajo un sol abrasador, demasiado para ser mediados de abril, caminé rumbo al poniente cuatro cuadras, una de ellas muy larga, por el Antiguo Camino a Tesistán, una avenida recién pavimentada que el Ayuntamiento de Zapopan dejó sin baches, pero también sin árboles. Di vuelta a la izquierda y recorrí otras cinco calles. Cuando llegué a casa pasaban de las cinco de la tarde.
Encontré mi comida sobre la mesa del comedor, tapada con una servilleta blanca, y a mi mujer recostada en la cama viendo la televisión con Alexander a un lado; Diland estaba en su cuarto jugando en la computadora. Me duché y comí viendo la televisión, mientras le contaba a Aurora algunos pormenores acerca de las clases en la Prepa 13 y de mi visita al Tianguis Cultural. Como me sentía cansado, y además me había levantado a las 4:20 de la mañana para estar a tiempo en la Prepa (mis clases inician a las siete y para llegar debo cruzar toda la ciudad viajando en autobús, tren ligero y taxi), me quedé dormido antes de las nueve de la noche, sin leer ya nada.
Al día siguiente, Domingo de Ramos, por ser un día dedicado a la familia el libro también se quedó dormido.
El lunes 14 de abril fue un día muy ajetreado y avancé poco en la relectura de la novela, pues llegué sólo hasta la página 35, justo donde Fermina Daza, esposa del Doctor Juvenal Urbino, se deshace del mico amazónico que tenía el mismo semblante atribulado que el arzobispo Obdulio y Rey, por la mala costumbre que el animal tenía de complacerse en honor de las señoras… Además, esa noche me acosté temprano para descansar un poco pues tenía planeado levantarme para contemplar el eclipse de luna que ocurriría durante la madrugada. Sentía mucha expectación porque, de acuerdo a la información difundida a través de los medios de comunicación, el eclipse provocaría que la Luna se tiñera se sangre.
LUNA DE SANGRE POR ECLIPSE
EL UNIVERSAL. México, D.F. Sábado 12 de abril.- Durante la madrugada del próximo martes 15 de abril del presente año habrá un eclipse lunar total que será visible en todo México y será el primero de cuatro eclipses totales de luna consecutivos que ocurrirán entre el 2014 y 2015, informó el Departamento de Comunicación de la Ciencia del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México en un comunicado.
El eclipse umbral iniciará a las 00:58 horas (tiempo del Centro de México); el máximo punto del eclipse total ocurrirá a las 02:46; y la fase umbral terminará a las 04:33 de la mañana del martes 15 de abril de 2014.
Durante la madrugada del martes 15 de abril, la trayectoria orbital de la Luna pasará por la mitad sur de la sombra de la Tierra. Aunque el eclipse no será central, la fase total durará 78 minutos y será visible en todo el Continente Americano.
Durante este fenómeno astronómico la faz de la luna cambiará de coloración hasta ponerse color rojo ladrillo. Su observación posible a simple vista no presenta peligro alguno.
El eclipse total de Luna roja no es tan común, y éste será el primero de una tétrada de cuatro que ocurrirán aproximadamente cada semestre entre 2014 y 2015, fenómeno que se suscitará sólo siete veces en este siglo, según la NASA. La siguiente tétrada ocurrirá en 2023.
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Como un eclipse total de Luna roja no es tan común, no desaproveché la oportunidad para ser testigo de esta maravilla de la naturaleza y me levanté justo a tiempo para contemplar el inicio del fenómeno, cuya fase umbral comenzó a las 00:58 horas (tiempo del Centro de México); el máximo punto del eclipse total ocurrió a las 02:46; y la fase umbral terminó a las 04:33 de la mañana del martes 15 de abril. Entre los lapsos de una fase a otra estuve leyendo un poco y llegué hasta la página 48, justo en donde… El domingo de Pentecostés, cuando levantó la manta para ver el cadáver de Jeremiah de Saint-Amour, el doctor Urbino tuvo la revelación de algo que le había sido negado hasta entonces en sus navegaciones más lúcidas de médico y de creyente. Fue como si después de tantos años de familiaridad con la muerte, después de tanto combatirla y manosearla por el derecho y el revés, aquella hubiera sido la primera vez en que se atrevió a mirarla a la cara, y también ella lo estaba mirando. No era el miedo de la muerte. No: el miedo estaba dentro de él desde hacía muchos años, convivía con él, era otra sombra sobre su sombra, desde una noche que despertó turbado por un mal sueño y tomó conciencia de que la muerte no era sólo una probabilidad permanente, como lo había sentido siempre, sino una realidad inmediata.
