Literatura Cronopio

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SENDA

Por Javier Moyano*

Prenderé un fósforo para no sentirme tan solo,
aunque se extinga,
prenderé un cigarrillo para no sentirme tan vacío,
aunque se extinga,
prenderé el mundo para no sentirme tan inútil,
partiré en una balsa
rumbo al horizonte de un mundo plano
con un fósforo,
con un cigarrillo
y una moneda
para jugarme mi última oportunidad.

(Del libro: La Rabia, de sombras y de abismo, volumen III)

DESEO

«I take a walk outside
I’m surrounded by some kids at play
I can feel their laughter, so why do I sear»
(Pearl Jam. Black).

Quiero borrarme de todo, desaparecer, ser vacío continuo, materia cayendo por un agujero negro, una plasta de boñiga de perro en el sol que poco a poco se derrite, sin dejar olor, sin dejar marcas, que me borren de los registros de los bancos donde nunca debí acudir, que me saquen del sistema de salud pública que nunca utilicé, que me borren del directorio telefónico, que incineren mi acta de nacimiento y mi acta de defunción, quiero que me saquen de sus agendas, de sus correos, olviden todos el lugar donde viví, sáquenme del censo electoral, que mis ex novias no pregunten jamás por mi paradero, que mis amigos olviden mis apodos, que nunca se brinde por mí, que nunca se recuerde una frase pronunciada por este nido de moscas, que destruyan mi carnet de la biblioteca, el de la universidad, el del trabajo, la cédula de ciudadanía, el pasaporte, la libreta militar, el pase de teatro, el de cine, el del metro, que las destruyan y sus restos los boten al rio Bogotá. Quiero desaparecer del todo, no dejar una sola fotografía, ni para álbum, ni para portarretratos, ni billetera de familiar, ni red social alguna, no quiero dejar rastro de mi paso, que no se cuenten anécdotas de mis derrotas, que no se sonría con alguna pequeña victoria mía, que nadie hable nada de mi existencia. No quiero que sobreviva una sola línea con mi nombre, que mi tumba no tenga nombre ni fecha, por mí que lancen mis restos a la vía láctea, que los dejen en un basurero, o en una calle sucia de esta ciudad, que sirvan de alimento a las cucarachas, quiero borrar todo antes de mañana, no quiero dejar herederos, plantas que se marchiten sin mi presencia, mascotas que busquen mi aroma, zapatos por donar, no quiero dejar un colchón con mi figura, semen en la pared de ningún lugar, quiero borrarme de toda prueba. Sin excusas, sin causa, sin detonador, sin carta de despedida, desaparecer sin deudores o deudas, poder borrar mis registros de ingreso a la estación de policía, desaparecer mi tradición crediticia de prostíbulo y bar de quinta, borrar todo indicio de humanidad, quiero ser la brisa que juega con los cabellos de los niños en el parque, sentir su alegría, pero no importarles en lo absoluto.

(Del libro: La Rabia, de sombras y de abismo, volumen IV)

RECOMENDACIÓN PARA UN AMIGO DESCONOCIDO

Cuando todo salga mal,
cuando el mundo tire para abajo,
cuando no encuentres la luz,
cuando nada no sople a tu favor,
cuando la esperanza se haya marchado,
cuando la fe se haya extinguido,
cuando no encuentres razones,
cuando no tengas más sueños,
cuando hayas perdido todo,
cuando sientas que no tienes nada que ganar,
cuando todo te sepa a mierda,
cuando todo te parezca un sin sentido,
cuando nada te ilusione,
cuando ya nada te saque una sonrisa,
cuando no confíes ni en tu sombra,
déjate de poesía, amigo desconocido,
que soló encontrarás en ella soledad
busca un barranco y ensaya si eres un ángel
sin más.

(Del libro: La Rabia, de sombras y de abismo, volumen I)

 

DEL PORQUÉ LA MONALISA TIENE EL CABELLO OSCURO

Los programas de humor los sábados en la noche
son la bala que falta para que un solitario se vuele los sesos,
los pasos de un transeúnte con rumbo fijo nunca dejan huellas.
Siempre será mejor suicidarse un lunes en la mañana.
Me encantaría saber qué sueña mi perro.
Odio el olor a pizza que emana del apartamento contiguo los miércoles.
La memoria es el ancla al pasado de un barco sin tripulantes,
frente al mío siempre pasaba una señora vendiendo el perdón eterno.
Un buen día martes puse grasa en el piso para verla romperse la cara.
Una señora con bigote lanza improperios frente a una sala XXX.
Busco sin éxito en mi mochila una cauchera.
Un borracho le grita que somos creyentes de todo, devotos de nada.
la señora se voltea y escupe al piso, es un domingo jodido.
Al subir la tapa del retrete una maldita rata lucha por sobrevivir.
Descargo con asco y para asegurarla pongo una pila de libros que siempre tengo en el baño.
Pienso durante algunos minutos el plan a seguir
mientras la escucho luchar por su vida en vano.
Decido apagar la luz y salir del departamento.
Los jueves en la mañana hay buen matiné.
La esperé semanas enteras sin correr las cortinas.
El cartero fue el único que se preocupó por mi silencio.
Me busqué dos gatos pardos y un disco de 78 revoluciones,
perfumé mi entrepierna y tenté a Dios sin respirar algunos minutos.
Los viernes son días de muertos.

(Del libro: La Rabia, de sombras y de abismo, volumen I).

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* Javier Moyano. Bogotá, Colombia. Licenciado en arte. Fundador de Rabiarte en 1999 como espacio artístico multidisciplinario cuya principal preocupación es la memoria y la soledad de la modernidad. Textos suyos han aparecido en revistas, periódicos, compilatorios nacionales y extranjeros, es columnista de opinión de diversos medios alternativos. Ha sido invitado especial a festivales dentro y fuera del país, participa con diversos proyectos culturales como Desprovistos, SIN.ISMO y el Negacionismo poético. En el año 2009 publico Hoyos Negros, historias y canciones para dormir en la tina. En 2013 aparece como co-autor del libro negacionista Poetas que hay que morir antes de leer, editado por la Universidad Autónoma de Nueva León, México. En el año 2016 lanzo la primera parte de su libro La Rabia, de sombras y de abismos (Volumen I), primera de cuatro entregas que reúne su obra poética.

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