PUNTO DÉBIL
Por Jimena Vera Psaró*
Es enero, estamos en Argentina y acaba de ocurrir la muerte (o suicidio) de un fiscal horas antes de declarar en el Congreso sobre implicaciones en una causa que investigaba —irresuelta desde hace más de 20 años—.
Los medios masivos de comunicación interrumpen su programación habitual de playas, bikinis y chismes de verano con argumentos que empoderan a los periodistas, como peritos expertos en balística, seguridad informática, espionaje, procesos judiciales y autopsias.
Se aseveran hechos con la misma liviandad con la que se atina un pronóstico del clima, y escenas de ficción se mezclan con argumentos de un lado y del otro de la verdad, que como siempre, se desconoce o aún no ha sido juzgada.
JE SUIS
Al otro día del hallazgo del fiscal Nisman muerto, en varias partes del país se organizaron marchas pidiendo justicia, pero las consignas partieron de la réplica parisina con «Je suis Nisman», hasta llegar a verdaderas manifestaciones de odio tales como acusar a la Presidenta de la Nación de «cretina y asesina». En las redes sociales se cotejan los mismos argumentos, copiados y pegados de la televisión, que traspasan la pantalla sin filtros críticos y reproducen el discurso de los medios hegemónicos. Cada persona nueva que aparece en escena es sometida al historial de su Facebook y Twitter, buscando alguna pista, y reproduciendo incesantemente fotografías íntimas y cotidianas que nada aportan a la causa.
YO OPINO
En este punto es casi imposible no caer en la tentación de ficcionar la realidad, lamentablemente no con la maestría y profundidad de Truman Capote. Los programas de noticia construyen escenas en detalle: la fachada del edificio, reproducen cómo es cada puerta, el ascensor y el departamento. Muestran los detalles del arma, la última vez que el doble tilde azul de la red social WhatsApp evidenció un contacto con la víctima, y hasta la lista que tenía para el supermercado. Se difunden entrevistas al cerrajero que contrataron para ingresar al departamento y a los vecinos del imputado por prestar el arma que acabó con la vida del fiscal, sobre esto último el periodista dice «hay un hermetismo total. Nadie quiere hablar». Sin embargo, presenta sucesivos testimonios del tipo «pongo las manos en fuego por este chico», «anda a saber lo que se le cruzó por la cabeza al fiscal para pedirle el arma», «lo conozco desde chiquito, y conozco a la familia, son todos muy religiosos. Espero que algún cura salga a decir cómo es la familia», «si ha hecho algo, lo hizo inocentemente», «uno a veces comete errores»…
Y la palabra del ciudadano común coexiste con la investigación judicial, inclinando la balanza en estadísticas sobre si fue asesinato o suicidio, haciendo encuestas de credibilidad y satirizando la imagen de la Presidenta, o sobredimensionando la imagen del muerto. En algún punto explicar la historia se volvió materia opinable, aunque el argumento roce con lo mágico de cerrar por dentro tres puertas con llave y evaporarse como Remedios, la bella.
YO TE CREO
Se emplean tantas hipótesis y supuestas pruebas como versiones posibles, y ante la espectacularidad de las noticias, cuando al fin el fallo de la Justicia llega, habrá quienes convencidos de lo contrario preferirán mantener sus propios relatos, esos que los medios de comunicación alimentan con intención y soltura.
De este modo, cada espectador va formando un relato propio, en el mejor de los casos, sobre cada acontecimiento que afecta la vida pública. Hay argumentos para justificar si es cierto que una historieta desencadenó un ataque fundamentalista, si un suicidio fue o no un asesinato, si un presidente estuvo muerto dos meses sin que nadie lo supiera y si es necesario someter a 88 mujeres a un concurso para dominar el reinado del universo desde una sonrisa plástica.
YO CONSUMO
En estos tiempos nos asumimos como consumidores, ese es nuestro punto débil. Y ellos lo saben… Quienes manejan información como producto, los dueños de los medios masivos de comunicación, quienes venden una muerte al mismo nivel que ofrecen un jabón de lavado. Y en ese punto débil nos agrupan en estratos de mercadotecnia, en realidades redituables que nos sugestionan desde la pantalla y poco nos dejan ver qué hay de cierto puertas afuera. Después de todo House of cards o «Tema del traidor y del héroe» de Jorge Luis Borges siguen siendo excelentes ficciones.
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* Jimena Vera Psaró es Licenciada en Comunicación Social. Nació en La Rioja, Argentina, en abril de 1979. Cursó estudios de arte, diseño gráfico y periodismo. Trabajó en medios gráficos, empresas de telecomunicaciones y docencia. Desde hace 3 años inició Anima Mulita, su estudio de diseño y comunicación, sostiene el trabajo cooperativo desde ¡Amalaya! Como escritora recibió el 3er premio en el II Concurso Literario Febrero Chayero 2012, participó de tres antologías (entre ellas «Invitados a escribir» de la Biblioteca Popular Ciudad de Los Naranjos y en «Travesuras» como finalista del Iº Certamen Internacional de Literatura Infantil) y obtuvo el 1er Premio por La Rioja en el Concurso Regional de Microrrelatos Norte Cultura (2014).
Jimena, excelente y atinada tu columna. Letra a letra, sabes justo lo que estaba pensando de todo esto!