Sociedad Cronopio

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Familiar

LA FAMILIAR

Por Antonio Las Heras*

UNA HISTORIA GAUCHESCA PARA ATRAER LA SUERTE

Atardece en la llanura pampeana con el Sol cayendo a un horizonte por entero despejado. Está, apenas, la brisa que acaricia la piel. Los hombres reunidos después de sus labores diarias, invitan a la rueda de mate que acepto con entusiasmo.

—Vea que es amargo, ¿eh? Aclara con énfasis quien ha tomado a su cargo cebar. Contesto que desde mi adolescencia tomo mate amargo. Lo que provoca un «Ah…» extendido de boca del cebador.

La ronda comienza en silencio. Cada uno de nosotros se acomodó sentado sobre unos troncos cortados y secos desde hace mucho, puestos a propósito en círculo a cubierto por un añoso eucaliptus.

Es simple darse cuenta que este silencio tan extremo e inusual lo es por que ya hay acordado de antemano hablar sobre algo de lo que no tengo la menor idea. Recién cuando el mate está en su segunda ronda alguien toma la palabra. Hasta ese instante los sonidos fueron sólo los provocados por el viento y unos pájaros peleando en el ramaje.

—Si usted es especialista en sucesos extraños, como nos han dicho, entonces debe conocer qué es «la familiar».

Así habla con énfasis, mirando fijo, ese hombre corpulento, entrado en años, curtido el rostro con gruesas líneas y cierta actitud de desafío.

—No, no conozco; pero me parece que pronto voy a conocer. Respondo con cierta ironía concordante con el tono de mi interlocutor.

—Si es así, y está dispuesto, va a escuchar lo que le cuento.

—Realmente estoy muy interesado. Dígame qué es «la familiar».

El hombre con movimientos serenos se reacomoda sobre el tronco, toma el mate que ahora ha llegado a sus manos, mueve la cabeza con gestos afirmativos e inicia su relato sobre los secretos de «la familiar».

—«La familiar» es una serpiente. Una serpiente que trae suerte. La casa que tiene la fortuna de que ella decida entrar estará colmada de bendiciones.

Vea, es una serpiente muy especial; es chiquita, cortita diría yo. Tal vez medio metro o un poco más. Gruesa. Usted la agarra con la mano y no puede unir los dedos, vea lo que le digo. Colorcito marrón.

«La familiar» llega nunca se sabe de dónde. Pero decide entrar en tal casa y no en otra. Nunca conoceremos los motivos de su elección. Quienes no saben lo que le estoy diciendo, gente que no es del campo por que nosotros conocemos, nuestros padres, abuelos y bisabuelos y aún antes conocían; quienes no conocen, le digo, se asustan y la sacan de la casa o, peor, la lastiman o la matan. ¡Pobrecitos! Les llega, inevitable, la desgracia. ¡Cualquier desgracia!, ¿eh? Enfermedades, muertes de animales, sequía, pérdida de cosechas, caída de un rayo que le incendia el rancho. Hasta puede ser que haya granizo sólo cayendo en su propiedad; y las de al lado, ¡nada! Si uno rechaza a «la familiar» su vida y la de los suyos está arruinada. Ah… Y le adelanto que una vez hecho así, no hay solución. Usted puede arrepentirse todo lo que quiera, pero el mal ya está hecho y todo arruinado. No hay vuelta atrás.

Cuando «la familiar» elige una casa, hay que dejarla tranquila. Ella sabe cómo alimentarse. A ninguno molesta. Duerme bajo los muebles o se enrosca —si hace mucho calor— en la pata de una mesa. Es mansa. Si la gente se reúne «la familiar» pasa entre ellos y busca donde ponerse, se enrosca y duerme. Es como que está protegiendo a todos.

Y así vive por años. ¡Ni dude que donde «la familiar» decidió quedarse Dios colma a todos de bendiciones! Las mejores cosechas. Los mejores hijos. El mejor ganado. Los mejores pastos. Siembre lo que guste, el éxito está asegurado.

«La familiar» puede vivir años en esa casa. Si se muere, de muerte natural claro, las bendiciones siguen de por vida. Hay que tomarla con cuidado y hacerle un entierro decente cerca de la casa que habitó tanto tiempo.

También puede ser que «la familiar» un día se vaya. Hay que dejarla ir. Eso significa que ya no tendrá más suerte extraordinaria. Pero tampoco habrán de ocurrirle desgracias. Esa familia vuelve a una vida normal.

Y «la familiar» se va y puede ser que vuelva al campo o elija otro lugar dónde vivir; otra familia a la qué brindar fortuna.

Lo último que le digo —antes que me lo pregunte— es que «la familiar» es una serpiente que no conocemos si es un animal común, si es una de esas tantas víboras que hay en los campos o se trata de alguna fuerza misteriosa que toma la forma de serpiente.

Cuando concluyó su relato, volvió el silencio. Hubo unas rondas más de mate. Tal vez esperaban que yo hiciera preguntas. No las hice. Con su experiencia el hombre hizo innecesario interrogar. Todo estaba dicho.

Era sólo cuestión de aguardar que «la familiar» saliera de la casa donde estaba —parece— descansando.

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* Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social y magíster en Psicoanálisis graduado en la Universidad Argentina John F. Kennedy. Esta casa de altos estudios lo distinguió (1989) con el máximo galardón académico que la misma entrega «La Gran Cruz Kennedy» por «sus investigaciones originales en Parapsicología y Psicología Junguiana.» Docente en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Presidente de la Asociación Junguiana Argentina (AJA) y del Instituto Humanístico de Buenos Aires, integra las comisiones directivas de la Asociación Argentina de Parapsicología, la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y la Fundación El Libro. Autor de unos 30 libros de ensayo, recibió por sus escritos el Premio Accesit Al Mejor Trabajo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (1985), la Faja Nacional de Honor en el Género Ensayo (1992) de la Asociación de Escritores Argentinos (ADEA) y de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en 2007. Sus libros más recientes son PERMISO PARA UNA VIDA MEJOR (Guía para el desarrollo del poder mental y creación de pensamiento positivo) publicado por Editorial Atlántida (Buenos Aires) que ya lleva más de 11.000 ejemplares vendidos; JESUS DE NAZARETH (LA BIOGRAFIA PROHIBIDA) de Editorial Nowtilus (Madrid); SOCIEDADES SECRETAS: TEMPLARIOS, ROSACRUCES Y OTRAS ORDENES ESOTERICAS de Editorial Albatros (Buenos Aires) y MANUAL DE PSICOLOGIA JUNGUIANA de Editorial Trama (Buenos Aires) Página oficial: www.antoniolasheras.com.ar e mail: alasheras@antoniolasheras.com.ar

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