Sociedad Cronopio

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Ayotzinapa un dolor para toda la vida los 43 desaparecidos por el estado Mexicano - Segunda Parte

AYOTZINAPA UN DOLOR PARA TODA LA VIDA: LOS (43) DESAPARECIDOS POR EL ESTADO MEXICANO

Por Demetrio Anzaldo González*

Segunda parte.
Para leer la primera, pulse aquí

A la esperanza periodística, a largo plazo, propuesta por Federico Mastrogiovanni, se unen los gritos/lamentaciones del escritor Fernando del Paso que dan este otro testimonio del terror/horror que se vive en México; su confesión cimbra/conmueve, esperamos a corto plazo se extienda a la población en general, todas las estructuras culturales, sociales, económicas y sobre todo, políticas de la exnación mexicana. Las tres alimañas, puesto en eso se han convertido, las estructuras de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de la, hoy por hoy, fallida República de México:

Quiero decirte que yo también amé a tu manera a esa patria de los cuantos bosques y ríos y de la ciudad monstruosa que fue tu cuna y la mía. Quiero decirte lo que tú ya sabes: que hoy también me duele hasta el alma que nuestra patria chica, nuestra patria suave, parece desmoronarse y volver a ser la patria mitotera, la patria revoltosa y salvaje de los libros de historia. Quiero decirte que a los casi ochenta años de edad me da pena aprender los nombres de los pueblos mexicanos que nunca aprendí en la escuela y que hoy me sé sólo cuando en ellos ocurre una tremenda injusticia; sólo cuando en ellos corre la sangre: Chenalhó, Ayotzinapa, Tlatlaya, Petaquillas…. ¡Qué pena, sí, qué vergüenza que sólo aprendamos su nombre cuando pasan a nuestra historia como pueblos bañados por la tragedia! ¡Qué pena también, que aprendamos cuando estamos viejos que los rarámuris o los triques mazatecas, son los nombres de pueblos mexicanos que nunca nos habían contado, y que sólo conocimos por la vez primera cuando fueron víctimas de un abuso o de un despojo por parte de compañías extranjeras o por parte de nuestras propias autoridades! Parece mentira, José Emilio, que hayan pasado tantos años y todavía no hemos aprendido a no mancillar ese fulgor abstracto que alimentaba nuestra pasión por la patria. ¡Qué pena, sí, qué vergüenza! […] ¡Ay, José Emilio!: ¿Qué hemos hecho de nuestra patria impecable y diamantina. Insisto José Emilio: no me preguntes cómo pasa el tiempo. Lo que te puedo y quiero decir ahora es que estoy viejo y enfermo, pero no he perdido la lucidez: sé quién soy, quién fuiste y sé lo que estoy haciendo y lo que estoy diciendo. Lo único que no sé es en qué país estoy viviendo. Pero conozco el olor de la corrupción; dime José Emilio: ¿A qué horas, cuándo, permitimos que México se corrompiera hasta los huesos? ¿A qué hora nuestro país se deshizo en nuestras manos para ser víctima del crimen organizado, el narcotráfico y la violencia? ¡Ay, José Emilio! ¿De qué nos sirve recoger aquí y allá premios y reconocimientos mientras nuestro país se desprestigia ante los ojos del mundo…. mientras México se mexicaniza para estar de acuerdo con sus películas y las más negras de sus leyendas? ¡Ay, José Emilio! ¿Qué vamos a hacer, qué se puede hacer con veinte y tres mil desaparecidos en unos cuántos años? ¿O son veinte y tres mil cuarenta y tres? ¿Y cómo sabemos quienes son culpables? ¿O vamos a fabricar culpables por medio de la tortura, como es nuestra costumbre? ¡Ay, José Emilio! No sé qué más decirte. No sabes qué triste estoy. Acepto el premio que tiene tu nombre, porque sé que se me da de buena fe, no sin antes subrayar que lo más importante en la vida no es recibir galardones –aunque se merezcan– sino denunciar las injusticias que nos rodean. Te hablo José Emilio, desde luego en español, la lengua que nos fue impuesta a sangre y fuego por los conquistadores, y que ahora es tan tuya y mía, como lo es de cualquier habitante de España misma, pero creo que también es una vergüenza que tengamos que vivir muchos años para enterarnos de la existencia de más de sesenta lenguas en nuestro territorio, por ejemplo el wixárica o kickapoo, cada vez que el grupo indígena que habla una de esas lenguas, sea víctima de un despojo, de un ultraje a la sacralidad de su territorio, o cuando el río o los ríos que lo sustentan se vean contaminados por una empresa minera o por la irresponsabilidad de las autoridades, o por la fracturación salvaje en busca de petróleo o gas shale que amenaza con consumir millones de litros de sus reservas acuáticas..[…].(fragmentos del discurso de Del Paso en Mérida, Yucatán, México el 6 de marzo de 2015, cubierto por Luis A. Boffil Gómez, )

