Kronopeas

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requiem por un insecto

RÉQUIEM POR UN INSECTO

Por Leo Castillo*

Cuando por fin murió Gregorio
la asistenta voceó la nueva de esta manera:
—¡Ha reventado
ahí lo tienen
lo que se dice reventado!

Gregorio yacía en el piso
entre hilazas, polvo y desperdicio.

Todavía la noche anterior Grete su hermana
hablaba de la apremiante necesidad
de deshacerse de esta carga
de este insecto cuanto antes.

Entre tanto sin fuerzas
y malherido por la manzana
que se pudre clavada en su espalda
el agonizante Gregorio escuchaba sus palabras.

Al alba
Gregorio entrega el alma
no menos adolorida que su cuerpo inútil
y de tan numerosas patitas
que no logran sin embargo
mantenerlo en pie.

Ha muerto Gregorio
—¡Ha reventado
lo que se dice reventado! —vocea la asistenta
mientras yo cierro mi libro, corro
y aseguro mi puerta
para amordazar a solas un sollozo inminente.

¿Cómo no haber amado
a este inocente monstruo arrinconado?

PASAJEROS

Irrumpen un día
en nuestra zona de riesgo:
—Me llamo Paco Nieto
el inquilino de arriba
y estoy a tus completas órdenes.
—Me llamo Diana
la reina de Bellas Artes
y me gana bailar y enloquecer.
—Soy tu querida María Eugenia
y te quiero
te quiero tanto Leo.
—Me llamo Ricardo, amigo mío
y te convido a fumar
de mi fantástico cigarrillo verde.
—A mí puedes llamarme Susana
pero págame antes mi amor.

Al otro día son espejismo y nostalgia
fantasmas borrosos enredados entre el gentío
que el tiempo hábilmente escamotea
y finalmente devora
con su habitual eficacia.

GATO

Con ganosa impaciencia espero
que la ciudad se vaya a pique
de una vez por todas
en un propicio recogimiento frágil
y casi culpable
apenas pulsado por los grillos del presagio
que se sobresaltan entre mis sienes
al compás de los astros titilantes
para volverme furtivo
y aventurarme humilde y emocionado
a través de los pasajes inéditos
y los más íntimos rincones de la vigilia
al cotidiano y singular encuentro
con la sorpresa eterna
de la noche imaginera.

¡Gato!

MUJER SIN ROSTRO

Con medroso paso de liebre te aproximas
tanteas con yemas sensitivas la tosca pared
apenas roza
mi puerta tu aliento.

Finalmente te retiras
bajas suavemente la honda calle
mientras un remolino
agita las trinitarias a tu paso.

Siempre
mujer que no tienes rostro
te vas sin haber llegado
lo que me indulta del adiós
pero me niega también
la culpa azorada de haberte poseído.

OVILLADO A MIS PIES

Este perro negro y solo en su noche ulula
y me ladra su conversación.
Ovillado negro a mis pies
me conoce sin cómputos ni estadísticas
no piensa nada sobre mí
no me juzga lujurioso por ejemplo
ni me sospecha mezquino
triste o solo
y se me echa a los pies.
Este negro perro solamente
me recuerda al verme
con su efusivo rabo saludante
y me lame generosamente
con la misma lengua de lamerse los gonococos.

Cuando voy de noche al patio
orinando contra las matas me adivina en la penumbra
sin palabras en su testa horizontal
solo y sin hablarse
fluyendo a su propio paso
hacia una muerte ignorada, inexistente.

Este perro negro que vigila me olisquea
sin destrozarme con su fiera de dentro
y asumiendo que no represento riesgos
me deja pasar
me absuelve
me invita a la amistad.

SUSANA

Sentada en mis piernas
Susana está desnuda y se levanta
se levanta y baila
danza al borde del milagro desafiante
y coquetea ante el abismo.

Susana acciona el aparato de vídeo
para que veamos pornografía
y me deja entrar en ella.

Y me deja asimismo salir de ella.

Susana me da su cuerpo
pero su alma la reserva
para uno que se aleja insensible en ella misma
ignorando
sin acordarse ya incluso.

