La manida idea de la Constituyente o Prostituyente ha aportado para el folklore venezolano, y por extensión universal, cosas y casos académicos con tientes subyacentes de humor. Tenemos hoy una Nueva cartilla de zoología venezolana. Mientras avanzan de todo corazón las indefensas columnas humanas hacia el rescate de la libertad venezolana, los brillantes, creativos e ilustrados poetas y músicos anónimos citadinos venezolanos canturrean diariamente coplas, dichos y hasta versos con rima libre y un franco encabalgamiento ideal, asomo de Opera Aperta, así:
“Murió Balboa y dejó un perro mastín, Leoncico-hijo de Becerrillo
murió Calígula y dejó un caballo, Incitatus
murió Alejandro Magno y dejó un caballo, Bucéfalo
murió Napoleón Bonaparte y dejó un caballo, Marengo
murió el Cid Campeador y dejó un caballo, Babieca
murió Don Quijote y dejó un caballo, Rocinante
murió Pancho Villa (Doroteo Arango) y dejó un caballo, Siete Leguas
murió Emiliano Zapata y dejó un caballo, As de Oros
murió el Llanero Solitario y dejó un caballo, Plata-Silver
murió Simón Díaz y dejó un caballo, Caballo Viejo-canción
murió el Zorro y dejó un caballo, Caballo Negro
murió Simón Bolívar y dejó un límpido y albo caballo, Blanco-Palomo
MURIÓ HUGO CHÁVEZ Y DEJÓ UN BURRO”.
De lo anterior deducimos, sin temor a dudas, que los animales famosos del universo épico, político, estético y literario: mastín, jamelgo, caballo o rocín, han sido asaltados de su buena y salvadora imagen por la terquedad del obtuso presidente de Venezuela. Han nacido y salido a la palestra, para desgracia de la patria, mi General, animales nuevos siniestros, desjarretados y malparados: la Nueva cartilla zoológica venezolana tiene ahora un burro, un Maburro, unos pajaritos y unas vacas. El burro es la trágica herencia de Chávez a Maburro, el Maburro es el errático caminante que rebuzna desde el solio de Bolívar diariamente a los venezolanos, los pajaritos son aquellos seres alados de todos los colores que ha visto nuestro fallido burro Maburro cuando está es sus desconocidos trances de diálogo con su mentor Chávez, y las vacas son aquellos rumiantes elegantes y de buena casta que escuchan al burro Maburro el de los pajaritos alados de todos los colores cuando las adoctrina sobre la malhadada Prostituyente.
En perfecta coincidencia telúrica en la guarida o casa presidencial del dictador caribeño, descrita por el genio de Aracataca, hay perros feroces, burros descontrolados, gallinazos que no picotean un testículo herniado, gallinas que cacarean ad eternum, y vacas famélicas controlando el poder efímero del sátrapa, es lógico y normal que en la casa del violado Bolívar haya un bestiario típico moderno: burro mofletudo, cariampollado y molletudo que no sabe hablar ni escribir, pajaritos en el aire que traen al burro mensajes mágicos desde el más allá y vacas brillantes que comprenden y que apoyan incondicionalmente el fusilamiento de la Constitución liderada por el equivocado marxista del siglo XXI. “No parecía entonces una casa presidencial sino un mercado donde había que abrirse paso entre ordenanzas descalzos que descargaban burros de hortalizas y huacales de gallinas en los corredores…entre el escándalo de los funcionarios vitalicios que encontraban gallinas poniendo en las gavetas de los escritorios, y tráficos de putas y soldados en los retretes, y alborotos de pájaros, y peleas de perros callejeros en medio de las audiencias, porque nadie sabían quien era quién ni de parte de quién en aquel palacio de puertas abiertas”. Gabriel García Márquez. Otoño del patriarca, 1975.
Increíblemente Roma sigue siendo un justo adalid pro democracia venezolana. Es así como, el Santo Padre, pensando en la Constituyente y, después de enviar emisarios eclesiásticos, epístolas bien lacradas, recados espirituales y sugerencias con auras de santidad, todo ha sido declarado fallido debido a las denuestas palabras de Nicolás Maduro y de su Zancho Panza de turno Diosdado Cabello Rondón, sexto presidente de la Asamblea Nacional, mal hombre, feroz y arribista sin cabello y sin Dios; para gloria de la patria, todo el rosario de ultrajes, de improperios y de infamias no han socavado la integridad del Vaticano. De todas maneras, nuestro amigo y osado Francisco vendrá a Villavicencio, Colombia, del 6 al 11 de septiembre, 2017 y aprovechará, según fuente límpida vaticana, el profesor uruguayo Guzmán Carriquity, la cercanía geográfica entre los dos países para defender y para oxigenar la democracia, esperanza por la cual todavía gimen amargamente las ochenta (80) almas fenecidas en pie de lucha. En los Llanos colombianos ya se pisan las tierras del Bolívar no maburrista y brisan galopantes los diabólicos y contaminados aires venezolanos.