Manifestaciones pacíficas en Ferguson, Misuri, en conjunto a con familiares del muchacho afroamericano, asesinado por un policía en esa localidad/Demetrio Anzaldo. Pulse para ver el video

Las historias que se han vivido/descrito al igual que las que giran en torno a los jóvenes de Ayotzinapa y a las masacres cometidas por el Estado, han quedado fijas en esta escritura que conjunta un sentir personal y comunitario, un espacio fragmentado en multiples partes, una inflexión y proyección real matizada de sentimientos, un esbozo de vida y muerte lleno de tiempos conocidos, desconocidos los más. Por ende al hablar y reflexionar acerca de las desapariciones forzadas o masacres que el Estado mexicano ha llevado a cabo en los últimos cincuenta años y/o de las experiencias propias al investigar y rememorar las tragedias humanas, el lector encontrará vacíos, silencios, dudas y sufrimientos ante una historia oficial versada y leída que cae por el peso de la verdad de esta otra historia muy pobre y personal pero en la que no caben las mentiras de la primera porque se ha hecho una con las voces de ellos.

Con respeto decimos que sus voces se hacen parte de un todo nuestro que no debe ser manchado por la burla y desprecio de los malos gobernantes ni de sus secuaces que se arrastran ante ellos. Las historias de las muertas y muertos también son parte vital de nuestras historias humanas en las que nos reencontramos con voces afines que tratan esta delicada situación internacional de crisis en materia de derechos humanos en México y en Los Estados Unidos. Como la voz firme en la historia de Ni vivos ni muertos. La desaparición forzada en México como estrategia de terror, que es una investigación reciente de Federico Mastrogiovanni que secunda aquella otro escrita también por su colega periodista Anabel Hernández en un intenso libro testimonial acusatorio, Mexico en llamas. El legado de Calderón: «Jamás acepté el silencio como precio a pagar por mi vida. El hacer caso omiso de la corrupción que acaba con (la vida humana en) México es otra forma de morir»(15). Ambos periodistas arriesgando su vida realizan un documentado trabajo serio y comprometido con la verdad y enuncian/denuncian, valerosamente, datos, nombres, fechas y lugares de los responsables directos e indirectos de la recurrente tragedia mexicana. Porque en México sí hay un genocidio de por lo menos 500 años en donde la muerte de los gobernados y víctimas aledañas ha quedado impune puesto que ninguna de las anteriores y presentes autoridades gubernamentales y siniestras huestes a las que comandan han sido llevadas a cuentas por la recurrente pérdida de vidas humanas en las diferentes etapas y situaciones humanas extremas que conforman esta horrenda historia que siguen viviendo/sufriendo los mexicanos.

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Cruz Bautista Salvador habla de su sobrino Benjamín Ascencio Bautista. Cortesía de TeleSur.

