ALABARDAS, LA NOVELA INCONCLUSA DE JOSÉ SARAMAGO
[x_pullquote cite=»Saramago» type=»left»]Es posible, quién sabe, que quizá pueda escribir otro libro[/x_pullquote]
Para mi madre Irene
José Saramago como novelista no necesita presentación alguna, él es, en el sentir de algunos críticos, un genio de la literatura del siglo XX, donde la conciencia estética y la ética son el centro de su arte. Saramago siempre juzgó mal la indolencia y la apatía moral de la gente. Por eso dijo: «Me he dado cuenta, en los últimos años, que estoy buscando una formulación ética: quiero expresar, a través de mis libros, un sentimiento ético de la existencia y quiero expresarlo literariamente». Entre todas las obras de Saramago, son respetables sobre todo: El año de la muerte de Ricardo Reis, El evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres, La caverna, Ensayo sobre la lucidez, Las intermitencias de la muerte, Caín, El viaje del elefante, Manual de caligrafía y pintura, y su última novela inconclusa, Alabardas. Ahora bien, quien quiera formarse una opinión realmente especializada deberá estudiar su obra. En la conciencia del escritor existe la experiencia ética que es el ejemplo de toda experiencia humana. Para Saramago, la novela es un ejercicio intelectual y un vehículo para reflexionar y pensar. Saramago, al igual que el filósofo Spinoza, buscó una formulación de una ética y trató de expresar a través de sus novelas el sentimiento profundo de la existencia e igualmente pretendió edificar sobre la banalidad del mal y denunciar sobre todo la irracionalidad y la deshumanización que azotan el mundo y nublan nuestro destino.
En el ensayo sobre la Ceguera describe con plasticidad el asunto de la irracionalidad y en El ensayo sobre la Lucidez, muestra los extravíos de la democracia. No obstante, Saramago expresó alguna vez que escribía porque tenía ideas y las ideas le aparecían cuando le eran necesarias e indispensables para expresar ciertos puntos críticos sobre la vida y los sentimientos de los seres humanos. Meses antes de su muerte le surgió una idea que le permitió reflexionar sobre la guerra y la violencia que se ejerce sobre las personas y las sociedades. «Una antigua preocupación (por qué nunca se ha producido una huelga en una fábrica de armas) ha dado paso a una idea complementaria que, precisamente, permitirá el tratamiento novelado del asunto». Una idea sobre la industria de las armas y de la responsabilidad de los individuos frente a la violencia y la destrucción. La literatura sirve para deliberar, ella registra un trozo de la vida que se manifiesta a sí misma, la literatura se utiliza para tener pensamientos diversos.
En la novela Alabardas, una novela incompleta, se señala el conflicto ético de Artur Paz Semedo, que no es más que un burócrata débil, admirador de las armas bélicas y adulador de su jefe, que sufre un gran delirio por las películas de guerra. Felícia (Berta) es una nueva imagen femenina de la paz. Ella lo incita a que investigue sobre el sabotaje de una bomba durante la guerra civil española. Artur investigará sobre los oscuros enredos de una época trémula, pero además, lo hará con miedo, acatamiento y obcecación. La falta de responsabilidad ética, frente a la actuación de la compañía en la guerra y la venta de armas sería su peso y su mordedura de consciencia.
Porque «la pesquisa a fondo se centraría en las relaciones que producciones Belona S.A, había mantenido en las guerras acontecidas en la década de los treinta del pasado siglo». Guerras inútiles y apoyadas por los fascistas. La novela Alabardas, que inicialmente se llamó Belona, es una narración que recuerda la guerra de los años treinta. Luego la novela se llamó Belona S.A, que nos da la idea de una compañía o fábrica de armas, mas pronto se volvió a cambiar de titulo por Productos Belona S.A, que proporcionaba la idea de una fábrica de productos agrícolas y aparatos sofisticados de guerra. El último cambio finalmente bueno, fue Alabardas, Alabardas, espingardas, espingardadas que proporciona el sentido de lanzas y armas de fuego, sacado de la tragicomedia de Vicente Gil. «Exortaçao da guerra».
