Sociedad Cronopio

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LA VILLA ES UNA DROGA

Por: Juliana Mejía Jiménez

En nuestra urbe existen espacios que se configuran como escenarios propios para las relaciones sociales, estos lugares además de ser zonas de encuentro, se aproximan a las vivencias  humanas de manera  directa;  la connotación de un espacio termina a veces jugando un papel importante en las particularidades de los individuos y de las colectividades, e  influenciando directamente la vida de muchos sujetos.
Un espacio de estos es la plazoleta de la Nueva Villa de Aburrá trae consigo más de una historia que se podría contar y que da pie para entender una parte de las juventudes pertenecientes al territorio de la ciudad de Medellín.

RECORRIENDO LA  HISTORIA…
El centro comercial de la Villa pertenece a la Urbanización Nueva Villa de Aburrá  que está ubicada en la comuna dieciséis, Belén, al sudoeste de la ciudad; el origen del nombre se remonta a la fundación del “Poblado de San Lorenzo de Aburrá”, la que ocurrió en el año 1616. Este sector fue erigido el 22 de marzo de 1671 con el nombre de Nueva Villa del Valle de Aburrá de Nuestra Señora de la Candelaria, al cual posteriormente, se le dio el nombre de Villa de Medellín en noviembre de 1675.

La señora María Patricia González habita en la etapa tres desde el año 83. Ella cuenta que antes de construirse la urbanización estos lotes eran  lagunas y  potreros; sus habitantes llaman a la primera etapa la vieja villa y al centro comercial le dan el nombre de   plazoleta o de herradura (por su forma).

Los locales se pensaron con el propósito de llenar las necesidades de los habitantes de los apartamentos y  los moradores más cercanos. La idea de plaza estilo europeo, que se considera como un sitio vitalizador de actividades comerciales y espacio eminentemente de uso público, hoy es una luneta que cumple funciones sociales importantes.

Los primeros  locales fueron almacenes de ropa y de comidas rápidas, hoy en día prevalecen algunos de estos, empero han incrementado la tabernas; el centro comercial se considera espacio público sin embargo posee vigilancia privada.

Ana María, una joven de veintidós años que frecuenta la villa desde hace trece, cuenta que éste era un sitio en donde la gente se encontraba para ir a rumbear a  lugares como el Pub. También se emborrachaban aquí y posteriormente se iban a rematar a otros sitios. Llegó un momento en el que la gente percibió que en esta plazoleta no los molestaba tanto la ley como en la Torres de Bomboná y otros sitios de la ciudad, es más, muchas de las personas que frecuentaban las Torres migraron a la Villa.

Catalina es una joven de veintitrés años quien cuenta que “cayó”  a la Villas porque en ese tiempo era menor de edad, además  que era un sitio barato y podía ponerse la ropa que quisiera y sin que nadie la criticara; dice además, que este lugar siempre ha sido concurrido  por todo tipo de personas; narra que todos los sujetos a excepción de los menores de edad pasan por los bares para “sollársela” , pero resultan afuera porque es más barato.

Patricia, habitante de la Villa describe las primeras tabernas, las cuales, además de no ser de música rock, solían ser visitadas por personas de la Villa misma; con el tiempo las circunstancias fueron cambiando, ya habían nuevos visitantes y las tabernas modificaron el estilo de música; la señora dice, que la llegada de estos forasteros se volvió una cadena: una persona ajena llegó, fue trayendo a otros y este nuevo grupo no compaginó con el primero, el cual desertó. Afirma además que “esa gente ha sido muy difícil de controlar, se les han impuesto normas (la hora de permanencia en la plazoleta es hasta las 12 p.m.) y no pueden poner sillas, ni carpas , sin embargo, el gentío en la plazoleta es impresionante”.

Ana, explica que la gente de la unidad residencial ha intentado molestar, colocando incluso vigilancia privada, “pero que eso no ha valido ya que la gente no se va, es más, hubo un tiempo en la época de los Skates  y los Rollers  en que por los enfrentamientos entre bandas la gente dejó de ir a la Villa pero debido a que las milicias populares se involucraron, el conflicto entre bandas se trasladó, y las cosas volvieron a estar igual que antes”.

Para Ana las escalas de la herradura fueron diseñadas para sentarse y tomar vino, ella piensa que a la gente “la llama”  en donde hay dónde sentarse; las personas que van a la Villa son expresión de un pensamiento que se refleja en una música cargada de emoción.

Existió un tiempo en que la Villa era solo un lugar para la cultura Rock; en la actualidad esta plazoleta durante la noche es un lugar de encuentro para muchos jóvenes que escuchan este tipo de música; no obstante, no son los únicos que se apropian de este territorio, aquí el  espacio se pluraliza, es ocupado por jóvenes de subculturas y de diversas tendencias  musicales, e incluso por personas de mayor o menor edad.

Por estas razones es importante observar cómo son las relaciones sociales en correspondencia con el lugar: una sola plazoleta llena de ideologías diferentes y de grupos que se comportan y se apropian de los espacios de manera disímil.

LA VILLA LUGAR DE TRANSICIÓN

La plazoleta de la urbanización fue creada como un área de comercio enfocada a satisfacer las necesidades de consumo de los habitantes del sector; su arquitectura se asocia como un No-lugar : una amplia explanada ausente de espacios en dónde reposar, estructura que refleja una finalidad de transición y poca permanencia.