Susana lleva dentro el eco
del paso de su habitante
que cada tanto saluda
con el pañuelo borroso de su sonrisa
y le extiende su ternura rezagada.

Susana destinada a su andén
combada contra la esquina
como un arco iris en la bocacalle
como trampa del cielo
en el centro de la noche.

Susana, la putica bonita de la calle Caldas
festiva mariposa que juega y que arde
en el pabilo encendido de cada noche. 

TARDE. VERANO. TUCÁN. GOLERO

Ataviado con el más profuso colorido de sus galas
—verdadero arco iris de plumas—
un doméstico tucán en la flexible rama
su pesada torpeza balancea y exhibe en el laurel.

Más al fondo y más arriba en la tarde
de drástico luto su silueta leve revestida
un golero silba al tajo los más elevados aires
el susurro de su ser en desasida libertad.

La vistosa vanidad se apoya en baja rama
y cada vez más
el ave obscura parece del suelo
retirar su aéreo ser
hasta la cúpula justo del limpio azul
deslizando su gracia y su pena
a través de la vasta nave de la tarde.
Toda su gloria es el vuelo
toda la tarde su capa azul
y las blancas nubes de un suave brillo
una corona en su ceño ciñen.

Y su trono es el viento.

VERSOS HALLADOS TALLADOS EN CAYADO PREHOMÉRICO CAMINO DE COLONO

Le Figaro publicó en griego y en francés el texto íntegro de un poema hallado escrito en un antiguo bastón cerca de Colono. Resueltamente atribuido a Edipo, trágico rey de Tebas Hecatómpila, he aquí mi versión literal en Castellano (que espero sea la primera), así del titular del poema como del contenido en la primicia del diario francés.

El roble se derrama
en el amplio rubor de la mañana
en un semen alado, blanco y giratorio
que vuela a chupar humus
a renacer en verdor, remanso y música de viento.

El sensual roble tiembla
sofocado por el fuego del sol
en su follaje festoneado de lila
gime
el erecto tallo vibra
y hunde la ávida raíz
en la entraña de la madre profunda
que de sal es
y de jugosas aguas
entregada plena bajo su cobija de hierba.

Estimula, ¡ea, Eolo!, auriga del viento su firme tallo
besa cada labio lila de su multiplicada boca florecida
que se venga el roble
en libélulas blancas
sobre el rizado pubis de su madre la tierra.

Trae, Musa,
el roble a mi canción.

* * *

Estos poemas forman parte del libro De la acera y sus aceros, Instituto Distrital de Cultura, Barranquilla, Colombia, 2007.

___________

* Leo Castillo es un reconocido escritor y cronista colombiano. Ha publicado los libros: Convite (Cuentos), Ediciones Luna y Sol, Barranquilla, 1992 Historia de un hombrecito que vendía palabras (Fábula ilustrada), Ib., Barranquilla, 1993. El otro huésped (Poesía), Editorial Antillas, Barranquilla, 1998. Al alimón Caribe (Cuentos), Cartagena de Indias, 1998. De la acera y sus aceros (Poesía), Ediciones Instituto Distrital de Cultura, Barranquilla, 2007. Labor de taracea (Novela, 2013). Tu vuelo tornasolado (Poesía, 2014). Los malditos amantes (Poesía, publicado por Sanatorio, Perú, 2014). Instrucciones para complicarme la vida (Poesía, 2015). Documental sobre Leo Castillo: https://www.youtube.com/watch?v=Ec_H6WMsU-c Colaborador de El Magazín El Espectador; El Heraldo y otros diarios del Caribe colombiano. Colaborador revistas Actual, Vía cuarenta (Barranquilla); Viceversa Magazine, Revista Baquiana (USA); copioso material en sitios Web.

1 COMENTARIO

  1. Genial poesía, Leo. Es gratificante leer versos o prosa rigurosa y profunda que penetran el alma en tiempo de cursileria y de farsa.

    Son poemas para la posteridad, para almas maduras.

    Gracias, Leo, por permitirme leerte.

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