NUEVO EN NUEVA YORK
Por Elisa Restrepo Le Flohic*
Siempre se es nuevo si no se pierde la más mágica, única y maravillosa de todas las capacidades. La capacidad de asombro.
No me gustan los buses turísticos. Creo que las ciudades se conocen a pie, de mapa en mano y calzando zapatos cómodos. Caminando hasta ya no poder más. Hice un pequeño cálculo hace unos días y son más de 20 los turistas que he recibido en mi casa en Nueva York en los últimos seis meses. Lo que más les agradezco es que cada uno me hace un regalo especial: me regala su capacidad de asombro. Aquí, los diez secretos y los cinco lugares que yo les regalo a ellos.
DIEZ SECRETOS DE UN TURISTA CON ASESORÍA LOCAL
1. Sin prisas. No se trata de un test. No hay necesidad de llenar casillas como si de un examen se tratara. Estatua de la Libertad, chequeado; Empire State, chequeado; Times Square, chequeado. Conocer Nueva York es un paseo y en los paseos uno no puede aceptar que haya un hombrecito sosteniendo una bandera que le dice por donde andar, a donde mirar, qué foto tomar. Si uno se mueve en masa y si obedece órdenes está renunciando al derecho básico del turista, el cual es descubrir.
Muy sospechosos me resultan los tures que ofrecen las agencias hoy en día: 27 atracciones en 8 días; 10 países en 15. Cuidado, la verdadera experiencia es tomarse un café y ver la gente pasar. La verdadera experiencia es escoger la esquina que a uno se le antoje, para ver el edificio que se le antoje, por el tiempo que se le antoje. Sospechosos también los turistas que toman 700 fotos y publican 650 en las redes sociales ¿Vinieron a ver o para que después los vean? Mi primer consejo entonces: mapa de las calles, mapa del metro, cámara —en el bolsillo— y una palabra en la mente: lento.
2. Direccionales. En general los neoyorquinos son gente muy amable; sin excepción son gente muy acelerada. Al momento de tomar una foto o de mirar un edificio hay que aplicar el principio del tráfico automotor: mire, frene poco a poco y deténgase a un lado de la vía. Es bueno ser un buen turista y respetar silenciosamente el ritmo de la ciudad para así poder verla en todo su esplendor. Esta recomendación también aplica para comprar los tiquetes del metro y para entrar y salir de las estaciones. Grave colisión la causada por quienes se detienen en medio de la nada, cinco en línea horizontal, bloqueando la acera por completo.
3. Siga al de blanco. Todos los semáforos de la ciudad tienen un cruce claramente indicado para los peatones y con la figura de un hombre que se ilumina con luz blanca cuando es el momento de cruzar. Jamás se debe atravesar una calle por un punto que no tenga cebra y tampoco aventurarse al otro lado con la luz en rojo. Son decenas de turistas los que he visto enfrentarse al peligro de un taxi amarillo a toda velocidad que sale de la nada.
4. Público. Lo mejor de Nueva York es gratis, y está en la Internet, que también es gratis. Un viaje a esta ciudad puede resultar demasiado costoso si sólo se asiste a atracciones y espectáculos pagados. Al hacer el itinerario mi consejo es incluir sitios y planes que son gratuitos y maravillosos. Los parques, como el Central Park y Bryant Park; los mercados del fin de semana como el de Union Square; y hasta los Museos como el MOMA, que es gratis los viernes de 5 p.m. a 8 p.m. permiten acercarse a la ciudad sin costo alguno y en su más natural expresión. Si el viaje es en primavera y verano mejor aún, navegando la red se encuentran infinidad de páginas de conciertos, obras de teatro y actividades libres.
5. Alternativas. No se si a todo el mundo le pase lo mismo pero aunque me parecen deliciosas las hamburguesas, las papas fritas y la pizza, mi organismo simplemente no puede manejar más de dos días seguidos con esa dieta. Nueva York, al ser la capital del mundo, es la capital de la cocina y la hay para todos los presupuestos. Yo recomiendo probar comida india, japonesa, mexicana, coreana y libanesa. Platos exquisitos que cuestan igual o aún menos que un menú ‘full’ carbohidratos y que harán felices al paladar y al estómago.
