Sociedad Cronopio

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HIJOS DEL AGUA Y EL ARCO IRIS

Por: Felipe Hurtado Tombé*

El conocimiento indígena es holístico, cíclico, pragmático, es armónico con la naturaleza que para nosotros es sagrada e intocable.

Por eso, para ingresar al conocimiento profundo, el hombre debe estar en un estado de conciencia y espíritu puro. Este es el único sendero para alcanzar la armonía cósmica hombre-naturaleza. Desde este punto de vista, hago un análisis profundo del valor incalculable que tiene la Madre Naturaleza y el Agua.

El valor del agua

El Agua es uno de los seres vivos más apreciados de los “Pueblos Ancestrales”, al cual le rinden culto a través de ofrendas representadas con alimentos tradicionales. Le agradecemos a este sagrado recurso, por medio de rituales realizados por nuestros ‘médicos tradicionales’. Lo hacemos porque  recibimos de ella,  la  pócima de la vida, en la cual, nuestras comunidades –hace cientos de años– han entendido que el universo es un todo: las estrellas, los planetas y la Madre Tierra.

Ella provee vida a muchas especies que son parte del proceso evolutivo que da sentido a la vida cósmica. Por lo cual hay una integralidad hombre-naturaleza que hace que el ser humano tenga una capacidad de entender e interpretar los fenómenos más complejos de la naturaleza. Estamos capacitados para entender el movimiento de los astros, los cambios climáticos, las fases de la luna para sembrar y producir alimentos, el complejo lenguaje de los animales que cumplen un papel tan importante como salvaguardar a la Madre Tierra.
El indígena siempre fue tratado como salvaje y menor de edad por el hombre blanco. Siempre se ha ignorado su batalla por  salvaguardar los recursos naturales. Pero somos portadores de un principio vital: los seguiremos protegiendo por encima de lo que sea.  Los pueblos indígenas han entendido que la Madre Tierra los protege, los mima, los acaricia con los suaves vientos.

Asimismo, los provee de agua potable y limpia. También obsequia todos los alimentos para vivir dignamente como seres humanos. Además los Pueblos Ancestrales han comprendido que la Madre Tierra no les pertenece sino que hacen parte de ella. He ahí la diferencia con el hombre blanco que cree que es el dueño de todo. Aquí es donde tenemos que admitir que entre el indígena y el hombre blanco hay una diferencia abismal.

Un valor sagrado para los habitantes de Abya Yala

Por otro lado, “Abya Yala”, antiguo nombre con el que los pueblos indígenas designaban a América (desde Alaska hasta la Patagonia) en los tiempos precolombinos, antes de la llegada de los conquistadores, significa en lengua Kuna, tierra de florecimiento. En ese sentido, todos los pueblos indígenas de “Abya Yala”, se han levantado a protestar en defensa de los recursos naturales.

Para nosotros, desde las cosmovisiones de cada pueblo ancestral, la Madre Tierra es un recurso natural de dominio originario de las naciones indígenas nativas de Abya Yala. Por lo tanto, es patrimonio de la humanidad, inalienable e imprescriptible. Ningún otro recurso puede ser conferido en propiedad bajo ningún título. Por ende la protección de la riqueza biológica hace necesario impedir toda forma de apropiación privada.

Convencidos de tan loable labor, los indígenas tienen una convicción clara de proteger la “Vida de los Hijos de nuestros Hijos” (es decir, nuestro legado y descendencia) y proteger los recursos naturales para no vulnerar la integralidad física y espiritual de los seres vivos. Los Pueblos Originarios tratados como salvajes, menores de edad desde un principio han desarrollado su capacidad visionaria para que haya un equilibrio sano, fluido, recíproco, con respeto, con unidad, donde debe haber una integralidad hombre-naturaleza. Este es el verdadero sentido armónico de la vida.
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Pero si vemos desde una visión constructiva –lo que es irónico– los indígenas han construido una base sólida para proteger la vida no solo de los pueblos nativos, sino también la del hombre blanco.

