Sociedad Cronopio

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LIBROS EN LAS MÁRGENES

Por Carmen Millán de Benavides*

Mi propósito es proponerles indicadores alternativos de lectura, porque venimos siendo tratados con una dosis muy perniciosa de indicadores en los que hábitos de lectura, la lectura misma y las prácticas de lectura son hundidos en la información cuestionable que aparece semanalmente en los principales diarios que circulan en Bogotá, generando una narrativa de desastre en la cual los ingredientes se formulan así: los colombianos no leen; en los hogares colombianos se lee 1.5 libros al año. Combinadas estas afirmaciones con las encuestas de los libros más vendidos, el resultado de la proposición sería: se lee muy poco y lo que está llegando a los hogares constituye un corpus lamentable frente al cual cualquier persona dedicada a las letras se preguntaría con desánimo cuál es el oficio que ha escogido precisamente para ejercerlo en un país en donde la gente tiene las lecturas que nos dicen que tiene.
Como imaginarán, no estoy haciendo juicios estéticos sobre literatura como belle–letrismo, pero sí pienso en el tipo de educación sentimental de la infancia y adolescencia en hogares en los que el único libro al año, si nos atuviéramos a los indicadores de los más vendidos, los estarían recibiendo niños y jóvenes.

Los datos que ofrezco a continuación no pretenden, ni mucho menos, decir que en Colombia las cosas no son tan graves. Ni siquiera hacer la afirmación con relación a Bogotá. Buscan sí, que desde nuestro trabajo con la literatura nos propongamos como pregunta, si podemos apoyar, mediante programas que preparen a quienes vienen adelantando agencia cultural para la promoción de la lectura, porque los datos que ellos nos dan, nos muestran un panorama en el que nosotros, desde nuestro oficio tenemos mucho para ofrecer.

Permítanme compartir los siguientes datos:

I) EL TOP de los más leídos en la ‘BiblioTK’ para Jóvenes Librearte. Agosto 2010

1. Contrarios. Oscar Brenifler.
2. Cómo dibujar manga. Takehiko Mateumoto
3. Amanecer. Stephanie Meyer
4. Eclipse. Stephanie Meyer
5. La muerte del rey Arturo. Anónimo
6. Cuentos completos. Julio Cortázar

II) Los 20 libros más prestados por Libro al Viento. Libros prestados en las Biblioestaciones de marzo de 2008 a septiembre de 2010.

1. El perfume Patrick Suskind. Prestado 680 veces.
2. La virgen de los sicarios. Fernando Vallejo. Prestado 583 veces.
3. Delirio. Laura Restrepo. Prestado 566 veces.
4. El olvido que seremos. Héctor Abad Faciolince. Prestado 526 veces.
5. Paraíso Travel. Jorge Franco. Prestado 524 veces.
6. Harry Potter y el misterio del príncipe. Joanne Kathleen Rowling. Prestado 519 veces.
7. El nombre de la rosa. Umberto Eco. Prestada 508 veces.
8. Harry Potter y las reliquias de la muerte. Joanne Kathleen Rowling. Prestado 504 veces.
9. Cien años de soledad. Gabriel García Márquez. Prestado 495 veces.
10. Ensayo sobre la ceguera. José Saramago. Prestado 489 veces.
11. Las crónicas de Narnia C. S. Lewis. Prestado 332 veces.
12. Angelitos empantanados. Andrés Caicedo. Prestado 308 veces.
13. Pedro Páramo – El llano en llamas. Juan Rulfo. Prestado 273 veces.
14. Poesía para niños. Varios autores Selección e introducción de Beatriz Helena Robledo. Prestado 196 veces.
15. Los siete viaje de Simbad el marino. Anónimo. Prestado 194 veces.
16. Crepúsculo. Stephanie Mayer. Prestado 186 veces.

Fuente: Fundalectura

En plazas de mercado y PPP (Paraderos Paralibros Paraparques), entre enero y junio de 2010 hubo 44.510 usuarios, de entre los cuales las niñas se destacan con una cifra de 10.482, las lectoras adolescentes superan a los chicos y las mujeres adultas (2,786) sobre los hombres del mismo grupo etario.

Una mirada rápida a estas cifras pone en evidencia que un libro más leído, por ejemplo El perfume, Angelitos empantanados, supera con creces las cifras de libro más vendido con base en las cuales se hace la estadística semanal que leemos en El Tiempo, cuya fuente es la Librería Nacional. Las cifras nos hablan de constelaciones lectoras de mujeres, de niños y niñas a quienes les leen poesía, en fin, un panorama menos desolador que las ventas de los libros sobre el conflicto armado o la actualidad política de nuestro país.

