Vidas de Artistos

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El silencio de connie converse

EL SILENCIO DE CONNIE CONVERSE

Por Gustavo Arango*

Elizabeth Eaton “Connie” Converse era una mujer de múltiples talentos. Nació el 3 de Agosto de 1924 en Laconia (New Hampshire). Fue brillante en sus estudios y para nadie fue una sorpresa que su clase de High School la eligiera para dar el discurso de graduación. Tampoco fue una sorpresa que Mount Holyoke College le diera una beca para hacer sus estudios universitarios. Lo que sí dejó boquiabierta a su familia fue que, en su segundo año, abandonara los estudios con la intención de viajar a Nueva York y hacerse escritora.

Radicada en Nueva York, tardó poco en conseguir publicar un ensayo sobre las relaciones de los Estados Unidos con los países al otro lado del Pacífico. Mientras intentaba darle vuelo a su carrera de escritora, Connie Converse dedicaba el tiempo libre a múltiples tareas: dibujaba, pintaba, escribía poesía y hasta aprendió por su propia cuenta a tocar guitarra. Así empezó a escribir y grabar sus propias canciones, influidas por múltiples ritmos: blues, country, gospel, folk, pop, hillbilly y jazz.

Connie Converse tuvo la intención de dedicarse a la música como profesional. Entre 1950 y 1955 escribió, compuso y grabó cerca de cuarenta canciones, pero le faltó determinación para dar a conocer su obra. En 1954, un amigo suyo la llevó a un estudio de grabación que habría podido abrirle las puertas al éxito comercial; pero llegó desaliñada y con una actitud apática que apagó la expectativa que quienes querían conocerla. En tiempos en que la apariencia de las cantantes empezaba a ser muy importante, Connie Converse se presentó, según un testigo, “como si acabara de ordeñar unas vacas”. La calidad de sus canciones era innegable, pero su apariencia era un obstáculo. En una carta dirigida a su hermano, Connie Converse confesó lo difícil que le resultaba darse a conocer.

En 1954, Connie Converse recibió una invitación a aparecer en el programa de CBS, “Morning Show”, con Walter Cronkite. Aquel fue el momento culminante de su carrera. Muchos pensaron que a partir de ese momento su fama seguiría creciendo. Pero nada ocurrió. La gente no entendió el humor sutil de sus canciones, su poesía a la vez fina y cotidiana. Su música no tenía nada que ver con la música que la gente estaba acostumbrada a escuchar.


Connie Converse no lamentó demasiado lo ocurrido. Dejó su apartamento en el sector bohemio de Greenwich Village, se mudó a un lugar modesto en Harlem y se dedicó a componer música para piano. Para despedirse de su anterior vida, Converse realizó una grabación de todas sus canciones para guitarra. El último tema de la cinta fue su primera composición para piano. Sus composiciones posteriores, inspiradas en el mito de Casandra, tardarían más de medio siglo para ser interpretadas en público.

A principios de 1961, Connie Converse dejó Nueva York y se fue a vivir a Michigan, donde un hermano suyo vivía con su esposa y sus hijos. En Ann Arbor, Connie Converse trató de escribir una novela, trabajó como secretaria y se entregó con entusiasmo al activismo político. Pero el ritmo intenso de esa vida la condujo a una profunda fatiga física y mental. En agosto de 1974, sólo una semana después de cumplir cincuenta años, puso al correo unas cartas dirigidas a parientes y amigos. En ellas hablaba de la necesidad de empezar de nuevo en otro lugar. Luego empacó sus pertenencias en su Volkswagen escarabajo y desapareció.

En una de las cartas escritas antes de esfumarse, Connie Converse escribió: “Déjenme ir. Déjenme ser, si es que puedo. Déjenme no ser, si es que no puedo… La sociedad humana me fascina y me asombra y me llena de dolor y de alegría: y yo simplemente no puedo encontrar un lugar en el que pueda hacer contacto”.

El primer álbum con las canciones de Connie Converse para guitarra. “How Sad, How Lovely”, salió al mercado en 2009. En 2013 apareció el primer álbum con sus composiciones para piano. Su biografía, escrita por Howard Fishman está en camino. Nadie Sabe si Connie Converse está muerta o viva. Es posible que, desde su silencioso anonimato, una mujer nonagenaria sea testigo satisfecha de que sus viejas canciones han logrado, por fin, hacer contacto.

Trouble, de Connie Converse. Pulsa para escuchar la canción

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*Gustavo Arango es profesor de español y literatura latinoamericana de la Universidad del Estado de Nueva York (SUNY), en Oneonta y fue editor del suplemento literario del diario El Universal de Cartagena. Ganó el Premio B Bicentenario de Novela 2010, en México, con El origen del mundo (México 2010, Colombia, 2011) y el Premio Internacional Marcio Veloz Maggiolo (Nueva York, 2002), por La risa del muerto, a la mejor novela en español escrita en los Estados Unidos. Recibió en Colombia el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, en 1982, y fue el autor homenajeado por la New York Hispanic/Latino Book Fair, en el marco del Mes de la Herencia Hispana, en octubre de 2013. Ha sido finalista del Premio Herralde de Novela 2007 (por El origen del mundo) y 2014 (por Morir en Sri Lanka).

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