DE TURCOS Y EUROPEOS
Por: Hasan Turk*
Turquía hace medio siglo que está tocando la puerta de la Unión Europea para ser miembro permanente. Sin embargo, hasta ahora, al final de este largo túnel no se ve alguna luz posible para que esto suceda.
Cada día la Unión Europea (UE), pone más condiciones a la adhesión de esta nación de mayoría musulmana. En la UE es posible encontrar países que sí apoyan su ingreso como Inglaterra y España. No obstante, existen potencias europeas que se oponen a ese propósito. En ese sentido, Francia y Alemania han un promulgado un no rotundo. Aunque no es miembro de la organización, pero sí tiene una voz aceptable y respetable, el Vaticano también ha hecho lo propio.
Antecedentes del asunto
La Unión Europea nació el 18 de abril de 1951 tras la II Guerra Mundial por medio del Tratado de París firmado por Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Este pacto creó la Comunidad Europea de Carbón y del Acero, alianza estratégica que produciría buenos frutos para el futuro. Tras la guerra, Europa se encontraba sumida en la devastación y se vio en la obligación –por medio de la firma de pactos y tratados- de obtener la materia prima para la reconstrucción de la región.
Unos años más tarde, específicamente en 1957, por medio del Tratado de Roma decidieron avanzar conjuntamente en cuestiones referentes a lo económico, político y social.
El camino tortuoso para ser incluida
La larga lucha de Turquía para ser miembro permanente de la Unión Europea comenzó el 31 de Julio de 1959. Estambul solicitó su asociación a la CEE y el 27 de septiembre del mismo año comenzaron las negociaciones en busca de su adhesión.
Ahora bien, las verdaderas negociaciones se iniciaron en el año 1999 con la reunión de Helsinki. Durante 40 años, en medio del fragor de la Guerra Fría, pese a ser fiel aliado de Occidente, Europa rechazó continuamente a Turquía.
¿Qué razones motivaron ese rechazo? Todo se resume en una palabra: inestabilidad política. Se argumentaba que el país, entre 1961 y 1980, había sufrido tres golpes militares y por eso se sentían con el derecho de rechazarlo. Durante ese periodo, el ejército turco tuvo un papel muy importante, pero a la vez inaceptable y lamentable en la política interna del país. Se cometieron torturas, desapariciones… Fue una época complicada.
Turquía se convierte en una potencia importante
Después del último golpe militar de 1980, Turquía ha tenido notables avances en asuntos económicos, políticos, sociales y militares. Viene fortaleciendo el Estado Social de Derecho. El país durante la Guerra Fría era un estado satélite de Estados Unidos y de paso se convirtió en una potencia regional.
Su aspiración geopolítica actual apunta a convertirse en una verdadera potencia mundial. Actualmente es miembro del G-20 y está en el puesto 17 dentro de los países que tienen mayor economía mundial. La visión del Estado Turco para el año 2025 radica en estar incluido dentro de las diez potencias económicas del mundo. Para alcanzar ese objetivo, cuenta con los recursos necesarios: su población dinámica y sus vastos recursos naturales.
Es además un puente natural entre Europa y Asia y gracias a las políticas internas y externas del actual gobierno, se está solucionando el conflicto kurdo y el conflicto turco-armenio. Con el fin de encontrar una solución a los problemas entre turcos y armenios, los presidentes de ambas naciones –el 10 de octubre del presente año– firmaron un acuerdo para reiniciar los diálogos.
También desempeña un papel reconciliador entre el mundo islámico y occidente, ya que muchas naciones árabes ven como ejemplo a la nación turca. Es observada de esa manera, pues es un país musulmán democrático, desarrollado, con una óptima industria, con un sistema electoral respetable y cuenta con una buena relación con el mundo occidental.
Negociaciones recientes con la Unión Europea
Las negociaciones se reiniciaron entre Turquía y la Unión Europea el 17 de diciembre de 2005. Ambas partes pusieron las cartas sobre la mesa. Entre turcos y europeos existen condiciones y requisitos, pero también el miedo lanzó sus tentáculos en las conversaciones. ¿Qué puede dar y qué ofrece Turquía a la Unión Europea?