En mi trabajo indago por indicadores alternativos, por ejemplo este con el bemol ético: Libros menos devueltos: la pregunta es: ¿no habrán sido robados para re-venta? Quizá no, teniendo en cuenta que los ejemplares de Libro al viento no tienen valor comercial. Aquí un listado de libros menos devueltos dentro de ese programa:

1. Cuentos de Julio Cortázar (4)
2. Cuentos de animales de Rudigar Kipling (No. 6)
3. El gato negro de Edgar Allan Poe (No. 7)
4. Qué bonito baila el chulo de Lorenzo Jaramillo (No. 15)
5. Cuentos de Rafael Pombo (No. 13)
6. Antología de Poemas colombianos (No. 28)
7. Cuentos para siempre (No. 3)
8. El niño yuntero (No. 9)

Me gustaría proponerles pensar en el llamado perfil profesional de quienes hacen estudios literarios, para incluir herramientas curriculares que permitan dinamizar o generar iniciativas como las que surgen en Bogotá, a espaldas de la academia. Un ejemplo: el colectivo Sentimos diverso con su programa Canelazo literario que se desarrolla en Bogotá y cuyas cifras son la siguientes:

Año de creación del programa: 2006
Número de Canelazos literarios 1996- 2009: 43. Alrededor de 8 anualmente
Número de participantes: 989
Edad de los participantes: 12- 65 años
Estrato económico: 1 y 2
Localidades de desarrollo: Bosa, Ciudad Bolívar, Ciudad Kennedy, San Cristóbal y Usme

Según Gabrielle Esteban , creador y animador:

«El enfoque primordial [del Canelazo] ha sido buscar a través de la literatura, la forma en las palabras y cuerpo, se conjugan para permitir el reconocimiento de las personas LGBTI. Como resultado de lecturas y talleres, se ha producido el libro «De cuento en cuento me narro diverso…», que es la recopilación de algunos de esos escritos realizados por jóvenes en donde hablamos de diferentes temáticas de la ciudad, principalmente de lo que sientes lxs jóvenes frente a sí mismos y las instituciones que les rodean, su familia, su escuela, sus amigxs» (Respeto la grafía empleada por personas intersexuales).

Con músculo teórico (Kwame Anthony Appiah, Boaventura de Souza Santos) Gabrielle y sus asociadXs, están llevando sus Canelazos al Ecuador, empleando textos de Paila Marina, Michel Riquelme y Pablo Vergara de Chile, de Conjuntos Difusos de España y escritos propios del colectivo Sentimos diverso, y empleando películas para enriquecer la discusión. La nueva propuesta se llama Trans-Textualidades.

La propuesta es cómo ayudar a contribuir en la generación de espacios con abundancia simbólica, espacios en los que van produciéndose procesos identitarios (Sarlo), en donde se puede conversar para decirse más en grupos de menos; grupos para los cuales la crítica puede hacer conjuntos significativos y atractivos —constelaciones lectoras las llama Gabriel Zaid.

Proyectos como el Canelazo Literario, el de lectura de la Corporación Fem, y claro, también el consumo en programas como Libro al viento y Fundalectura, son tan sólo unos cuantos ejemplos de un corpus conformado por constelaciones lectoras que quizá no tengan poder adquisitivo pero sí ejercen el derecho a leer lo que quieren: poesía, cuento, novelas neogóticas. Su consumo en creativo (De Certeau) y no el pasivo de las listas de los libros más vendidos conformada de manera tan dudosa. Ya Michel de Certeau había advertido sobre las resistencias de los débiles y Daniel Penac de la exclusión de las mayorías inquietas.

Los listados de los más leídos, los más queridos, los más no–devueltos (para no decirles robados), nos ponen frente a la pregunta ¿es posible hacer propuestas de lecto–escritura para promover pensamiento transdisciplinar? Creo que es importante que las lecturas nutran los currículos pero no como parte de canon impuesto (sí, todos leímos María de Jorge Isaacs, «saltándonos los paisajes» en los que, luego aprenderíamos, se anuncia todo), sino como diálogo fecundo, a la manera de la propuesta de Jorge Wagensberg y su matriz literatura–ciencia.

¿Es el presente trabajo un rudimento de etnografía del campo literario? Y si lo es, ¿de qué manera, a partir del análisis de resultados pueden estimularse iniciativas, propiciar diálogos? ¿O será que los estudios literarios deben estar al margen de lo que el trabajo etnográfico nos dice, para no matar el gozo lector con la sobrecarga teórica que ha producido ensayos para mantener o mejorar el estatus de quienes enseñan literatura pero que no necesariamente tienen impacto por fuera de la reducida comunidad académico–laboral de la profesión?

¿Tenemos acaso quienes pretendemos hacer actividad crítica literaria, la mente saturada de porvenir (Penac) o nos dejaremos vencer por el anuncio de la muerte del libro, como si eso fuera igual a la muerte de la lectura?

Las anteriores son preguntas que me hago y les hago. El lugar de la crítica literatura en el campo cultural colombiano es suficientemente amplio como para proponerles esos interrogantes que dejo a su consideración.
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* Carmen Millán de Benavides es profesora e investigadora de la Pontificia Universidad Javeriana. Tiene maestría y Ph.D. de español en The Pennsylvania State University, y maestría de administración pública en la misma universidad. Abogada de la Pontificia Universidad Javeriana. Autora de múltiples ensayos y de libros, de programas radiales especializados y de exposiciones. Profesora invitada, por períodos, en universidades norteamericanas. Este texto fue su ponencia en el marco del II Encuentro de Crítica Literaria, realizado por la Universidad Nacional en octubre de 2010.

1 COMENTARIO

  1. Gracias a la Profesora Millán por sus aportes. En efecto, como ella señala hay que abrir otras pistas de búsqueda y de resonancias. Que interesante sería poder seguir de cerca los itinerarios de lectura de las personas que no devuelven los libros. Habría varios cuentos por escribir…

    P.D Definitivamente Cortázar no envejece nunca!!!

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