UN PRIMER ENCUENTRO CERCANO CON LA CIENCIA FICCIÓN COLOMBIANA
Por Jaime A. Orrego*
En Contemporáneos del porvenir, René Rebetez recoge, entre otros, los textos más representativos de la convocatoria realizada en 1998: Bogotá una ciudad que sueña. Ésta fue hecha por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo, y estaba dirigida a escritores de ciencia ficción. Los jurados fueron William Ospina, Antonio Vélez Mora y el propio René Rebetez. A este último se le conoce como el padre de la ciencia-ficción en Colombia y uno de los grandes impulsores del género, como lo reconociera John Updike en su “The Flaming Chalice” publicado en la edición del 26 de febrero de 1990 del New Yorker.
Como ya lo hemos señalado en columnas anteriores, es reconocido que la ciencia ficción se ocupa más del presente que del futuro, y es por esto que Rebetez señala que “el escritor de ciencia ficción que, al fin y al cabo, se dedica al ejercicio de la profecía, una profesión ingrata si las hay, como lo pueden atestiguar el apocalíptico San Juan y el glífico Ezequiel, tanto como un profeta más reciente, Isaac Asimov. La ciencia ficción es bíblica, popolvuhista, leviatánica, gilgameshiana. Pero esto no es solamente literatura, es una necesidad de abrir los ojos y hacerlos grandes, mucho más grandes, hasta abarcar una información revelada, convertirse en un radar, como el que decía Ezra Pound eran los verdaderos poetas, una síntesis, un fogonazo enceguecedor que nos permita apreciar el milagro constante en que vivimos.”
Con esto en mente, pensé que el cuento “El encuentro cercano de Juan Matías” de Juan Manuel Camargo González, sería un buen comienzo para destacar algunos de los textos de ciencia ficción colombiana recogidos en Contemporáneos del porvenir. Como puede asumirse desde el mismo título, el protagonista es Juan Matías, un hombre viudo y solo que vive en Fontibón, una localidad ubicada al occidente de Bogotá. Una noche, mientras tendía la ropa que acababa de lavar, tuvo que lanzarse al suelo para sobrevivir el aterrizaje de un platillo volador que destruyó más de la mitad de su casa.
Este encuentro, el cual podríamos catalogar como del tercer tipo según lo expuesto por el científico norteamericano J. Allen Hynek en su libro The UFO experience: A scientific enquiry (1972), desencadenará una serie de eventos, que se acercan más al realismo mágico famosamente conocido en Gabriel García Márquez, que a la ciencia ficción. Es así como la policía demora más de cuatro horas en llegar a lugar de los hechos, ya que no prestaban atención a lo ocurrido. Fue sólo cuando “gracias al hecho fortuito de que una operadora entendió que se trataba de un ataque guerrillero en las goteras de Bogotá” que la policía envió agentes a la casa semi destruida de Juan Matías.
La primera reacción de los agentes al llegar, fue atacar al alienígena, pero igual que lo hiciera cuando sus vecinos quisieron matarlo, Juan Matías logró que se respetara la vida del visitante con argumentos basados en los derechos humanos. Posteriormente, llegaron reporteros radiales que describían lo sucedido más como una escena de guerra, que como lo que realmente era: uno encuentro cercano del tercer tipo. La idea que la casa de Juan Matías fue afectada por el conflicto que vive el país era la más aceptada, pues “la versión de una nave espacial caída del cielo parecía mucho menos verosímil que la posibilidad de un ataque de las FARC.”
Los agentes de policía desplegados en la escena, apenas alcanzaban a contener a los curiosos que rompían ventanas y hasta derribaban puertas y paredes para intentar ver la nave espacial, o al alienígena, el cual es descrito como un ser “estrafalario de brazos largos y piernas múltiples, cubierto por una escafandra transparente a través de la cual se veía su piel de sapo.” Esta conmoción no está muy lejana a la descrita por García Márquez en “Un señor muy viejo con unas alas enormes” cuando los curiosos pagan a Pelayo y Elisenda para ver el visitante.
Finalmente, cuando la situación parecía salírsele de las manos a la policía, el ministro de defensa se hace presente en la escena del accidente, y al ver que el único que parecía entenderse con el alienígena era Juan Matías, a él “le pareció indigno que la Nación estuviera representada de ese modo tan poco conspicuo por un vocero no oficial.” Es por esto que se decide trasladar al visitante a una guarnición militar, donde se le sujeta con argollas a la pared, y se le trata como cualquier preso medieval.
Sin embargo, lo que logra hacer el ministro es trasladar el circo a un lugar de personas ‘más dignas’, personas ‘oficiales’. Es así como el alienígena se convierte en un objeto de moda, y por su celda desfilan “ministros, generales, reinas de belleza, miembros del jet set, embajadores, congresistas, fiscales, periodistas eximios y hasta el presidente de la República, quien evadió el cerco de los reporteros para darse un par de escapadas furtivas por Usaquén, con la esperanza vana de lograr un acuerdo de paz”
No obstante, Colombia no es el único país afectado por este encuentro, ya que el resto del mundo estaba centrado con lo que pasaba en Bogotá. Es así como en África, específicamente en Burkina Fasso, un grupo disidente dio un golpe de Estado “pero tuvo que renuncia a permanecer en el poder al constatar que ni siquiera los periódicos del país habían prestado atención al suceso”
Juan Matías continúa siendo el más afectado con la situación, pues no sólo el aterrizaje de la nave espacial destruyó parte de su casa, sino que las grúas que se la llevaron terminaron por acabar con lo poco que quedaba en pié. Al ver su desespero, uno de los militares logró instalarlo en un hotel en el centro de la ciudad, del cual sería echado unos días más tarde, pues el gobierno nunca pagó las cuentas prometidas. De este modo, “al cabo de tres semanas Juan Matías empezó a pensar que el extraterrestre era él y no el pulpo, porque se dio cuenta que ya no entendía nada de lo que le estaba sucediendo…” A este punto nos es imposible no encontrar una referencia a la literatura fantástica, en especial al cuento “Axolotl” de Julio Cortázar.
Por lo tanto, con esta historia de Camargo González, a la que podríamos catalogar de tragi-cómica, se nos muestra cómo un encuentro cercano del tercer tipo, desencadena una serie de hechos, que no parecen muy alejados de la realidad, pero que llevan a un abandono total para la persona afectada, y a un trato de animal de circo para el visitante.
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+Multiverso Cronopio es la nueva columna de Jaime A. Orrego, sobre temas relacionados con la Ciencia Ficción.
*Jaime Orrego es profesor de español y literatura latinoamericana en Saint Anselm College en Manchester (New Hampshire, USA). Es Ingeniero Industrial de la Universidad Javeriana de Bogotá (1999) y Ph.D. en literatura de la Universidad de Iowa (2008). Tiene cuentos, artículos y entrevistas publicados en diversas revistas especializadas en Colombia y los Estados Unidos. Su narrativa, utilizando mayoritariamente los recursos estilísticos de la ciencia ficción, trata el tema de la realidad colombiana de los últimos años, sin restarle por ello el dramatismo a una época violenta y hostil que marcará profundamente su infancia y adolescencia. Además de la creación literaria, también se dedica a la labor investigativa, enfocándose principalmente en la violencia colombiana desde el período de la independencia (principios del s. XIX). Web:www.jaimeorrego.com.