Este centro comercial pareciera no cumplir con los propósitos iniciales para los que fue construido; María Patricia afirma que el comercio que allí se instaura no cumple de manera sinérgica las necesidades comerciales de los habitantes de la zona, y además, en las horas de la noche sufre una transformación significativa que da lugar a dos caras de un mismo sitio.

En las horas de la mañana parece ser una zona estática, la aparición de algunos transeúntes que se desplazan con agilidad refleja el diario panorama, cemento muerto y pocas relaciones de socialización primaria, no obstante al medio día suele tener más dinamismo, sin que un movimiento pasivo deje de acompaña el lugar.

¿LUGAR DE ENCUENTRO, O CONFUSIÓN?

Al caer la tarde la Villa se va llenando gradualmente hasta transformarse en un lugar de encuentro; amigos se reúnen, charlan, y hasta tocan guitarra; en algunos de estos encuentros y relaciones sociales predomina el consumo de licor, cigarrillo y de manera discreta, de sustancias psicoactivas.

En el transcurso de la noche se hace difuso identificar estilos, los metaleros  se ubican a un  lado de los alternos , los gronchos  bromean cerca de los skate, diversidad de personas transitan, todo se hace confuso, el ambiente se torna nuboso para quien observa, muchas veces se ha escuchado decir que la Villa es un espacio propicio para la cultura rock, empero, ante este panorama se podría decir que es un escenario plural, expresado en la diversidad de subculturas, tribalismo urbano y relativismo cultural.  nota al pie]

Observando este cuadro, se hace difícil entender la dinámica relacional de dicho territorio. Catalina cuenta que en la época de los noventa, la Villa era un lugar para la cultura Rock, este pensamiento al ser una preconcepción social logra que quien se incorpora buscando entender el espacio se encuentre permeado por juicios de valor,  por tanto se hace confusa la expectación; empero, en el ejercicio de observación se logra visualizar la pluralidad y además encontrar cierta armonía en la misma; pensar que la diferencia es un elemento que imposibilita la integración social, impide visualizar las relaciones de espacios de diversidad cultural. Entender la pluralidad termina permitiendo la clara visualización de los espacios.

LA INFLUENCIA DE UN LUGAR EN  UNA  VIDA

Este espacio, se ha convertido para muchos jóvenes en un lugar de convivencia y de socialización.  Para Catalina la Villa  fue donde creció, donde se crió, “lo que soy es gracias a la Villa, o por desgracia lo saqué de la Villa… considero que la Villa me ha ´cagado´  mucho, y no es porque yo alguna vez me haya considerado la niña inocente, no, porque yo siempre he sido… muy… no sé, algún día deseo definirme, pero yo llegué a la Villa y yo conocí los excesos, el exceso de diversión, el exceso de alegría, el exceso de tristeza, el exceso de risa, el exceso de lágrimas y a mí eso me parece muy triste, desde que yo llegué a la Villa, cambié las amistades que tenía: de la cuadra, del colegio, con las niñas buenas estudiantes, con las que no hacían nada malo; yo llegue acá, me involucré con una barrita, eran satánicos, y se iban cada ocho días para los cementerios; yo vivía tragada del jefecito de ellos, y conocí la vida como no la debí haber conocido, y me di cuenta muy chiquita, que la vida no era jugar con la Barbie y el Ken y que se casaban, tenían sus hijos, y vivían felices para siempre; yo me di cuenta que la vida era una decepción, y yo siento que desde que llegué acá, la vida es eso, una decepción y el problema es que la Villa es como una droga para mí. Yo digo, tengo que dejar la Villa, tengo que cambiar de ambiente, y yo cambio, pero una semana e incluso uno o dos meses; pero siempre vuelvo a la Villa, con la gente que conozco, con la gente que me vio crecer, a la gente que yo vi crecer, la gente que me ha causado tantas lágrimas y tantos dolores. Es eso, la Villa es una Droga”.

¿QUÉ ES ENTONCES LA VILLA?

¿Es la Villa ese lugar donde pueden encontrarse los amigos? Sí, un sitio muerto de día y vivo de noche, del que se han apropiado cientos de jóvenes, un lugar de encuentro, lugar de excesos, lugar de rumba, lugar de pluralidad.

En la  Villa se puede guitarrear, hacer picnic, tomar, fumar, consumir droga; los menores de edad tienen lugar, también las familias, los jóvenes de todo tipo, las persona mayores, es la Villa un sistema social de vida seminocturna, es un ecosistema que se recrea en sí mismo, pero es tan absorbente que incluso, como dice Catalina, es la Villa una Droga, la cual trae consigo placer, vacío, alegría tristeza, y de la cual, es difícil salir.
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3 COMENTARIOS

  1. Qué buen artículo, creo que deberías de rescatar los comentarios de personas que vivieron la villa desde sus inicios. Que era cuando se hacían los encuentros de Break Dance, donde existió EL PALACIO DE LOS JUEGOS, la salsamentaria BURDEOS, MARCELINO PIZZA Y VINO, en fin tantas raíces que tuvo la villa para ser lo que ahora es.
    Allí se vivió la violencia cuando llegaron gente de el chispero de Belén la nuvia y de todos los alrededores de la villa estos con malos hábitos y los que no los tenían los fueron cogiendo. Siempre la villa fue es y será un punto de encuentro antes y ahora con su problemática de drogas y excesos.
    La villa es una historia que no tendrá fin y siempre marco y marcara gente como Catalina que son sobrevivientes a un ambiente pesado.

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