En cambio los países desarrollados e industrializados y en vías de desarrollo están agotando los recursos naturales. Lo hacen cometiendo geocidio, biocidio, asesinato contra la Madre Naturaleza porque en el mundo globalizado, se ha perdido el respeto a la vida humana. En nombre de la democracia se someten a las culturas mientras se explotan de manera irresponsable los recursos naturales. Por tanto, en el mundo contemporáneo no existe ley, ni ética ni moral en el ámbito ambiental. Tan sólo se piensa en los dividendos económicos y ganar grandes sumas de dinero durante las veinticuatro horas del día.

Es una clara muestra de cinismo. Pocas personas cada vez son más ricas, mientras vastos grupos de personas –incluidos los pueblos originarios de la Abya Yala–  cada vez se encuentran sumidos en la pobreza y en la miseria. Entonces surge una gran incógnita: ¿Cómo solucionar la escasez de los recursos naturales, particularmente, el caso concreto del Agua?

La importancia del agua

Las tres cuartas partes del planeta tierra, es decir el 70 %, están constituídas por agua en su mayoría salada. Tan sólo 30% es tierra firme. 97.5% corresponde a agua proveniente de mares y océanos. El restante 2.5% es agua dulce, pero casi toda está congelada en los polos y en los glaciares. Del agua dulce, 69.7% es agua congelada, 30% es subterránea y en los ríos y lagos hay sólo 0.3% del apreciado líquido. En general, aproximadamente el 70% del total de agua dulce se emplea en la agricultura. El agua es por tanto, un bien necesario y se convierte cada vez más en un recurso escaso.

Ahora bien, la población mundial actual compuesta por 6.500 millones de personas, podría alcanzar los 9.000 millones a mediados de este siglo. A ese ritmo de crecimiento, la demanda de agua aumentará en 64.000 millones de metros cúbicos al año, según datos aportados por la Organización de Naciones Unidas (ONU). De esa manera, la población tendrá graves problemas para conseguir “Pi”, tal como designamos al agua en la comunidad Misak-Guambiano en el Cauca.

Entonces, la población mundial se elevará otros 3.900 millones de individuos en el 2030; palabras mas, palabras menos, la mitad de la población del mundo actual. Esto es motivo de enorme preocupación para nosotros.

Para los pueblos indígenas es indignante que 1.000 millones de personas en todo el mundo, todavía carezcan de acceso a agua potable, mientras que alrededor de 2.600 millones de personas no tienen saneamiento básico. Un total de 2.500 millones de personas en el planeta carece de acceso al agua y a servicios higiénicos.

Lastimosamente si no hay un consumo responsable de los recursos, en algunas regiones del mundo, ni siquiera de esa cantidad se dispone, pues, se ha establecido que en los países desarrollados el consumo diario per cápita alcanza valores 10 veces más altos que el consumo diario por persona en los países en vía de desarrollo. También existe una desigualdad en el costo por metro cúbico de agua entre estos estratos; en los asentamientos humanos pobres, el costo es hasta 10 veces más alto que donde viven los ricos.

Otros datos relevantes

No se trata sólo de calmar la sed. Es también un problema de salud pública que se evidencia en el desarrollo de la agricultura y la producción de alimentos. El consumo de agua contaminada, provoca el 88 % de las enfermedades en el mundo. Los altos precios y valores del líquido hacen propicia la presencia de enfermedades e inclusive la irrupción frenética de la muerte. Solo se aprecia el valor del líquido vital cuando éste comienza a faltar. Existen factores que poco a poco van agudizando los problemas que derivan en la escasez de agua, entre los que podemos citar: su derroche indiscriminado, las contaminaciones (industriales, agrícolas y urbanas) y los cambios provocados al entorno.
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Por no haber una conciencia política de la escasez de agua potable, las emisiones de gases de efecto invernadero de las industrias, la tala indiscriminada de bosques nativos en los que habitamos y la quema indiscriminada de arboledas por hombres blancos inconscientes, “Pi” está herida de muerte. Todo lo anterior se agrava aún más con el calentamiento global.

