POR AQUEL A QUIEN AMÉ
Por Elizabeth Carvajal López*
Entró a la habitación, como lo hacía cada miércoles y domingo por la noche, mientras le llenaba la cabeza a su esposa con mentiras cada vez más ridículas, todo por estar en los brazos de Verónica, su amante, la mujer con la cual estaría casado de no ser porque el destino los juntó demasiado tarde, pero no lo suficiente como para no permitirse existir libres y suyos por unos instantes… al menos así lo veía Nicolás.
Verónica, por su parte, no estaba muy conforme, y era de entenderse. Se había convertido en una mujer rabiosamente atractiva a sus treinta años de edad, había llegado a ellos con un hombre ajeno y con la compañía de los animales de la granja y el retoño que sus dioses le habían concedido. La granja La Malquerida había sido un regalo de su padre que ya había pasado a mejor vida, el lugar que, invadido por el verde del campo, el cacarear de sus amadas gallinas, el paisaje de las vacas manchadas de tonos marrones y azabaches, la fuerte brisa de los árboles y los ladridos de sus pequeños perros, la envolvían casi por completo, porque al caer el sol su existencia adoptaba el nombre del lugar que habitaba. Malquerida por la ausencia de un hombre que únicamente era capaz de dedicarle dos miserables noches a la semana. A sus libros los volteaba a ver más.
—Deberías dejarlo. Te mereces más que eso —le comentaba su vecina cada que llegaba al porche de su casa— A lo largo de mi vida he visto muchas como tú, que pierden su viveza a la espera de un príncipe que nunca llega o que en la mayoría de veces se esconde de su papel y adopta el del ogro, el del viento.
La paciente Verónica hizo un ademán para restarle importancia a sus comentarios, que fácilmente pudieron ser considerados malintencionados.
—Se va a divorciar. Me lo ha prometido. Es solo que esas cosas toman tiempo, ya sabes, por los bienes. Si su esposa hubiera decidido firmar un acuerdo prenupcial la historia sería otra.
Una promesa que cada vez tomaba más tiempo aceptar, comprar.
—Tonterías. Todos dicen eso —Tomó un sorbo de la taza de café que Verónica le había brindado y luego miró alrededor, como verificando que no hubiera nadie más que las gallinas prestándole atención.—Échate p’acá —susurró— te daré el secreto para acabar con todos tus males.
Verónica la miró con cautela antes de acercarse. Quién sabe con qué cuento chino saldría la ocurrente de su vecina.
—Detrás de la urbanización que el alcalde mandó a construir vive una mujer que, si bien tiene un aspecto todo rarito, podrá ayudarte a ser feliz y obtener la familia que tanto deseas. Una de verdad.
Verónica no sabía si sentirse agradecida u ofendida al respecto.
—¿Y cómo podría ayudarme? ¿Acaso tiene poderes o algo por el estilo? —Preguntó intrigada. Nunca antes había escuchado hablar de alguien así que viviera tan cerca de su hogar.
Hogar… Ojalá algún día lo fuera con todas las de la ley, esas cinco letras le sabían a cielo.
—Mi compadre me ha dicho que ella como tal no, pero se puede comunicar con un amigo que sí. Tú solo tienes que explicarle bien la situación y ella se encargará del resto —Volvió a tomar la taza entre sus manos para ingerir lo que quedaba— Pero ya sabes, obviamente tienes que llevar plata, porque sin eso no hay nada.
Una bruja. Le estaba sugiriendo que visitara una maldita bruja para conseguir a un hombre. Era lo único que le faltaba.
—Agradezco que quieras ayudarme, vecina, pero créeme cuando te digo que no necesito de fuerzas oscuras para conseguir al hombre que quiero. Soy muy mujer para eso.
La vecina recogió sus cosas con los ojos en blanco y se marchó con aires de ofendida.
—Ya veo por qué no está contigo. Terca.
Esa noche Verónica no durmió bien. Un grillo cantor había decidido hacerse invisible a sus ojos y plantarse en su habitación, el cielo lloraba a mares y no existía sabana en el mundo que la arropase lo suficiente. Deseaba que pronunciaran su nombre solemnemente y que luego la abrazaran hasta que el calor de los cuerpos unidos se convirtiera en el amo del momento. Pero nada de eso sucedió, porque él no estaba para sacar al grillo ni para estrecharla con el fervor que tanto anhelaba.
