Sociedad Cronopio

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EL HARTAZGO DE LOS PUEBLOS ÁRABES

Por Waleed Saleh Alkahlifa*

Desde el comienzo de las revueltas árabes la situación política ha acaparado la atención de los medios de comunicación y la clase política, sin fijarse apenas en los factores socioculturales y económicos de la región que forman la base del descontento generalizado.

Un cúmulo de frustraciones y humillaciones causadas por unos regímenes carentes de legitimidad, y apoyados por potencias internacionales, ha provocado en el ciudadano árabe un sentimiento de irritación y furia. Derrotas militares ante Israel; la destrucción de Iraq con la complicidad de muchos gobiernos árabes; el saqueo de los recursos económicos, entre otras, han minado su confianza en las autoridades.

La ley de excepción que rige la vida de los ciudadanos en muchos de estos países desde hace varias décadas por razones tan elásticas como el enfrentamiento con el estado de Israel, que llaman  «resistencia», y la lucha contra el terrorismo, han dañado profundamente no sólo el ámbito político, sino también el social y el cultural. Como consecuencia de la aplicación de esta ley, se ha encarcelado a los opositores durante meses o años sin ser juzgados; se han creado tribunales especiales para juzgar casos que los tribunales normales no pueden resolver. Pero también se han paralizado o prohibido medios de comunicación; confiscando libros y prohibiendo la formación de asociaciones de carácter cultural.

La realidad socioeconómica de los pueblos árabes es triste y preocupante. Pese a los grandes recursos materiales y humanos que tienen, estos pueblos suelen figurar al final de las listas del índice de desarrollo humano mundial.

1- Analfabetismo: unos datos recientes publicados por la ALESCO (La Organización Árabe para la Educación, Cultura y Ciencia) demuestran que el número de analfabetos en el mundo árabe ha alcanzado 100 millones (29%) de una población de 345 millones. El porcentaje entre las mujeres es del 45,5%. Y 75 millones de los analfabetos tienen entre 15 y 45 años. Este índice tan alto crea una brecha estructural que afecta al desarrollo y acarrea penosos y peligrosos resultados en el ámbito político, social y económico.

2- La mujer: la precariedad de la situación de la mujer, aparte de sus orígenes sociales y tradicionales, tiene que ver con razones administrativas y jurídicas. Desde el punto de vista social, existen aún familias que discriminan a las niñas, las educan para ser buenas esposas, buenas madres, dedicadas en cuerpo y alma al servicio del resto de los miembros de la familia, aún a costa de su salud, su formación y su libertad. No se la educa como persona libre e independiente que tiene derecho, como los demás, a gozar de su vida y de su tiempo. Cierto es que esta situación ha cambiado de algún modo, y la mayoría de los países han introducido mejoras en sus códigos de familia, pero todavía queda mucho camino por recorrer.

En algunos países situados en la cuenca del río Nilo, como Sudán y Egipto, determinados sectores sociales, especialmente en las zonas rurales, siguen practicando la abominable tradición ancestral de la ablación de los genitales femeninos. Una práctica unida a una región geográfica, más que a una etnia o religión, que quita el sueño a muchas autoridades civiles y sectores liberales en estas sociedades. Pero lo cierto es que algunos hombres de religión justifican esta reprobable práctica, e intentan apoyarla y darle la cobertura espiritual, con el fin de seguir humillando a las mujeres y manejar ya no solo su vida, sino también su cuerpo.

3- El crecimiento demográfico y el paro: el crecimiento demográfico anual es de 2,3% y un tercio de la población es menor de 15 años. La esperanza de vida es muy dispar, particularmente si comparamos un país como Yibuti (47 años) con Kuwait (77 años), y la media árabe representa el 83% de la media internacional. El 15% de la mano de obra (17 millones) está en paro. Según los informes de la Organización Árabe de Trabajo, los parados carecen generalmente de experiencia, de formación profesional, y se aprecia una ausencia de planificación. Curiosamente los analfabetos son el sector que sufre menos la falta de trabajo, al contrario de los titulados, que multiplican el número de los primeros por cinco en Marruecos y por diez en Egipto. Los porcentajes son desiguales según los países. Mientras en Kuwait es 1,7%, el desempleo llega al 50% en Yibuti; 10% en Libia; 10,7% en Egipto; 14,2% en Túnez y 29% en Iraq.