El protocolo de Kioto, la Agenda 21 (acuerdos entre las naciones industriales para mitigar la contaminación) y la ONU han tratado de remediar por medio de programas que no han tenido una efectiva injerencia política que haga cambiar la actitud de las grandes industrias que contaminan el agua.  Tampoco han sido la solución para que  los gobernantes de las superpotencias ideen una auténtica conciencia política ecológica.

No existen principios de corazón en los gobernantes y en algunos individuos inconscientes que sean capaces de despertar un carácter de unidad ecológica en la que esté latente una relación de respeto y reciprocidad, en aras de alcanzar una armonía natural entre el hombre y la naturaleza. Sin embargo, por razones de la globalización, un mundo moderno basado en la competencia, marcado por el capitalismo salvaje, el hombre blanco se torna egoísta e individualista. De hecho, los políticos y diplomáticos de países que padecen estos conflictos, suelen tratar estas crisis como lo haría con cualquier otro reto político o militar. Movilizando ejércitos, organizan facciones políticas, combaten a los caudillos locales indígenas  e intentan combatirnos con extremismo religioso.

El cinismo del Banco Mundial y de otros organismos económicos

El Banco mundial considera que los recursos para la investigación tienen que provenir de la inversión privada. Este importante organismo internacional condiciona sus préstamos para el desarrollo de la infraestructura hidráulica a la privatización del agua,  que es un claro atropello de políticas anti-humanistas que aprovechan la coyuntura de escasez de “Pi”. Mas no hay una clara muestra de lineamientos políticos ni voluntad política de las industrias que contaminan.

Para los economistas, el medio ambiente ha sido considerado históricamente como una externalidad, en algunos casos positiva y en otros negativa, pero siempre mirándola en referencia al modelo de producción capitalista. Este hecho, ha conllevado a que no se genere una verdadera responsabilidad ético-social y medio ambiental, entendida desde las repercusiones que puede causar la implantación de los sistemas productivos.

Más aún, no se le ha dado un carácter integral a la economía. Se desconoce el ambiente socio-cultural y medio ambiental en el cual ésta se desenvuelve. Entonces es posible afirmar que la economía, en muchos casos, ha tomado un carácter deshumanizante en el cual las pérdidas de vidas humanas, se interpretan como sacrificios humanos necesarios para el desarrollo económico actual.

En la otra orilla, el calentamiento global lesiona el carácter sagrado de “Pi”. Esta problemática ambiental, ha sido utilizada por muchos  economistas para especular sobre la escasez de los recursos ambientales, con el fin de influenciar en los precios del agua y siguiendo los lineamientos de las leyes de la oferta y la demanda. No se ha tenido en cuenta el verdadero sentir de la escasez de los recursos naturales.

Por  ejemplo, algunas estimaciones preliminares sostienen que el agua como negocio mueve alrededor de 300.000 millones de dólares en el mundo y es un negocio en crecimiento. Quizás eso explique el silencio en torno al tema.

Por eso, es un deber moral y ético plasmar que cada persona en el mundo tenga un verdadero sentido de pertenencia ecológica, y entender que es responsabilidad de cada uno de los habitantes darle un adecuado uso y debida protección a las fuentes hídricas gestadas en la Madre Naturaleza. Desde ese sentir, se pueden estabilizar las temperaturas medias globales. Y necesitamos crear conciencia y reducir las emisiones de gases de invernadero. Actos que incentivan la dignidad humana, un futuro mejor para las futuras generaciones y la protección total de “Pi”, como recurso natural y democrático para toda la humanidad.