Perú también desfila pujante y con esfuerzo loable en aras de cristalizar un porvenir de real casta bolivariana. La colaboración del actual presidente Pedro Pablo Kuczynski y de su canciller Ricardo Luna pone de relieve el riesgo de la crisis venezolana con su Constituyente errática, afirmando que puede degenerar en un “mar de sangre”. Su idea, de claro tinte premonitorio, sería como vivir, un vez más, otro mar incontable de víctimas, hermanos que se van con un adiós frustrado pero ondeando una misión cumplida. El Presidente peruano aporta libremente una figura doblemente tripartita, a saber: tres países democráticos latinoamericanos entre Chile, Colombia, Brasil y Perú, y tres países del frente bolivariano que serían Cuba, Nicaragua y Bolivia. Al fondo de su idea aparece el primer ministro canadiense Justin Trudeau como árbitro mediador. Todo lo anterior nos lleva, una vez más, a pensar que en las diferentes latitudes hay un interés por una salida democrática y no por una salida dictatorial, fallida, egocéntrica y repetitiva en el tiempo y en la acción.
La terquedad, el truco y las flatulencias ilegales de la Prostituyente no prosperarán debido a sus bases frágiles como son la adulación, el improperio, el insulto, el engaño, la falta de argumento, la carencia de sindéresis, el robo, el tráfico, la infamia, la afrenta, el agravio, la adulación, el halago y la carantoña que campea en los espacios del Bolívar que entrega su vida y sus fuerzas camino al sepulcro tosiendo y diciendo: “Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
La Prostituyente de Maburro, al destrozar y pulverizar la democracia venezolana el 30 de julio de 2017, viola no sólo la idea bolivariana anterior sino que pone triple llave al sepulcro de Hugo Chávez, golpeándolo y decapitándolo en cámara lenta. Maduro, el colombiano sospechoso, con sus dilaciones al punto, con sus bailes inconexos, con sus monólogos vacunos, con sus diálogos ornitológicos, con su mal hablar, con su elefantiasis corporal, con sus dotes de escribidor y, sobre todo, con su arrogancia de chimpancé ebrio, ha engañado a su equipo, al ejército de su país, a los organismos gubernamentales de casa y de afuera, pues en lo subyacente trata únicamente de sobrevivir, de respirar en medio de la humareda de reclamos, de comprar tiempo.
Toda esta esclerosis gubernamental, esta involución rampante, esta detención de la dinámica de su propio país, este retroceso visto por el mundo entero y esta atrofia en las estructuras de la democracia, afortunadamente y por gracia del espíritu tenaz de los sanos y valientes venezolanos, ya causan fisuras minúsculas en las arcas del poder.
La Defensoría del Pueblo, algunos magistrados y el caminar hacia el futuro que van mostrando las fuerzas militares son claras señales irrefutables de un nuevo amanecer. Estas rupturas que aparecieron inicialmente como falsas, pues su génesis proviene de la esencia del mal llamado chavismo, aparecieron como inciertas, dudosas, de aura tramposa, todas ellas, sobre la marcha, se han ido definiendo y delineando como verdaderas. Es lo mágico de la realidad, es lo bíblico de los tiempos; estamos viendo los signos de una nueva alborada.
Hoy tenemos a la Fiscal General de Venezuela lanza en ristre en contra de la propuesta de Constituyente, sacudiéndose la escoria del chavismo, además de desconocer varias sentencias infames: ha sido despojada de sus atribuciones constitucionales, de sus pertenencias económicas y de sus libres salidas al exterior. Luisa Ortega Díaz lidera su propia oposición, su propio desencanto, su propio cisma contra Maburro y su descuajada y maloliente Prostituyente. Es la inteligencia versus el garrote; es el argumento y la sal en la mollera contra la estulticia gubernamental; es la insólita sorpresa para los estólidos del Palacio de Miraflores. Ella ha solicitado un antejuicio de mérito contra los magistrados de la Sala Constitucional que en marzo dieron poderes dictatoriales al iletrado y mal hablado presidente colombo-venezolano.
