MALE CORREA Y LA BÚSQUEDA DE LO OTRO

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male correa

Por Luis Fernando Macías*

Desde muy temprano, Male emprendió un largo camino hacia las profundidades de sí misma. Tenía miles de dudas y muy pocas certezas, así que lo suyo ha sido una dulce manera de preguntarse, desde la búsqueda en las formas del arte, por el sentido. Su primera pesquisa la llevó a los rincones de bares, calles y pocilgas en el barrio Guayaquil, donde sus imágenes estamparon en el acrílico hasta la presencia de los fantasmas en los corredores, como una suerte de intuiciones del más allá o de memoria remota del pasado de la sangre, tan opuesto a su realidad de esta vida. Acaso para Guayaquil esa criatura delicada que la registraba fuera ya la otredad, la luz que iluminaba sus sombras.

Después, mientras desarrollaba las destrezas del uso de las tintas, el grabado, el dibujo y las técnicas impensadas de la experimentación con formas, texturas y materiales, ocupada también en la pregunta de quién era ella, con la determinación de la que está dispuesta a arriesgarlo todo, le llegó la inquietud del padre, aquel que pasó de ser el hombre sin rostro a la nube de papel del libro de sus memorias o a los recortes de sus prendas de vestir, al lado de las aguadas de una identidad que se esconde y se revela con la misma ambigüedad del dolor de una existencia lejos de los amores de esta vida.

Una vez alcanzado el dominio de las técnicas pictóricas, lo que le quedaba era investigar en ella misma. Apareció entonces en sus cuadros la gemela, la compañera de la vida desde el útero de la madre, y durante todo el tiempo, hasta la urna del místico perfume. Esto la obligó a preguntarse por la continuidad del ser en el otro: el palíndromo, el monotipo, la sombra, el espejo que sigue la imagen refleja e inversa… la imagen de agua que se desdibuja, se diluye, funde la cara con el sello. Sirviéndose de técnicas inusuales como la miel o el grafito en polvo que, al mismo tiempo son experimentación y asombro por la incertidumbre y el azar de sus resultados, ha ido encontrando la imagen de agua que somos, el reflejo cuya cara verdadera ignoramos, pero que se adentra en el revés como la magia del camino de ida que es el camino de regreso: «todos nuestros viajes son viajes de regreso», decía Gaspar, el errabundo; «somos asomos», dice Male. Y este es el juicio de la identidad que se desvanece, la palabra que continúa en el espejo que ya no sabemos si se aleja o se adentra en lo profundo de nosotros.

¡Cómo has llegado de lejos, caminando hacia el fondo de tu ser vigoroso!

¡Qué vida y qué obra tan coherente sos, querida Male!

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Instagram: www.instagram.com/malecorrea.art

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*Luis Fernando Macías (Medellín, 1957). Profesor de la Universidad de Antioquia. Narrador, poeta, ensayista, autor de obras para niños, editor. Ha sido director de la Revista Universidad de Antioquia y codirector de las revistas Poesía y Esteros.

Entre sus obras podemos destacar las novelas Amada está lavando, Ganzúa, Eugenia en la sombra y Las muertes de Jung; los libros de poemas La línea del tiempo, El jardín del origen, El libro de las paradojas, Memoria del pez (compilación 1977-2017) y Todas las palabras reunidas consiguen el silencio (antología bilingüe); y los libros de ensayo Diario de lectura I: Manuel Mejía Vallejo, Diario de lectura II: el pensamiento estético en las obras de Fernando González, Diario de lectura III: León de Greiff, quintaesencia de la poesía, El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes, Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff, El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas.

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