Fue impresionante y sobrecogedor ver cómo poco a poco la Luna se fue tiñendo de rojo hasta quedar totalmente bañada de sangre, fue como si a todos los Ángeles del Reino Celestial les hubiesen amputado las alas. El Departamento de Comunicación de la Ciencia del Instituto de Astronomía de la UNAM había informado que la observación a simple vista de la Luna de Sangre no representaba peligro alguno… pero al cabo de un par de días nos dimos cuenta de que la Luna de Sangre fue un oscuro presagio de la noticia fatal que se avecinaba.
Cuando terminó el eclipse ya iban a ser las cinco de la mañana por lo que ya no me acosté, y para no despertar a mi mujer decidí tomarme un café en la cocina, donde continué con la relectura de El amor en los tiempos del cólera hasta que dieron las seis y media de la mañana, hora en que sonó la alarma del despertador. Cerré el libro y comencé el ritual de todos los amaneceres: preparé una taza de café y se la llevé a Aurora para que se la tomara recostada en la cama y terminara de despertar para irse a trabajar. El resto del martes transcurrió con normalidad. La relectura avanzó poco.
Al día siguiente, miércoles 16 de abril, prácticamente se repitió la historia de las cosas cotidianas; sin embargo, todos los noticieros nocturnos destacaron la nota de que a las 19:54 horas una fuerte granizada había caído sobre la carretera Toluca-México. La noticia no dejaba de ser sorprendente: ¡granizó en pleno mes de abril!
GRANIZO EN AUTOPISTA TOLUCA-MÉXICO CIERRA LA CIRCULACIÓN EN AMBOS SENTIDOS
TVAZTECA, HECHOS NOCHE. México, D.F. Miércoles 16 /jueves17 de abril.- A las 19:54 horas de este miércoles 16 de abril una fuerte caída de granizo sobre la carretera Toluca-México provocó el cierre de la circulación en ambos sentidos de la vía, paralizando el tráfico en pleno periodo vacacional de Semana Santa, informó la Comisaría de Huixquilucan, Estado de México.
El fenómeno meteorológico provocó hasta 13 centímetros de granizo en el kilómetro 38 de la carretera, del tramo Huixquilucan, en el Estado de México, a la Marquesa, en el Distrito Federal, y miles de personas quedaron retenidas toda la noche dentro de sus coches debido a que la carretera fue reabierta hasta la madrugada, luego de permanecer cerrada por casi 10 horas en ambos sentidos debido a la atípica granizada, reportó la Comisaría.
La Policía Federal informó que se solicitó maquinaria a fin de remover el granizo acumulado en la carpeta asfáltica.
Por su parte, el jefe de gobierno del Distrito Federal informó que se enviaron cuerpos de emergencia para atender las contingencias en el lugar
La carretera México-Toluca fue reabierta durante la madrugada, luego de permanecer cerrada por casi 10 horas en ambos sentidos debido a una granizada atípica.
Miles de personas quedaron retenidas toda la noche dentro de sus coches debido a la tormenta de granizo que paralizó el tráfico la tarde del miércoles en pleno periodo vacacional de Semana Santa.
Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal, dijo que hacía varios años que no se presentaba una tormenta de granizo en plena primavera. Este fenómeno se atribuyó a los efectos del cambio climático.
