SIMPLES DESAPARICIONES
Por Daniela Eugenia*
Esa imagen tuya
que me envuelve cada noche
me lleva a soñar
con galaxias lejanas,
ahí soy estrella fugaz
muriendo en el horizonte marino.
Llegas hasta mí con la bruma
que sube y baja en una melodía triste,
jugando con la luna
escapa de mis labios
y sueño… ¿qué sueño?
Mis rodillas sucumbiendo
ante tu voz.
Acá empieza a amanecer,
sobre los árboles la mañana se vislumbra
naranja y cálida
como una caricia sobre mi rostro,
sobre el violeta de mis párpados,
y esa imagen tuya se disuelve en mi ser
como agua de río evaporado
en cada uno de mis huesos
esperando la lluvia de mayo
para que retornes a mi piel.
Acá donde sí existe el vacío
cuando los cuerpos se han perdido
con la ausencia
ya no existe la caricia en la aurora,
la claridad no es más que una burla
que dibuja tu silueta en cada pared
como rumor disperso de un día
en que tus ojos se perdieron en los míos
con el sonido intenso del campanario
y tus labios besándome la frente,
aun siento en la pulsación de mis venas
el fluir de tu imagen.
RECUERDO NÍTIDO
La calle obscura,
el sonido agudo de aquella amarilla lámpara
y los insectos con su hastioso zumbido
a media noche
y te esperaba.
DORMIR EN TUS SUEÑOS
Los números no mienten,
los kilómetros son muchos.
¿Existe la distancia para el amor?
¿Lo que siento viaja hacia a ti?
O es sólo simple estupidez la mía,
sería tan lindo soñar juntos
al mismo tiempo dormir y ponernos de acuerdo.
Sueñas conmigo, te pediría.
Hoy quisiera hacerte el amor.
Nos dormimos a la de tres
y sin más
estar en tu cama,
sólo sería un sueño
pero con la premeditada intención
de poder abrazarnos.
Te sentiría con la yema de los dedos,
te mojaría con mi saliva,
me acariciarías el cabello,
podría por fin sentir tu barba por mi cuello,
sentiría tu aroma después de hacer el amor
y entonces ya no viviría
porque querría dormir siempre.
BROTE DE LUCIÉRNAGAS
Abre los ojos una vez más,
mira,
la mañana es tan fresca,
aún nos queda mucho por andar.
Este cuarto es tan frío, lo sé,
los huesos se hielan
y los sollozos se aproximan a mi alma.
Vamos, abre los ojos,
de mi mano te llevaré
por caminos diferentes cada día,
a puertos lejanos
donde veremos encender la tarde.
Ahora las agujas te visitan incesantes,
el dolor
¿el dolor es peor que el frío, verdad?
Pero mi amor,
quiero mirar
eternamente el subir y bajar
de tu pecho.
Ven salgamos de acá,
de estos pasillos,
eternos laberintos de miedo agonizante
donde la esperanza algunas veces
se pasea lejana
partida por la angustia.
Vayamos al parque,
ha caído una estrella
y se ha fragmentado
en mil partes,
quiero verte llegar de la tierra,
del aire o del mar.
Lo sé,
tu sangre estrepitosamente te traiciona
y tu llanto envuelve mi alma
en un sombrío
y doloroso desierto.
Pero tu corazón… tic, tac, tic, tac
va al ritmo del reloj
y puedo ver en tus ojos
el universo
plagado de sueños
y tu tierna fortaleza.
NO SOY
No soy nada,
sólo fantasía creada por ti.
Cuando quieras me destruyes
o me cambias de guión.
No soy nada,
sólo simple pensamiento
que acabó cuando ya no deslizaste
el lápiz sobre la hoja.
Mi cintura es tu mejor metáfora
y mis piernas la gran reseña de tu vida.
No soy nada más que letra.
Palabra clavada en el ojo,
sublime idea muerta en el papel.
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* Daniela Eugenia. Mérida, 1980. Profesora de literatura a nivel bachillerato, fotógrafa y escritora. Ha publicado narraciones en la revista Delatripa: narrativa y algo más; y poemas en los portales electrónicos Diario del Sureste (Mérida, Yucatán) y la revista Almiar (Madrid, España).