Periodismo Cronopio

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En 1989 realizó un trabajo con los integrantes de la banda «Los Monjes», quienes operaban en grupos de más de tres personas para atemorizar a los niños, jóvenes, hombres y mujeres que caminaban por los barrios del municipio. Un gran porcentaje pudo rehabilitarse y hoy algunos son padres de familia, profesores, líderes comunitarios y políticos.

Miriam observó que ellos no recibían calor humano ni oportunidades y provenían de familias descompuestas. Insistía en que los grupos policiales no acabarían el problema matándolos o encarcelándolos, sino que se debía solucionar la falta de empleo, educación y brindarles apoyo y acompañamiento en su formación.

—Los Monjes causaban terror en Bello. A mí me robaron tenis y una bicicleta. Después fue impresionante para mí ver a esos que me habían atracado prestándole atención a mi mamá y diciendo que iban a dejar las armas —expresa Mauricio Bedoya, el cuarto de sus hijos.

Miriam nunca ha estado de acuerdo con que a alguien se le diga que es malo o bueno. Daniel Olguín, pedagogo argentino, afirma que «un niño o una niña no son malos si no que, en ocasiones, aprenden comportamientos inadecuados en la convivencia familiar y/o escolar». Por eso propone avanzar hacia una educación desde la infancia y la adolescencia que ayude a alcanzar entendimiento, respeto mutuo y relaciones pacíficas, que contribuyan de forma decisiva a formar personas felices, autónomas, responsables y solidarias.

Olguín expone su idea en un ensayo donde hace un llamado a la reflexión actual del sistema educativo y recalca la importancia de la pedagogía del afecto en las aulas de clase. Miriam, desde que nació su inquietud de trabajar por los demás, ha tenido en cuenta que el amor en los espacios de convivencia es una necesidad. Con sus salidas a los barrios, las conversaciones donde aconsejaba a los muchachos —quienes la apodaron como «La madre»— ha obtenido como resultado el cambio social, seres nuevos que ven la vida desde la paz y que sienten que esta los necesita para bien.

Por medio de frases como «tarde es nunca» y «ustedes son jóvenes con alma de acero, un corazón de oro y toda una vida para dar», la mayoría de los que conformaban la banda lograron escucharla y sintieron que la vida no se acababa en la esquina del barrio.

—Mi mamá me enseñó a ver en ellos no al delincuente, sino a la esperanza. Me pregunté, ¿qué íbamos a hacer si los destruíamos en vez de darles oportunidades? , ¿si había represión, dónde estaba el futuro? Puedo decir que lo que no hicieron las armas, lo logró mi mamá: acabar con la banda y reintegrarlos a la vida cotidiana.
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Para continuar con el proceso de resocialización, ASOP retomó actividades en el año 1991 y creó el colegio Jóvenes para el Futuro, con el que empezó a prestar los servicios educativos desde el grado preescolar a noveno y donde la mayoría de los estudiantes eran desertores de las bandas juveniles que incrementaban la ola de violencia. Ante las dificultades de espacio y a pesar de los esfuerzos de la Secretaría de Educación Municipal para conseguirlo, por dificultades económicas tuvo que cerrarse.

No obstante, Miriam continuó con su lucha, invitando a todo aquel que fuera un convencido de que el amor a la sociedad es una forma inteligente de contribuir a la paz y que solo desde la educación pueden ser generados los grandes cambios.

Cuando llegó el momento de su jubilación, en 1989, no se detuvo ante esa necesidad de ayudar a los demás. Por el contrario, Miriam Montoya creó un colegio con el sueldo de su pensión para aquellos niños que por razones económicas, sociales o familiares quedaban sin la oportunidad de acceder a la educación.

Es así como en 1998, mediante Resolución de Aprobación NRO. 0001663 del 23 de agosto otorgada por SEDUCA (Secretaría de Educación de Antioquia), se crea la Institución Educativa de Formación para la vida, CEVIDA, en una humilde casa en el barrio Niquía de Bello. Esta obra se inició brindándole la oportunidad a varios niños y jóvenes de los sectores de la quebrada La García, en su mayoría desplazados y extraedad. Comenzó con 40 niños en preescolar, 18 niños en primero y 20 niños en sexto de bachillerato.

