LA APROPIACIÓN DE LOS MEDIOS EN EL ARTE COLOMBIANO
Por Jorge Luis Vaca Forero*
En una revisión de la producción contemporánea, la relación entre el arte y la tecnología recibe su importancia como elemento catalizador de nuevas experiencias que permiten la construcción de objetos y máquinas que replantean las posibilidades del «medio» de creación, entendiendo el mismo como un vehículo para satisfacer las necesidades de los artistas de hoy. Al hablar de los «nuevos medios», se debe hacer referencia a una serie de prácticas que vinculan el arte y la tecnología en búsqueda de la creación de diferentes experiencias, sin olvidar que todo gesto estético tiene una implicación política al señalar una actividad enmarcada dentro de un espacio y un tiempo (Rancière, 2006).
La tecnología toma un papel fundamental como elemento de creación dentro de la obra. Algunos ejemplos de estas prácticas son: el vídeo, la multimedia, el arte transgénico, el net. art. y el arte sonoro. Este texto busca poner sobre la mesa una breve revisión histórica con respecto a las diferentes aproximaciones realizadas por artistas en Colombia durante la segunda mitad del s. XX. De acuerdo a lo planteado por el teórico ruso Lev Manovich, es posible definir los nuevos medios según ciertas características inherentes a todo objeto de este tipo. Estos tienen una representación numérica binaria, construida a través de un lenguaje computacional. Así, los nuevos medios se definen como modulares, con el fin de asegurar su legibilidad y su fácil manejo, siendo en su esencia fragmentarios en aras de un proceso de automatización, buscando simplificar diferentes procesos intermedios. A su vez puede existir simultáneamente en diferentes versiones dentro del medio digital donde se almacena (Manovich, 2005).
En el caso del campo artístico colombiano, resulta interesante analizar la relación entre el arte y las nuevas tecnologías, debido a las posibilidades y cuestionamientos que se plantean con respecto a la concepción, producción y circulación del objeto de arte durante el s. XX. Después de la década de 1950 es posible detectar fuertes tendencias que cuestionan los modos tradicionales de «hacer arte». Partiendo de una duda sobre las posibilidades del soporte y los materiales utilizados para la fabricación del objeto terminado, los artistas colombianos exploraron las posibles relaciones del objeto de arte con el tiempo y el movimiento, en busca de nuevas propuestas estéticas que consideran diferentes tipos de realización a través de medios digitales. En el caso colombiano, formas tempranas de lo que actualmente se conoce como videoarte, fueron expuestas por primera vez en el Centro Colombo Americano en 1976. A su vez, resulta interesante señalar el diálogo que se generó entre lenguajes próximos como el arte y la música, señalando trabajos como el del músico y compositor Fabio González Zuleta (Romano, 2001) y el de la compositora Jacqueline Nova (Romano, Jacqueline Nova Sondag (1935-75) Compositora Colombiana , 2001). Sus procesos creativos reflejan un temprano interés, tanto de artistas como de músicos, hacia nuevas maneras de generar y utilizar el sonido integrando lo musical a proyectos que conjugaron luz, imagen, movimiento y manejo del cuerpo dentro de espacios definidos.
Zuleta compuso en 1965 su «Ensayo Electrónico» (Romano, Fabio González Zuleta(1920) Compositor Colombiano: La tradición al cuidado de la vanguardia, 2001), pieza angular para el desarrollo de propuestas ligadas a la música electroacústica contemporánea en nuestro país. A su vez, Jacqueline Nova realizó la música para «Luz-sonido-movimiento» (Paraskevaídis, 2000), proyecto realizado con la artista Julia Acuña durante 1969, y para ciertos montajes o arreglos para «Las camas» de la escultora Feliza Bursztyn. Entre la década de 1960 y 1970 se produjeron pocos avances dentro del lenguaje cinematográfico, siendo el formato Super8 una de las alternativas más viables, teniendo en cuenta el valor de los equipos en la época. Producciones tempranas de Luis Ospina, Erick Bongue y Gilles Charalambos entre otros, reflejan el desarrollo de una conciencia de las posibilidades de la imagen en movimiento enfocadas hacia un lenguaje cinematográfico, mas no de las cualidades y posibilidades estéticas del vídeo como lenguaje propio. Sólo hasta finales de la década de 1970 se exponen en el Salón Atenas (1978) los primeros ejemplos de video arte en Colombia: In-pulso de Sandra Isabel Llano y Autorretrato de Rodrigo Castaño (Charalambos G.). Estas obras constituyen los primeros trabajos de videoarte exhibidos en Colombia por parte de artistas formados en el exterior.