4- La economía: La renta per cápita de los países árabes es de 1825 dólares aproximadamente, frente a los más de 10.000 dólares en los países industrializados.

Y a pesar de que la población árabe representa el 5% de la población mundial y los países árabes ocupan una extensión que alcanza 10,2% de la tierra, sus exportaciones no superan el 3.9% del conjunto mundial. Aunque en los últimos años y por el incremento del precio del petróleo, el índice de la exportación ha conocido una mejoría. El mundo árabe importa anualmente de EEUU mercancías por valor de 400 mil millones de dólares aproximadamente y exportan a este país solamente en torno a 100 mil millones de dólares, la mayor parte es petróleo. Importan, por otro lado, de Europa el 41% de lo que exigen sus necesidades. En cambio, las importaciones europeas del mundo árabe no superan el 5.5% del total de sus importaciones, esencialmente productos petrolíferos.

Esta amarga realidad, junto a otras razones políticas y sociales, obligan a que muchos profesionales y ciudadanos con buena formación abandonen sus países en busca de una oportunidad en un país extranjero. El 50% de los médicos árabes, el 23% de ingenieros y el 15% de científicos han emigrado al extranjero y la mayoría viven en EEUU, Canadá, Europa y Australia.

La necesidad de alimentos en el mundo árabe va en aumento y su dependencia del mundo exterior, especialmente en los cereales, demuestra una realidad penosa.

La deuda externa y sus intereses acumulados, la precaria infraestructura económica, la pobreza, la inflación, la fuga de cerebros, la dificultad de la competencia en una economía mundial cada vez más globalizada, la falta de estrategias económicas y financieras, la ausencia de inversiones y el fracaso en atraer los capitales árabes invertidos en el extranjero, hace que la economía árabe sufra de grandes problemas y tenga dificultades para levantarse sobre sus propios pies y encaminarse hacia un verdadero desarrollo.

Los países árabes no han podido, hasta el momento, crear un mercado árabe común en el que puedan intercambiar experiencias y donde procuren reestructurar las bases de la producción, según las necesidades de la época, en formación humana y productiva. Por otro lado se observa la ausencia de una base nacional de tecnología, porque los países árabes consumen pero no producen ni desarrollan tecnología, sea esta civil o militar. Esta circunstancia se debe a varios factores, entre ellos la precariedad del capital humano que se dedica a la investigación y el desarrollo, porque el número de científicos dedicados a la investigación en países como Egipto, Arabia Saudí, Argelia y Kuwait no supera los 6.943 por cada millón de habitantes. En cambio en Israel alcanza 11.617 científicos por millón y en EEUU 466.211

A pesar del anuncio hecho en 1997 de la creación de una gran zona de comercio árabe, aplicando una importante reducción en tasas y aranceles, la idea aún no se ha visto realizada, debido a las infinitas dificultades que caracterizan las relaciones entre los países afectados.

El mundo árabe cuenta con inmensas fuentes de energía porque el 62,1% de las reservas de petróleo en el mundo y 23,7% de las reservas mundiales de gas se encuentran en los países árabes, según las estimaciones del año 2000

Es cierto también que las mayores concentraciones de estas reservas se encuentran en Arabia Saudí, Iraq, Emiratos Árabes y Kuwait para el petróleo; y en Argelia y Qatar, para el gas. Pero Estados Unidos, potencia estratégica, hace todo lo posible para controlar el mercado de la energía para mantener su superioridad económica y política sobre el resto del mundo.

