Sociedad Cronopio

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De la cuestión catalana a la contestacion a la monarquia

DE LA CUESTIÓN CATALANA A LA CONTESTACIÓN A LA MONARQUÍA

Por Joan del Alcázar Garrido*

Hay mucho en la prensa diaria española sobre Cataluña, los catalanes, España y los españoles. A menudo los argumentos se reiteran y, con frecuencia, se abusa de los lugares comunes, de frases hechas más o menos acertadas, y no faltan las descalificaciones y las amenazas. Sabemos que en determinados medios catalanes podemos encontrar paralelismos, pero la potencia de los altavoces de unos y otros es incomparable y, justamente por esto, la capacidad de influir en la opinión pública es muy distinta. Además, mientras que los segundos quedan reducidos al área catalana, el resto penetran en todo el territorio español.

Últimamente, parece que se han agudizado las posiciones y la tensión ha subido en intensidad. Una muestra la encontramos en un artículo de Borja de Riquer y Joaquim Albareda (Todo vale contra el catalanismo) donde replicaban en las páginas de El País un texto anterior de Gabriel Tortella (El tigre nunca debió de salir de su jaula). Debate entre historiadores habemus. De historia contemporánea y de historia moderna los primeros, de historia económica el segundo. Es recomendable su atenta lectura, aunque produce escalofríos que Tortella acabe su argumentación (?) diciendo: «Es difícil prever qué pueda suceder en el futuro; pero lo que es seguro es que, si el gobierno español hubiera aplicado con rigor la legislación vigente, el tigre seguiría enjaulado». Riquer y Albareda argumentan en sentido contrario —tan sorprendidos como irritados—, y concluyen pidiéndole, por favor, a Tortella que no intoxique más el ambiente mediático con metáforas impropias de un demócrata.

Convendría, no obstante, que el árbol no nos impidiera aquello de ver el bosque. La cuestión catalana es un gran problema para la España actual, pero no es el único problema. Un listado exhaustivo de la agenda de temas a resolver nos lo ofrecía hace poco José Antonio Zarzalejos, en El Confidencial (Una España proletaria y pesimista). El columnista habitual de La Vanguardia y tertuliano de la Cadena SER es un hombre que piensa, habla y escribe bien, que está —evidentemente— en una posición política conservadora desde siempre (director del diario ABC no es cualquiera, y él lo fue), pero es un hombre con sentido común.

Dice Zarzalejos que la magnitud de la crisis moral que sufrimos —que es la más grande de las crisis de la España actual— ha conducido a la paralización y la abstracción del gobierno de Rajoy. El periodista es contundente con el gallego, a quien acusa de estar sólo pendiente de la crisis económica, y de emboscarse tras ella para evitar reconocer la necesidad de corregir los errores políticos y de gestión cometidos que, como la porquería sobre las aguas estancadas, flotan después de años de ocultaciones y autocomplacencia.

A raíz de esto, el columnista hace un listado de los problemas presentes, y enlaza desde la conmoción por la sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot (a propósito de los presos de ETA) y los errores que la han hecho posible, al proceso soberanista de Cataluña, «cada vez más inverosímil pero tercamente real». A continuación enumera otros asuntos que van muy mal: desde el feudalismo de los partidos políticos, al derroche de recursos públicos; desde la corrupción generalizada, a la fragilidad de la Corona; desde la insoportable politización del Tribunal Constitucional, a la burocratización de la Justicia. La conclusión es que es necesario extender un certificado de defunción sobre las inercias positivas de la Transición; es decir, que ha finalizado una época.
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Coincidimos en que más allá de la crisis económica, dura y larga hasta la extrema fatiga social que sufrimos, y más allá de la omnipresente cuestión catalana, un hecho destaca como evidencia del fin de época que acabamos de subscribir: la crisis de legitimidad de la Monarquía. Nunca en otro momento anterior, desde los años del Referéndum para la Reforma Política de Adolfo Suárez en 1976 hasta hoy, ha sufrido la dinastía borbónica un desprestigio y una contestación popular como la que se evidencia a estas alturas.

Y esto hasta el punto que en las altas instancias se ha diseñado un plan para rescatarla del mal momento por el que pasa. Incluso parece que la prensa española de referencia, participa de la estrategia y se han reunido como Fuenteovejuna para hilvanar la campaña. No lo tienen fácil. La monarquía es otra Institución ensuciada y desprestigiada por la corrupción y los desvaríos internos, que no ha sabido cumplir con el papel que tenía encomendado. Cada día que pasa, las Personas Reales están más alejadas de las personas reales, todos nosotros.

La monarquía, ciertamente, es muy vulnerable. En realidad, no se sustenta más que en un cuento para niños, que —como la Blancanieves o la Caperucita Roja— tiene que generar una dosis de ilusión ingenua que permita que los crédulos se traguen que las hadas existen y siempre se imponen a las brujas, que el Bien siempre triunfa y el Mal es derrotado. Apoyar la Monarquía desde la racionalidad es —particularmente ante las generaciones más jóvenes, para los nacidos después de 1981 por ejemplo—, prácticamente imposible. «¿Un señor es el jefe del Estado sin que los ciudadanos lo hayan elegido y su hijo lo será sólo por esto, porque es su hijo? Pero, ¿qué broma es esta?». No les va a resultar sencillo.

En España ha finalizado una época, sí. Y para afrontar la siguiente, convendría empezar a aligerar la cartera de problemas a resolver. ¿Por dónde empezar?
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* Joan del Alcázar Garrido (Valencia, 1954), es catedrático en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia. Premio Extraordinario de Licenciatura y Premio Extraordinario de Doctorado. Desde hace más de veinte años desarrolla una actividad investigadora dedicada a la historia de América Latina en general y a la de Chile en particular. Ha publicado diversos libros y artículos en España, México, Argentina, Chile y Brasil, y ha actuado como profesor invitado en distintas universidades españolas y americanas. Entre éstas últimas, cabe citar la University of Virginia en EE.UU, laUniversidade de Sao Paulo, la Universidade Estadual Paulista, la Univerdidade Federal de Paraíba, la Universidade Federal de Rio Grande do Norte en Brasil, la Universidad Iberoamericana, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en México, la Pontificia Universidad Católica y laUniversidad de Santiago en Chile. Entre sus primeros libros cabe citar: Empobriment i rebel.lia. Els proletarisrurals de l’Horta-Albufera durant l’època dels avalots. Ajuntament de Catarroja,1986; y Temps d’avalots al País Valencià. Diputació de València, 1989. Entre los más recientes:Yo pisaré las calles nuevamente. Chile, revolución, dictadura, democracia (1970-2006), Santiago de Chile, Editorial Universidad Bolivaria, 2009; y (con Sergio López Rivero) De compañero a contrarrevolucionario. La Revolución cubana y el cine de Tomás Gutiérrez Alea, Publicacions de la Universitat de València, 2009; Historia Actual de América Latina, 1959-2009, Tirant lo Blanc Llibres, València, 2011, junto a historiadores de la talla del argentino Waldo Ansaldi, el uruguayo Gerardo Caetano, la mexicano-uruguaya Silvia Dutrénit, el cubano Sergio López Rivero y el mexicano Leonardo Curzio. Sus dos libros más recientes son (Joan del Alcàzar y Esteban Valenzuela eds.), Chile 73. Memoria, impactos y perspectivas, Valencia/Santiago de Chile, PUV/Universidad Alberto Hurtado, 2013; y, en solitario, Chile en la pantalla. Cine para escribir y para enseñar la historia (1970-1998), Valencia/Santiago, PUV/Centro de Investigación diego Barros Arana, 2013.

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