6. El drama del baño. Los temas complicados hay que tratarlos de manera directa. Conseguir un baño público limpio y agradable en doce horas de turismo es un reto. Mi consejo: evitar los de Starbucks, colarse en los grandes almacenes como Macy’s o JC Penney y llevar en el morral gel antibacterial, toallas húmedas y pañuelos desechables. Es indescriptible la felicidad de limpiarse las manos después de usar un vagón de la línea R en hora pico.
7. Metro o taxi. En paseos de tres o menos personas el metro es la mejor opción. Funciona, te lleva a todas partes, es la opción más económica y recorre la ciudad de cabo a rabo a la velocidad de la luz. Sin embargo, cuando son más de tres los viajeros y el trayecto no es muy largo, se puede tomar un taxi y a veces cuesta menos. Antes de subir, calcular.
8. Habla. En el idioma que sea, con la persona que sea. Es probable que uno que otro neoyorquino ande de mal genio pero la mayoría son personajes amables a quienes les gusta indicarte una dirección o mostrarte un buen sitio para comer. La mayoría de las personas que viven aquí son inmigrantes y por eso reconocen y aprecian la diversidad. Yo disfruto mucho las charlas con los vendedores de los carros de perros calientes, nueces y pretzel… ¡Ah! Prohibido con irte sin probar los tres anteriores.
9. El souvenir. Los recuerdos de viaje en Nueva York son costosos, los hacen en China y no son inolvidables. Hay muchas otras cosas qué llevar como regalo a casa. En los mercados alimenticios como el de Chelsea o en los mercados de las pulgas se consiguen detalles del mismo precio y que son realmente únicos: Una pequeña pintura de un artista del Soho, una joya artesanal, una mermelada orgánica. Es realmente fácil romper con lo tradicional en una ciudad que lo tiene todo.
10. Volver. Todos sin excepción lo han prometido y lo dicen de corazón. A Nueva York hay que venir, pero es más importante volver. La ciudad cuenta con una característica y es que hace sentir a todos que existe sólo para ellos y quien se ha ido siente que hay un amor que espera por su regreso. Ya verás.
CINCO LUGARES MÁGICOS
1. El parque High Line, abierto en 2009, es una vía antigua de tren convertida en jardín. Como obra de arquitectura y como manifestación de convivencia urbana, inolvidable.
2. El mercado de Chelsea, ubicado debajo de la estructura del High Line. Un sitio increíble con restaurantes, panaderías y reposterías. Magnífico para encontrar regalos.
3. El mercado de Union Square, donde los granjeros del Estado se encuentran los sábados y domingos para vender sus productos frescos y sin intermediarios. Verduras, frutas, quesos, panes. Un buen plan es comprar lo necesario para un picnic y disfrutarlo en una silla del parque.
4. Grand Central Terminal, es entrar en una película. Cuántas imágenes de quienes se van y quienes regresan de tantos filmes que llevamos en la memoria. Mi mayor felicidad, caminar unos pasos delante de mis turistas y ver sus caras cuando entran a la plaza central y ven la bóveda del cielo.
5. Central Park. Allí no sólo se siente uno en una película, se siente en un sueño. Paseo que se respete le tiene que dedicar al menos medio día a este inmenso refugio verde del que los locales siempre se declaran enamorados.
Conoce Nueva York (Cortesía de www.muchoviaje.com). Clic para ver el vídeo
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=3ViXHusrzK4[/youtube]
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* Elisa Restrepo Le Flohic es Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín). Actualmente es gerente de promoción de marca y comunicaciones de AVON Colombia. Fue redactora de estilo en la Revista Cromos. Trabajó en El Colombiano como redactora en la sección de Vida y Sociedad. Tiene un reconocido blog sobre la ciudad de Nueva York: nuevoennuevayork.blogspot.com
María Helena (nena ) estaría orgullosa de ti
«…la verdadera experiencia es tomarse un café y ver la gente pasar…»
Que buen artículo. Una descripción corta y sencilla de una enorme y complicada ciudad. Pero lo mejor es que también permite ver que detrás de la pluma hay un ser humano maravilloso.