El milagro de la madre naturaleza

El milagro de la Naturaleza a través de millones de años ha venido evolucionando  progresivamente hasta volverse el paraíso donde hoy habitamos como seres vivos capaces de reproducirse y evolucionar constantemente para el bien del universo. Desde la formación de la Madre Tierra, los microorganismos evolucionaron vertiginosamente en recursos naturales tangibles e intangibles, como son los minerales, océanos, tierras fértiles, ríos,  árboles, animales y uno de los más maravillosos milagros de la vida: El Hombre.

El ser humano “civilizado”, que ha superado en términos racionales a los animales y vegetales, en la actualidad está consumiendo el 80% de los recursos naturales. En resumidas cuentas –en medio de su soberbia y supuesta superioridad– reina injustamente en este paraíso de millones de colores en oposición de los microorganismos, seres que durante millones de años,  han ejercido un trabajo tan exacto y sublime que fue capaz de construir la Madre Tierra.

La tierra o “Pacha Mama” ¡Tan perfecta que nos aporta amor sin límites! Nos da el regalo más precioso que jamás haya existido en el cosmos.

Un obsequio que tanto esfuerzo le ha costado solo para darnos una vida digna, el hombre blanco lo está destruyendo. Si en realidad somos seres humanos, escuchemos latir nuestro corazón y contemplemos alrededor de la Madre Tierra y el Universo.

Cabe preguntarnos ¿Para qué nacimos y para qué venimos? o ¿Tal vez fue por casualidad o fue el destino que nos puso en éste  “Nu Pirau” o paraíso?

Tal vez encontremos muchas respuestas. Pero de verdad somos egoístas, individualistas y ni siquiera sabemos quienes somos en realidad ¡Tenemos un cuerpo y un organismo desarrollado! Podemos caminar, tenemos brazos, ojos para disfrutar del espacio circundante y lo más importante: tenemos un cerebro para soñar dormidos o despiertos, con el cual podemos pensar y saber como actuar.

Ese don que nos da la “Pacha Mama” por ley natural ¿Lo estamos utilizando con inteligencia, con una visión de respeto, reciprocidad para el bien de “Nu Piro” (Madre Tierra), la humanidad, los niños, las futuras generaciones, los hijos de nuestros hijos y los otros seres vivos?

Una situación de soberbia absoluta

El hombre blanco no ha sido capaz de pensar más allá del cosmos. El hombre moderno saquea todo lo que se encuentra en el medio como un animal de rapiña y el agua no está exenta de ello. Los países “civilizados” y en vías de desarrollo por medio de la revolución industrial, armamentista sin límites; solo configura modelos de desarrollo pensados exclusivamente para las grandes élites industriales.

Todo ese afán de destrucción se ha dado paulatinamente porque los hombres están maniatados por gobiernos inhumanos que buscan poder a nombre de la “democracia participativa”. Dejan a nuestros pueblos en la miseria absoluta, esclavizando nuestra voluntad de vivir en armonía con la naturaleza.  Enceguecidos creen que la única opción viable es una supuesta era moderna llena de prosperidad y bienestar, regocijo y tecnología. Un mundo interconectado por los medios masivos de comunicación como la publicidad, la televisión, la radio, Internet, entre otros.

Los grandes propietarios de dichos medios, han adormecido a los habitantes de “Abya Yala”. Les hacen creer que están viviendo en una época de prosperidad sin límites en donde se respetan los derechos humanos. En un contexto ficticio donde se vive en  igualdad de condiciones para cada habitante del planeta tierra.  Mientras usufructúan y sacan dividendos del sagrado “Pi”.
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Por eso, en busca de competitividad, las grandes potencias económicas, los grandes capitalistas han ido buscando soluciones y estrategias frecuentes para hacer frente a los problemas. En foros internacionales, se busca encontrar soluciones a la pobreza y la miseria padecida por millones de personas. Los países del G8  pregonan las bondades de la globalización neoliberal y un impulso continuo de las reformas que lo deben permitir: liberalización comercial y financiera, privatizaciones, flexibilidad del mercado laboral y políticas macroeconómicas deflacionarias como el déficit en el presupuesto y los elevados tipos de interés, para seguir con macro-proyectos que  intentar unificar posiciones.