—Un niño que uno recibe en el colegio, es uno menos que por esas horas va a estar en la calle, tal vez robando, matando o vigilando en una esquina. Hay que mostrarles que hay un camino con base en el conocimiento y tratarlos como seres humanos con valores y principios —comenta Mirian.

La alimentación de los niños que llegaban, en su mayoría desplazados por el conflicto de Antioquia, venía de las ayudas que se conseguía en la Alcaldía.

En el 2001, Rodrigo Villa, ex alcalde de Bello fallecido en 2011, le ofreció un comodato de un edificio que el municipio tenía a su cargo. En este se prestaban servicios educativos en las horas de la mañana a niños con discapacidades físicas y cognitivas. Por las tardes quedaba libre y Miriam lo utilizó para el funcionamiento del centro educativo, donde permanece todavía.

El colegio de tres niveles está ubicado en una esquina del barrio Niquía, en el municipio de Bello. La pintura verde y blanca oculta el color naranjado de los ladrillos de esa infraestructura antigua. Afuera las palmeras chocan contra las ventanas del segundo y el tercer piso. Los baldosines son viejos y desgastados. El patio central se calienta con el sol.

El 12 de diciembre de 2002, CEVIDA adquiere la aprobación de su Media Técnica en Gestión de Recursos Ambientales otorgada también por SEDUCA, la cual es avalada por el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje). Por su énfasis en medio ambiente y por una investigación sobre concreto reciclado, la asociación recibió la «condecoración del reciclador en la categoría de investigación» otorgada por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial.

—Mi mayor logro es que mis hijos son profesionales y han aportado al proyecto de ASOP y CEVIDA con la misma filosofía de trabajar por quienes más lo necesitan desde el afecto, la honestidad y la educación —comenta Miriam.

Felipe Bedoya es actualmente el rector de la institución, fue profesor en el área de sistemas y ha llevado a cabo labores administrativas en ASOP, además en septiembre de 2012 se graduó como especialista en Gestión de la Educación. Mauricio Bedoya es arquitecto constructor y creó la división de estudios técnicos de CEVIDA, y logró, en el 2006, la conexión internacional con la Fundación Génesis, quien le donó a la institución el dinero necesario para adquirir una sede propia. Alba Luz Bedoya fue concejala del municipio de Bello y se desempeñó como rectora de la institución durante 5 años. John Jairo Bedoya es enfermero, especialista en gerontología y un convencido de ayudar y tratar con respeto y comprensión a todos sus pacientes. Martha Bedoya estudió Licenciatura en Ciencias Sociales, ha trabajado como docente de primaria y ha sido la coordinadora de disciplina de CEVIDA por más de 7 años. Algunos de los nietos, yernos, sobrinos, nueras e hijos de Miriam continúan trabajando como profesores o en otros cargos en este proyecto de educación.

En el 2003 se creó el comité de Salud compuesto por un médico, una psicóloga y una enfermera, quienes tuvieron la responsabilidad de dirigir y sensibilizar a la comunidad educativa sobre la relevancia de mantener la salud y buenos estilos de vida. Queriendo ir más allá, Miriam de Jesús convierte el comité de salud en la IPS–ASOP CALIDAD DE VIDA, la cual en estos momentos brinda los servicios de atención domiciliaria a pacientes crónicos. Este comité está avalado por la Seccional de Salud de Antioquia.
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Hasta la fecha se han graduado 186 jóvenes de la Institución Educativa con el título de bachilleres y énfasis en Medio Ambiente.

—Nuestro alumnos pueden continuar en el SENA estudiando la técnica en Control Ambiental, en esta institución son siempre recibidos para continuar su proceso de educación superior. Hay muchos de estos que siguen allí, lo cual nos alegra mucho porque continúan algo que se empezó desde el colegio— dice Felipe Bedoya.

Hoy hay 500 alumnos entre hombres y mujeres en la básica primaria, básica secundaria, media técnica y en la educación para adultos a través de los Ciclos Lectivos Especiales Integrados (CLEI). Además la Institución es pilar en el municipio por sus programas ambientales, por su educación preventiva hacia el consumo de sustancias psicoactivas y por trabajar bajo la pedagogía del afecto.