5- El agua: los recursos acuíferos son muy escasos en el mundo árabe y juegan un papel importante en su economía. Esta escasez es debida a que la mayoría de ellos están situados próximos al cinturón desértico de la tierra, donde el nivel de la lluvia oscila entre 100 y 1000 mm [anuales]. El consumo del agua del individuo árabe, tanto renovable como subterránea, es de 1380 m³ al año, frente a los 7700 m³ como media internacional.

Aunque el problema de la escasez del agua representa un desafío a escala internacional, la situación es particularmente preocupante en la región de Oriente Medio y el norte de África. Una zona que representa el 5% de la población mundial, pero solo dispone de un 1% de los recursos renovables de esta.

La limitación de los recursos de agua en el mundo árabe condiciona enormemente las posibilidades de desarrollo económico, especialmente si tomamos en cuenta el crecimiento demográfico que conoce esta región, aunque se haya desacelerado en los últimos años. Por otro lado la desalinización del agua del mar resulta muy costosa y la contaminación de los ríos por la filtración de los residuos industriales y la falta de proyectos para reciclar el agua usada, hace difícil satisfacer las necesidades mínimas, tanto para el consumo humano como para la industria o la agricultura.

Hay que añadir que el 62,5% de las fuentes del agua en el mundo árabe se encuentran en países vecinos, y esto significa que con frecuencia se ejerce un control y una manipulación sobre los caudales de las mismas, según las circunstancias atmosféricas, políticas y económicas. En los últimos años Turquía construyó una gran presa en el sur del país, en el cauce del río Éufrates, y necesitó años para llenarla a costa de sus vecinos Siria e Iraq, que dejaron de recibir las cantidades establecidas según los convenios internacionales. Israel cambió el cauce del río Jordán y lleva explotando las aguas de los Altos del Golán desde su ocupación en 1967. Etiopía a su vez ha construido varias presas sobre el río Nilo que le valen continuas protestas de Sudán y Egipto.

La mala administración de los recursos del agua en el mundo árabe está siendo una gran amenaza económica y seguramente se agudizará en el futuro próximo si no se toman medidas drásticas y responsables, construyendo redes y canales y mejorando los sistemas de distribución para reducir al mínimo su desperdicio.

El deterioro de la vida de los ciudadanos es generalizado en la mayoría de los países árabes. No se limita al ámbito político, sino que comprende también lo social, lo económico y lo cultural. Con las revueltas que se están viviendo en estos últimos tiempos ha nacido una pequeña esperanza de un verdadero cambio, que deseamos no sea mero espejismo.
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* Waleed Saleh es Profesor Titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Univarsidad Autónoma de Madrid. Autor de varias publicaciones, entre las que se destacan «El ala radical del Islam – El Islam político: realidad y ficción», 2007, «Amor, sexualidad y matrimonio en el Islam», 2010. Nacido en Irak y nacionalizado español. Se licenció en la Facultad de Pedagogía, sección Lengua y Literatura Árabes de la Universidad de Bagdad en 1972. Desempeñó el puesto de profesor en varios centros de enseñanza en Irak entre 1973 y 1978. Residió en Marruecos entre 1978 y 1984, donde ejerció su labor docente en varios centros especialmente en la Escuela Universitaria de Magisterio de Errachidia. Desde 1984 se encuentra en España. Se doctoró en 1990 en la Universidad Autónoma de Madrid en Filología Árabe. En 1994 se licenció en Hispánicas, sección Literatura Española en la Universidad de Valencia. Trabajó en más de una escuela oficial de idiomas y universidad española. En la actualidad es Profesor Titular del Dpto. de Estudios Árabes e Islámicos y Estudios Orientales de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha traducido algunas obras del español al árabe como: «Doce cuentos peregrinos» de G. García Márquez, Dar al-Shuruq, Ammán, 1992, «Del amor y otros demonios» de G. García Márquez, Dar al-Shuruq, Ammán, 1994. Asimismo ha traducido obras del árabe al español y ha sido autor de algunos artículos de revista.

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