El domingo se hizo esperar, al parecer el tiempo estaba enojado con ella y había disfrutado torturarla con cada hora, cada minuto, cada quebrado segundo. Había preparado todo para su visita, incluso hizo el esfuerzo de ir hasta la ciudad a comprarse uno de esos conjuntitos que hacían que perdiera la razón, liberando el instinto, el deseo.
Un mensaje iluminó la pantalla de su celular. Apenas terminó de asegurar a las gallinas, corrió hacia el taburete en el cual lo había dejado. Era increíble como el brillo de los ojos de un humano se podía apagar de un instante a otro.
María se ha enfermado. Debo quedarme con ella. Nos vemos el miércoles.
María, María, María. Siempre era María. María la que vivía con él, María con la que compartía sus comidas, María la que dormía en su cama, María su esposa.
¿Por qué ella no era suficiente?
No iba a quedarse a averiguarlo. Ese hombre no se mandaba solo.
A la mañana siguiente se levantó más temprano que de costumbre para limpiar la casa, alimentar los animales y barrer el patio. Las gallinas se quedaron mirándola cuando le colocó el seguro a la antigua puerta y arrancó su camino hacia los lados de la urbanización del pueblo.
Nunca antes había estado tan segura de algo en su vida, no obstante, eso no significaba que estaba orgullosa. Por esa razón llevaba una chalina sobre sus cabellos negros y ropas largas y holgadas. Nadie debía enterarse que ella había pisado ese lugar. La bruja pareció leerle la mente.
—No tenías que disfrazarte. Lo que pasa aquí se queda aquí —Comentó la mujer de ojos profundos, cabellos grises y piel arrugada que estaba concentrada en el caldero que tenía sobre el fogón de leña.
Un escalofrío recorrió la espalda de Verónica al verla. El aire dentro de la choza de palma era pesado, a diferencia del resto del pueblo, como si estuviera cargado de negatividad, de oscuridad. Pero nada la haría cambiar de opinión.
—Es bueno saberlo. Me dijeron que usted podía ayudarme con un pequeño inconveniente —Susurró. El viento tuvo que esforzarse para escucharla.
—Si fuera pequeño no estarías aquí —Ladró sin apartar la mirada del agua verde que hervía en el fondo del caldero.
—Bueno, supongo que tiene razón.
—Ajá. Deja de dar vueltas y ve al grano. Puedes sentarte en la mecedora.
Verónica obedeció inmediatamente y entrelazó sus manos con fuerza para hablar:
—Mi pareja sentimental está casada. Quiero que eso cambie.
—¿Cuánto tiempo llevan juntos?
—¿Ellos o nosotros? —Preguntó Verónica un poco nerviosa.
—Ustedes.
—Seis años. En los últimos tres me ha dicho que ya inició el proceso de divorcio pero que toma tiempo, por lo que hay muchas propiedades y bienes que están en juego. A eso hay que sumarle que María, su esposa, no colabora mucho que digamos.
—Ajá. ¿Dónde había escuchado esto antes? —Comentó la anciana casi para sí misma —Hay una serie de cosas que necesito para poder ayudarte —Por fin separó su mirada del fogón para luego clavarla en el rostro pálido de la delgada Verónica.
—Dígame cuales son. Lo conseguiré todo —Afirmó sacando una pequeña libreta de su bolso.
La anciana tomó aire antes de hablar.
—Una foto suya, dos calzones sin lavar, una foto de la tal María, un par de cabellos y en un frasco de vidrio unas cuantas lagrimas tuyas. Te aseguro que serán las ultimas en un buen rato.
Verónica terminó de anotar todo y enseguida se marchó. No pensaba cambiar de opinión, pero tampoco quería pasar más tiempo del estrictamente necesario en ese lugar. Había algo, algo que aún no lograba descifrar, como si se tratarse de una turbia presencia indetectable a sus ojos envolviendo la choza y el aire de sus pulmones. Fue por eso que le pagó con un par de billetes a un pelaito del pueblo para que le entregara a la anciana lo que había solicitado. Fue así como a los tres días le llegó una especie brebaje carmesí en el envase que ella había usado para verter sus lágrimas, esas que surgieron sin esfuerzo. Eso había llegado con una pequeña nota que decía:
Diez gotas en un jugo de naranja y otras diez en un vaso de agua el mismo día. Después hablamos de la paga.
Verónica se había sorprendido de la rapidez con que la mujer respondió a su pedido. Pensó que al tratarse de algo tan fuerte le tomaría al menos dos semanas, y que como mínimo cobraría por adelantado. Supuso que la anciana la consideraba una mujer que inspiraba confianza.
