NUEVA ALERTA POR LA CONTAMINACIÓN CON LLANTAS
Por John Mayshash*
Todos los años tiene lugar la misma reunión, el mismo tema, el mismo discurso, los únicos que cambian son los representantes ejecutivos de las compañías, los políticos de turno y los sobornadores que intrigan con dinero para que lo pactado no se cumpla finalmente. Estoy hablando de la misma reunión que se realiza en cualquier ciudad del mundo con el fin (dicen ellos), de discutir la forma de proteger el medio ambiente, de combatir el calentamiento global, de interrumpir la emisión de gases tóxicos producidos no solo por la industria automotriz, sino por agentes químicos de industrias asesinas.
LA MISMA PAYASADA DE TODOS LOS AÑOS
Yo, en lo personal, siento repugnancia cuando leo en los diarios los comentarios sobre la misma payasada de todos los años. Siempre hay un país que no se acoge a los pactos internacionales, siempre otro que no pone el empeño suficiente para que sus empresas sean multadas por atentar contra el medio ambiente, alguno que otro que bajo la mesa continúa otorgando licencias, no para proteger el planeta, sino para atentar más gravemente contra el mismo y todos sus habitantes, moviendo miles de millones de dólares en comisiones y pagos de soborno.
Entre todas y las múltiples propuestas sugeridas, las menos aplicadas son el reciclaje y la recolección de materiales contaminantes en centros de acopio, porque siempre el resultado es el mismo…CONTAMINACIÓN.
Se siguen incrementando los botaderos de residuos químicos, que generalmente son los mares. Se contaminan los suelos de los países que prestan su territorio para desechar lo que las industrias de muerte dejan como basura. Se contaminan últimamente hasta las calles de las ciudades porque ya no importa quien contamina a quien.
LAS LLANTAS: BASURA DOMÉSTICA
La ciudad de Bogotá en Colombia, fue escenario hace poco de un grave incendio generado en un centro de acopio de llantas mal administrado que puso en gran peligro a toda la ciudad y a su población. Pero lo grave de todo esto, es que no solo en Colombia se registran este tipo de eventos. En México y en otros países del continente americano, este fenómeno es tema diario, pero como dicen las señoras, si por aquí llueve por allá no escampa. En Europa, en países no tan subdesarrollados, el tema es igual: no saben qué hacer con las llantas, no saben dónde votarlas ni cómo manejar el famoso ACOPIO.
Ni que decir de los bandidos que disfrutan de su principal pasatiempo: la quema de llantas. Esos pirómanos que no pagan impuestos seguramente, que no pertenecen a la población permanente de una región, que viajan por cada protesta que se realiza para hacer lo que saben hacer: incendios con llantas. Son agentes de la muerte disimulada, del fallecimiento por cáncer, por afecciones pulmonares, por enfermedades de las vías respiratorias. Se infiltran en las huelgas y manifestaciones. Envenenan con gases a los manifestantes.
Pues bien, las calles ahora, son los espacios en los que nos estamos acostumbrando a ver llantas como paisaje urbano. Arrumes de círculos interminables de caucho, (la sombra negra que alguien llamara hace poco). Ya no bastan los ríos, los arroyos, los caños, para esta mala costumbre de contaminar donde y como sea.
En mi ignorancia sobre qué hacer con las llantas, me pregunto, si se gastan millones de millones en investigaciones para curar el cáncer ¿por qué no invierten en algún laboratorio internacional en desarrollar llantas biodegradables?
Ocurre lo mismo con los combustibles producidos a base de alcohol, aceite de palma, gas, o las baterías que existen hace tiempo para la industria automotriz sin recurrir a la gasolina. No obstante, los PETRODÓLARES silencian y las llantas colman el mundo entero.
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* John Mayshash es fotógrafo y periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Realizó estudios de Periodismo Cultural en España. Estudió artes visuales y fotodiseño en Francia. Ha colaborado como periodista integral en revistas internacionales como National Geographic, Geomundo, Vida Silvestre, Fotomercadeo, Viajes y Aventura. Es colaborador del periódico El Colombiano de Medellín. Dentro del periodismo cultural, se especializó en temas como la ecología y conservación ambiental. Es miembro colaborador voluntario de Proaves y conferencista universitario.