UN RETRATO DEL SUFRIMIENTO CUANDO EL FUEGO CONOCE MI NOMBRE

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un retrato del sufrimiento

Por Paula Andrea Pérez Reyes*

Queridos lectores, con gran entusiasmo escribo para ustedes esta columna, por una razón en particular. Considero que el universo de los Cronopios también conecta desde la sensibilidad y el testimonio. Tengo el deseo de hacer de este espacio un pequeño portal de reconocimiento cultural para dar a conocer nuevas voces que escriben la historia de nuestra cultura y así, compartir con ustedes una pequeña parte del vasto universo de aquellos rostros y sus diversas formas de narrar la vida.

La columna de esta edición retrata la singular experiencia del instante del sufrimiento de una mujer, un instante que se prolongó en presente continuo para convertirse en relato. Pero no solo narra el grito contenido en el tiempo y las horas de su sufrimiento que se convirtieron en meses. En la vida de esta nueva voz, podemos encontrar unos apuntes de esperanza, una forma de abrazar y dar consuelo a aquel que sufre.

ALGUNOS APUNTES AL NARRAR LA EXPERIENCIA DEL SUFRIMIENTO

Solo aquel que sufre tiene la altura de construir su definición. Cada palabra va formando el rompecabezas de un testimonio que cuesta nombrar por cada una de sus marcas imborrables. Con cada suceso se reviven aquellos sentimientos y emociones de aquel instante que rompe con la cotidianidad de la vida de quien se enfrenta a su aparición. De aquí, la importancia de los distintos géneros literarios, desde los versos, la prosa poética y ahora la narración como una forma de contener el tiempo para delinear aquella realidad.

En La guerra no tiene rostro de mujer (2015) Svetlana Alexiévich, afirma que en la literatura se habla más del sufrimiento, que del amor. Lo corroboran las innumerables obras en bitácoras y pasillos, las bibliotecas y librerías que exhiben cientos de historias de estas vivencias. Sin duda, el sufrimiento es fuente de creación como en el caso de las obras de Sófocles, del libro de Job. Una línea constante en la pérdida, el fuego y el infierno que atraviesa Dante en la Divina Comedia. La tragedia se nutre de esta experiencia en las distintas obras de Shakespeare. Se hace presente en los rostros de los personajes de las obras de Camus, Tolstoi y Dostoievski. Y por supuesto, no puede faltar en los relatos de las Voces de Chernóbil, en donde Alexiévich (2015), «quien alcanza con pocas palabras a retratar las escenas dantescas descritas por sus personajes: la muerte, la desgracia, la pérdida de los seres amados y el dolor de la partida, nos muestra aquel retrato del sufrimiento» (Pérez, 2021, p 251).

De esta manera, en este recomendado, también nuestra autora conecta el grito de auxilio sin respuesta, con los silencios necesarios y dolorosos que por momentos la acompañan. Una impotencia en el ahogo de aquel rio del tiempo y sus inesperadas corrientes.

EL RETRATO DEL SUFRIMIENTO CUANDO EL FUEGO CONOCE MI NOMBRE

«Es el espíritu el instrumento
con el que contamos para dar las batallas,
pues incluso el cuerpo más fuerte y sano
puede desvanecerse en segundos»
(Suárez, 2024, p. 20).

El sufrimiento es un dolor sin tiempo en la piel de Dora Isabel, el dolor parece que no cesa. Gota a gota la morfina hace lo suyo, pero esa marca del dolor incesante permanece con ella. Su rostro por momentos agoniza y luego se hace voz y relato. Ella se atreve a llevarnos por el recorrido de los pasajes de su propia vida. Logra mirar hacia atrás con las anécdotas de su memoria. Mientras en el pabellón de una UCI marcada por el paso del fuego adherido a su piel, un espectro de amarga espera la acompaña. Y así, recrea las escenas de una imborrable cicatriz que hace parte del paisaje no solo de sus recuerdos, sino del juego de los movimientos de esta obra.

Este libro relata la gran prueba de fuego que atraviesa la voz que narra, a través de la sencillez de una voz cautivadora y acogedora. Quien narra en primera persona su vida, lo hace desde un vaivén entre las escenas cruciales en su proceso de aprendizaje, los juegos del tiempo y un inesperado horizonte hacia el camino conmovedor de una borrosa esperanza que al final se muestra, para sobrevivir en medio de una serie de profundos apuntes. De esta manera Dora Isabel construye la trama.

ANTES DE QUE BAJE EL TELÓN

«El fuego reveló el poder eterno que habita en mi»
(Suárez, 2024, p.226).

Una convicción me acompaña cuando me cuestiono acerca del papel de la literatura como una forma de sanar a través del nombrar. Ella es una forma de consuelo y de esperanza. Hoy quiero compartir mi experiencia después de leer la impactante narrativa testimonial, titulada El fuego conoce mi nombre. Páginas de la vida de Dora Isabel Suárez, una profesional en ingeniería informática, abogada reconocida en el sector público, especialista y magíster en derecho administrativo. Mujer apasionada con los proyectos de transformación social y una de las grandes líderes del municipio de Marinilla (Antioquia). Ella nos cuenta su historia y cómo atraviesa el gran desafío de su vida, luego de que el 70% de su cuerpo resultara envuelto por las llamas al encender una chimenea que se salió de control el pasado 25 de diciembre de 2018. Un sufrimiento que persiste durante meses de insoportable dolor hasta el borde de la muerte. Los dilemas frente a la eutanasia y el abismo al que ella se enfrenta, dejarán en los lectores un profundo deseo a propósito del valor de cada instante que vivimos. Parte de las ventas de este libro van destinadas a apoyar a pacientes quemados de Antioquia y en el Hospital San Vicente de Paul.