El domingo llegó y con él ese par de ojos hipnotizantes, aquellos que hacían que se olvidara del mundo, a excepción del brebaje, eso lo tenía presente. Demasiado.
—Sabe diferente —Comentó Nicolás al tomar el jugo de naranja —Pero no lo digo en un mal sentido, sabe bien, solo que… diferente.
Esa última palabra que sus labios mencionaron, eso era lo que Verónica quería para su vida, que todo fuera diferente. ¡Dioses, sí!
Antes de acostarse le ofreció un vaso de agua. Él lo bebió sin replicar, en esta ocasión no realizó ningún comentario. Verónica ofreció las gracias a una estrella fugaz.
No habían pasado ni dos meses cuando colores brillantes y fluorescentes pintaron su vida, dejando atrás la realidad gris. El abogado de Nicolás logró obtener el divorcio de la mano de toda su fortuna, argumentando que todos los bienes fueron obtenidos por Nicolás antes de casarse con María. Ya con eso Verónica era inmensamente feliz, y creyó que no podía serlo más, pero el universo decidió mostrarle de lo que era capaz.
La boda se celebró en la granja, acompañados del pueblo y sus animales. Ni en sus mejores sueños se imaginó que el cielo le ofreciera tales cosas, que ella viviera semejante momento. Todos y cada uno de los invitados asistieron, incluyendo a la responsable de todo aquello.
—Gracias por venir. Sin ti nada de esto sería posible. No sé cómo pagarte por todo.
La anciana de profundos ojos sonrió son su arrugada boca mientras tomaba un poco de vino. Al rato le dijo:
—Ve a verme dentro de tres semanas y cinco días. Te esperaré al medio día.
Verónica asintió y luego preguntó —¿Cuánto debo llevar de dinero?
—Allá hablamos —respondió la anciana y se perdió entre la multitud.
Estuvo a punto de olvidarse de su compromiso, pero por fortuna le había hecho caso a Nicolás cuando le dijo que instalara Google Calendar en su celular para administrar mejor su tiempo. Apenas vio el recordatorio brillante en la pantalla tomó algo de dinero de debajo del colchón y salió hacia la choza que tanto aborrecía.
—Justo a tiempo —Le dijo la anciana que esta vez estaba alimentando a los gallos que tenía en el patio con algo de maíz.
—Siempre cumplo mi palabra —Comentó Verónica acercándose a su lado —Están grandes y gordos tus gallos, pero no veo a las gallinas.
—No tengo —Espetó la mujer de cabellos grises con la voz algo quebrada —Tú sí tienes, ¿verdad?
Verónica asintió, luego sacó el dinero en un sobre amarillento y se lo ofreció.
—Como no me has dicho la cantidad exacta solo traje esto, pero si consideras que no es suficiente, puedo traer más.
La anciana no dijo nada, no se movió.
—¿Me estás escuchando? —Preguntó Verónica con cuidado.
—Sí, lo hago. —La anciana le clavó la mirada y no la apartó hasta que terminó de hablar —Guarda bien ese dinero, yo no lo necesito. Lo único que quiero es una gallina.
Verónica quedó sorprendida una vez más, pero en esta ocasión por la sencillez de la mujer que tenía en frente, así que con alegría le dijo:
—Te traeré las más gorda de mi granja. Lo prometo.
—No te preocupes, no hay necesidad. Solo quiero la pollita más pequeña que tengas. Con eso nuestra cuenta quedará saldada.
Verónica sonrió y se despidió de ella con rápido abrazo. Tenía algunas cosas que comprar para la cena, pero no quiso retrasar el pago con la mujer que la había ayudado por más tiempo, así que se fue directo a La Malquerida.
Al llegar, su retoño más preciado, mitad ella, mitad Nicolás la recibió entre saltos. Verónica la tomó en sus brazos y la alzó. Para cuando la bajó, el corazón de la niña había dejado de latir.
Fue ahí donde todo tuvo sentido. La pollita más pequeña que poseía.
___________
* Elizabeth Carvajal López. Nacida el 2 de abril de 2002. Oriunda de Cereté – Córdoba (Colombia). Licenciada en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad de Córdoba (Colombia). Ha escrito novelas y narrativas como el cuento «Mercado de almas» por el cual fue ganadora del concurso Escuchar con Otros Ojos de la Revista Kronópolis. Actualmente participa en el Semillero de Estudios de la Argumentación, Arte y Reconocimiento (Repensarte) dirigido por Luis Fernando López Noriega.