—Aquí vienen muchos niños y jóvenes que no tienen acompañamiento familiar, que los maltratan o que no tienen con qué comer, entonces nosotros les brindamos amor, nos preocupamos por ellos, les conversamos para ver qué les pasa y cómo se les puede ayudar, eso es brindarles afecto, llenar esos vacíos que ellos tienen —dice Doris Orrego, una mujer de facciones delicadas que lleva más de 7 años como profesora de preescolar.

Cristian Grisales, quien hace parte del Bienestar Institucional, afirma que en CEVIDA la autoridad y la disciplina deben actuar sin perder la parte humana de los estudiantes. En eso consiste la pedagogía del afecto. Debido a las carencias afectivas de la mayoría de los alumnos que ingresan a CEVIDA, lo que se busca es un acompañamiento con el cual se sientan tenidos en cuenta y aceptados por los compañeros, profesores y directivas.

—A nosotros no nos importa ser los mejores en las pruebas ICFES, sino entender al muchacho y hacerlo sentir útil para la vida. Yo quiero que entiendan que el mundo los necesita en diferentes empleos, barrios y profesiones — dice la fundadora de la insitución.

Olguín publicó también en su artículo que cada vez son más los autores, desde distintos campos, que hablan de la importancia del mundo emocional y de las actitudes amorosas, como claves para el desarrollo biológico, mental y social de las personas en desarrollo. «Reclaman una cultura escolar más humanizada que integre conocimientos, emociones y relaciones y que enseñe a conocer, a convivir y a trabajar juntos», afirma.

Como dice Miriam Montoya y Daniel Olguín, no se trata solamente de tener un buen conocimiento de los contenidos curriculares, sino que también se requieren habilidades, estrategias y trabajo en equipo para gestionar la vida afectiva del grupo de clase.

* * *

La sede del colegio en Niquía pertenecía a la Fundación Guayaquil, quien le abrió las puertas al proyecto de Miriam Montoya en sus inicios. En el 2005 CEVIDA recibió la donación de la Fundación Génesis —que realiza inversiones sociales destinadas a apoyar programas locales de educación, con lo que pretende lograr beneficios sólidos y sostenibles entre la población más vulnerable— para comprar el edificio y adquirir una sede propia.

El proceso ha sido uno de los mayores logros para todos los que han estado vinculados a CEVIDA, pues la fundación no donaba dinero para invertir en infraestructura, sino solo para sustentar programas de educación.

—Sin embargo, cuando conocieron el colegio y hablaron con algunos alumnos, a la directora de Génesis le gustó la filosofía de amor y prevención de CEVIDA y lo bien que hablaban sus alumnos del colegio. Se dieron cuenta que muchos de ellos querían su institución por el simple hecho de haberlos aceptado teniendo discapacidades físicas, extra–edad para estar en ciertos grados o cuando ya en ningún otro colegio los recibían —explica Alba Luz Bedoya.

Fue un proceso de largas visitas de parte de los asesores de la fundación para ver el modelo pedagógico de CEVIDA.

—Con nosotros hicieron una excepción y nos donaron 87 millones de pesos para terminar de pagar el edificio. Fue un momento de gran felicidad y satisfacción —explica Felipe Bedoya.

La celebración y el optimismo de su fundadora, profesores y allegados se vieron opacados al siguiente año. Para ese entonces la institución tenía seis sedes en todo el municipio, en los barrios Espíritu Santo, Santa Rita, Prado, Hermosa Provincia, Primera estación y la principal en el barrio Niquía. Las cinco primeras tuvieron que cerrarse por manejos políticos.

—Nosotros siempre nos hemos mantenido fuera de la política y en Bello cobran eso. Nos quitaron estudiantes de las demás sedes y nos salvó que teníamos una sede propia en Niquía, por lo que allí no pudieron rebajarnos los cupos —afirma Felipe Bedoya.
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Cuando habla de que les quitaron los estudiantes se refiere a que el municipio es quién decide cuántos cupos asignar en cada sede y, en ese año, comenzaron a darle los cupos a los que políticamente trabajaban con ellos.

—Como las sedes eran comodatos o casas a las que se lograba acceder por medio de convenios con las juntas de acción comunal de los barrios, Secretaría de Educación simplemente decía: «para CEVIDA no hay contrato este año» y le daban los alumnos a otra corporación, después de que nosotros ya habíamos hecho un trabajo con las comunidades —explica Felipe Bedoya.

