LOS OLVIDOS DE LA MEMORIA EN JOSÉ MARÍA MERINO
Por Jaime A. Orrego*
En los últimos años, el estudio del funcionamiento de la memoria en nuestro cerebro ha sido motivo de investigación especialmente por los problemas que se han estado teniendo con el estrés post traumático (PTSD por sus siglas en inglés). Es así como nuevas investigaciones muestran que cuando se recuerda un evento, la estructura de esa memoria en el cerebro se altera a la luz del momento presente, deformada por nuestros sentimientos y conocimientos actuales. Por eso, cada vez que recordamos algo estamos cambiando esa memoria.
Por lo tanto, cuando se experimenta un evento traumático, este se recuerda de dos maneras diferentes. El primer recuerdo es el evento en sí, esa escena cinemática que puede reproducirse a voluntad. La segunda memoria, sin embargo, consiste en las emociones, los sentimientos negativos desencadenados por lo sucedido. Cada recuerdo se mantiene en diferentes partes del cerebro. Los recuerdos de las emociones negativas, por ejemplo, se almacenan en la amígdala, un área en forma de almendra en el centro del cerebro. (Los pacientes que han sufrido daños en la amígdala son incapaces de recordar el miedo.) Por el contrario, todos los detalles relevantes que comprometen la escena se mantienen en diversas áreas sensoriales –elementos visuales en la corteza visual, elementos auditivos en la corteza auditiva, etc. Ese sistema de archivo en diferentes partes del cerebro significa que diferentes aspectos pueden ser influenciados de forma independiente por un tratamiento.
Por lo tanto, con el crecimiento en la cantidad de personas que sufren de PTSD debido, en gran medida, a los ataques terroristas en diferentes partes del mundo y a las guerras en el Oriente Medio en los últimos años, las investigaciones sobre la memoria se están centrando en cómo eliminar, o por lo menos controlar, los malos recuerdos. Es este el tema central del artículo publicado hace unos años en la revista tecnológica Wired titulado “The Forgetting Pill Erases Painful Memories Forever”. Aquí, Jonah Lehrer hace un recuento de lo que han sido los estudios de la memoria en los últimos años, pero asímismo se centra en las funciones del nutriente PKM(zeta) en el cerebro y cómo se ha estado experimentando con inhibidores que manipulan esta proteína. De este modo, se ayudaría a personas con PTSD para que, de alguna manera, no continúen siendo perseguidos por malas experiencias del pasado.
El tratamiento buscaría eliminar memorias traumáticas del pasado a través del siguiente procedimiento:
1. Escoger la memoria: Tendría que ser algo profundamente implantado en el cerebro, una memoria a largo plazo.
2. Recordar esa memoria: Cuando se recuerda algo, el cerebro sintetiza nuevas proteínas para estabilizar los circuitos de las conexiones neuronales y una de estas proteínas es PKM(zeta). Por lo tanto, para asegurarse que esta memoria está instalada en el paciente, se le pediría que escribiera esta memoria o que la repitiera varias veces en voz alta.
3. Borrar la memoria: Para hacer esto, se le administraría al paciente un fármaco que bloqueara la proteína PKM(zeta), y después se le pediría al paciente que hiciera nuevamente un recuento del evento. Debido a que la proteína necesaria para volver a consolidar la memoria estaría ausente, la memoria dejaría de existir. Los investigadores creen que serían capaces de dirigir la memoria específica mediante el uso de fármacos que se unen selectivamente a los receptores que se encuentran sólo en la zona correcta del cerebro.
4. Continuar con la vida: Si el fármaco es lo suficientemente selectivo y la memoria lo suficientemente precisa, todo lo demás en el cerebro no debería verse afectado.