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El fenómeno fue sorprendente, sin embargo, nadie pudo reconocer el oscuro presagio de una granizada en pleno mes de abril.
El Jueves Santo Aurora no fue a trabajar porque, a pesar de que los días de Semana Santa no son de descanso obligatorio, en México es una práctica común que en la mayoría de las empresas otorguen jueves, viernes y sábados como feriados. Y como si fuese un fin de semana adelantado, a las diez de la mañana desayunamos en familia en la cocina; después de desayunar Alexander y Diland se fueron a su cuarto a jugar Xbox; Aurora y yo nos recostamos para ver la televisión mientras nos tomábamos una taza de café y conversábamos, pero Aurora se quedó dormida sin terminarse el café, y para no despertarla apagué la televisión y encendí la relectura de El Amor en los Tiempos del Cólera. Como Aurora durmió toda la mañana leí hasta la página sesenta y cuatro, en la que el doctor Juvenal Urbino, con su último aliento, le dice a su mujer, Fermina Daza: «Sólo Dios sabe cuánto te quise»… y fallece porque la escalera, en la que se subió para atrapar al loro que se había escapado esa mañana, resbaló bajo sus pies y él se quedó un instante suspendido en el aire, y entonces alcanzó a darse cuenta de que se había muerto sin comunión, sin tiempo para arrepentirse de nada ni despedirse de nadie, a las cuatro y siete minutos de la tarde del domingo de Pentecostés…
Aurora despertó poco antes de las seis de la tarde y encendió la televisión… Todos los noticieros vespertinos transmitían la misma nota terrible: Don Gabriel García Márquez acababa de morir.
FALLECE EL ESCRITOR GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
TELEVISA/TVAZTECA. México, D.F. Jueves 17 de abril.- El escritor colombiano y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez falleció el jueves 17 de abril, a los 87 años, en su casa de la Ciudad de México a las 14:00 horas, informó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
La carroza con los restos mortales del escritor partió de su casa al sur del Distrito Federal a las 17:05 horas con rumbo a la funeraria García López en San Ángel. Detrás de la carroza, una camioneta trasladó a la familia del escritor.
Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, lamentó la pérdida del escritor e informó que el lunes 21 de abril se realizaría un Homenaje Nacional en el Palacio de Bellas Artes.
Por su parte, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, decretó duelo nacional durante tres días y pidió que las instituciones públicas izaran la bandera a media asta en señal de luto.
«Gracias por recordarnos que Latinoamérica y nosotros los colombianos no estamos ni estaremos condenados a otros 100 años de soledad y que podemos ganarnos una segunda oportunidad», dijo el mandatario en un mensaje en televisión.
«Fue el mejor exponente de un país que en sí mismo es realismo mágico (…) en el que las mariposas amarillas cruzan los senderos y hermosas niñas de nombre Remedios ascienden hacia el cielo», dijo en referencia a sus novelas.
El escritor, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982, fue diagnosticado en 1999 con cáncer linfático, pero logró superar la enfermedad, tal como declaró entonces al diario colombiano «El Tiempo».
Cabe recordar que el 31 de marzo el escritor fue hospitalizado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán ubicado en la Ciudad de México a causa de una infección pulmonar y de las vías urinarias. Luego de permanecer nueve días hospitalizado fue dado de alta, aunque en estado delicado.
La última aparición pública del escritor fue el 6 de marzo pasado cuando salió de su casa en la Ciudad de México para recibir a los periodistas y admiradores que celebraron su cumpleaños 87.
El autor de Cien años de soledad nació en 1927 en Aracataca, Colombia, y en 1982 recibió el Nobel de Literatura. García Márquez es el máximo representante del llamado realismo mágico que hizo mundialmente famoso con obras como «El otoño del patriarca» y es uno de los autores más conocidos de la lengua española. Su obra «Cien años de soledad» ha vendido unos 50 millones de ejemplares en más de 25 idiomas y su publicación fue un hito que marcó el llamado «boom» de la literatura latinoamericana. Otras de sus obras importantes incluyen «El general en su laberinto», «Amor en los tiempos del cólera», «El coronel no tiene quien le escriba» y «Crónica de una muerte anunciada».
