13 – Es a partir de un diálogo con Joaquín Giannuzzi que mantuvo el poeta Guillermo Saavedra, que me permito preguntarte: ¿Has contemplado palabras y te has emocionado con ellas sin conocer sus significados y tras preservarlas de la servidumbre del sentido, has intentado concebir un poema?
AG – Me sucedió eso, por ejemplo cuando descubrí la palabra clámide, de la cual desconocía su significado (es una túnica romana, supe después); me pareció tan hermosa, tan flor, tan pura, que la usé como seudónimo al enviar a un concurso. Y otras veces ocurrió casi lo contrario en dos sentidos: conocer el significado de una palabra, encontrarla antipoética —casi desagradable por sus connotaciones— y necesitar sin embargo incluirla en un poema; a saber: uno de mi libro «Noche cerrada» se anima con el vocablo esófago: «espero que el tiempo y la hiel recorran su largo esófago/ y calme/ calme el ardor/ la nostalgia de tu cuerpo».
En el prólogo de su libro «Temblor del cielo», Vicente Huidobro dice: «la poesía es el vocablo libre de todo prejuicio…»
14 – Así concluye la novela «Un comunista en calzoncillos» de la argentina Claudia Piñeiro: «La vida es una sucesión de actos miserables interrumpidos por unos pocos y pequeños actos heroicos, y es en el promedio de todos ellos donde logramos sentirnos dignos. Donde queremos que al menos un testigo nos sepa dignos. Aunque no lo seamos.» Y esto afirmó el filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1995): «La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser». Y para vos, Alicia, ¿qué es la vida?…
AG – Hoy, y destaco especialmente el momento, ya que el criterio sobre la vida va cambiando con los años, hoy siento que es no anclarse en esos «flashbacks» del pasado que retorna, que no sean ancla para vivir el presente; no quiero para mí esos versos del tango «Naranjo en Flor»: «toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado». A través del psicoanálisis exploré mi pasado y comprendí las causas de los desaciertos, de las repeticiones, supe de dónde provenían ciertos infortunios; con todo ese bagaje —mi libro interior leído y releído— pienso menos y hago más. Tal vez eso sea la vida para mí: deseo con acción, sueño con realización. Otro poeta asiste mi pensamiento en este sentido: Eliseo Diego establece en un poema para su hija: «estar es lo único que importa». Y otra idea que estuve alimentando en estos últimos tiempos: que el arte no sea para mí sólo esa cosa exterior que me conmueve a través de alguna de sus expresiones —libros, cine, pintura—, sino cultivarlo en cada uno de mis actos, de mis relaciones: comprender la importancia de lo que tengo y de quienes están a mi lado, valorar el instante. Lejos estoy de ofrecer mi experiencia como dogma, porque soy muy consciente de que las condiciones de cada vida son harto diferentes entre sí, el azar —y solo el azar— me hizo nacer «bajo techo», con comida e instrucción para poder pensar posteriormente sobre la vida y además «escribirla».
15 – En ocasiones he visto en revistas, primeras versiones de poemas y segundas y definitivas versiones —Borges, seguro—, lo cual permite asomarse «a la cocina» del autor. También he visto que en «Roña criolla» de Ricardo Zelarayán (Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1991), éste incorpora al corpus cuatro poemas y sus segundas versiones, y un poema con su segunda y tercera versión. ¿Te ha sucedido que aspirando a pulir un poema, concluyeras con que la segunda versión obtenida te resultara, en realidad, tan válida como la primera? ¿Has procedido alguna vez como Zelarayán o estuviste tentada de dar a conocer dos versiones de un poema?
AG –Mirá, yo soy lenta, muy, tanto en la rumia como en la confección de un poema o cuento. Y cuando sale a la luz ya está: puedo retocar mínimas cosas o adecuar según la conveniencia. Un caso: expresiones en algunos poemas que no serían entendibles a la hora de mandar a un concurso en el exterior; ahí sí meto mano y adapto el verso o la palabra. Con los cuentos este trabajo es mayor y a veces imposible, porque hay un espíritu en lo que narro que difícilmente se pueda alterar mucho. Te doy un ejemplo para ambos géneros: un poema mío comienza así: «Cuando yo era chica…» y al enviarlo al exterior preferí «Cuando yo era niña…»; tengo un cuento muy porteño donde el personaje tanguero utiliza frases como ésta: «y de a poquito, como un duque, me la levanté»; es cierto que si se quiere se puede traducir, pero la gracia de esa frase tan nuestra es irreproducible. Por eso hay cuentos como el antedicho, que directamente no envío a concurso fuera de nuestro país. Es probable que si alguna vez hago una antología de mi propia poesía modificaré mínimamente algunas cosas, aunque no creo que muestre las distintas versiones ya que —reitero— no habrá cambios sustanciales.
