LOS ARCHIVOS SECRETOS DEL PAPA PÍO XII EN EL VATICANO Y EL DINERO DEL DIABLO (2009) DE PEDRO ÁNGEL PALOU.
Por Alma Guadalupe Corona Pérez*
«Los documentos más comprometedores que pertenecieron a Pío XII, sin embargo, desaparecieron el mismo día de su muerte. La madre Pascualina —su leal asistente personal— se encerró en el departamento de Pacelli y llenó tres grandes sacos de tela. Ella misma los bajó, sudorosa, y los arrojó al incinerador del Palacio Lateranense. No se movió de allí hasta que fueron reducidos a cenizas» (Palou, 2009: 7). Pero, ¿qué podían contener dichos documentos para que fuera necesario quemarlos?, ¿era indispensable desaparecerlos por su contenido comprometedor? ¿En qué comprometía al Papa Pío XII —Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli— esa documentación?
El Estado Vaticano siempre ha encerrado historias desconocidas y atrayentes en sus archivos secretos, historias que, de acuerdo a los hombres de fe, no pueden pasar de mano en mano y que, para conocerlas, es indispensable pertenecer a grupos específicos que tienen acceso a esos míticos recintos vedados a los ojos comunes. Los misterios que rodean a los papados, sus elecciones, sus relaciones internas, así como sus ritos funerarios dejan la marca socio–política de representar a grupos que son algo más que sociedades secretas y herméticas.
Si bien es cierto que con el paso de los años es una estructura que ha abierto muy lentamente algunos de sus oscuros rincones, sólo se conocen algunas pinceladas en sfumatto relacionadas con los cónclaves, por ejemplo, con una parte de su acervo artístico (pinturas, literatura, música, sobre todo) quedando en silencio una múltiple cantidad de operaciones ultra secretas dignas de la envidia de cualquier investigador aferrado a los indicios.
La riqueza que rodea al Estado Vaticano, desde hace mucho tiempo, no ha logrado otra cosa nada más acrecentar la curiosidad y hasta el morbo de extraños y propios —refiriéndonos a quienes profesan la religión católica, apostólica, romana— y a quienes ven de lejos, críticamente a una institución que hoy tiene muchos más problemas que alternativas a sus adeptos y al mundo que otrora vieron al Papa como a un estadista capaz de intervenir como mediador y hasta gestor en medio de las más cruentas crisis por las que ha pasado la humanidad.
Vale señalar que todo este secretismo, esta extrema discrecionalidad ha tenido y tiene mucho de mito y leyenda, por ejemplo, durante la década de los 60 mucho se hablaba, de acuerdo con nuestros abuelos, que el Vaticano era el dueño absoluto de grandes empresas como la Mundet o la Nestlé, o de aquello relacionado con las sucesiones papales y las Profecías de San Malaquías, es decir, el fin del mundo y la historia papal, entre otras leyendas mucho más escabrosas que por desgracia, con el paso del tiempo, se han venido repitiendo como, por ejemplo, su relación con redes pederastas o de narcotráfico y la cosa nostra, independientemente de esto, representa, en conjunto, todo un enigma que se ha abierto sólo en una mínima parte como una herida infectada.
Quienes se han atrevido a hablar, a tocar a la institución sacra han sido severamente juzgados por los adeptos más reacios y ultraconservadores aun a sabiendas de que, como Dan Brown, autor de El código Da Vinci (2003) y Ángeles y demonios (2000) se han aproximado, desde la ficción a la iglesia, a sus protagonistas, a la controvertida figura de su máximo jerarca, así como a sus diferentes niveles de gobierno interno en el mundo.
En Hispanoamérica, en los más recientes tiempos, tenemos un ejemplo importante al respecto, concretamente es un poblano quien ha tenido la audacia de abordar, a través de la narrativa, a uno de los papas que más polémico ha resultado por el periodo histórico que le tocó vivir, en una Europa golpeada por un periodo de entre guerras y el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial.
El lado romántico e institucional de la escritura de la historia se ha encargado, digamos que de «dulcificar» la figura papal, lo ha «recortado» de su contexto para colocarlo en el pedestal de los santos, pese a todos los resquicios, penumbras y aristas que se dieron en su época en torno a su proceder, a sus relaciones políticas y a la cara que le correspondió dar frente a una serie de negociaciones que permitieron ceder en poco el poder del Vaticano frente a los reacomodos lógicos que surgen ante el reparto del mundo previo o posterior a una conflagración.