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«¡Mierda! Ahora sí nos hemos quedado huérfanos de verdad», dije sintiendo que caían sobre mí cien años de soledad y de tristeza.
«Los escritores no son todos iguales como tampoco lo son todos los hombres, ni cuando nacen ni a la hora de su muerte», pensé desolado y abatido y recordé aquella remota y venturosa tarde en que el destino nos unió por primera vez a Don Gabriel y a mí en el mismo domicilio a través de aquella antología de sus cuentos publicada en 1984 por la Editorial Seix Barral de Barcelona, España, en la Colección Obras Maestras de la Literatura Contemporánea, con pasta dura en color café oscuro y letras doradas, y cuyo ejemplar compré en el Departamento de Libros de Gigante Tránsito cuando María de Jesús, mi novia de aquellos años, trabajaba ahí como cajera y los sábados iba a esperarla a la salida; y como siempre llegaba antes de su hora de salida, entraba a la tienda para ver qué discos (de aquellos viejos LP’s de acetato) o libros interesantes me encontraba… Y ahora que lo pienso me doy cuenta de que poco después de haber comprado esa antología de cuentos de García Márquez en Gigante Tránsito terminó el noviazgo con María de Jesús y de que quince años después mi pareja de entonces me pidió prestado el libro para leerlo durante un viaje en autobús a Zacatecas… Y ya no volví a verlas, ni a ella ni a la antología… Aunque tuve un fugaz reencuentro con un ejemplar del libro el mediodía del 12 de abril cuando mi amigo José Lara me lo mostró en su puesto del Tianguis Cultural.
En 1984, cuando leí la antología de cuentos de García Márquez, José Lara y yo éramos condiscípulos en el segundo semestre de bachillerato en la Preparatoria 6 de la Universidad de Guadalajara y pasábamos muchas de las horas muertas en la cafetería de la escuela tomando café y hablando acerca de la vida, de nuestros sueños, la incertidumbre del futuro y compartiendo nuestras incipientes aficiones literarias. En muchas tardes, Don Gabriel García Márquez se unía a la charla, y a veces venía acompañado por otros escritores, como Mario Benedetti, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Pablo Neruda, Antonio Machado, Gustavo Adolfo Bécquer, Hermann Hesse, Albert Camus, entre otros. En esas tardes nació entre nosotros una entrañable amistad que ha perdurado poco más de treinta años ya. Y quizá por esta razón no me parece nada raro que el buen José Lara se gane la vida con los libros.
Aún devastado por el impacto brutal de la noticia, a las diez veinte de la noche tomé el ejemplar de El amor en los tiempos del cólera que le había comprado a mi amigo José Lara cinco días atrás y escribí en la portada interna del libro: «Hace unas horas/el corazón de las letras/está de luto…/Se nos murió/Don Gabriel García Márquez./Comienzan cien años de soledad/ y de tristeza en el corazón/de sus lectores./ Y apenas el sábado había/comenzado a releer/esta novela». Pero no pude continuar con la relectura.
Coloqué el libro sobre el escritorio, entre el teclado y el mouse, y como suele ocurrir cuando algo me oprime el pecho, encendí la computadora y navegando entre los delirios del recuerdo, la nostalgia y la desolación me pasé toda la noche escribiendo acerca de mi relación con Gabriel García Márquez. Y es que desde aquella tarde remota en que adquirí la antología de cuentos de García Márquez en Gigante Tránsito, Don Gabo se convirtió en mi amigo y siempre me ha acompañado. En ocasiones duerme a un lado de mi cama o conversa conmigo en mis frecuentes y largos insomnios.
