Diario de un cronopio salvaje

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TAJADAS DE VIDA

Por Santiago Andrés Gómez Sánchez*

Abril 7

Estoy cansado a las 8:06 de la mañana, pero satisfecho del trabajo. Raúl me ha dicho que el texto de Madera Salvaje sobre la polémica entre Rubén Mendoza y Pedro Zuluaga quedó muy bien. Eso me alegra enormemente.

Dejar que los desquites se den del modo más profundo.

Abril 8

Siento amor por todo el mundo. Ese es un gran problema. Me siento herido también por todo el mundo. Saberlo no está mal, me tranquiliza. Le tengo miedo a todo el mundo. Pero yo, ¿me hiero, me temo, me amo? Sí, igualmente. Aprender a entenderme como un cualquiera implica saber que soy, literalmente, el centro del mundo, tal como lo veo. Por eso el mundo me acecha, me cae todo encima, se aleja y me deja solo. Pero quedo yo, lo único que tengo.

Mayo 3

Exhausto. Querría escribir otra cosa, pero esto es lo que llamarían «Doctorado Mode».

Mayo 4

Salimos ya para Santa Elena. Alegría. Descanso sagrado.

Mayo 5

Acabamos de llegar. En casa de Leo, ayer, mientras asábamos unas truchas, nos enteramos del atentado a Francia Márquez y sus compañeros. Hablamos mucho. Bebí buena cerveza y vino en la noche. No leí nada. Vuelvo y me encuentro con un problema serio en el hogar, debido a los odios que conquista mi suegra entre los vecinos por sus gatos. Intolerancia por doquier: le pusieron un grafiti amenazante. Pero sé que en manos de ella está la solución. No la solución para la insensibilidad de los vecinos, sino para su propia situación, que se ha vuelto una tortura para ella y para todos. Implica muchas veces, para ayudar o hacer algo de provecho, el dejar de lado incluso lo más sagrado para uno mismo, como es la esperanza de bondad en el ser humano y el anhelo de bienestar para todos. Sabemos que a los líderes y a las comunidades nos seguirán masacrando, sabemos que tenemos que salir de los gatos que hemos querido cuidar. Entre tanto, qué se yo. Hacer lo de uno, que es bien difícil, porque uno mismo ni sabe a veces qué es realmente lo de uno. En cuanto a mí, lejos de la farándula, o de lo que Leo llama la farándula. Esos gremios enconchados y envanecidos de la intelectualidad. Y al mismo tiempo, potenciar el trabajo investigativo y creativo, más cerca de lo real (eso real que puede ser el rumoroso silencio de la noche).

Mayo 6

La escritura me guía. Es la novela que uno escribe la que tiene las respuestas a todas las preguntas que ella misma te genera, es la novela misma ese camino. Tú puedes pensar, tú debes pensar, tú debes preguntarte, vacilar sin saber qué hacer, hasta que empiezas a escribir, con todas las opciones reverberando aún en tu mente, luego de semanas. Cuando te sientas a escribir, incluso abatido, con la idea de que no sabes por dónde empezar, pero siguiendo una rutina, en mi caso cada semana, ella empieza a aclararse. Hay que convivir con los personajes toda la semana, conviene haber releído bien los tramos anteriores, todo lo que llevas del capítulo, o incluso todo lo que llevas de la novela, en las jornadas previas, o al menos en las horas previas. Igualmente clave es seguir el método de trabajo que hayas estipulado, que es único para cada obra, al menos en mi caso. Ha habido incluso obras que terminan rompiendo sus propios métodos de trabajo, como El cuarto asesino, que se volvió un poco devoradora. La novela te permite tantear, volver, darte cuenta de que los ajustes que hay que hacer son puros injertos de un breve pasaje, dos líneas, tres palabras justas, en otro, o la eliminación de un párrafo inicial, o cosas ya mecánicas, luego del paso ritual en que te abstraes del mundo, concitas el adentramiento en ese otro universo y te dejas llevar por su propia lógica. Es hermoso, como saben Juan Diego Mejía y Vargas Llosa, aquello por lo que nunca nadie ni nada podrá pagarte, y que nada ni nadie podrá quitarte. Es curioso, porque el mismo Vargas Llosa decía que si se hubiera quedado en Perú habría terminado siendo «uno de esos escritores de domingo» que no logran ser profesionales, vivir de lo suyo. Pero a mí no me interesa vivir de escribir, pues en este contexto actual eso implica una dependencia de las leyes del mercado que pervierten mucho el oficio del escritor. Por el contrario, esa expresión: «escritor de domingo», me dio la clave para la escritura de la novela que estoy trabajando, mucho más ambiciosa que cualquier otra que haya emprendido antes. Solo así, de a pocos, pero con la constancia de Sísifo, podré evitar que la piedra me aplaste.

* * *

La presente columna, Diario de un cronopio salvaje, son tajadas de vida, como llamaba el gran cineasta Louis Feuillade al cine, son estas páginas extraídas del diario de un crítico solitario, narrador alucinado, estudiante eterno de literatura, cine y música.

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*Santiago Andrés Gómez Sánchez (Medellín, 1973) es periodista de la Universidad del Valle, magíster en literatura de la Universidad de Antioquia. Ha publicado los volúmenes Madera Salvaje (novela, Ediciones B, 2009), El cine en busca de sentido (crítica, Universidad de Antioquia, 2010), Los deberes (cuentos, Universidad de Antioquia, 2012), Todas las huellas. Tres novelas breves (novela, Universidad de Antioquia, 2013), La caminata (cuento, EAFIT, 2015), El cuarto asesino (novela, Universidad de Antioquia, 2016), Certeza de lo imborrable. El cine en busca de sentido, vol. 2 (crítica, Universidad de Antioquia, 2017), La Musa asesinada. ‘Conversación en la Catedral’, de Vargas Llosa: novela marxista (crítica, Universidad de Antioquia, 2018) y Régimen de criterios. Cines y cineastas colombianos (crítica, Editorial Deliberar, 2019). Próximamente publicará Diálogo de raíces (cuentos) con EAFIT. Entre 1992 y 2011 fue crítico de la revista Kinetoscopio y del diario El Colombiano, de Medellín. En 1994 fundó la Corporación Cultural de Video Independiente Madera Salvaje, con la cual ha realizado 28 obras audiovisuales de corto y largometraje en los géneros de documental, ficción y experimental. En 1996 recibió el Premio Nacional de Video Documental por Diario de viaje, considerada una obra pionera en el cine de ensayo en Colombia. En 2014 fue merecedor de una beca a la creación del Municipio de Medellín para la escritura de su libro La caminata. Ha sido profesor de historia del cine, apreciación cinematográfica, lenguaje audiovisual y teoría del cine en EAFIT, la Universidad de Antioquia y el Politécnico Jaime Isaza Cadavid. También ha sido jurado en las convocatorias del Ministerio de Cultura, el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, IBERMEDIA y la selección de la película colombiana para los premios Oscar, Goya y Ariel. Actualmente es candidato al Doctorado en Literatura de la Universidad de Antioquia. Como músico, grabó el disco Savia con el grupo Los Dados y persiste en ser rockero de tiempo completo.

 

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