La otra:
«Por primera vez en la historia, para el gobierno de repente nosotros no existíamos como pueblos indígenas, pero esta vez desde el 5 de junio, a nivel nacional e internacional, se ha visto que los pueblos indígenas amazónicos existimos y por ello estamos cada vez más fortalecidos.»
Sobran los comentarios.
«Afirmándose,» señala Martin Breaugh en su obra La experiencia plebeya, «la plebe expresa su plena participación en la condición política humana». Me parece operativo considerar la puesta en relato del Baguazo realizada por los amazónicos desde el punto de vista de una interpelación «plebeya» en la cual «nosotros» (el «nosotros UNO» constituido por los pueblos nativos, pero quizá todavía más el «nosotros DOS» que incluye también a los colonos), a falta de ser escuchados a través de los canales institucionales existentes, emplean otros medios para afirmarse.
Al no contar con una vía institucional a través de la cual expresarse; al no tener derecho a decidir sobre sus propios asuntos; al no poder siquiera discutir éstos con los patricios, únicos «ciudadanos,» únicos enunciadores legítimos, los plebeyos deben encontrar vías alternativas, necesariamente en oposición al estatu quo, para «hacerse oír»: para decirles a los patricios: actúo, luego existo. En eso consiste «la interpelación plebeya.»
Lo que me interesa de las interpelaciones plebeyas es ese momento inicial en el cual los excluidos, a falta de ser escuchados y tenidos en cuenta a través de los canales instituidos, ejercen, para remediar esta situación, lo que podríamos llamar la «acción directa» necesaria para, cito de nuevo a Martin Breaugh, «engendrar la conflictividad necesaria para la ampliación de la libertad política» con vistas a cambiar ese estatu quo.
El Baguazo provocó la caída del gobierno de Lima —sólo el presidente de la república conservó su puesto— y la derogación de los decretos más controvertidos de la Ley de la Selva. Otra consecuencia del Baguazo fue la aprobación parlamentaria, el 10 de mayo de 2010, de la «Ley sobre el Derecho de Consulta Previa a los Pueblos Indígenas y Originarios Reconocido por la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo» (aunque esta ley no pudo entrar en vigor debido al veto del presidente García). En este sentido, la, entre comillas, «experiencia de la multitud plebeya» de Bagua fue al menos parcialmente exitosa, permitiendo el paso de un «estatus infrapolítico a un estatus político» (Breaugh 23) a las diferentes colectividades que conforman la Amazonía peruana [3].
Para terminar, permítanme unas palabras sobre esta noción, «plebeyo,» que constituye el marco conceptual de mi investigación. Se me dirá, no sin cierta razón, que no se trata más que de un sinónimo, y probablemente menos afortunado, que el de «subalterno» acuñado por Gramsci y empleado desde hace unos cuantos años en numerosos trabajos que se reclaman de los estudios culturales, subalternos, poscoloniales o literarios. Es posible, pero lo que yo quisiera explorar es hasta qué punto esta conceptualización de la interpelación plebeya pudiera ofrecer una alternativa o, al menos, un prisma complementario o, si prefieren, una salida airosa a la aporía de la noción de subalternidad más o menos implícita en el famoso artículo de Spivak: si los «sin voz» de repente dejan de ser mudos, pues ya no son «sin voz»; el problema es que sus «voces» —las voces de los «sin voz»— se han vuelto audibles precisamente porque hasta entonces eran inaudibles… Se les ha permitido hablar, o más bien, nos hemos tomado la molestia de escucharlos, únicamente, o principalmente, porque hasta ese momento eran esos «plebeyos» a los que hasta ahora hacíamos los oídos sordos.
