LA PERCUSIONISTA OLVIDADA POR LA ARGENTINA
Por Diego Leonardo González Rodríguez*
La quieren ignorar pero no podrán hacerlo. «Si te preguntan, vos no me conocías», esta línea de la canción «Mil horas» de los Abuelos de la nada, parece reflejar el desconocimiento artístico de la mejor baterista de la Argentina, la creadora de la primera banda de rock de mujeres del país (Rouge) quien integró junto a Gabriela Epumer, la agrupación Viudas e Hijas de Roque Enroll.
Andrea Álvarez empezó a tocar instrumentos de viento desde los 5 años, el único instrumento que detestó fue la flauta traversa, porque le generaba mucha presión, siempre que la interpretaba pensaba que ojalá lo hiciera mal, con eso no la tendría que volver a manipular.
Terminó el secundario sólo porque sus padres le insistieron, a cambio ella les rogó, porque le compraran la batería. Años después viajó a Nueva York donde aprendería a tocar el instrumento en el tiempo libre que tenía como niñera. Por un momento se distrae y comenta: «ese pibe debe estar muy grande».
Es la única mujer en la historia del rock argentino que ha tocado con algunas de las bandas y personajes más influyentes de Latinoamérica, entre ellas: Soda Stereo, Divididos, Charly García, Los Redondos, Los Rodríguez, Celia Cruz, hasta tuvo un instante mágico en la ciudad de Nueva York, cuando fue invitada a tocar junto al «Rey de los Timbales» Tito Puente.
Andrea es reconocida en la escena y en los medios como la «Power Girl del Rock Nacional». Héctor Romay, en su libro «La Historia del Rock» la describe como: «Baterista de importante trayectoria. Su historia musical presenta hitos muy valiosos, como son sus pasos por los grupos: Rush y Los Guarros.
Andrea tiene tatuados los antebrazos con una «AA» que la hacen parecer al ángel caído del comic «Constantine», viste ropa cómoda, casi siempre tenis o botas de caucho para el invierno, hoy está tapada con un saco de flores rojas y colibríes, tiene un jean azul ceñido, que deja ver sus delgadas piernas.
A la percusionista los reconocimientos le tienen sin cuidado. Tiene un tono de voz suave, lo sabe manejar para cuando dice cosas como: «Mi música es buena, a mi no me tienen que venir a decir que soy buena, yo soy consciente de lo que tengo y lo que no».
El manager de Ataque 77 y amigo de Andrea, Mundy Epifanio, cree que al contrario de lo que piensa la artista «ella se encuentra en un lugar único, en un lugar especial por ser una percusionista como no hay dos», Mundy habla despacio y concreto sobre la solista, como si ella hace mucho tiempo no tuviera nada que probar, o mejor aún, cómo si ya la prueba se hubiera superado.
Por su parte, el teclista Fabián «Tweety» González describe a Andrea como una «pequeña gran artista», luchadora y carismática, quien se encuentra «en un lugar de respeto total, el cual se ganó con talento y trabajo» y afirma con dureza que, si no ha sido reconocida en la Argentina ha sido por cosas de la vida y nada más.
«Cucamonga» es la sala de ensayo donde Andrea todos los días y en diferentes horarios dicta clases de percusión. El estudio está ubicado en Mario Bravo 614, sus paredes han sido decoradas con cientos de afiches publicitarios de recitales: Virus, Silverstones, Primus, La Condena de Caín, El Bordo, Ataque 77, Rita Lee, Pappo, Mechanix, Agonía, Nomade, Sin destino. Entre otros.
También, hay posters del rostro de James Brown (6 y 7 de diciembre, Estadio de Obras) llama la atención uno grande de Frank Zappa, que lleva la frase: «You can’t always write a chord ugly enough to say what you want to say, so sometimes you have to rely on a giraffe filled with whipped cream».
En el estudio hay un espejo mediano de 50 por 50 centímetros, tiene pegada una hoja que tiene escritos los temas: Alter Ego, Calladitos, Doble A, Sapo, Muerto, Aleluya, Nurse y Algo ha cambiado.
La percusionista conoció a Miguel Di Giovanni en 2001. Miguel es el dueño del estudio Cucamonga. La tiene en un concepto bastante elevado «Para mí Andrea es un genio, sólo que nació en el país equivocado, yo siempre le he dicho que si fuera yanqui, estaríamos todos haciendo colas de tres o cuatro cuadras, pagando 350 pesos para verla, pero como la tenemos aquí, no le paramos demasiado bolilla».
Desde que era una niña sabía que iba hacer importante para el rock argentino. Cuando fue adolescente supo que tocaría en las bandas que iba a ver tocar a los recitales.
La baterista dice sin soberbia, que hizo parte de la mejor época de Soda Stereo, pero nunca le fue reconocido su paso por el grupo, al igual que a su amigo Tweety González, tecladista de Fito Páez.