Mariposas amarillas me crecieron en la cabeza y en la panza cuando leí Cien años de soledad; conocí la acidez de la angustia con la Crónica de una muerte anunciada; qué oleada de ternura me invadió al leer La hojarasca; qué sensación de impotencia con El coronel no tiene quien le escriba; qué maravilla haber leído La triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada; qué adorable ternura la del amor tardío de El amor en los tiempos del cólera; qué nostalgia sentí con Memoria de mis putas tristes; qué travesía maravillosa realicé con Doce cuentos peregrinos; qué compasión sentí por «Un señor con las alas muy grandes»; qué ansiedad me provocó «El rastro de tu sangre en la nieve», qué risa me causó el final tan divertido de «En este pueblo no hay ladrones»; qué desconsuelo me provocó «El ahogado más hermoso del mundo»; qué zozobra me despertó Del amor y otros demonios… Realmente ha sido un gozo, un placer, un privilegio leer cualquier texto de García Márquez, pero, especialmente, Cien años de soledad, Crónica de una muerte anunciada y «El ahogado más hermoso del mundo» me hicieron cautivo de la literatura de Don Gabo para siempre.
Con Don Gabo aprendí que la amistad más que presencia es compañía. Y para mí él era mucho más que un amigo. Por eso cuando escuché la noticia de su muerte supe que yo era uno más de los miles de huérfanos que heredaríamos las maravillas de su obra, pues el dolor no tiene dueño. Y Don Gabo se quedará para siempre entre los escombros de mi memoria, pues la muerte no llega cuando fallecemos, sino cuando nos olvidan.
Y, como dije antes, el día que murió Don Gabo me pasé toda la noche conversando con mi antiguo compañero, dejando fluir los recuerdos y escribiendo estos apuntes para un cuento; y justo cuando ponía el punto final, a las 9:27 de la mañana del viernes 18 de abril, un terremoto sacudió la ciudad.
TERREMOTO DE 7.2 GRADOS RICHTER SACUDE GRAN PARTE DE MÉXICO
LA JORNADA. MÉXICO, D.F. Martes 22 de abril. El viernes 18 de abril, a las 9:27 horas locales, se registró un terremoto que se sintió en gran parte de la república y el epicentro fue localizado a 41 kilómetros al sur de Petatlán, Guerrero, situado a unos 300 kilómetros al sureste de la Ciudad de México.
Tras el fuerte movimiento telúrico en la Ciudad de México sólo se reportaron algunos daños menores como vidrios rotos y bardas caídas.
La magnitud del sismo fue fijada primero en 7 grados Richter y luego en 7.5. Horas después fue corregida a 7.2.
Para el lunes 21 de abril, se habían registrado 249 réplicas, la mayor de ellas de una magnitud de 4.8, de acuerdo con reportes del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
El diario agregó que el sismo de este viernes no ocurrió en la llamada Brecha de Guerrero, falla ubicada frente a la Costa Grande de Guerrero y donde se espera que ocurra un sismo de gran intensidad.
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Cuando el sismo paró tomé el mouse para guardar el texto que acababa de escribir y sin querer tiré al piso el ejemplar de El amor en los tiempos del cólera que estaba junto al teclado; y justo en ese momento sentí que un peso leve, como el de una mano de espuma, se posaba sobre mi hombro derecho; y al levantar la vista en la pantalla de la computadora vi pasar el reflejo de un señor con las alas muy grandes. Sorprendido, giré rápidamente la cabeza, pero detrás de mí no había nadie. Desconcertado, me levanté de inmediato y me asomé a las habitaciones. Aurora y los niños aún dormían.
Confundido, regresé al cuartito de la computadora para levantar el libro que había caído al piso; estaba abierto en la página 158, en la cual el doctor Juvenal Urbino, al recibir la carta póstuma de su padre, se enfrenta a la certidumbre de la muerte y recuerda aquella tarde, cuando él tenía nueve años, once quizás, en que ambos se habían quedado en la oficina de la casa una tarde de lluvias, él dibujando alondras y girasoles con tizas de colores en las baldosas del piso, y su padre leyendo contra el resplandor de la ventana, con el chaleco desabotonado y ligas de caucho en las mangas de la camisa. De pronto interrumpió la lectura para rascarse la espalda con un rascador de mango largo que tenía una manita de plata en el extremo. Como no pudo, le pidió al hijo que lo rascara con sus uñas, y él lo hizo con la rara sensación de no sentir su propio cuerpo al ser rascado. Al final su padre lo miró por encima del hombro con una sonrisa triste.
