REVELACIONES DE WIKILEAKS: LAS EMBAJADAS COMO UN SISTEMA GLOBAL DE ESPIONAJE
Por Pablo Vallejo Mejía*
El 28 de noviembre de 2010 salió a la luz pública una noticia que penetró el mundo de las comunicaciones y alertó al sistema internacional: más de 250 mil documentos diplomáticos del gobierno estadounidense fueron publicados por el sitio electrónico conocido como ‘wikileaks’, el cual no tiene ninguna relación con «wiki» del wikipedia, donde voluntarios podemos editar páginas de interés común en la red.
El sitio wikileaks era antes leaks.org, es decir un sitio de filtraciones, evasiones o fugas de información confidencial, la cual se captura electrónicamente para usarla como investigación periodística.
El director del sitio clandestino en la red es el australiano Julian Assange, de 39 años de edad, quien ha sido un reconocido hacker de la red electrónica mundial, desde la fundación del sitio en 2006 y quien ha recibido numerosas distinciones, entre ellas: «Premio Amnistía Internacional de los Medios Británicos» y el premio «Index on Censorship» de la prestigiosa revista ‘The Economist’.
Wikileaks publicó Los Diarios de la Guerra en Afganistán además de los Registros de la Guerra en Irak, el 25 de julio de 2010, donde hizo denuncias graves de crímenes de guerra con la aquiescencia del Pentágono (Departamento de Defensa de los Estados Unidos), durante el pasado gobierno del presidente George W. Bush. Julian Assange ingresó a la lista de terroristas contra el gobierno de Estados Unidos. En el mes de octubre de 2010, el gobierno sueco le negó la solicitud de residencia que luego le es ofrecida por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, con impacto burlesco a nivel internacional.
El impacto diplomático internacional se produce cuando Julian Assange suministra lo que se considera como la mayor filtración de documentos secretos de la historia a los periódicos Der Spiegel, de Alemania; El País, de España; Le Monde, de Francia; The Guardian, de Inglaterra; y The New York Times, de Estados Unidos.
Assange ya había tenido contactos con tres de esos periódicos: Der Spiegel, The Guardian y The New York Times, cuando en julio de 2010 les entregó 92 mil documentos relacionados con la guerra en Afganistán entre los años 2004 y 2009.
Una crisis significa un momento decisorio porque un asunto o un proceso están en duda y se requiere tomar una decisión para encausarlo hacia el rumbo que se necesita, para alcanzar la esperanza de los objetivos, como dijera Cortázar. En este caso, dar nuevo rumbo a la organización diplomática con instrumentos de seguridad. En efecto, la más grande revelación de información clasificada entre embajadas de un país cuyos documentos hacen referencia a jefes de Estado y a murmuraciones y susurros entre gobiernos sobre terceros Estados, necesariamente conduce a la necesidad de revisar y dotar a las organizaciones de instrumentos tecnológicos novedosos que permitan la confidencialidad.
Si Julian Assange puede lograr la protección y el anonimato de sus informantes que colaboran para wikileaks con herramientas aplicativas como Freenet, OpenSSL, PGP y Tor, entonces todo tipo de organización que maneje información confidencial, como por ejemplo la propiedad intelectual, estrategias de mercadeo y ventas, adquisiciones y muchas otras posibles decisiones más, deberán iniciar una revolución de seguridad y protegerse de hackers.
Si los hackers han logrado penetrar la confidencialidad de gobiernos nacionales y revelarla al mundo, entonces las relaciones internacionales entre todos sus actores requieren de una decisión tecnológica y de una «reingeniería» de todo el sistema de comunicación diplomática actual.
En realidad muchas personas ignoran la importancia de las revelaciones; por eso, es necesario enunciar unas pocas que atañen a las potencias militares. Por ejemplo, el rey de Arabia Saudita y otros líderes árabes de Jordania, Bahreín y de los Emiratos Árabes Unidos apoyan un ataque estadounidense a Irán y destruir su programa nuclear, para «cortarle la cabeza a la culebra». También se revelan correos donde se informa los nombres de donantes saudíes a grupos fundamentalistas islámicos como Al-Qaeda. Más aún, hay correos donde se informa sobre los deseos de Israel de mantener su monopolio nuclear en la región y de su alistamiento para irse a la guerra contra Irán. Otro correo comenta que durante una reunión con el General David Petraeus, el presidente de Yemen, Abdallah Saleh dijo que: «Nosotros continuaremos diciendo que las bombas son nuestras, no de ustedes» para referirse a la acción militar contra los disturbios sociales y políticos que han venido acosando a Yemen.
Una de las mayores revelaciones, aunque no es sorprendente, ha sido la forma como el gobierno estadounidense usa a sus embajadas como un sistema global de espionaje. Efectivamente, a los diplomáticos estadounidenses se les ordena obtener información sobre las autoridades extranjeras con quienes tienen reuniones, incluyendo detalles de sus créditos y, mucho más aún, la obtención de material genético de las autoridades de cada país.
Hasta los presidentes latinoamericanos ingresaron en la lista del espionaje diplomático de las embajadas de Estados Unidos. Por ejemplo, la necesidad de aislar al presidente Hugo Chávez de Venezuela, o la preocupación por la salud mental de la presidenta de Argentina. La sospecha sobre la presencia de militantes de Al-Qaeda en las fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay.
Las misiones diplomáticas de las grandes potencias poseen sistemas de información múltiple donde se espía no solo al Estado sino a líderes empresariales, políticos, religiosos y sociales. En cambio, las embajadas de países que no forman parte del liderazgo económico y militar, tienen cargos disponibles para pagar los servicios de militares como las llamadas agregadurías militares, más para descansar y divertirse que para espiar; y los agregados comerciales y culturales para completar el pago de servicios o el alejamiento del entorno político, por razones de conveniencia.
¿Habrá acaso alguna conexión entre las «chuzadas» del DAS en Colombia con la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá?
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* Pablo Vallejo Mejía es economista de la State University of New York y Magister en relaciones internacionales y gerencia. Tiene varias publicaciones académicas. Fue profesor y director de la Especialización en Negocios Internacionales de la Universidad EAFIT.
Apenas pueden calificarse de sorprendentes algunas de las revelaciones realizadas por wikileaks. Sin duda gran parte de ellas eran secretos a voces y sólo toman una forma tangible ahora que se puede hacer responsable a tal o cual gobierno y/o persona a través de los documentos hackeados por tan mencionado sujeto.
De igual manera a pocos debe sorprender las misiones de espionaje realizadas por el gobierno americano a través de sus embajadas, dado que esta es únicamente una de las varias formas en que logra perpetuar su poder. No debería tampoco sorprendernos que el americano no sea el único gobierno que realiza este tipo de actividades.
Gran reflexión sobre las actuales relaciones diplomáticas y el verdadero juego de poder.