LO AMEEE, me encanta la manera de escribir de esa chica, que talento, lo que puede llegar a hacer la mente de un estudiante, muy buen trabajo
«Por aquel a quien amé» es un relato envolvente que explora las complejidades del amor, la lealtad y los sacrificios. Con personajes vívidos y una trama intrigante, la autora teje una historia que atrapa al lector desde el principio hasta el final. A través de giros inesperados y profundas reflexiones sobre la naturaleza humana, el relato ofrece una experiencia emocionante y conmovedora. Con una prosa hábil y evocadora, Elizabeth Carvajal López nos empapa en un mundo de pasión, dilemas morales y redención, dejando una impresión duradera en quienes lo leen.
Gran trabajo, una buena escritura, me encanta como maneja la expresión el autor y como se refiere, los personajes son sumamente interesantes es extraño que a pesar de que varios actúan con acciones erradas el texto logra transmite sus sentimientos correctamente a tal punto de empatizar con ellos y entenderlos, me encantó el giro de trama al final, esta lectura nos deja una gran enseñanza y es que en la vida siempre existen grandes consecuencias por tanto debemos actuar con discernimiento y honestidad
Una característica destacada de la obra es la complejidad de sus personajes. Nicolás, por ejemplo, puede ser percibido como un villano debido a su infidelidad y manipulación; sin embargo, también se puede argumentar que está atrapado en una situación difícil y es esclavo de sus propios impulsos. Por otro lado, Verónica puede ser interpretada como una persona egoísta y manipuladora al cambiar su situación amorosa a través de métodos poco convencionales, lo que desencadena consecuencias inesperadas. A pesar de lograr su objetivo, su felicidad es efímera, añadiendo un giro sorprendente a la trama y generando intriga en el lector, definitivamente es una excelente historia.
¡Felicidades, Elizabeth Carvajal López! POR AQUEL A QUIEN AMÉ es una historia fascinante, la cual trata un tema que es una realidad en la actualidad. Desde el inicio atrapa al lector, es intrigante y hay cierto suspenso. Además, el desenlace es algo que no se espera. Increíble trabajo y excelente forma de escribir y detallas los diálogos y los personajes.
Un escrito impresionante, me encontré a mi misma metiéndome mucho más en la historia mientras avanzaba la lectura. Un final muy inesperado y sorprendente. Qué mujer para escribir de una manera tan increíble, como estudiante de literatura aspiro a poder escribir tan bien como ella.
Qué final tan inesperado, fue una lectura muy interesante, la manera en la que describe atrapa mucho en la historia. Muy bien trabajo de la autora.
Muy buena historia, entretenida y con un gran giro de trama. No me lo esperaba y me sorprendió, inspirador que una estudiante de la mima carrera que estudio haga historia tan buenas
Es una historia fascinate que engancha al lector desde el principio, tiene una excelente escritura y tiene un tema que es interesante, no ajeno a la sociedad actual. Felicito a la escritora Carvajal, pues se nota que posee una capacidad e imaginación muy buena para escribir y es interesante como percibe la felicidad incompleta en las personas.
Tremendo final! Todo por un amor que no le poseía, que no necesitaba
La historia leída con anterioridad me parece fascinante; té atrapa, te intriga y te crea un suspenso ansioso ya que sabemos que en temas como el del que trata la historia los finales siempre tienen un giro esperado acompañado de un tono oscuro que nos anticipa al desenlace.
la historia va mas allá de hacer algo malo para obtener un beneficio propio, se centra en querer a como de lugar algo que no nos pertenece y que no esta hecho para nosotros, sin pensar en las represalias que el futuro traerá.
Esta historia es un claro ejemplo de que el fin NO justifica los medios y que toda acción tiene una reacción.
nota: me quedo una duda la cual espero aclarar ¿en qué momento tuvieron una hija los personajes de la historia? es que las fechas dadas en el transcurso de la historia no me cuadran para tal suceso (perdón si no comprendí esa parte)
Admirable trabajo el de la autora, todo un orgullo y digna representación de los jóvenes del programa de literatura y lengua castellana de la universidad de Córdoba.
En lo personal con este me sentí muy identifcada, ya que siento que viví lo que cuenta su autora, que muchas veces buscamos la felicidad de forma incorrecta por medio de personas. Me parece que las expresiones y palabras que usa son muy claras pero con el toque aquel de un poeta.