—Si yo me muero ahora —le dijo— apenas si te acordarás de mí cuando tengas mi edad.
Lo dijo sin ningún motivo visible, y el ángel de la muerte flotó un instante en la penumbra fresca de la oficina, y volvió a salir por la ventana dejando a su paso un reguero de plumas, pero el niño no las vio.
Cerré el libro y en ese momento en el patio se escuchó el aleteó de miles de mariposas amarillas y poco a poco la casa fue llenándose de un olor a naranjas recién partidas.
Sólo entonces empecé a entender la relación de la extraña serie de acontecimientos que se habían desencadenado en los últimos días como heraldos negros que presagiaban que vendrían cien años de soledad y tristeza para los lectores de Don Gabo.
FIN
Miércoles 29 de octubre del 2014, 02:09 de la tarde.
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* Julio Alberto Valtierra nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, en septiembre de 1961; es egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara (U de G), de la carrera de Letras. Durante diez años (1997-2007) fue asesor honorario en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) Unidad 145, Zapopan, Jalisco, México, donde impartió materias relacionadas con la enseñanza-aprendizaje de la lengua oral y escrita; y el Diplomado «Comprensión lectora y recreación literaria». Actualmente labora como docente en el Centro Cultural Apreciación y en la Preparatoria 13 de la U de G, donde imparte las materias de Español y Literatura, como parte del Curso de Nivelación Académica para los aspirantes a Bachillerato y Licenciatura de la U de G. Además, es Director de Redacción de la editorial Proyecto Unruly. A partir de 1987, textos suyos (poemas, cuentos, ensayos, entrevistas y artículos) han aparecido en revistas (Águila Lunar, Le Güevoné, Incípit, Abertura, Epígrafe, Novum, Mosaico, Plexos, La Vértebra, Agua y Saneamiento); en periódicos (Paréntesis, El Informador y El Occidental); y en el Suplemento Cultural de El Occidental. Hasta la fecha tiene ocho libros publicados:
La Editorial Olvido le ha publicado 6 libros: La danza de la serpiente (poesía, primera edición 1996; segunda edición 1999; tercera edición 2002). Ángel perdido (poesía, 1999), cuyo título a partir de la segunda edición (2001) cambió a Ángel terrestre. El amor es un perro con rabia (narrativa, primera edición 1999; segunda edición 2000; tercera edición 2002, cuarta edición 2005). Cuando la música termina (cuentos, primera edición 2000 segunda edición 2001). Húmedo disfraz (poesía, 2001). El Ritual de las sombras (poesía, 2003). Además, en febrero del 2002 Ultravioleta Editores le publicó el libro de ensayos Rock en vivo. Y en diciembre de 2005, la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco le publicó el ensayo El rol de rocanrol en Guadalajara. Correo-e: juliovaltierra@hotmail.com
Hola… los felicito por este cuento tan interesante. Yo vivo en México y todo lo que cuenta el autor acerca de los extraños fenómenos que ocurrieron antes de la muerte de Gabriel García Márquez son reales. Y como dice el autor, nadie se dio cuenta de esa extraña relación. Yo sólo me di cuenta de eso después de haber leído este cuento…No cabe duda que sólo los artistas ven las cosas con otros ojos.
Felicidades al autor y a la revistacronopio.com
Como siempre es un placer leerte Julio Alberto Valtierra. A travez de tu letras pude recorrer nuevamente el Tianguis Cultural y otras partes de la Cd. que hace tanto tiempo deje de visitar y que me traen tantos buenos recuerdos entre ellos, que gracias a ti surgió mi amor también por la Literatura de Gabriel García Márquez haciéndolo uno de mis escritores favoritos.