Turquía por su condición geográfica y estratégica ofrece una buena relación con el Oriente Medio o en general con el mundo musulmán. Este punto es un aspecto importante a considerar, especialmente después del ataque a las Torres Gemelas, puesto que las relaciones entre occidentales y musulmanes quedaron resquebrajadas. Turquía es una nación de mayoría musulmana, pero no es confesional y su sistema político es laico. Tiene vínculos históricos y religiosos con el mundo musulmán y puede evitar futuros conflictos entre Occidente y el orbe musulmán.
Por tanto, puede llevar la democracia a los países del Oriente Medio, no por medio de la guerra, sino que se podría hacer a través de Turquía, sin conflictos, solo por mediaciones pacíficas, ya que este país es laico desde 1923. Por otro lado, los turcos pueden ofrecer excelentes relaciones diplomáticas con el Cáucaso y las ex repúblicas soviéticas musulmanas como Kazajistán, Azerbaiyán, Turkmenistán, y Uzbekistán. Todas estas naciones son repúblicas hermanas de Turquía; son pueblos turcomanos y tienen vinculaciones religiosas, étnicas, culturales y económicas.
Como atinan algunos expertos, Europa no posee recursos de gas natural y petróleo. Todas estas naciones mencionadas tienen la mayor reserva mundial de esos recursos. Europa en los asuntos de energía no confía ampliamente en Rusia y tampoco le conviene estar dependiente de la energía de esta nación. Los últimos hechos como la guerra entre Rusia y Georgia han demostrado que Rusia cuando lo desee, puede cerrar las válvulas de gas natural adyacentes a la región georgina. Dos proyectos como el oleoducto Bakú-Tiflis- Ceyhan y el gaseoducto Nabucco muestran la importancia de Turquía en asuntos energéticos.
Más aún, Europa aprovechando la oportunidad y aceptando a Turquía, puede dejar de ser un elemento extraño para el mundo musulmán, ya que en el presente, muchas naciones musulmanas consideran a la Unión Europea, la “Unión de las Cruzadas”. Durante siglos el uno para el otro siempre fue el “otro” y cuando analizamos a todos los miembros de la Unión Europea, se puede decir que son países cristianos. Turquía por ser una nación musulmana siempre ha sido rechazada.
Otro asunto muy importante radica en recuperar la confianza del mundo musulmán y la sinceridad de su discurso sobre la democracia. Estados Unidos y sus aliados europeos iniciaron una guerra contra Afganistán e Irak con el fin de acabar con el terrorismo y llevar la democracia a estas naciones. No obstante, mientras pasa el tiempo, moros y cristianos comprueban que el interés de Estados Unidos y sus aliados nada tiene que ver con eliminar a Bin Laden y sus secuaces. Para los musulmanes esta guerra fue promovida por poder del petróleo. Lo peor de todo, muchos musulmanes comenzaron a decir que esa guerra iniciada es en contra del propio Islam.
Esas implicaciones y rencores pueden tener muchas consecuencias. De esa manera se puede extender la guerra en Medio Oriente y meter a ambas partes en una calle sin salida como está ocurriendo en la actualidad.
El mundo musulmán afirma que si Occidente es sincero con su discurso de llevar la democracia a las naciones musulmanas, este debe comenzar aceptando a una nación democrática, laica y a la vez con una población musulmana como lo es Turquía.
De lo contrario, no creerán en ese discurso europeo y en todas las políticas provenientes de Occidente. Por ejemplo, el ejército turco podría hacer de la Unión Europea un jugador más determinante en la geopolítica mundial. En la actualidad, de llegarse a un acuerdo entre turcos y europeos, las fuerzas armadas orquestadas desde Estambul, serían el segundo ejército más grande de la Unión Europea.
De los temores europeos
Existen temores históricos, religiosos, políticos y económicos. En la actualidad, la población musulmana en Europa equivale al 5 %. El ingreso de Turquía la subiría al 20 %. Cuando emigraron los musulmanes a Europa, especialmente tras la II Guerra Mundial, lo hicieron con la finalidad expresa de trabajar en la reconstrucción de Europa y en la búsqueda de mejores condiciones sociales y económicas.
Pero los europeos aseguran que los inmigrantes nunca se asimilaron a la cultura occidental: los musulmanes comenzaron a vivir en sus propias comunidades religiosas o étnicas, en sus propios guetos. En esto Europa tiene la razón y a la vez tiene la culpa, porque los europeos, por su condición, no se relacionaron con los inmigrantes. Eran considerados inferiores, tercermundistas. Eran vistos como sus peones y trabajadores; por eso, los rechazaron.