El subalterno, el plebeyo, sí habla; sí toma decisiones. Por supuesto que es una entidad problemática, múltiple, fundamentalmente contradictoria, pero ¿qué identidad, colectiva o incluso individual, no lo es? ¿Qué entidades, identidades, textos, discursos que nosotros, los académicos, intentamos comprender, analizar y criticar no son problemáticos, incluidos los nuestros, evidentemente? El problema no es que «los subalternos» («los plebeyos») no «hablen» —con la palabra propiamente dicha o por medio de otro tipo de interpelaciones— porque está claro que sí lo hacen. El problema, como lo indicara ya hace años Cornejo Polar, estriba en cómo escuchar lo que los subalternos, lo que los «plebeyos» dicen, lo que quieren expresar, más allá de «su mundo»: lo que quieren decirle a toda una sociedad nacional que no puede seguir ignorándolos. Esta cuestión me parece fundamental, el verdadero núcleo de la problemática para la cual debemos intentar encontrar respuestas. No se trata, como bien señala Spivak, de hablar «en nombre de» los subalternos, ni siquiera de «permitirles» hablar, por parafrasear el título de un famoso testimonio. Así de simple. Y así de complicado, claro.
NOTAS:
[1] No olvidemos que el término «nativos» homogeneiza una realidad social compleja: la Amazonía cuenta decenas de grupos étnicos diferentes.
[2] «L’institution social-historique est ce dans et par quoi se manifeste et est l’imaginaire social. Cette institution est institution d’un magma de significations, les significations imaginaires sociales. Le support représentatif participable de ces significations – auquel bien entendu elles ne se réduisent pas, et qui peut être direct ou indirect – consiste en images ou figures, au sens le plus large du terme» (C. Castoriadis, Cornelius. L’institution imaginaire de la société. Paris: Seuil, 1975, p. 324).
[3] «L’expérience plébéienne, ce passage d’un statut infrapolitique à un statut politique, reste un épreuve de la transgression de l’ordre de la domination politique, transgression qui prend naissance dans un désir de liberté pouvant contetnir un désir de servitude » (Breaugh, op. cit. : 23).
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* José Antonio Giménez Micó es Profesor del Departamento de Estudios Clásicos, Lenguas Modernas y Lingüística (Universidad de Concordia, Canadá). Es profesor asociado de español y estudios latinoamericanos desde 2003. Recibió su Ph.D. en Literatura Comparada por la Universidad de Montreal en 1996 e hizo una investigación postdoctoral en la literatura latinoamericana en la Universidad de Toronto en 1996- 1997. De 1998 a 2000, el Dr. Giménez Micó fue profesor asistente en la Universidad de Calgary, donde ocupó una cátedra adjunta. Él es el autor de L’ irrupción des autres (2000), así como de numerosos artículos sobre semiótica, hermenéutica, estudios culturales españoles, franceses e ingleses; en Perú, América Latina, América – Canadá, las Indias Occidentales, literaturas españolas y francesas). Es autor de obras colectivas y publicaciones académicas procedentes de Canadá , Estados Unidos, Gran Bretaña , España , Francia , Italia , Polonia, Chile , Cuba y Perú: Versus, Quaderni di Studi Semiotici , Investigación Semiótica , Tropelías: Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada , Revista Canadiense de Literatura Comparada , Oralidad: para el rescate de la Tradición de oral de América Latina y el Caribe ( publicado por la UNESCO ) , y algunos otros. Dr. Giménez Micó se desempeñó como Presidente de la Asociación Canadiense de Hispanistas 2004-2006 y es miembro de los consejos editoriales de Entrehojas : Revista de Estudios Hispánicos , la Revista Canadiense de Estudios Hispánicos , y la Revista Canadiense de Estudios Latinoamericanos y del Caribe .
El presente texto fue la ponencia presentada en el congreso «Leer Latinoamérica hoy: ¿una descolonización imposible? Desafíos de poscolonialidad, otredad, representación y subalternidad.» U. Autònoma de Barcelona (España), mayo de 2011. Versión ampliada: «Del mutismo ‘subalterno’ a la interpelación de la multitud ‘plebeya’». En Este que ves, engaño colorido… Literaturas, culturas y espacios alternos en América Latina, Chiara Bolognese, Fernanda Bustamante y Mauricio Zabalgoitia (eds.). Barcelona: Icaria, 2012, pp. 181-194.