Durante 1980, la obra Juego No. 1, video-instalación de María Consuelo García, fue declarada ganadora del XXVIII Salón Nacional de Artistas (Charalambos G.). Partiendo de una relación entre la práctica artística contemporánea, el diseño y la conjugación de diferentes medios plásticos, se reivindicaron en su momento la necesidad, utilización y desarrollo de lenguajes de programación específicos, con el ánimo de ofrecer herramientas conceptuales para la formación de artistas interesados en el papel de las tecnologías emergentes. En la década de 1980, el acceso a la tecnología y software requerido pudo ser combinado con la práctica artística. Dentro de este periodo debe ser resaltada la aproximación a este problema por parte de artistas como Juan Reyes, Ricardo Arias, Roberto García, Mauricio Bejarano, Alba Fernanda Triana, Beatriz Eugenia Díaz y Guillermo Carbó, entre otros, quienes a través de su producción plantearon maneras alternativas con respecto al acercamiento y el tratamiento del sonido como elemento expresivo.
Durante la década de 1990 se reconfigura el panorama artístico nacional, al surgir cuestionamientos con respecto a la manera de entender elementos como la historia y la cultura. A partir de la Asamblea Constituyente y la reforma a la Constitución durante el año de 1991, Colombia se articuló como una república unitaria descentralizada, con autonomía en sus entidades territoriales, entendiéndose a sí misma como democrática, participativa y pluralista (Congreso de la Republica, 2004). Así, a partir de este cambio en la constitución del espacio simbólico de la nación, se potenciaron diferentes cuestionamientos con respecto al proceso de creación y el papel del arte como catalizador de dinámicas sociales. A través de este periodo de aproximación al uso de la tecnología en conjunto con las artes, resulta vital señalar el trabajo de tres artistas, aún vigentes hoy dentro del medio colombiano: José Alejandro Restrepo, Rolf Abderhalden y Gilles Charalambos. Dentro de su obra, Restrepo hace referencia a la historia como disciplina, enfatizando en el carácter subjetivo de su construcción (Fajardo, 2004), siendo esta construida y editada como ocurre con un producto audiovisual. Abderhalden, por su parte, a través del proyecto «Mapa Teatro» busca la fusión de lenguajes y de disciplinas particulares, generando nuevos espacios para la experimentación (Sin Autor, s.f.) e incentivando el intercambio entre el arte, la tecnología y las artes escénicas. A su vez, Charalambos se da a conocer como video artista, historiador y crítico, y reflexiona sobre la historia del videoarte (Charalambos) en nuestro país, así como sobre los elementos tecnológicos que articulan el video.
A través de tres décadas, estos artistas han proseguido en la tarea de construir su proyecto con un agudo sentido crítico, entendiendo las posibilidades de desarrollo de nuevas formas de expresión. A partir del inicio de la década de 1990, es posible señalar una generación intermedia influenciada por Xavi Hurtado, Jorge La Ferla y Claudia Salamanca, quienes se ven interesados en las relaciones entre el arte y la tecnología, resaltando sus posibilidades a través de trabajos de tipo instalativo. A través de su obra, estos artistas buscaron, dentro de este periodo, maneras alternativas de expresión desde la incorporación de medios múltiples, en busca de una experiencia que rompiera con el rol estático del espectador, asignándole un papel más dinámico donde se busca generar una interacción con la obra, a través de ambientes de carácter total (imagen, video, sonido, tiempo y movimiento). Desde mediados de la década de 1990 resulta inevitable resaltar el papel de las tecnologías digitales y el desarrollo de la Internet, lo cual ha posibilitado un espacio virtual donde se tranzan la información y el conocimiento.
La red se define hoy como una tecnología que se desarrolla en relación con diferentes contextos sociales, institucionales, económicos y culturales. Dentro de este periodo debe ser resaltada la aproximación a este problema por parte de artistas como Carmen Gil Vrolijk y Andrés Burbano entre otros, quienes actualmente desarrollan propuestas que plantean una continua conversación entre el arte contemporáneo, la tecnología y el espectador- usuario a partir del concepto de interactividad en la red.
Así dentro de este periodo vale la pena resaltar trabajos que se aproximan a la utilización de la red como plataforma, entendiendo las posibilidades del medio como plataforma de difusión masiva para proyectos de tipo interactivo. Estos proyectos buscan, como los anteriores, la incorporación de medios masivos, en aras de una mayor posibilidad de interacción por parte del espectador. Trabajos como Typovideo (Burbano, burbane.org, 2001) del artista Andrés Burbano se plantea como una relectura a partir del desarrollo de un sistema de video streaming utilizando el lenguaje ASCII o Código Estadounidense Estándar para el Intercambio de Información.
Teniendo en cuenta que este lenguaje fue desarrollado en 1963, es posible concluir que dentro de la obra se exploran las relaciones que se generan a través de todo acto comunicativo en la red. Al utilizar un lenguaje tecnológicamente obsoleto, el video reflexiona sobre el desarrollo y convivencia de diferentes tecnologías. «El Alebrije; Crónicas de Viajeros, Diarios y Seres del Caos» (2003-2005) (Vrolijk, 2009), plantea una mirada respecto a estructuras narrativas o historias de carácter multi-lineal. Este proyecto se plantea como una integración de la escritura, el sonido y la imagen, generando una narrativa que plantea vínculos entre diferentes medios en la red a través de su sitio web, donde se establece una navegación a través de ventanas construidas sobre los puntos cardinales, referencias obligadas de todo viajero. Aunque la aproximación a las artes mediales en nuestro país propuesta en este texto sea de tipo tangencial, es posible afirmar que a partir de lo anteriormente definido se puede generar un esbozo que vincula al arte, como práctica, y a la tecnología como herramienta, dentro de procesos de creación contemporáneas.
