LO QUE PUEDEN LAS TIC EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Por Mario Alvarado*
A finales del siglo XIX Alberto Melucci aseguró que vivimos en un sistema regido por el cambio molecular que asiduamente genera tensiones, pero que a su vez se adapta a ellas para intentar controlarlas. Así, los movimientos sociales son un signo de la adaptación, denotando una profunda transformación de los procesos y la lógica que guían a las complejas sociedades.
En estos términos la adaptabilidad de las tecnologías de la información y la comunicación, por parte de los movimientos sociales, presenta una evolución sustancial desde su aparición en el Reino Unido a finales del Siglo XVIII, con la alfabetización generalizada y la publicación de panfletos y peticiones, que planteaban reivindicaciones colectivas en contra de las autoridades, pasando por medios clásicos de comunicación como la radio y la televisión, hasta llegar a las campañas de activismo virtual, el uso masivo de dispositivos celulares, las redes sociales y de «microblogging» en Internet. Es aquí donde se planten la cuestión: ¿De que modo han influido las tecnologías de la comunicación en los movimientos sociales?
Si bien podemos remontar el origen de los movimientos sociales a los siglos XVIII y XIX, no es sino hasta entrado el siglo XX que movimientos como las protestas contra la guerra de Vietnam en la década de 1960, la toma de conciencia del proletariado europeo en 1962, el grandioso estallido del movimiento social en mayo del 68, el movimiento estudiantil de Pekín en 1989 y las manifestaciones en contra del régimen indonesio de Suharto en 1998 se vieron beneficiados por las TICs, al brindarles una ventana al mundo y un sinnúmero de oportunidades «…donde la difusión y la internacionalización de los movimientos sociales se aceleraron extraordinariamente.» [1]
Este incremento en la creación de movimientos sociales se evidencia en el estudio realizado por Jackie Smith, donde el número de Organizaciones Transnacionales del Movimiento Social (TSMO) va en aumento desde los años setenta: para 1973 existían 183 organizaciones, en 1983 diez años más tarde 348, en 1993 esta cifra se duplicó hasta alcanzar las 711, y en el 2000 creció un tercio más llegando a las 959 organizaciones, cifra que siguió en aumento y para el 2003 se calculaba la existencia de 1.011* TSMO. [2]
Al realizar un análisis crítico de la incidencia de las TICs en los movimientos, es posible determinar que por un lado sirven como un termómetro de percepción del movimiento al interior y al exterior, pues muchas veces no se puede controlar la imagen que transmiten los medios de las demostraciones y reivindicaciones sociales; por otro lado, es necesario analizar las simetrías y asimetrías intrínsecas de los medios de comunicación, es decir, la inclusión o exclusión de personas por el acceso a los medios. En este sentido, los periódicos tuvieron un efecto reductor en el público a causa de la poca alfabetización y el bajo número de lectores; Internet por otro lado juega un papel de difusión masivo pero selectivo a causa de su nivel de acceso, según cifras de la Unión Internacional de Tele comunicaciones, a 2011 solo un tercio de la población mundial estaba online, de este tercio solo el 45% de usuarios se ubica en un rango por debajo de los 25 años de edad, confirmando la tendencia sobre el cambio generacional y el uso de las nuevas tecnologías, lo jóvenes mantienen mas contacto con las TIC que en siglos pasados.
En cuanto a otras tecnologías, hoy día los teléfonos celulares y los mensajes de texto, se perfilan como alternativas de comunicación, con 5.9 billones de usuarios la penetración de este dispositivo alcanza el 87% a nivel global y 79% en países en desarrollo con una tendencia en aumento (UIT, 2011), un claro reflejo de esto son las manifestaciones públicas y concertadas de valor, unidad, número y compromiso (WUNC), en las protestas en contra de la guerra en Nueva York 2003, en Birmania en 2007 a causa de la represión militar y policial, y la campaña en contra el régimen pakistaní el mismo año, evidenciando así que el activismo por Internet y por medio de mensajes de texto se ha convertido en un elemento más de las protestas del siglo XXI.
En este punto es necesario aclarar que las TIC por si mismas no dan paso a la creación de movimientos sociales, los cuales se enmarcan en un contexto político dado; sin embargo, los procesos de comunicación y difusión facilitan la adopción en otros contextos relacionados. Aquí nace la importancia de la adaptación de las TIC pues como argumenta Tilly «…la proliferación…de contactos internacionales entre activistas podría estar dando lugar a nuevas maneras de hacer política desde la base, vagamente semejantes a las vistas en el primer medio siglo de existencia del movimiento social.» [3]
En pleno siglo XXI y con ayuda de las TIC, asistimos a un cambio en las demostraciones de WUNC, en lo que Howard Rheingold llama multitudes inteligentes: «gente que es capaz de actuar conjuntamente a pesar de que no se conocen entre sí.» [4]
En suma podemos concluir que por un lado, debemos reconocer que por si solas las TIC no causan la aparición de los movimientos sociales, sino que por el contrario, la adaptación de estas tecnologías es lo que lleva al éxito de estas iniciativas convirtiéndolas en puntos de referencia para otras organizaciones.
Por otro lado, si bien las nuevas tecnologías de la información y la comunicación reducen significativamente los costos de coordinación entre las redes de activistas, excluyen de un modo más terminante a aquellos que no tienen acceso a los nuevos avances acentuando la disparidad de las comunicaciones. Sin entregarse al determinismo tecnológico también es necesario reconocer el papel globalizador de las TIC en los procesos sociales, que derivan en los esquemas de internacionalización permitiendo la intercomunicación entre los distintos niveles de los movimientos sociales (local, regional, nacional e internacional), acelerando una tendencia que ya venia desde siglos anteriores.
En segunda medida, en tanto y en cuanto los movimientos sociales a nivel internacional dependen de las comunicaciones electrónicas, su existencia será mucho mas duradera en países ricos que en países pobres debido a la disparidad en su acceso y uso.
Por último, el gran desafío a encarar al estudiar la influencia de las tecnologías de la comunicación en los movimientos sociales, es que el activismo online no implica per se un compromiso fuera de la esfera virtual, la subsistencia de una estrategia colectiva o una prolongada participación, lo cual ponen en riesgo el futuro de los movimientos sociales en un siglo fuertemente marcado por las TIC.
NOTAS
[1] TILLY, Charles, 2010, pág. 134
[2] SMITH, Jackie, 2004, pág. 266.
[3] TILLY, Charles, 2010, pág. 84.
[4] RHEINGOLD, Howard, 2003, Pág. 12.
REFRENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
RHEINGOLD, Howard. «Smart Mobs: the Next social Revolution». Perseus, Nueva York, 2003.
SMITH, Jackie. «Exploring Connections between Global Integration and Political Mobilization». Journal of World Systems Research, 1, invierno, 2004.
TILLY, Charles. «Los Movimientos Sociales, 1768 – 2008». Editorial crítica, Barcelona, 2010.
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* Mario Alvarado es investigador académico y asesor del proyecto Equilibrium Global, en Argentina. Actualmente es candidato a Magister en Relaciones Internacionales y Organismos Internacionales en la Universidad de Buenos Aires