En ese sentido, respecto a las decisiones tomadas en torno al sistema económico y político mundial, en función siempre de los intereses propios,  asociados con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC).

De hecho, las potencias, cada año se reúnen para medir el nivel de capital acumulado, aumentando así, la de pobreza y miseria de los países periféricos e ignorando los problemas ambientales.

Si las naciones más desarrolladas y los países pobres no buscan mecanismos para salvaguardar los recursos naturales, no establecen políticas serias bioambientales, se seguirán destruyendo bosques vírgenes y se privilegiarán políticas de extracción maderera ilimitadas. En cada nación será necesario crear leyes más drásticas que eviten la explotación de recurso naturales renovables y no renovables. Y en la época presente, cuando “Pi” se encuentra en los estertores de la muerte, las modernas industrias trasnacionales extractivas desarrollan la minería a cielo abierto, actividad industrial de alto impacto ambiental, social y cultural contra los pueblos indígenas y la humanidad en general.

Esas actividades devastadoras que generar daños irreparables, desencadenarán en la destrucción total de la Madre Tierra.

Muchos ignorar que la evolución del planeta es tan sutil, tan frágil y tan hermosa. No obstante, el hombre blanco configura el mundo a su manera, crea grandes mega proyectos de construcción, desarrolla tecnologías inimaginables que exploran una pequeña parte del universo finito. Además le coquetean desde ya a Marte, porque los países desarrollados –como va este cuento– se han dado cuenta que la Madre Tierra se puede destruir.

Por lo tanto, cada habitante de este mundo tiene que concientizar y tener sentido de pertenencia con la Madre Naturaleza creando desde cada ser humano, un profundo sentimiento de corazón. No ser egoístas, individualistas, tener sentido de reciprocidad y partir desde nuestro propio ser.

Así cada ser humano al tener voluntad política, lineamientos sociales concretos para que cada generación venidera tengan la oportunidad de disfrutar las bondades que da la Madre Naturaleza. Además, es un deber moral exigirles a los gobiernos que si no trabajamos todos unidos hacia la recuperación y redefinición de las políticas ambientales, si no hay voluntad de todas las personas en el mundo, los cambios climáticos no cesarán de causar daño con los pueblos más miserables y después con las naciones poderosas.

Todos los Estados deben hacer frente a esta penosa situación. Deben crear leyes y normas drásticas que garanticen la protección de los bosques, selvas, manglares y otros ecosistemas que sean declarados patrimonios de la humanidad.

Este es el sueño de uno de los Hijos del Agua y del Aro Iris y como hijo de las Naciones Originarias que ve cómo se desangra y agoniza la Pacha Mama, observa estos argumentos como las únicas medidas que garantizarán la supervivencia de la raza humana y los seres vivos en el futuro inmediato.

Creadas esas normas debe haber una fiscalización y aplicación oportuna a las medidas tomadas y es necesario garantizar que la utilización y el aprovechamiento de los recursos de fauna terrestre, fluvial y marina, así como de los bosques, tierras y aguas, se lleven a cabo, tomando en cuenta sus interrelaciones dinámicas, adecuando ese aprovechamiento a los cambios.

Y finalmente, minimizar consecuencias en los ecosistemas, asegurando, renovando y permaneciendo con programas sociales y tecnología apropiadas no dañinas para la ecología y que permitan un desarrollo sostenible con “Pi” y la “Pacha Mama” a la cabeza de toda la creación que nos rodea

Para ver el video
https://www.youtube.com/watch?v=jqxENMKaeCU
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* Integrante de la comunidad indígena Misak-Guambiano, HIJOS DEL AGUA DEL ARO IRIS, localizada en el Departamento del Cauca.  Traductor de la Universidad de Antioquia.

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