En ese Macondo bolivariano aparece, a manera de luz tenue y esperanzadora, un vaivén antinómico entre el Ejecutivo y el Legislativo gestado y promovido por la jefa del Ministerio Público, aquella chavista de antaño que participó en la puja injusta contra el brillante Leopoldo López. Es ella la que ahora desafía legalmente a la Asamblea Constituyente, es el chavismo crítico el que se hace presente debido al deambular ramplón de totalitarismo, de la gravitante injusticia tosca y del desaliño presidencial. Lo anterior se complementa y se reafirma cuando Maduro autoritariamente blinda el régimen encarcelando a sus enemigos, líderes de la oposición; afloran los perseguidos políticos, señal inequívoca de una democracia no funcional; violando el estatuto de Roma y del Derecho Internacional Humanitario (DIH), practica alegremente crímenes de lesa humanidad como es la amarga y turbia experiencia de la deportación masiva de colombianos en agosto de 2015, afirmada oficialmente por el ex diputado venezolano Walter Márquez cuando le declara a la colombianísima Caracol Radio que “se denunció la destrucción de puentes fronterizos en las cuencas altas del río Táchira, las deportaciones forzosas de más de 1.500 colombianos…y el desplazamiento forzoso de más de 20.000 colombianos por el cierre de la frontera”. También cuando detiene, condena y confina diariamente militares, estudiantes y dirigentes; cuando el Ministro de Defensa reconoce públicamente los excesos en la represión de las protestas; cuando un grano más de la mazorca se desgrana con la renuncia del mayor general Alexis Ramírez López a la secretaría del Consejo de Defensa de la Nación (Codena) y cuando la Sala Electoral del Supremo deniega la petición, de nuestra neófita en la oposición, considerándola fallida por “inepta acumulación de pretensiones”, o sea por solicitar en el mismo documento escrito la nulidad de actuaciones de distintos órganos de los poderes públicos.
La fiscal Ortega Díaz ha sintetizado con suma lucidez el ahora venezolano “El Gobierno pretende desmantelar al Estado y conspira para alterar la forma republicana, como está establecida en la Constitución. No es sólo a través de un acto de fuerza como se conspira contra la nación, sino también con sentencias”.
Después de expresar sus gotas lapidarias, la actual fiscal venezolana Luisa Ortega Díaz se ha convertido en una víctima más del sistema débil que acantona maliciosamente Nicolás Maduro. El Tribunal Supremo chavista ha decidido enjuiciar a la Fiscal General por rebelde, por ser la bestia incómoda del oficialismo y por descontinuar sus diez años como genuina genuflexa del régimen, dicen las voces callejeras. Ella, la milagrosa y ahora honesta Fiscal General de los venezolanos, revive de unas cenizas inciertas para declarar estentóreamente y sin temor alguno: “Lamentablemente en Venezuela ya no hay un Estado de derecho, sino un Estado de terror”. La situación anterior ha sido tratada por el gobierno de Maduro como “abierta desobediencia”. El saltimbanqui de turno es el charlatán diputado chavista Pedro Carreño que tejiendo un lenguaje leguleyo llama a un “antejuicio de mérito contra la fiscal Ortega Díaz por la presunta comisión de faltas graves en el ejercicio de su cargo”. La nueva Luisa venezolana, hasta el día de hoy, no ha tenido acceso al expediente del malhadado antejuicio de mérito y, por el contrario, se le van a aplicar algunas medidas mortales preventivas como la no salida de su propio país, el de Bolívar, y el desgraciado aseguramiento de sus bienes. El mismo Carreño desenvolvió su carroña, en días anteriores, cuando orientó con marcada tirria a la opinión pública sobre los trastornos mentales del extraordinario, fresco y oxigenado cerebro de la nueva Luisa venezolana. El claro objetivo es lograr la destitución de la titular del Ministerio Público simplemente por exponer públicamente su desavenencia gubernamental, por ilustrar al pueblo sobre esta pujante actitud y por motivar a los parias de Bolívar a usar los mecanismos necesarios para derrocar al promotor de la maniquea, poluta y viciada Prostituyente. El desconocimiento y el desacato a Maburro debido a su lunanca Constituyente lo ampara el artículo 350 de la Constitución vigente venezolana, y la restitución del hilo constitucional lo ordena sagradamente el artículo 333 de la misma Constitución Bolivariana vigente que diariamente y en supremo secreto vigilan, desde el averno, el pajarito de Chávez, y desde la tierra las vacas de Maburro. La nueva hoja de ruta, en el pueblo de Bolívar, es clara: la protesta permanente para que rescate y se consolide la democracia. Macondo elabora y entreteje para un futuro cercano una posible dualidad: dos fiscales generales, dos tribunales supremos y posiblemente dos parlamentos.