Este procedimiento nos recuerda a la película “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” (Eternal Sunshine of the Spotless Mind en inglés) ganadora del premio Oscar en el 2005 como mejor guión original. Este es un film romántico de ciencia ficción que gira alrededor de una pareja que, después de terminar su relación en malos términos, decide borrar todos los recuerdos que se tienen del otro para continuar con su vida. Sin embargo, a diferencia del procedimiento señalado por Lehrer en Wired, en esta película sí se causan daños en el cerebro y no logran eliminarse todas las memorias que quieren sus protagonistas.
Esta imperfección en el tratamiento, aunque no mencionado, podría ser similar a lo ocurrido en el cuento “La memoria tramposa” de José María Merino que se incluye en Cuentos de los días raros (2004). En este relato tiene como personajes principales el narrador y Marcelo, su hermano mayor que regresa de Australia para pasar la nochebuena con su familia después de 15 años de ausencia y encontrarse con una realidad diferente a la que había dejado. Este choque comienza desde el momento en que Marcelo intenta descansar “y resultó que no recordaba dónde estaba su cuarto”. Aunque inicialmente la familia piensa que los problemas con su memoria pueden ser causados por el agotamiento del viaje, después de un tiempo, cuestionan sus recuerdos diferentes, a lo que él responde: “Encuentro cosas que me resultan familiares y otras que me parecen extrañas, rarísimas”.
Dentro de estas cosas que Marcelo cree recordar, pero que su familia parece nunca haber vivido, es la existencia de Emiliana que cuando fue mencionada por él, este nombre les “resultó completamente ajeno” al resto de miembros de la familia. Inicialmente, el hermano que estuviera ausente excusa sus problemas de memoria con el cansancio pero, posteriormente cuando ve a uno de sus hermanos limpiando una escopeta, acepta sus recuerdos y alzando su voz, grita: “–¿Por qué me provocas?… ¿Por qué no me dejas que lo olvide?”. Ante la sorpresa de sus familiares, él continua con sus gritos: “¡Alguien la había dejado cargada! ¡Yo no quise hacerlo!… ¡Cómo iba yo a querer matar a Emiliana! ¡Cómo iba yo a querer matar a nuestra hermana!”. Al ver la incomprensión por parte de su familia, Marcelo se deja caer en el sofá cubriendo su cara con las manos, y después de un rato se va a su habitación. Cuando el narrador va a buscarlo porque la cena está lista, ya su hermano se había ido sin dejar rastro y desde eso nunca más se ha sabido de él.
Para mí, el éxito de este cuento radica en que genera más preguntas que respuestas. Esto es porque aunque el narrador termina su relato diciendo “Ojalá su memoria deje de ponerle trampas, y le permita recorrer algún día el verdadero camino de vuelta”, los lectores nos podemos preguntar si acaso ¿habría viajado Marcelo a un universo diferente al suyo en el cual Emiliana nunca existió? ¿No serían que la familia habría olvidado acerca de Emiliana siguiendo un tratamiento similar al propuesto por Lehr en “The Forgetting Pill Erases Painful Memories Forever” del que Marcelo no hizo parte? Porque aunque el narrador asume que las trampas de la memoria le ocurren a su hermano mayor, nosotros los lectores ¿Podríamos estar seguros de ello?
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*Jaime Orrego es profesor de español y literatura latinoamericana en Saint Anselm College en Manchester (New Hampshire, USA). Es Ingeniero Industrial de la Universidad Javeriana de Bogotá (1999) y Ph.D. en literatura de la Universidad de Iowa (2008). Tiene cuentos, artículos y entrevistas publicados en diversas revistas especializadas en Colombia y los Estados Unidos. Su narrativa, utilizando mayoritariamente los recursos estilísticos de la ciencia ficción, trata el tema de la realidad colombiana de los últimos años, sin restarle por ello el dramatismo a una época violenta y hostil que marcará profundamente su infancia y adolescencia. Además de la creación literaria, también se dedica a la labor investigativa, enfocándose principalmente en la violencia colombiana desde el período de la independencia (principios del s. XIX). Web:www.jaimeorrego.com