A lo largo de este trabajo se efectúa un análisis introductorio de la novela El dinero del diablo (2009) del poblano Pedro Ángel Palou con el objetivo de aproximarnos a uno de los periodos de la historia papal más controvertidos y hasta hoy sólo mencionado entre el silencio y el temor engendrado por una de las más intrigantes relaciones secretas: la de un Papa con Benito Mussolini y Adolfo Hitler.
El escenario es el Vaticano y sus majestuosas instalaciones, la atmósfera es el periodo de entre guerras, sus protagonistas Pío XI, Pío XII, Mussolini y Hitler cosidos a mano con el hilo del misterio y el silencio aderezado por dos sociedades herméticas: el Opus Dei y los Legionarios de Cristo.
El punto de quiebre: el silencio del jerarca ante una serie de asesinatos perpetrados dentro de las instalaciones consagradas a la oración católica, incluyendo la misteriosa muerte de un Papa, motivos suficientes para adentrarse a una de las sociedades secretas que por años ha luchado por mantener sus relaciones externas totalmente alejadas de los ojos profanos.
Con un estremecedor y, digamos, «casual» nexo con el futuro, esta novela nos relata la muerte de un Papa del pasado, Pío XI, sin poder evitar relacionar, de manera análoga, su homicidio con la tan discutida y probablemente no resuelta muerte inesperada de Juan Pablo I después de sólo treinta y tres simbólicos días de mandato, la misma edad de Jesús cuando fue crucificado. Muerte que «casualmente» convino a los intereses de una institución, de un personaje o varios de estos para acomodar las fichas de un ajedrez mucho más socio–político y económico que espiritual, tal y como obedece a los cánones de los intereses creados a través de los siglos, lejos, muy lejos, de los principios espirituales, mesiánicos insertos en los principios básicos de la fe, la esperanza y la caridad.
La novela de Palou fue editada, simultáneamente en España y México, en mayo de 2009 bajo el sello Planeta, en la colección Autores Españoles e Iberoamericanos, fue finalista del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta–Casa de América 2009, contando con Federico Andahazi, Juan Eslava Galán, Gabriel Sandoval, Paco Ignacio Taibo II e Imma Turbau como jurados reunidos el 29 de marzo de ese año y cuyo primer lugar recayó en la novela de la colombiana Ángela Becerra, titulada Ella, que todo lo tuvo.
El dinero del diablo cuenta con una estructura dividida en: una Nota del Autor escrita en diciembre de 2008, dos epígrafes, uno del filósofo alemán Friedrich Nietzsche y otro del cineasta italiano Pier Paolo Pasolini, una breve Introducción no titulada como tal pero con esa función de preámbulo, veinte capítulos, una coda —que no es una moraleja— pero que une su contenido con la Introducción, no solamente por su registro de tono apocalíptico sino también por su tipografía enteramente en itálicas, además de fungir ambas estructuras como una apertura y cierre de una investigación, idea que se refuerza cuando nos encontramos con que la novela finaliza con una Bibliografía y un listado de instituciones que apoyaron su escritura dotándola de, precisamente, el tono de investigación y por lo mismo, de un discurso que no será enteramente fictivo, más bien, de una estructura literaria híbrida.
El lector entonces puede prepararse para encontrar algo más dentro de sus páginas, algo que se va a acercar peligrosamente a la verosimilitud, a un documento que podría contener marcas de una crónica envuelta en un tono fantasmagóricamente ficticio, pero al fin y al cabo sazonado con toques de una historia desarrollada dentro del más hermético de los estados políticos sobre la tierra.
Los veinte capítulos se encuentran rigurosamente numerados, de manera parágrafa, con números arábigos. Se sigue, en parte, el paradigma instaurado por Noticias del Imperio (1987) de Fernando del Paso, concretamente, con respecto al orden en el que se cuentan los acontecimientos y su secuencia respectiva, es decir, los capítulos impares corresponden a las acciones emprendidas por el Padre Ignacio Gonzaga, investigador de los crímenes que se van a registrar y a su acompañante Shoval Revach oculta bajo el nombre de Sor Edith. Estos capítulos carecen de título o de alguna señal parágrafa extra a su número sucesivo.