Cuando se le pregunta por las cosas que le gustan del rock argentino actual, responde descreída: «Yo tengo una vida musical vívida, formé parte de grupos grosos. Es injusto preguntarme sobre las cosas que me gustan. Fui partícipe de cosas muy importantes». Podría parecer arrogante pero no lo es, Andrea es simplemente honesta, no sufre de falsa modestia.
A la Power girl le queda muy difícil quedarse callada, no discutir, mentir, no protestar, no auto criticarse, tiene clara las cosas que ha hecho bien y que ha hecho mal, acepta entre una estrepitosa risotada, que es adicta a las relaciones emocionales y a los drogadictos, pero no a las drogas porque nunca le han gustado.
Tal vez por eso sus letras son sencillas e íntimas, tal vez por eso hablen sobre relaciones interpersonales y la decadencia de los vínculos que hacemos cada día con la gente. Tal vez por eso se sienta tan comprometida con el poder del mensaje o quizá sólo sea para hacer que su música llegue a todos lados y que sea escuchada por quien esté dispuesto a hacerlo.
EL ROCK ARGENTINO ES MACHISTA
Califica al medio rockero, como un medio machista, donde nadie está acostumbrado a que las bandas tengan nombres femeninos y por eso dice: «nadie se anima, yo no tengo apoyo». Andrea hasta el momento nunca conoció a alguien que le diera el empujón para hacerse visible, para abrir el mercado y poder salir del país.
Ella conoce a todos los que en algún momento pudieron haberla ayudado, pero por ser independiente esas mismas personas le han preguntado «¿para qué quieres hacer una gira internacional, sino te conoce nadie como solista y además cuesta un montón?» Reconoce que no la quieren registrar porque no es amiga de los periodistas.
Siempre fue una artista independiente, por lo tanto, «no tenía tantas posibilidades de tocar para mostrarme, aparte era solista, yo soy una persona sola, que le paga a todo un equipo de gente, aparte tengo que sostener mi casa porque yo soy mamá», dice, antes de recordar que el día de la primavera debe tocar en el recital de homenaje a Pappo.
Andrea tiene tres hijos musicales: Andrea Álvarez (2001), Dormis? (2006) y Doble A (2008) y uno de carne y hueso llamado Pablo De Cecco, un adolescente de 16 años cuyo padre es el baterista de Ataque 77, Leonardo De Cecco, con quien después de haber terminado su relación aún se lleva bien.
A Andrea le gusta verse tocar. Muchas veces piensa que está bárbaro lo que hace, pero mira al público y se da cuenta que no hay multitud en el recital, alguna vez le confesó al diario Página/12, que se sentía sola al momento de actuar.
«La gente la debería conocer. Ver cómo le impone fuerza y energía a cada uno de sus temas, en cómo ejecuta la batería, verla en escena. Es una chica-power-power». De esta forma la promueve y adula su jefe de prensa, Vicky Zapata.
León Peirone, guitarrista líder de la banda de la ‘Power girl’ sabe que Andrea es más «reconocida como instrumentista, o sesionista, que como compositora o creadora de música». Pero eso es algo normal en Argentina, donde el producto estándar que la mayoría de la gente consume, está bajando mucho de nivel, del mismo modo asegura, «cualquiera que vea un show de Andrea, queda encantado, porque está lleno de energía y un clima muy bien logrado con la interpretación». Peirone ve con esperanza el nuevo trabajo de la banda.
Vicky percibe el estilo musical de Andrea como «muy de afuera» y cree que ella es una artista distinta, pero que por ser mujer se le han cerrado las puertas.
La baterista tiene «miedo a cansarse», cada vez se siente más agotada. Andrea tiene un aspecto joven, su pelo rebelde parece la aureola de un santo guerrero, desborda energía, se mueve constantemente, tiene un carácter fuerte e imponente, siempre está dispuesta a trabajar. Para León Peirone es «una persona luminosa, generosa y con una energía única. Es un músico brillante. Tiene un gran swing, criterio y mucho pero mucho power».
La baterista tiene «miedo a cansarse», cada vez se siente más agotada. Y a sus 49 años se cansó de ver sus recitales vacíos.
Andrea Álvarez recuerda el Ultimo Concierto de Soda Stereo. Cortesía de TN – La Viola. Pulse para ver el video:
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=uzPKQ29MBEk[/youtube]
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* Diego Leonardo González Rodríguez es Comunicador social y Periodista egresado de la Universidad Los Libertadores. Responsable de comunicaciones de la Cumbre Mundial de Paz 2008. Editor de la desaparecida revista digital palabranet.net (2006–2010). Ha colaborado para la revista digital Cronopio (Medellín), Cinosargo (Chile), la revista de música Under Colombia (Bogotá), en 2011 cursó la maestría en periodismo del diario Clarín (Argentina) donde le fueron publicados un par de artículos como estudiante. Twitter: @leonard_diego.