EDUCACIÓN PÚBLICA EN LATINOAMÉRICA: MÁS LIBROS, MENOS BALAS
Por Jimena Vera Psaró*
[blockquote cite=»Eduardo Galeano» type=»left, center, right»]
Mucha gente pequeña en lugares pequeños,
haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo.[/blockquote]
Vivo en una ciudad desértica y aletargada. El 80% de la población depende de la administración pública provincial y “manifestarse” nunca ha sido el don más fuerte en donde el premio-castigo se mide en sueldos, cesantías y el clientelismo de las dádivas. Aquí se han aceptado las más profundas injusticias con el mismo sopor que provoca una siesta a 42°.
Pero últimamente cuando las injusticias llegaron a las aulas y a la apatía se sumó el abuso de autoridad, sucedieron hechos como éstos:
Septiembre de 2013. La Universidad Nacional de La Rioja, Argentina, llevaba más de 21 años con el mismo rector autoritario a cargo. Hace un año, en una primera asamblea de no más de quince personas, organizaron una marcha de protesta en la plaza céntrica de la ciudad. Los docentes los acompañaron con miedo, ya sabían que asistir significaba un cese inmediato del contrato precario que los sostenía en la institución. Fueron cientos, miles. Se multiplicaron. Una noche tomaron la Universidad pidiendo democracia. Las marchas llegaron a convocar más de 50 mil personas, algo inédito. El desgaste institucional terminó con un mes de acampe y toma del edificio, la esperada renuncia y la elección de un rector normalizador hasta que las elecciones se concretaron en noviembre de 2014.
Abril de 2014. Estudiantes para maestros han sido desalojados del edificio histórico en el que tomaban sus clases. Histórico, porque es símbolo de las escuelas normalistas, en donde en 1900, Rosario Vera Peñaloza fundó el primer Jardín de Infantes de Argentina, pero que es ahora un paseo comercial. La obra se hizo en una inversión de “puesta en valor” de un edificio que además de aulas vacías ahora también tiene un cine, una cava, una heladería y un restaurant carísimo.
El financiamiento provino de un fondo nacional para “refacción de escuelas”. Quienes allí estudiaban, más de 750 alumnos, fueron trasladados a un edificio en ruinas, con la promesa de que a corto plazo se les construiría uno nuevo. Desde 2009 esperaron amontonados en aulas de 3×3 metros, con paredes electrificadas y techos caídos. Por su propia seguridad decidieron este año iniciar el ciclo lectivo en la calle. El conflicto tomó tales dimensiones que terminó con un acampe, un desalojo violento de gendarmería, armas, escudos y perros contra jóvenes veinteañeros, uniforme a cuadritos de colores, futuros maestros y maestras golpeados. El jefe de gendarmería fue retratado con una de las jóvenes estudiante llorando y refugiada en sus brazos: era su hija una de las que debía reprimir.
Aquí y en todas partes
La falta de financiación de la educación pública superior en Latinoamérica no hace más que cercar la posibilidad de acceso, reducir la calidad educativa y extender la brecha de pobreza que amenaza al progreso y la calidad institucional de cada país. Miles de estudiantes deben salir a la calle a reclamar por sus derechos pero no siempre la victoria y el ejercicio de la libertad en un estado democrático es la resultante. Pero cuando el Estado va en contra de los sueños, hasta el gigante más dormido puede despertarse y encender la acción.
No somos todos, faltan 43
26 de septiembre de 2014. Ayotzinapa, Iguala. México. 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural son secuestrados y desaparecidos. De acuerdo a las investigaciones los estudiantes fueron interceptados por la policía y entregados a sus verdugos quienes los habrían llevado al basurero municipal en dos camionetas. Al arribar, muchos de ellos estarían ya muertos de asfixia debido al hacinamiento. Se dice que los estudiantes sobrevivientes fueron asesinados de un tiro en la nuca. Después sus cuerpos habrían sido incinerados en una fogata con maderas y neumáticos que pudo durar más de 14 horas y los restos que quedaron habrían sido triturados y arrojados en bolsas de plástico al río San Juan. Aún se espera la confirmación mediante pericia que los restos encontrados correspondan a los 43 estudiantes desaparecidos. Mientras tanto el clamor popular le reclama al Estado responsable: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
No los hicieron desaparecer como querían, no despersonalizaron su lucha, porque en sus rostros borrados está más vivo que nunca el de cada estudiante que se alza en reclamo por sus derechos para una educación pública superior digna.
Educar para la libertad
Si la mejor enseñanza es el ejemplo, hay mucho por aprender. Hay coraje en ese primer joven que abrió las puertas del aula para salir a luchar, que no aceptó las condiciones impuestas como lo irremediable. Hay muchas historias personales que buscaron revertir el estado de las cosas y le pusieron el cuerpo a los derechos colectivos. Hay procesos que inician con la inercia de un ovillo que se desenvuelve atravesando múltiples territorios pero con la misma realidad y terminan tejiendo un entramado social que atrapa y devela los actos más corruptos y mediocres.
Educar para la libertad. Educar para el engrandecimiento de los pueblos. Educar para elegir entre la domesticación y el pensamiento. Educar para construir. Nuestra patria es América, y se gestó resistiendo y luchando para que nos dejen ser.
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*Jimena Vera Psaró es Licenciada en Comunicación Social. Nació en La Rioja, Argentina, en abril de 1979. Cursó estudios de arte, diseño gráfico y periodismo. Trabajó en medios gráficos, empresas de telecomunicaciones y docencia. Desde hace 3 años inició Anima Mulita, su estudio de diseño y comunicación, sostiene el trabajo cooperativo desde ¡Amalaya! Como escritora recibió el 3er premio en el II Concurso Literario Febrero Chayero 2012, participó de tres antologías (entre ellas «Invitados a escribir» de la Biblioteca Popular Ciudad de Los Naranjos y en «Travesuras» como finalista del Iº Certamen Internacional de Literatura Infantil) y obtuvo el 1er Premio por La Rioja en el Concurso Regional de Microrrelatos Norte Cultura (2014).