*
Alicia Grinbank selecciona para acompañar esta entrevista seis poemas de su autoría:
LA MUJER DE LOT
Más vale —se dijo—
ser estatua de sal
que errar sin sabor en la boca.
Más vale —se dijo—
que mis pequeños ojos se impresionen
y salgan de sus cuencas y echen a volar
gritar por un instante
encenderme cantar
perder mi nombre para siempre
(¡que se lo lleve Lot como trofeo!)
Más vale —se dijo—
la boca abierta del misterio
lo que no me ordenó Dios
lo que está por verse
lo que no conozco.
(de «Curanto»)
LAS QUE NO
Infladas por el viento
las camisas del hombre
aletean
su colorida vacuidad.
No son esposas a la espera
de la ensombrecida bestia de oficina
esposas humeantes de hijos
esposas sociales de brocato en Navidad.
Las camisas del hombre secándose en la soga
saborean ya a cada lengüetazo de sol
el olor del hombre la piel del hombre.
Sin preguntas
como alegres cortesanas.
(de «La balsa de la medusa»)
*
SANGRE Y ORINA
Alineados sobre la fría mesada
el frasco ambarino y el tubito rubí
irán al desguace microscópico.
Días después mi confiable clínico
leerá en el hermetismo cifrado del papel
y yo beberé sus vaticinios
con la ávida sed de la ignorancia.
Pero él ignora también:
reduce mi angustia a un color «ligeramente turbio»
ve brillantes hematíes en un campo
donde es noche cerrada.
Ciego a mis heridas dice «cristales no se observan»
Densidad: ¿cómo medir lo insondable?
Espacios abisales de células muertas
y recuerdos en flor.
Perdido él en mi niebla
perdida yo en su niebla:
no hay valores de referencia.
(de «Noche cerrada»)
*
No es el fulgor de la mañana
en la feria municipal al lado de las vías
ni el alboroto de changuitos
ni el regateo ni el pregón lo que conmueve.
Es a las dos de la tarde cuando levantan los puestos
que la belleza se alza:
esa dimensión de verduras pisoteadas
la fetidez más pura
perros lamiendo el sueño de algo entero
el osario de fierros que cargan los camiones
y esa calle
que no pide agua de socorro
sino —el próximo sábado—
la resurrección.
(de «Pulmón de manzana»)
*
—¿Y qué es un traidor?
—Bueno, es uno que jura y miente
(«Macbeth», Acto IV. William Shakespeare)
SALA DE ESPERA
El bebé llora en el joven padre que lo mece torpe:
prueba con el chupete, mueve el cochecito,
lo levanta.
Persiste el arropadito se desgañita
se crispa mal sujeto entre esos brazos incapaces.
¿Y ella? ¿la dadora la dueña la nodriza?
Ya pagó la consulta en recepción y regresa.
Desabotona y descubre su pleno mediomundo
para el ansia del becerro.
Ya no cabes en la escena, joven padre.
Y lejos muy lejos de la niebla de ese goce
te preguntas por qué ella juró alguna vez bajo tu espada
que su manantial sería siempre y solo para ti.
(Inédito)
*
ESCENA FINAL
Está enojado el hombre, iracundo, digamos.
Y es lógico, ella lo ha crispado hasta la puteada.
Sacó de él lo que tanto calló y perdonó y contuvo.
Ahora es un hombre solo en la calle del dolor,
desfilan taxis vacíos parejitas abrazadas
y el hombre vuelve a su casa.
Abre las ventanas y de ella arroja las cartas,
alguna chalina perfumada.
Luego pega el grito. Se deja caer por ese tragaluz infame:
rebota en el patio de planta baja entre condones y verduras
desnucado feliz
por la noticia que ella recibirá a la mañana.
