Literatura Cronopio

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PRELUDIO PARA LA DESTRUCIÓN

Por Ismael Cuero Duchimaza*

I

Este es el preludio,
la calma, espero destruirme.
Sórdido lo que espero,
llegará en un momento,
como un choque que no resistiré,
pero lo espero, lo espero
con ansias, mis lágrimas
están preparadas,
mi corazón, resguardado,
ya he conseguido otra cama
para resistir la tormenta,
amanecer, ¡llega ya!, dame informe
sobre el tiempo,
sentado esperaré,
en mi hamaca esperaré,
mis ojos están enjugados ya,
y las primeras gotas han iniciado a caer.

 

II

SONRISAS DIGNAS DE LOS IDIOTAS

No me he cansado, ni te has cansado
de andar a rastras, acabándonos en cada
alcantarilla, en cada acera,
vacilando con las ratas y las grillas,
escuchando el único sexo que poseen
algunos asustados,
llorando en las esquinas, aquellas
cercanas a las cantinas, donde suena julio,
mientras los perros y las mierdas
te resuenan en la cabeza;
te zumban en la mente esos nombres malditos,
a los que, si pudieras, les echarías agua bendita
—aunque el ateísmo se te escurra por las axilas—
intentando así desplazar levemente
el tufo envenenado de sus besos,
que si no sabían a marihuana y saliva sin filtrar,
tenían sabor a alcohol y humo de fin de semana.
Cómo olvidar tus labios amortiguados,
y mi tabique destrozado,
cómo olvidar tu culo redondo,
o tu abdomen marcado,
cómo sanear la aberrante sensación de tu cama o de mi cama,
en donde si no apestabas, apestaba yo,
o en consecuencia, apestábamos los dos,
par de longuitos cagados,
par de torpes, jugando a enamorarnos,
jodidos tu y yo.
jodido aquel que se enamora de lo que ya no está.

III

El dolor del cuerpo, fascinante sensación,
dentro de un sueño te encuentro,
en las paredes acolchadas te acurruco,
¡alas, despliéguense!
Préndanse en fuego,
mientras viajamos alrededor del sol.
dejen que caiga sin fin,
dejen que sea mi cuerpo,
solo eso,
lo que se convierta en cenizas, en lo infinito.

Soñar es como parir ideas,
los que sueñan, sufren la trágica suerte
de una vehemente vejez.
Sus añoranzas se ven fijadas en realidad,
no dejan sentir en sus corazones
la inmunda suerte de los que dejan parir
con dolor de parto en la pradera,
sus ideas, sus sueños, sus futuros de un lugar mejor.

Soñemos, carne mía, soñemos nuestras vidas.

Soñemos en rojo, en pechos, en verde y aire.
Refutemos el movimiento de nuestras manos,
y agotemos nuestras caderas con movimientos ondulantes;
dejemos nuestra estéril vida y pariremos globos,
color, canciones y reclamos, besos,
corazones rotos y lágrimas de alegría.
así parir y soñar.

IV

CUANDO DEJE DE DOLER

Punto tras punto, largos y pequeños versos,
tristes tonadas, dulces voces melodiosas,
predican vidas de nadie, el amor
que esas asquerosas novelas saben evocar.
Me descuelgo por no ser parte de este mundo,
te entiendo, cuando molesta graznas tus frustraciones,
de tales idealizaciones jamás fui advertido.
Ni te extraño ni te espero,
fuiste y ahora no,
ni te amo ni te odio,
y no esperes, lágrimas resbalando
rasposas por mis mejillas,
no seas hipócrita, corazón.
Tampoco para ti, ni fui ni seré,
ni para tu cuerpo.
Fiero animal herido, triste has dejado
que las ratas laman tus llagas,
tus lacras y coágulos,
pobre de ti, mi niña.
Lloras en tu habitación,
mientras intento consolarte con una sonrisa,
y me preguntas ¿cómo hacer,
cómo hacer, alma fría, para que deje de doler?
No hay remedio —digo— y
muevo mi cabeza hacia atrás intentando alejar
tus ojos marrones de mi alcance para no llorar.
¿Cómo hacer para que deje de doler?,
dime tú cómo hacer,
si no somos, ni hemos sido,
ni planeamos serlo,
cómo hacer para que deje de doler
cuando lo negamos a cada momento,
y cómo hago yo para darle solución
a lo que por nuestra torpeza sucedió.

 

V

Moldéame a tu manera, hazme cielo y hazme infierno,
luz e historia, cuento y canto.
Hazme tuyo y date entera para mí.

Liberando la esperma de las ropas,
gota a gota, fluido a fluido,
encontrarás encarnados
los recuerdos que dejaste,
las huellas que impregnaste.
Verás a los hijos que no deseaste
entre el tarro de la basura.
Ubicas las cartas que escribiste
esperando tan solo desaparecer.

Cosa linda el nuevo despertar del ser humano,
desechando a los hijos de sus hijos,
desechándose a sí mismos.
Buen día para todos,
amantes de la oscuridad,
buenos días
pequeños espasmos de putrefacción.

VI
(Continua siguiente página – link más abajo)

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