Como ocurría en la Europa ocupada por las sombras asesinas del plan Noche y Niebla, en México, frente a tantas desapariciones forzadas, ya no se puede pensar que se trate de un capricho de la casualidad. […] Lo que se ha analizado en este trabajo es el eslabón final de una cadena, en donde las desapariciones forzadas son funcionales al Estado, y a través de ellas se benefician grandes corporaciones transnacionales, con intereses enormes en México, para lograr algunos objetivos. Los objetivos son, ahora como durante el nazismo, el control del territorio, el aplastamiento de los movimientos de oposición, el desplazamiento de los habitantes, la despoblación de lugares y regiones que le pertenecen al pueblo mexicano, a las comunidades indígenas y mestizas. (Mastrogiovanni, 199-200)

De antemano, se sabe que esta no es la historia oficial ni la historia completa sino simplemente una historia sin mentiras que busca dar a conocer el genocidio mexicano-americano puesto que los primeros en enterarse fueron/son los directamente involucrados; aquellos que planificaron, ordenaron y los que llevaron a cabo las criminales órdenes. Las últimas noticias dadas por la prensa indican que los gobiernos Estadounidense y Mexicano estaban enteradas de lo que había estado sucediendo y de lo sucedido en México y Los Estados Unidos:

Since 2008, the U.S. government has spent nearly $3 billion on security aid to Mexico, largely through the Mérida Initiative, a counter-drug strategy modeled on Plan Colombia, through which the United States funneled billions of dollars to that country’s often-brutal drug war. This support comes in addition to direct sales of arms and other equipment, which totaled over $1.15 billion last year alone. Mexico recently surpassed Colombia to become the largest customer for U.S. weapons in Latin America. Documents revealing details of this cooperation show how U.S.-Mexico security and intelligence relations have reached unparalleled levels of intimacy. In 2010, with the Mérida initiative in full swing, the U.S. Embassy noted in a cable released by Wikileaks that «our ties with the Military have never been closer in terms of not only equipment transfers and training,» but also «intelligence exchanges.» In recent years, the Obama administration has shifted the emphasis of Mérida funds from military hardware to programs focused on institutional reform, including training law enforcement at the local level. But the Mexican government’s disastrous record on investigating and punishing the perpetrators of recent crimes raises the question of what good that assistance is doing. A Mexican government database lists over 23,600 people who have been reported disappeared throughout the country; 2014 witnessed 5,133 disappearances, the highest number on record. Impunity remains the norm, with 98.3 percent of crimes going unpunished in 2013, according to Mexican government statistics. The U.S. State Department’s own human rights reporting on Mexico highlights police and military involvement in serious abuses, including unlawful killings, physical abuse, torture and disappearances. (Currier and Franzblau)
https://firstlook.org/theintercept/2015/05/08/ayotzinapa-mexico-u-s-security-aid-keeps-flowing/

Son demasiadas las problemáticas que se están tocando y muchas otras que se desconocen pero todas las voces forman/deforman las historias nacionales de los dos países citados por lo menos. En el caso de México, «el gobierno federal no quiere hacer otra cosa y ha aceptado en éste y en otros casos –económicos bancarios, empresariales, energéticos– someterse a las prioridades de Estados Unidos» (Montemayor). La declaración que hace Carlos Montemayor con referencia al narcotráfico y la dependencia mexicana al gobierno de Washington, tiene eco en el estudio de José Luis Solís González quien explica que:

Como resultado del déficit de legitimación existente, el régimen político neoliberal mexicano mantiene una autonomía relativa restringida con relación a la oligarquía dominante, particularmente frente a su fracción hegemónica, el capital transnacional, y frente a Estados Unidos y su gobierno, el cual ha impuesto al gobierno mexicano los términos de su política contra el tráfico de drogas. (22)

La extension de esa protección o protectorado (W. Wilson) y la evidencia del uso del poder del vecino del norte para intervenir en la política mexicana sigue documentándose/investigándose por la prensa libre internacional y los investigadores que buscan saber la verdad en la historia. John M. Ackerman en su nota análisis «La batalla por México» para el semanario Proceso llama la atención sobre esa consabida demanda Americana»

«…Y la limpia parcial que se ha hecho del sistema colombiano, erróneamente considerado por algunos como ejemplo para nuestro país ha empeorado la situación en México. El resultado ha sido la mudanza y la concentración en territorio mexicano de cada vez más nudos de comunicación y mandos del crimen organizado internacional. Una limpia profunda en México inevitablemente obligaría a los principales mandos del crimen organizado a trasladarse a otros países o incluso a Estados Unidos, lo cual pondría en riesgo la «seguridad nacional» de Washington. Lo anterior explica las constantes amenazas de parte del secretario de Marina, almirante Vidal Soberón,a los normalistas de Ayotzinapa, al pueblo de Guerrero y a todos los estudiantes y activistas del país. Los cables oficiales difundidos por Wikileaks han demostrado que la Marina es la institución de «seguridad» mexicana más cercana a Washington. La inédita agresividad y protagonismo del secretario solamente se explica porque se siente protegido por el gobierno de Barack Obama, o incluso está recibiendo órdenes de él…[…] (54)