(Inédito)
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* Rolando Revagliatti nació en 1945 en Buenos Aires (la Argentina), ciudad en la que reside. Su quehacer en narrativa y en poesía ha sido traducido y difundido a los idiomas francés, vascuence, neerlandés, ruso, italiano, asturiano, alemán, albanés, catalán, inglés, esperanto, portugués, maltés, rumano y búlgaro. Uno de sus poemarios, «Ardua», ha sido editado bilingüe castellano-neerlandés, en quinta edición y con traducción del poeta belga Fa Claes, en Apeldoorn, Holanda, 2006, a través del sello Stanza. Ha sido incluido en más de setenta antologías y libros colectivos, la mayoría de ellos de poesía, en la Argentina, Brasil, México, Chile, Panamá, Estados Unidos de América, Venezuela, España, Alemania-Perú, Austria, Italia y la India. Obtuvo premios y menciones en certámenes de poesía de su país y del extranjero. Fue el editor de las colecciones «Olivari», «Musas de Olivari» y «Huasi». Coordinó varios Ciclos de Poesía, así como la Revista Oral de Literatura «Recitador Argentino» y diversos eventos públicos, solo o con otros escritores. Sus 185 producciones propias en video, todas ellas debidamente diseñadas y editadas, se encuentran en https://www.youtube.com/rolandorevagliatti. Sitio web: https://www.revagliatti.com.ar/
** Alicia Grinbank nació el 20 de noviembre de 1949 en Buenos Aires (Argentina), ciudad en la que reside. Egresó en 1993 en la especialización Literatura, por la Alianza Francesa de Buenos Aires. Entre otros, obtuvo en el género poesía el Primer Premio del Concurso Literario «Olga Orozco» (con prosa poética) en 2002 y el Primer Premio del Concurso Literario «Alberto Luis Ponzo» en el mismo año, organizados ambos por la Universidad de Morón, así como el Primer Premio en el Concurso «Carlos Alberto Débole» por su libro «Curanto» en 1993; Tercer Premio en el Concurso de Poesía «Leopoldo Marechal» organizado por el Museo Saavedra en 2000, mientras que en el género cuento recibió el Primer Premio en el Certamen «Discurso Abierto» en 2005; además, el Segundo Premio en el Cuarto Certamen Literario Programas Médicos en 2006, el Primer Premio de Cuento de la Editorial Torremozas, España, en 2011 y el Segundo Premio del Concurso Victoria Ocampo en 2013. Coordina talleres de orientación en la escritura y cursos de lectura desde 1987, en forma privada y en instituciones de su ciudad y del conurbano bonaerense. Como profesora de francés enseña y traduce. Poemas y artículos suyos aparecieron, por ejemplo, en el suplemento cultural del periódico porteño «La Razón», en la revista «Uno Mismo» de la ciudad de Buenos Aires, en el periódico marplatense «La Capital». Incursionó en la co-coordinación de un Café Literario en 2007: «Mirá Lo Que Quedó», junto a Alfredo Palacio, Alberto Boco y Rolando Revagliatti. Fue invitada a participar de la Antología Oral de la Poesía Argentina en 1996; asimismo fue incluida en las antologías «Poetas Argentinos de Hoy» (editada por la Fundación Argentina para la Poesía, con selección de Julio Bepré y Adalberto Polti, 1991), «Por la Senda del Reencuentro Chileno-Argentino» (editada por el Centro Cultural Chileno «Gabriela Mistral», 2005), «Testimonios del Presente» (Editorial La Luna Que, 2008), «Memorias del Vino – Poemas Elegidos» (en Uruguay, 2007), «Travesías Poéticas – Poetas Argentinos de Hoy» (edición bilingüe español–francés, Editorial L’Harmattan, 2011), «Antología de Poesía Argentina 18 Poetas» (Alción Editora – Reflet des Lettres, 2012), etc. Publicó los poemarios «Bruma y verdor» (1987), «Curanto» (1992), «La balsa de la medusa» (2002), «Noche cerrada» (2006) y «Pulmón de manzana» (2011); y en co-autoría con Manuel Bendersky: «Alguien que amo rodea mi cintura» (poemas cubanos, 1993).