Por otro lado, están los capítulos pares:
Capítulos Pares | Nombre |
2, 4 y 6 | Roma, 1929 |
8 | Ciudad del Vaticano, 1930 |
10 y 12 | Ciudad del Vaticano, 1933 |
14 | Ciudad del Vaticano, 1937 |
16 | Ciudad del Vaticano, 1938 |
18 y 20 | Ciudad del Vaticano, 1939 |
En síntesis, la historia se desarrolla entre 1929 y 1939, es decir, son diez años a lo largo de los cuales concluye abruptamente un papado y se inicia otro permeado por una serie de personajes y eventos funestos, además de ser la antesala de la Segunda Guerra Mundial como contexto histórico.
El primer evento narrado es un crimen perpetrado un Domingo de Resurrección, suceso que formula una referencia–homenaje intertextual a la novela El nombre de la rosa (1980) del italiano Umberto Eco, además de coincidir con esta por basarse en una historia de personajes cuyas vidas se encuentran dedicadas a la religión, pero también a la intriga palaciega y al crimen en pos del poder. Sinfonía de la maldad, contexto no exento de la lucha intestina, del arrebato, la envidia, la intransigencia, del manejo maquiavélico de los destinos ajenos, de la búsqueda y obtención del poder, así como el retrato al fresco de la avaricia entre hombres de fe.
En El dinero del diablo el asesinado es el padre jesuita Jonathan Hope quien aparece decapitado, la cabeza en una charola —como San Juan Bautista— sobre el escritorio de la pequeña habitación, como si con esto se quisiera separar la inteligencia de la emotividad ya que el cuerpo permaneció recostado en su cama sujetando entre las manos un papel con una advertencia: «¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?» (Palou, 2009: 13), mientras, el cuarto permanece en total desorden y nos revela la búsqueda de algo por parte del o los asesinos.
El nombre del padre–detective nos muestra una clara configuración simbólica del personaje: Ignacio Gonzaga, vale considerar que el primer santo de la historiografía jesuita es San Ignacio de Loyola y Gonzaga es el apellido de San Luis Gonzaga, santo jesuita, italiano con el atributo de patrono de la juventud, fallecido a los veintitrés años, víctima de la peste en 1591. Hay un marcado acento simbólico en el personaje destinado a desenmarañar este conflicto: «seguramente el asesino se encontraba entre ellos. Gonzaga con sus armas intelectuales y su sangre fría hubiese podido saberlo» (20).
Ignacio Gonzaga acusa una analogía más con el indispensable Guillermo de Baskerville de El nombre de la rosa, por su agudo sentido y la lógica que acompaña a sus juicios, en muy poco tiempo vincula el crimen con el nombramiento que el Padre tenía de ayudante de la Biblioteca Vaticana y ya había advertido que «estaba tocando fondo en sus investigaciones, que sentía mucho miedo, que no quería regresar solo al Archivum Secretum Apostolicum Vaticanum» (21). Por ende, tenía acceso a secciones prohibidas, trabajando casi sin luz y tenía puesto el ojo «donde los papeles apestan a algo más que a humedad» (22).
Poco a poco la historia va desgranando acontecimientos cada vez más complejos, inusitados o inesperados por ser protagonizados por hombres piadosos revelándolos como cualquier ser humano víctima de malos pensamientos y peores acciones. Uno de los valores literarios presentes en esta novela se encuentra, precisamente, en la descripción pormenorizada de lo que a las claras se presenta como una descomposición social, difícil de dimensionar dentro del espacio sacro por excelencia, el Vaticano representa la cabeza de una institución, otrora incuestionable, dogmática pero intocable pese a poder desenvolverse carente de claridad.
No en vano «se dice que en el Vaticano todo lo que no es sagrado es secreto» (185), secretos que cuestan la vida de quienes los conocen y, llegado el momento, estorban a los intereses de otros. Federico Lombardi entregó un comunicado en el que se señaló que el año de 2014 sería el momento para abrir los archivos secretos que contienen los documentos del Papa Pacelli, cosa que no sucedió ya que se habla de un aproximado de dieciséis millones de documentos sin catalogar, documentos que la comunidad judía exige ver, esta situación hizo que el Papa Benedicto XVI detuviera la beatificación de este Papa pese a estar de acuerdo en «reivindicarlo» proclamándolo Venerable el 19 de diciembre de 2019 —año de publicación de la novela de Palou—. Eso sin considerar que los documentos, presumiblemente más peligrosos desaparecieron el mismo día de la muerte de Pacelli —Pío XII— la polémica no se ha cerrado.