En la cumbre de la total desvergüenza, El Estado mexicano también se somete al intercambio de órdenes, planes, acuerdos y secretas maniobras dentro de esa compleja, dependiente, podrida relación binacional sin cuestionarla y mucho menos enjuiciar a los conocidos y verdaderos culpables. Los corruptos dirigentes se protegen y cuando hay que hacerlo intercambian posiciones dentro de los poderes o ámbitos del poder para así ser removidos, promovidos, protegidos, incluso premiados en ambas naciones burlándose de los sobrevivientes y de la población entera que desconoce tales maniobras y sufre ante tantas mentiras, farsas, crímenes, abusos y negligencias protegidas y pagadas por la clase política que teatraliza un estado de derecho que no existe, un México que no existe. Porque, ¿quién no ha leído sobre los héroes del Estado Mexicano y Estadounidense para descubrir que no fueron tales o que subitamente cambiaron para ser vilependiados y criminalizados por sus mismas naciones? ¿Quién cree qué realmente La Nueva España se independizó de España? ¿Quién acepta hoy lo del tratado de Guadalupe Hidalgo o de qué se redujo el territorio mexicano por una guerra contra los estadounidenses? No digamos ya qué alguien cree todavía en el triunfo de La Revolución Mexicana o en los beneficios alcanzados por ésta para los mexicanos? O lo más evidente ¿quién cree que El tratado de Libre Comercio de América del Norte beneficia a los mexicanos? O ¿qué Washington ni manda ni interviene en las políticas del país azteca? Es necesario preguntarse y preguntar qué es lo que realmente está sucediendo en México y en el mundo; pero no a los medios masivos de comunicación en poder de los estados y corporaciones o emporios y monopolios internacionales; sino en la palabra que cuestiona y «poner el dedo en la llaga» como escribe Susan Sontag en Ante el dolor de los demás:

A menudo se declara que «Occidente» ha llegado a considerar cada vez más la guerra como espectáculo. Los informes sobre la realidad —como la muerte de la razón, la muerte del intelectual, la muerte de la literatura seria— parecen haber sido aceptados sin mucha reflexión por las innumerables personas que intentan comprender lo que parece mal, vacuo o estúpidamente triunfalista en la política y la cultura contemporánea. La afirmación de que la realidad se está convirtiendo en un espectáculo es de un provincianismo pasmoso. (125)

No, ni la realidad mexicana tiene que banalizarse ni mucho menos convertirse en un espectáculo aterrorizador; pero sí denunciar las injustas muertes y la violencia desmedida que está llenando de sangre al planeta. La urgente necesidad de ayudar a las víctimas de esas y otras situaciones tan delicadas como son las que involucran sexismo, narcotráfico, imperialismo, neoliberalismo, pobreza, racismo, violencia, genocidio, terrorismo, debe involucrar a la comunidad mundial entera. La revisión para reparar, prevenir y erradicar las injusticias históricas nos toca ahora a nosotros y a los millones de personas que requieren de la implementación inmediata de sus derechos humanos. Las voces que denuncian/enuncian: «vivos se los llevaron, vivos los queremos», nos lleva a compartir esos pensamientos y sentimientos de mujeres y hombres que anhelan verlos regresar a la vida. La voces de las muertas y muertos siguen estando/haciéndose presentes junto a las voces vivas que hoy piden la misma justicia para las mujeres y hombres masacrados. Nosotros también pedimos que los jóvenes estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en contra de su voluntad sean liberados, reintegrados a la vida de su comunidad. No se puede seguir tolerando una situación tan dolorosa ni permitir que la justicia siga vendada/vetada para ellos y para la mayoría de jóvenes en el planeta.
(Continua página 2 – link más abajo)

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