UN CAFÉ CON ALEXA
Por Dinorah Cortés-Vélez*
A Neulisa Ramos Ruiz,
también conocida como Alexa,
mujer trans puertorriqueña
asesinada el 24 de febrero de 2020,
por querer ser. In memoriam.
«Señor/ recibe a esta muchacha»
(Ernesto Cardenal, «Oración por Marilyn Monroe»).
Alexa,
así te llamabas, y eras una mujer muy mujer que, como la que más, soñaba.
No, no eras «un hombre con falda», como te despacharon
no sin su aquel de desdén los medios noticiosos,
que reseñaron impasibles el vil asesinato del que fuiste víctima,
y esto nada menos que el día de tu cumpleaños número veintinueve.
No, tus asesinos no quisieron dejarte ser, y en una terrible e infinita ironía
te privaron del ser precisamente ese día.
Esa determinación de ser tan tuya en ti misma combustionaba el odio
en quienes matándote, daban rienda suelta a la fealdad de sus propias almas.
Pero tú, no era mucho lo que pedías o esperabas,
con mirada tímida de niña herida.
Querías, ni más ni menos, lo que todos queremos:
un café, una sonrisa, una mirada de esas que acarician el alma
y le devuelven las ganas de vivir al cuerpo.
Urdieron una encerrona en contra tuya. Y, ¿todo por qué?
Por tener la osadía de utilizar el servicio sanitario de mujeres
que, en justicia, te correspondía.
No fuiste reconocida por quien eras. Fuiste marcada por la infamia:
te acusaron de ser «un hombre disfrazado de mujer»,
«un fisgón que espiaba a las otras mujeres en el baño,
ayudado por un espejo de mano».
No entendieron que ese espejo siempre lo llevabas contigo como resguardo,
para protegerte de un zarpazo, a traición, por la espalda,
por parte de quienes aborrecían tu anhelo de ser tú misma.
Fue ese mismo espejo (otra terrible ironía) el que selló tu destino
cuando, en un trágico descuido, lo colocaste, por un momento, en el suelo del baño.
Presumieron tu culpabilidad, y llamaron a la policía
que te sometió a interrogatorio y finalmente te dejó ir sin saber que,
azuzada por el reperpero que el incidente desató en las redes sociales,
la muerte te acechaba y te saldría al paso al día siguiente.
Aterrada de augurios, saliste del establecimiento en donde acaso
te habías bebido solitaria tu último café.
Me hubiera gustado beberme un café, ese café contigo
y que hubiera sido el primero de muchos cafés contigo.
Me habría gustado ser tu amiga, Alexa,
para juntas poder conversar de todo y de nada y
para poder reírnos juntas de cualquier tontería.
Quisiste respirar más a tus anchas dentro de tu cuerpo,
y el precio fue tu vida.
Alexa, la voz de tu sangre clama al cielo.
La tierra de Toa Baja abre su boca para recibir tu sangre,
y Dios llora; sí, Dios, por quien fuiste creada y para quien eres,
en tu ser de mujer, una preciosa hechura de sus manos.
Dios llora y reclama contra los que se lanzaron contra ti y te mataron.
Dios habla y les recrimina: ¿Qué le han hecho a mi Alexa?
* * *
Malabares Cronopio (columna): Hacer malabares y equilibrios, asediando el asombro de estar vivos y coleando en el circo de la vida, es la tenacidad del juego: lanzar las palabras y atraparlas, mientras se hace el cálculo de la sobrevivencia en ese juego de dolor y belleza que es la escritura.
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*Dinorah Cortés Vélez (1971) es de Isabela, Puerto Rico. Obtuvo su Ph.D. en literatura colonial latinoamericana en la Universidad de Wisconsin-Madison. Es Catedrática Asociada en Marquette University, Milwaukee, WI, U.S.A. Ha publicado tres libros de ficción con Isla Negra Editores (San Juan, Puerto Rico): El arca de la memoria: una biomitografía (2011), Cuarentena y otras pejigueras menstruales (2013) y Fugas de duermevela. Prosas heridas (2018). También tiene publicado un poemario, Poemas de la soledad en Wisconsin (San Sebastián, Puerto Rico, Indómita Editores, 2015). Ha publicado diversos artículos de prensa cultural (Claridad, El Post Antillano y Revista Cronopio). Es la creadora y organizadora de la conferencia bienal de estudios caribeños, Calibanías y caribeñidades, que se celebra en Marquette University. Tiene terminado el manuscrito de su primer libro académico sobre Sor Juana Inés de la Cruz. Actualmente trabaja en una obra de teatro y en dos poemarios.