Es bueno analizar el siguiente aspecto: Turquía tiene una población de 75 millones. En caso de acuerdos, sería el segundo país más poblado de la Unión Europea después de Alemania. Por esa razón, Turquía tendría derecho a una mayor representación que algunos países europeos preponderantes y tendría a su disposición 86 escaños en el Parlamento Europeo. Eso quiere decir que a la hora de tomar decisiones, Turquía tendría más peso considerable en ese cuerpo legislativo.
Por su liderazgo histórico, los turcos, en dos ocasiones, derrotaron dos grandes imperios occidentales: el Imperio Romano, con la irrupción de Atila, el Rey de los Hunos, en el año 450. Los turcos sofocaron al Imperio Bizantino con la caída de Constantinopla (lo que es hoy la hermosa Estambul) por medio de los otomanos en el año 1453. Esos antecedentes históricos infunden temor en la población europea y promueven el odio hacia los turcos. Otro temor está latente, porque de contraer nupcias, las fronteras de la Unión Europea ya no serían en Turquía sino en Irán.
Si las conversaciones fueran exitosas, ocurriría un gasto adicional para la Unión Europea, porque la organización cada año le tendría que aportar a Turquía 26 millones de euros para su desarrollo. La Unión Europea actualmente está sufriendo una crisis económica y esto sería un cargo adicional para sus aporreadas economías.
Las condiciones europeas
La Unión Europea al observar el actual conflicto en Chipre, exige que Turquía retire su ejército de 36 mil hombres de la isla y reconozca la república greco-chipriota. También es un requisito, solucionar los conflictos con los kurdos, pero el estado turco está dando pasos muy importantes para solucionar el problema.
Para algunos observadores, el estado turco es el culpable de este conflicto, porque durante su historia reciente, específicamente después de configurarse como República, luego de malos manejos gubernamentales, al no llevar la inversión y la educación pública a la población kurda, se inició este problema. En la actualidad el gobierno invierte amplios recursos en la zona kurda e inicia diálogos fraternos con los jefes kurdos.
Por otra parte, los europeos también exigen solucionar el conflicto entre Turquía y Armenia. Como ya fue expuesto, ambos gobiernos dieron un paso muy importante reuniéndose el 10 de octubre del presente año e iniciando diálogos diplomáticos. La Unión Europea exige que Estambul acepte la autoría del supuesto genocidio cometido contra poblaciones armenias en plena Primera Guerra Mundial. Turquía rechaza su responsabilidad en esos crímenes. Argumenta que la población armenia en esa época era de 680 mil personas, mientras los europeos aseveran que los turcos asesinaron a un millón y medio de armenios.
Acto seguido, el gobierno turco siempre ha explicado que las masacres ocurrieron durante la I Guerra Mundial y la República Turca solo se configuró a partir de 1923. Además el Estado turco propuso la creación de un comité internacional para que los expertos estudien los archivos de guerra y decidan sobre lo ocurrido. El pueblo armenio hasta la fecha no ha aceptado esta iniciativa turca.
Puede que existan otros temores o ventajas. Especialmente para el actual gobierno turco existe una razón importante: Turquía quiere aprovechar este proceso para reforzar su democracia, porque con la excusa de las negociaciones, el gobierno puede hacer muchas reformas y debilitar la intervención del ejército en los asuntos políticos. Europa al aceptar como miembro a una nación musulmana, puede romper con mitos históricos. Podría demostrar al mundo contemporáneo que la democracia puede cosechar sus frutos en cualquier cultura.
Dicho multiculturalismo, ese matrimonio conveniente entre turcos y europeos, puede ser un ejemplo para otras naciones y organizaciones del mundo. Sería un ejemplo claro para la humanidad de que sí podemos vivir juntos –musulmanes y cristianos, laicos y religiosos– a pesar de nuestras diferencias religiosas, culturales, étnicas, históricas y políticas.
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*Hasan Turk es profesor de turco en la Facultad de Idiomas de la Universidad de Antioquia. Es además, docente de Islam, política y religión en la Universidad Pontificia Bolivariana y estudiante de la Maestría de Estudios Políticos de la misma universidad.