Las luchas y las protestas de los estudiantes que se paraban afuera de la Secretaría de Educación para evitar que las sedes se cerraran, fueron visibles en los medios de comunicación del Valle de Aburrá, pero esto no sirvió de nada. CEVIDA perdió alrededor de 2000 alumnos y continuó sacando adelante su sede principal con apenas 400 estudiantes de ambos sexos y sin recibir la suficiente ayuda del municipio.

—Yo estuve en esa época de crisis y como gesto de gratitud hacia doña Miriam y a la institución, colaboré con la problemática trabajando sin sueldo. Varios profesores lo hicimos. En el colegio nos colaboraban con los pasajes y el refrigerio, pero ese año empezamos sin ganarnos un solo peso— Cuenta Doris Orrego.

Gracias a esto y a la fuerza que les daba doña Miriam para que no se rindieran y siguieran trabajando en pro de los niños y jóvenes, el colegio continuó, desafiando la escasez de recursos económicos.

—En esa época la Fundación Génesis nos brindó de nuevo ayuda, donando lo necesario para sustentar la nómina de profesores y demás empleados del colegio a los que no había con qué pagarles. Fueron aproximadamente 200 millones de pesos. Siempre estaremos agradecidos —cuenta Mauricio Bedoya, con un gesto de alegría.

Los profesores, sus hijos, allegados, nietos, alumnos y demás personas que se han visto beneficiados con el que hacer de Miriam, concuerdan en que su perseverancia, humildad y su capacidad de soñar son las que hacen que CEVIDA todavía esté prestando sus servicios educativos, a pesar de las dificultades por la falta de ayuda y el incumplimiento del municipio a la hora de enviar el dinero correspondiente a la institución en el plan de cobertura educativa.

—Este colegio es lo que mantiene viva a mi mamá. Ella sigue soñando con todo lo que viene para la institución, nunca deja de pensar en los alumnos ni de visitarlos. Ella es feliz viéndolos estudiar y es lo que le sigue dando ganas de vivir. Mi mamá ve un líder social y ya está hablándole de ASOP y pidiéndole ayudas. Todavía, mientras está almorzando con sus hijos o nietos, comienza a hablar sobre nuevos proyectos para generar empleo y educación —cuenta Martha, su hija.

El 28 de marzo de 2003 Miriam de Jesús Montoya fue galardonada por el gobernador de Antioquia como «Antioqueña de Oro», reconociendo su labor como formadora de hombres nuevos a través de la educación preventiva que se brinda a los niños y jóvenes en CEVIDA, destacando su humildad, disciplina y perseverancia por sus ideales.

Daniel Olguín concluye en su artículo con algo muy afín al pensamiento de Miriam Montoya: el modelo educativo hacia el que hay que apuntar debe estar basado en el respeto y la comprensión del mundo propio y de los demás. «Porque si uno aprende a respetarse a si mismo y a los demás, puede aprender cualquier cosa: matemáticas, lenguaje, conocimiento del medio, etc.; pero si un niño o niña no se siente aceptado, no tiene un espacio digno en la clase y tiene problemas de relación, no va a aprender, porque estará en otra cosa».
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* Carolina Bedoya Maya es estudiante de quinto semestre de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana, sede Medellín. Ingresó como reportera del periódico Contexto de dicha facultad en cuarto semestre, por invitación de su directora y profesora Ana Cristina Aristizábal Uribe. Actualmente escribe en las sesiones de Cultura y Medio Ambiente. Ha publicado algunos otros artículos en el periódico de su universidad.

2 COMENTARIOS

  1. Gran admiración por la labor desempeñada por tan altruista persona, que ha su vez recibió el apoyo de grandes personalidades de nuestro territorio para ayudar a construir tejido social. No todo en Bello es ha mejorar, hay acciones encabezadas por personas como Doña Miriam que logran engrandecer el Ser Humano.

  2. Felicitaciones a la periodista Y mi gran admiración para doña Miriam. Tuve la oportunidad de conocerla de cerca Y evidenciar la realidad de su corazón. Siempre al servicio de los demás bendiciones Y felicitaciones. que Dios permita llegar muy lejos con su obra.

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