SANANTERO FILMS (Foto Jorge Guzmán) – De izquierda a derecha, Esteban Orozco, Alejandro Ángel y Juan Felipe Orozco
ALEJANDRO ÁNGEL: CINÉFILO SIMPLE
Por Marian Villa *
SER PRODUCTOR EN MEDELLÍN
«En líneas generales, en la sociedad, puedes encontrar personas que opinen de política o de economía y sentirse hasta cierto punto cómodos, expertos o incluso por encima. Ahora, difícilmente vas a encontrar a un grupo de personas promedio discutiendo sobre si un puente tuvo este problema estructural o si la solución vial no se ciñe con la teoría moderna sobre tráfico urbano. Toda esta analogía viene a lo siguiente: cuando estás en una empresa, en la cual prácticamente eres el único que está tratando de plantar ciertas visiones financieras del negocio, es más difícil lograr consenso, pues van a pesar más los criterios creativos, pues son mayoría. Eso es lo que puede ser difícil en la producción de cine desde mi punto de vista», asegura Alejandro Ángel.
PRIMERA TOMA: MONTERÍA
Alejandro Ángel conoció a Juan Felipe Orozco a los 9 años en Montería, y para esa época, era simplemente Juan Felipe, aclara. Llegó a Montería debido a que, como muchos paisas, por causas del trabajo, su papá fue trasladado a la gerencia comercial de una empresa en Córdoba.
Alejandro fue bautizado en la comuna nororiental de Medellín, que es la número 4, la de Aranjuez, en el barrio Villa del Socorro. Y fue allí porque «mi padrino de bautismo, quien es el papá de Jorge Franco, quería que fuera con ese sacerdote», dice Alejandro.
La familia de Alejandro se fue de Medellín cuando él tenía dos años, en 1980, lo que hizo que Alejandro viviera en Montería 14 años de su vida. Fue a los 9 años, estudiando en el Colegio La Salle de esa ciudad, que conoció a Felipe y otros amigos, como Esteban, que es el hermano de Felipe y a Luis Otero, quien ha sido el director de fotografía en las dos películas de los hermanos Orozco. Se hicieron amigos porque tenían muchas cosas en común: «Gusto por el rock, el metal, leer cosas, ver películas de cine comercial y otro no tan comercial para nuestras edades (esto ya en la adolescencia, en especial a partir de los 14 años)».
EL CINE COMO ESPECTADOR
«En mi caso en particular, yo venía viendo mucho cine desde pequeño, en parte por gusto y en parte por iniciación de mi papá, que me llevaba junto a mi hermano mayor a ver películas todos los domingos en la única sala buena que había en esa época en Montería», recuerda Ángel.
Así fue como logró ver a los 4 años de edad una película del viejo oeste, pero reconoce que la primera que realmente entendió fue E.T., a los 6 años. El cine de esa época se llamaba «Cine Sinú», y se veía en cartelera lo que alcanzaba a llegar a Montería, que podía ser desde grandes producciones como E.T., hasta películas más oscuras como Hitecher, «que titularon en español como El Pasajero de la Muerte (1985)», cuenta emocionado. «Era un thriller de un sociópata de carretera, algo bastante oscuro, que pude ver hacia los 8 años de edad».
Otras películas que se encuentran en los recuerdos de Alejandro son Terminator (1984), Dunas y El Tren del Escape, «un drama en Alaska más bien para adultos, pero que igual me gustó».
Algo que marcó el desenvolvimiento social de sus amigos, según cuenta Alejandro, es que, como grupo, ellos eran un poco aislados, porque ser paisa en un sitio cerrado culturalmente como Montería en esa época era algo difícil. Además, los gustos musicales como el rock y el metal en plena adolescencia, hacen que haya confrontaciones típicas con gente de la misma edad.
LA ADOLESCENCIA Y PALOALTO FILMS
«Mientras compartíamos la música, la literatura y el cine, decidimos entonces, al terminar el colegio, cada uno hacer sus propias cosas. Yo me fui nuevamente para Medellín. Estuve un par de años donde una tía mientras mis padres se devolvían y nos asentábamos en Envigado, donde hemos estado viviendo hasta ahora, y decidí estudiar Economía en EAFIT, pues me llamaba la atención desde pequeño como imaginario personal. Me imaginaba en la bolsa y cosas así, en el mundo financiero. Felipe, por otro lado, estudió diseño gráfico en UPB; Esteban, Ingeniería de Sistemas en EAFIT y Luis se fue a Bogotá a estudiar Comunicación Social, primero, y luego Cine. Avanzamos con nuestras vidas, cada uno un poco por su lado».
Fue en 2004, cuando Felipe, junto con algunas personas de diseño de UPB y otras que se habían dedicado a la producción o la post producción en Videobase, una empresa donde Felipe trabajó, que decidió montar la compañía productora Paloalto Films, y fue así como comienza el proyecto «Al Final del Espectro».
«En el 2005 me contactó Juan Felipe, para proponerme hacer la producción ejecutiva y buscar recursos. Me salí de mi antiguo trabajo en la banca y decidí comenzar la producción ejecutiva de Al Final del Espectro. La película avanzó en recursos y la lanzamos a finales de 2006. A mediados de 2007 pasé a ser también productor ahí, pues quedé a cargo de la parte de la negociación en la venta internacional y en los derechos de remake».
SANANTERO FILMS
En el 2008, Alejandro decidió con Juan Felipe y su hermano Esteban, montar una nueva productora, teniendo en cuenta que en la anterior eran diez socios. Entonces, fundaron Sanantero Films. «Ahí empecé como Productor y Productor Ejecutivo de “Saluda al Diablo de mi Parte”. Conseguí los cerca de $3.000 millones de inversión y fui uno de los productores. En este punto aclaro que Felipe, Esteban y yo somos los tres productores, pero Felipe dirige, Esteban hace guiones y yo la producción ejecutiva».
Alejandro Ángel dice que trabajar con Luis Otero como Director de Fotografía, Juan Pablo Aristizábal, Sara Millán como la Diseñadora de Producción, Felipe y Esteban, realmente tiene un sentido. «Más que por ser amigos, que fue lo que en principio hizo que fuera más fácil convocarnos, el asunto es de gustos parecidos, de propósitos en general comunes. En mi caso particular, sentí que con ellos podía hacer cine, realmente. No hay mucha gente en Colombia para hacer buenas películas. Hay una industria incipiente en crecimiento, y por ende, no hay muy buen nivel aún, en general. Yo quería trabajar con gente que realmente pudiera hacer buen cine, pues si no, no valía la pena».
“Saluda al Diablo de mi parte” dirigida por Juan Felipe Orozco. Cortesía de Sanantero Films. Pulse para ver el video
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*Marian Villa es Diseñadora Gráfica de la Universidad Pontificia Bolivariana y estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la misma universidad. Recibió mención de honor en el Módulo de Infografía, Interfaces Gráficas y Puesta en Escena de la Facultad de Arquitectura y Diseño. Su práctica académica la realizó en un proyecto especial entre el Centro de Investigación CIDI, el Instituto de Espiritualidad de la UPB y el Metro de Medellín sobre el concepto de Cultura en la ciudad de Medellín. Es Directora de Marketing y Fundadora de Red ACCIÓN S.A.S. (www.redaccion.com.co)