Que linda historia llena de intriga y emoción, felicidades a la autora, excelente redacción 👏🏼👏🏼👏🏼
Me dejo muy asombrada este escrito, me sentí muy odentificada con la percepción de la escritora, me parece muy talentosa. Felicidades!
«Por aquel a quien amé», de Elizabeth Carvajal López, es una historia que explora la búsqueda de la felicidad y la realización personal a través de las relaciones románticas, así como los temas de manipulación, engaño y infidelidad. Verónica, la protagonista, se encuentra atrapada en una relación con Nicolás, quien tiene una esposa llamada María. En su desesperación por cambiar su situación, Verónica recurre a métodos poco convencionales y busca la ayuda de una bruja. Sin embargo, el giro final revela las consecuencias inesperadas de sus acciones, destacando la complejidad de la naturaleza humana y sus impulsos oscuros. La autora demuestra una habilidad notable para construir una narrativa cautivadora que invita a la reflexión sobre temas universales como el amor, la traición.
La historia también toca el tema de la justicia y la venganza, ya que Verónica busca cambiar su situación mediante la intervención de la bruja, deseando que Nicolás se divorcie de María y se case con ella. Sin embargo, el giro final revela que incluso cuando parece que se ha logrado la justicia, puede haber consecuencias inesperadas y trágicas.
Además, la historia explora la naturaleza humana y sus impulsos oscuros, como la búsqueda de poder y la manipulación de otros para lograr objetivos personales. Este aspecto se refleja en la figura de la bruja, que utiliza sus habilidades para ayudar a Verónica, pero también tiene sus propias motivaciones y deseos.
En cuanto a la autora, Elizabeth Carvajal López demuestra una habilidad notable para tejer una narrativa compleja y cautivadora que explora temas profundos y universales. Su estilo de escritura es evocador y vívido, permitiendo al lector sumergirse completamente en la historia y conectarse con los personajes y sus experiencias.
«Por aquel a quien amé» es un cuento que provoca interés en el lector al tocar temas tan sensibles como el deseo, el sufrimiento, el enamoramiento, la infidelidad, la brujería, las consecuencias del actuar mal o el hacer el mal a otra persona, la trama cautiva al lector desde la primera línea con la descripción de las emociones de la protagonista, los paisajes de esa casa a la que difícilmente le puede llamar hogar haciendo que este se envuelva y sienta compasión de ella y entre más se adentra en la historia se mantiene despierto el enfoque, hasta ese final impactante casi que inesperado dándole un giro radical a la historia; ya que, es una transición de esa vida color de rosas deseada por verónica que de repente se oscurece al perder ese fruto de su amor deseado. Por otra parte, la autora fue muy acertada con el personaje de verónica y la personificación que le dio; puesto que, se roba la atención del relato mediante esa lucha interna con sus emociones, esas ganas de obtener la posición de María en la vida de Nicolás y su desesperación por culpar a la esposa del protagonista del fracaso del divorcio plenamente consciente de estar involucrada en medio de una relación ya establecida con la que se desmoraliza, llevándola a cometer ese error de casi que entregar su alma al diablo por tener a Nicolás a su lado. Sin embargo, el picante de la historia está en esa entrada misteriosa de la bruja, introduciendo un aire de misterio y oscuridad que da pie a ese giro final que impacta al lector, incluso conmueve y quebranta las fibras humanas de cualquier persona que se conecta con el personaje y la historia. Finalmente, acerca del fatídico final, me pregunto: ¿fue cosa de dios?, ¿el destino quiso castigarla por sus acciones?, ¿fue María? ¿Qué paso con el matrimonio luego de la perdida?, en fin muchos cuestionamientos puedo realizarme como lectora al final de esta historia.
Esta historia deja ver una historia cautivadora con personajes bien desarrollados y relaciones complejas. La ambientación detallada, especialmente la descripción evocadora de la granja, sumerge al lector en el mundo de la historia. Los diálogos naturales contribuyen al desarrollo de los personajes y avanzan la trama de manera efectiva. Felicidades!
que hermosa forma de escribir, se nota la dedicación y todo el apoyo que lleva detrás, muy buen trabajo 👏👏
Es increíble ver como solo siendo estudiantes tienen esta capacidad de escritura tan perfecta. Les espera un futuro increíble, me les quito el sombrero.