La apuesta de Saramago, era construir una historia humana creíble, donde a través de dos personajes antagónicos, Felícia y Artur Paz Semedo, se recapacitara y se planteara un compromiso moral sobre la guerra y el negocio lucrativo de las armas en el mundo. Obreros, sabotaje, fusilamientos, son los elementos claves de esta novela imperfecta y de solo tres capítulos. Saramago, se plantea la idea de si es improbable pensar si los artefactos bélicos puedan ser objeto de sabotaje en una fábrica de armas. ¿Es posible una huelga en una fábrica de armas y por qué no se sabe nada de esto? En la novela se reflexiona sobre el disparate y la deshumanización de los individuos, puesto que su personaje, Artur, señala que: «Desde el principio del mundo había armas y por eso no moría mas gente, morían quienes debían morir, nada más». Adviértase aquí la ironía del asunto y la idoneidad frente a las armas y los muertos. Morían quienes debían morir, lo demás no importa, lo fundamental es el negocio de las armas, no interesan los muertos sino las ganancias que estas armas producen.
También, aparece en la ficción una bella perla sobre la bomba nuclear, veamos: «Una bomba nuclear por lo menos tiene la ventaja de abreviar un conflicto que de otra manera se podría arrastrar indefinidamente, como sucedió antiguamente, en la guerra de los treinta años y en la otra de los cien, cuando ya nadie esperaba que alguna vez pudiera instaurarse la paz». Semejante exabrupto no cabe sino en la mentalidad de los comerciantes de armas, la irracionalidad llega a tal punto que la bomba nuclear solo sirve para abreviar el conflicto, no cuenta el desastre, la destrucción, ni la pérdida de vidas humanas. Lo inadmisible llega a su punto más alto, que la ética personal se pierde y el mundo entra en caos. Saramago creía que no se podía renunciar al pensamiento, a las ideas y a una existencia ética porque: «Si la ética no gobierna la razón, la razón despreciará a la ética». Problema esencial para toda la sociedad y los individuos frente a los grandes conflictos bélicos. No pensar la guerra, no cuestionar a los gobiernos y a los comerciantes de armas, ni discutir la guerra se constituye en la mayor perturbación del ser humano. Toda guerra está sujeta al tiempo y a los intereses de unos pocos y a las descomunales ganancias económicas de los más ricos y poderosos del mundo. Las personas ante la guerra no son más que unos parias, desplazados o exiliados. La guerra puede ser la peor peste de la humanidad. En las guerras quienes pierden son los niños, las niñas, las mujeres y los ancianos. La ficción última Alabardas de Saramago, es una evasiva, una destreza literaria para meditar sobre las armas y el negocio lucrativo de los aparatos bélicos.
La guerra se cristaliza en una complicada situación que supone cierta complejidad para las personas, porque la desorientación y la violencia se trenzan hasta el punto de resultar insuperables. Violencia, destrucción, muerte, es lo que queda después de una guerra.
Leer hoy esta ficción, Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, no es más que un pliegue en la existencia humana. Es una búsqueda de un sosiego imposible o inalcanzable en esta sociedad inicua y desigual. Para aquellos que nos hablen de guerras o de armas, hay que decirles que se mantienen en el fracaso ético de la humanidad, ya que la paz podría ser un camino posible para romper la esfera de la violencia.
Al leer la novela la encontramos inconclusa, y el lector solo encontrará tres capítulos terminados donde los personajes están bien definidos, sobre todo Artur y Felícia, el consejero (ingeniero) su padre, la secretaria, Sesinando, Arsénico, son un agregado a la trama de la novela. El primer capítulo describe a los dos personajes y sus caracteres, las tonterías bélicas de Artur, su pasión por las películas de guerra, el servilismo, su idiotez, y las insistencias de Felícia, para que investigue en «las profundidades del archivo» de la fábrica.
La petición de Felicia a su marido es clara : «Que investigues en los archivos de la empresa si en los años treinta y seis y el treinta y nueve fueron vendidas armas a los fascistas por producciones Belona S.A». El segundo capítulo de la novela trata sobre el servilismo y el estudio a profundidad que se realizará en los archivos y el interés especial por los años treinta. El tercer capítulo, es la fábrica, el edificio y su especial descripción y el solemne momento de la autorización para la investigación…
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* Antonio Arenas Berrío es escritor y ensayista colombiano.
Correo-e: antonioarebe1@hotmail.com