La nueva Luisa venezolana ha cambiado tenazmente los hilos de la realidad; son hilos conductores tan reales como la realidad misma; ella ha endilgado al TSJ por disolver el Parlamento dando, ipso facto, poderes legislativos a Maburro. También ha intentado varios recursos de amparo contra la convocatoria del gobierno que promueve una Asamblea Nacional Constituyente (léase Prostituyente).
Nuestra coda del momento se refiere al brillante cerebro de la nueva Luisa venezolana que contrasta sobremanera con el obtuso caminar y con el lerdo y simplón actuar de la canciller venezolana Delcy Rodríguez, conocida popularmente como Betty la fea. Son dos antípodas en un poder que se fragmenta, son dos venezolanas de raigambre popular, son las hermanas pro y anti patria, respectivamente. Betty la fea ha afirmado irresponsablemente en la OEA y desde Cancún, sobre la infausta posición del TSJ, que “un fiscal general debe tener una actuación apegada al derecho, como indica la Constitución. Las leyes dicen que los fiscales deben ser imparciales y no politizar la justicia. La Asamblea Constituyente se ha convocado para crear mecanismos que reduzcan el déficit de justicia que hay en Venezuela”. Los 91 días de justas protestas y las 85 víctimas inocentes tienen la palabra, mi General. Digamos, de nuevo, que la ficción termina pareciéndose a la realidad. Venezuela es el arquetipo de esta fusión cuando Betty la fea es aquella muestra triste que representa al venezolano en el exterior. García Márquez nos dice en su Otoño del patriarca p. 9, 1975 “y una tarde de enero habíamos visto una vaca contemplando el crepúsculo desde el balcón presidencial, imagínese, una vaca en el balcón de la patria, qué cosa más inicua, qué país de mierda”.
Volviendo la mirada a nuestra nueva Luisa, los pro Prostituyentes exhibiendo su escasa sabiduría y crasa vaciedad legal han vociferado contra Luisa Ortega, ante el Tribunal Supremo de Justicia, así: “Por no estar en sus cabales pedimos a Corte evaluar salud mental de fiscal”. Como reflejo de su debilidad intrínseca, de su sindéresis en grado cero y de su carencia argumental, ellos, los Prostituyentes, alegremente han clamado al Olimpo que “se conforme una junta médica de expertos y peritos para evaluar la conducta de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz”. Con voz sorda y quejumbrosa el diputado Carreño ha silbado anafóricamente, así: “A todas luces se evidencia que esa señora no está en sus cabales, a todas luces se evidencia que esa señora no está normal”. Para el sistema gubernamental se trata de una “insania mental”, de esa señora. Finalmente Carreña ha rugido de la siguiente manera: “ella perdió la autoridad moral, y se convirtió en una vocera de la derecha al servicio del terrorismo”.
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Las dictaduras de derecha fueron funestas pero sólo para los violentos de izquierda, los pavos soñadores que una vez dentro del torbellino, no pudieron bajar de su nube, para los resentidos sociales que hasta hoy odian a la clase media siendo muchos de aquellos de clase media. durante esas dictaduras no se vivió de manera tan dramática lo que hoy atraviesa Venezuela, lo dice el testimonio de los millones de venezolanos desparramados por el mundo. Por el contrario, aquellas dictaduras impidieron el descalabro en países como Chile, Uruguay o Argentina tan prestos a transformarse en nuevas Cubas. La izquierda es un lastre, una rémora que arrastran nuestras sociedades y que por desgracia se encuentra enquistada en las universidades y también en muchos medios de comunicación. la postverdad es sólo de derecha, sólo los de derecha son malvados, las actuales narrativas sobre las dictaduras son distorsiones, tergiversaciones de los hechos verdaderos, de la violencia sembrada por la izquierda?
Las dictaduras no son buenas. La hegemonia de los medios de comunicacion instalan una pos verdad deformando la realidad , al no ser venezolano mal seria de mi parte dar por verdadero todo lo de este articulo y tampoco puedo decir que es falso lo que se expresa en el . America latina sufrio mas dictaduras de derecha oligarquica y conservadoras y mi pregunta ignorante es cual es el sistema politico economico que mas humillo a nuestros pueblos