Sé que muchos de ustedes se conectarán con el tema que les propongo en esta columna, estamos cargados de historias y aunque el sufrimiento deja huellas imborrables, hoy les comparto este libro recomendado. Considero de gran valor la profundidad de aquellas formas de narrar un acontecimiento trágico. Por eso, para Dora Isabel y a todos aquellos que han padecido el vaivén que se retrata en el lienzo de Gustav Doré La Laguna de Estigia, les envío mi abrazo con un poema que dejará en puntos suspensivos esos sentimientos cuando las palabras de consuelo resultan ser insuficientes y mínimas para comprender el horizonte a los ojos de aquel que sufre:

ELA SOBRE LA LAGUNA DE ESTIGIA

A Gustave Doré que sigue en la barca

Ela va en la barca sobre la laguna de Estigia
Ela suspira sobre sus corrientes
Y en un vaivén de venenos para prolongar el recorrido
encuentra
un alma atrapada
en una esquina de la barca.

La vida es una débil llama que danza las melodías de momentos.

Ela es una vela que se mantiene encendida
alumbra sobre la laguna de Estigia
El tintineo de las monedas hace contraste entre las moradas de la tierra y el mundo del olvido.

Esta noche no viene Flegias
Esta noche no nos visitará Caronte
Esta noche Ela deja los cuerpos a las puertas del abismo
Yo tengo dos monedas en mi bolsillo
Mi barca se acerca al final del recorrido.

(Las Quimeras del tiempo-
Paula Andrea Pérez Reyes. 2022)

REFERENCIAS

Alexiévich, S. (2015). La guerra no tiene rostro de mujer. Barcelona: Penguin Random House.
_____________ (2015). Voces de Chernóbil. Barcelona: Penguin Random House.
Editorial.
Pérez Reyes (2021) La cara del mundo y el rostro de la vida. Una conversación literaria con la fenomenología del sufrimiento. Disponible en Dinámicas Socioculturales contemporáneas e intervención social. Editorial Universidad Pontificia Bolivariana.
__________(2022) Las Quimeras del Tiempo. Apuntes poéticos en medio del Sufrimiento. Fallidos Editores

___________

*Paula Andrea Pérez Reyes es Doctora,  Licenciada y Magíster en filosofía con distinción Summa Cum Laude. Abogada defensora de derechos humanos y socia cofundadora de la Red para el Estudio del Proceso y la Justicia. Docente investigadora de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UdeA y de Posgrados UPB. Actualmente es docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia y de Posgrados de la Universidad Pontificia Bolivariana. También es docente de la Cátedra de Filosofía del derecho de la IOMG de República Dominicana. Desde 2017 dirige el Curso de Literatura y conflicto de la UdeA. También ha participado como locutora, presentadora, conferencista y poeta en festivales y eventos nacionales e internacionales en México, Perú, España, Ecuador y Cuba. Ha publicado numerosos artículos, capítulos de libro, columnas de opinión. Autora de los libros: «Cuando escribo sobre el muro» (El Quirófano Ediciones, Ecuador, 2021), «Las quimeras del tiempo» (2022). Su última obra «Réquiem desde la Grieta» (2024).

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4 COMENTARIOS

  1. Muchísimas gracias a Felipe Betancur Posada por todo el apoyo y el cariño incondicional. A Juan Antonio Piñeyro y a Víctor Hugo Suárez, gratitud por su lectura y comentarios, fue un honor recomendar está maravillosa obra. !Es un privilegio encontrar estas nuevas obras con gran propósito!!

  2. ¡Maravillosa columna!
    Que bien escribes, y, como lo logras a través de tu sensibilidad, conectarse con la historias de otros grandes, para hacer una gran obra maestra.
    Felicitaciones.
    Me encanto leerte Paula.

  3. El dolor no conoce fronteras. Es anárquico: hace lo que quiere, con quien quiere y cuando quiere. Soy médico y hago un paralelismo con el dolor de un canceroso terminal. «La morfina hace lo suyo…» pero el dolor sigue. Y además el canceroso terminal, sin vuelta atrás, enfrenta otro dolor: el saber conscientemente que viene el final.
    La pregunta es: Qué hacemos con nuestro dolor? Hace 5 años fui operado a corazón abierto para un triple by pass. Setenta minutos con el corazón parado. Quince días en terapia. «El dolor conoce mi nombre». Pero fui al quirófano contento, con fe, porque además sabía que, de esa experiencia iba a sacar lecciones que no están en ningún libro: A los médicos nos hace » muy bien» de vez en cuando, ver las cosas «desde adentro». Nos ayuda a comprender más cabalmente a nuestros pacientes, al dolor y a la congoja de quien se sienta frente nuestro. Agradezco profundamente a Dios que me haya regalado aquella angina de pecho. Aprendí a poner el dolor en el lado positivo y a ser mejor persona

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