Francisco anunció en marzo 2019 que los archivos secretos se abrirían en marzo 2020 con una solicitud previa de más de 150 estudiosos, en enero de este año 2022 Michael Feldkamp le ensalzó por su intervención para salvar a casi 150 mil judíos del exterminio, sin embargo, en junio del mismo año David Kertzer dio a conocer el vínculo secreto de Pacelli con Adolfo Hitler. Kertzer fue de los primeros en analizar una parte de estos archivos y con esas pesquisas publicó el libro The pope at war (sin traducción al español). En este libro se hace evidente el silencio que Pío XII mantuvo al respecto de estas negociaciones extendidas hasta 1941, cerró los ojos ante las políticas anti–católicas y raciales nazis, la invasión de Polonia y el exterminio judío.
De esto trata este relato inquietante por más de un motivo. Sin embargo y mucho más allá del argumento, es importante resaltar el fondo dentro del cual se mueven sus protagonistas, así como la estructura evidentemente policíaca del relato, vale señalar que, siguiendo los cánones del género policíaco, la novela se inicia precisamente con un asesinato, con el enmascaramiento de las pistas más evidentes y con el llamado al padre–detective a quien se le va a encargar —con el ánimo puesto en que no llegue a la verdad jamás— el esclarecimiento de este primer crimen y los siguientes.
No es la función de un análisis literario realizar una simple reseña, por lo mismo, no se realiza un resumen que «venda» la historia y quienes no han leído la novela dejen de hacerlo. No sin dejar de resaltar que la novela se adelantó a otras investigaciones que arrojan tétricas sombras a la historia de Pío XII.
Aunque si es oportuno señalar algo relacionado con el título del relato que es una de las columnas que sostienen la trama: el dinero en cuestión es, ni más ni menos, un dinero que el Papa recibió de las manos más inesperadas y menos indicadas con una condición, queda la invitación para leer y dialogar con este thriller basado en documentos originales y en una investigación realizada en archivos secretos, esta novela por la que su autor recibió, por cierto, una amenaza ya que: «la montaña de fango aún pudiese alcanzarlos» (Palou, 2009: 8). Se abre así, ante nuestros ojos, un mundo de intriga inesperado por su contexto, estremecedor por dejar claro que los hombres de fe son hombres de carne y hueso como cualquier otro.
____________
* Alma Guadalupe Corona Pérez es Doctora en Literatura Hispanoamericana. Becaria CONACYT. Maestra en Literatura Mexicana. Licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Diplomada en Estética Contemporánea. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Perfil PRODEP. Miembro del Padrón de Investigadores BUAP. Profesora Investigadora Tiempo Completo Titular en la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP. Coordinadora del Área de Literatura en el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica. Líder del Cuerpo Académico Consolidado «Márgenes al canon literario hispanoamericano». Autora del libro El manuscrito de doña Joana de Irazoki editado por Fomento editorial BUAP y el Instituto Poblano de las Mujeres del Gobierno del Estado de Puebla. Coordinadora del libro Configuraciones y reconfiguraciones de lo femenino en las artes editado por la Facultad de Filosofía y Letras BUAP. Co–editora del libro Informe del Recuerdo: reflexiones críticas sobre la narrativa y poesía de Mario Benedetti Editado por la Facultad de Filosofía y Letras BUAP y la Facultad de Humanidades de la UAMEX. Co–editora del libro Historia, ficción e ideología. Una relectura de Mario Vargas Llosa. Editado por la Facultad de Filosofía y Letras BUAP/ Facultad de Humanidades de la UAEMEX. Co–editora del libro Ensayos críticos sobre literatura femenina. Miradas al margen. Editado por la Facultad de Filosofía y Letras BUAP. Con artículos de investigación publicados en libros y revistas indexadas y ponente en congresos internacionales y nacionales. Sus Líneas de investigación son: 1.— Teoría y vanguardia literaria, 2.—Literatura novohispana, 3.—Discursos híbridos en los siglos XIX, XX y XX. 4.—Intertextualidad literaria, cine y música.