Los nuevos medios transforman la noción del objeto de arte replanteando las posibilidades de factura y distribución de la obra. A nivel histórico, es posible enfatizar en que los llamados nuevos medios no son tan nuevos, en el caso colombiano; es suficiente retomar el trabajo de Jacqueline Nova y Feliza Bursztyn para entender que los nuevos medios no son una cosa de ayer. Aun hoy, estos plantean a partir de problemas ligados a viejas prácticas como la violencia y la identidad latinoamericana, a través de nuevos vehículos de expresión ligados a prácticas híbridas.
Desde el hoy, es posible afirmar que los nuevos medios pueden ser vistos como la apropiación de diferentes elementos mediáticos externos al arte, los cuales posibilitaron la apertura de una serie de alternativas con respecto al soporte, la obra y la practica artística en si misma. Los nuevos medios deben ser definidos como una categoría que combina muchos elementos diversos, dedicada a la exploración de posturas multidisciplinares que surgen de los diferentes roces culturales a los cuales se ve sujeto el arte contemporáneo.
Hoy, más que nunca, el arte se ve trastocado por el conocimiento aplicado y las relaciones de poder ligadas al desarrollo proveniente desde el primer mundo hacia el tercero. Desde el contexto colombiano y entendiendo sus restricciones tecnológicas, es posible reformular las relaciones entre nuestra cotidianidad y las nuevas posibilidades que genera esta tecnología frente a la experiencia estética.
REFERENCIAS
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CONGRESO DE LA REPÚBLICA. (2004). Constitución (XV ed.). Bogotá, Cundinamarca, Colombia: Editorial Temis.3.
FAJARDO, S. R. (2004). Narrativas Históricas e Imágenes Políticas en la Obra de José Alejandro Restrepo. Tesis de Doctorado, Universidad de Barcelona, Facultad de Geografía e Historia, Barcelona.
MANOVICH, L. (2005). El Lenguaje de los Nuevos Medios de Comunicación. Barcelona, España: Paidos Iberica. – Paraskevaídis, G. (15 de Junio de 2000). Jacqueline Nova en el Contexto Latinoamericano de su Generación. Extraído el 13 de Noviembre de 2009 de La Biblioteca Luis Ángel Arango: blaa digital: https://www.lablaa.org/blaavirtual/musica/blaaaudio/compo/nova/contexto.htm
RANCIÈRE, J. (2006). The politics of aesthetics: the distribution of the sensible. Londres – Nueva York, Nueva York, Estados Unidos: Continuum. – Romano, A. M. (2001). FABIO GONZÁLEZ ZULETA (1920) Compositor Colombiano: La tradición al cuidado de la vanguardia. Extraído el 9 de Noviembre de 2009 de La Biblioteca Luis Ángel Arango: blaa digital: https://www.lablaa.org/blaavirtual/musica/blaaaudio/compo/gonzalezf/indice.htm
ROMANO, A. M. (2001). JACQUELINE NOVA SONDAG (1935-75) Compositor a Colombiana. Extraído el 13 de Noviembre de 2009 de La Biblioteca Luis Ángel Arango: blaa digital: https://www.lablaa.org/blaavirtual/musica/blaaaudio/compo/nova/indice.htm
VROLIJK, C. G. (2009). carmenelectric.net/. Extraído el 13 de Noviembre de 2009 de El Alebrije: Crónicas de Viajeros, Diarios y . Seres del Caos: https://www.elalebrije.org/
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*Jorge Luis Vaca Forero es artista plástico de la Universidad de los Andes con énfasis en Medios Electrónicos y especialista en Historia y Teoría del Arte Moderno y Contemporáneo. Estuvo vinculado como investigador asociado al Proyecto «Documents of the 20th Century Latin American and Latino Art», coordinado por el International Center for the Arts of the Americas, oficina inscrita al Museo de Bellas Artes de Houston, Texas (Estados Unidos). Su trabajo de investigación y creación se centra en el área del arte mediático y la relación de la tecnología con respecto al desarrollo de diferentes prácticas artísticas en Colombia, a través del arte electrónico, la fotografía, el video y la instalación. Su obra ha sido exhibida en varias exposiciones colectivas en galerías de arte de Bogotá, Medellín y Buenos Aires: «Atrévase» (2005), «El Metro Cuadrado» (2007), «Laguna: En Presencia de la Memoria»(2009), «Malicia Indígena» (2011) y «Feria Tecnológica» (2012). Actualmente cursa la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Buenos Aires, Argentina.