Cronoquimia Diletante

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VITRINAS: EL TODO Y LA NADA CABEN AQUÍ

Por Gloria Nivia Ramírez Oliveri*

Vitrinas: creatividad, luces, quietud. Color, exceso, ocasión. Saldos, descuentos, temporadas. Extravagancia, concepto, banalidad. También vida, caos, fealdad. Otras que son y exhiben arte. Abiertas, cerradas, blindadas. Al sol y al agua. Vitrinas, exhibición del consumo. Puesta en escena del mercadeo y la publicidad. Hotel de maniquíes. Escaparates de la industria de la moda. Toldos del rebusque y la necesidad. Miscelánea de misceláneas. Collares, tomates, disfraces. Calabazas, joyas, gatos. Ropa íntima. Carne de vaca y de toro. Rico camote, abrigo de piel, lentejuelas. Acordeones, calaveras, delantales… el todo y la nada caben aquí.

Vitrinas como universos de cristal. Como sistema de poses, como estrellas sin brillo. Vitrinas como atmosferas de polvo o fantasía. Vitrinas como volcanes en erupción, como otro Big Bang, por los gritos de la moda. Vitrinas, estaciones, fechas, ciclos, repeticiones: Los disfraces de octubre. El viernes negro de noviembre, los «kukos amarillos» de diciembre. El vestido primaveral, el calzado otoñal, las chaquetas de invierno. Saldos de fin de año. Enero, un nuevo comienzo.

Fotografiar vitrinas siempre ha estado de moda. Uno de los trabajos más sobresalientes sobre este tema, es el realizado por el fotógrafo francés Eugène Atget (1857–1927). Durante más de tres décadas, el adorable Atget, fotografió París y sus alrededores. Un aviso colgado de su estudio en París 5, aclaraba la misión de su negocio: «Documents pour artistes» (Documentos para artistas). Entre las categorías que incluía estaban: «paisajes, animales, flores, monumentos, documentos, primeros planos para pintores, reproducciones de pinturas». (The Work of Atget, vol. 1. New York: The Museum of Modern Art, 1981, 14).

Semejantes a Doroty, la prostituta del poema de Ángela Botero, las vitrinas han sido lo mismo: hoy como nunca y mañana como siempre. Los maniquíes —sin carne ni hueso— son las (los) otros Dorotys que también hacen caer en tentación.

Con toda una parafernalia que las justifica, no todas las vitrinas se adornan para sus clientes. De hecho, consiguen su cometido sin el realce que añaden los atavíos. Son tan simples y seguras de sí mismas, que con su belleza les basta. En cualquier caso, el propósito de ambas, siempre será producir algún estímulo sensorial. Y esto no es nuevo. Ojos para ver, gusto para saborear, tacto para acariciar, olfato para oler, oído para deleitarse. Cuatro siglos antes de Cristo, Aristóteles ya se había dado cuenta de que lo que llega a la mente ha pasado antes por los sentidos. La vista suele ser el comienzo. Lo esperado es que otras percepciones aparezcan después. Como en un manual de instrucciones, todo se planea por pasos. El azar no es para esta industria.

Hay vitrinas que atrapan y otras que ni se ven.

Pocas que se confunden con arte.

Y hubo una que hizo perder la razón. Para enterarse de la historia completa hay que escuchar la canción «De Cartón piedra», de Joan Manuel Serrat.

Para deleitarlos se incluyen un par de par de estrofas y unas cuantas vitrinas que en algún lugar fotografié.

Era la gloria vestida de tul
Con la mirada lejana y azul
Que sonreía en un escaparate
Con la boquita menuda y granate
Y unos zapatos de falso charol
Que chispeaban al roce del sol.

Limpia y bonita siempre iba a la moda,
Arregladita como pa’ ir de boda.

Y yo, a todas horas la iba a ver
Porque yo amaba a esa mujer
De cartón piedra
Que de San Esteban a Navidades,
Entre saldos y novedades,
Hacía más tierna mi acera.

___________

* Gloria Nivia Ramírez Oliveri, es Comunicadora Social – Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (1991), con un máster en Liberal Arts–Spanish en California State University Northridge, CSUN. Inició su carrera como reportera gráfica del periódico El Colombiano (1989), al registrar una de las décadas más difíciles de la historia reciente de Colombia. Sus fotografías se han publicado en diferentes medios periodísticos de Colombia y el exterior. La docencia y la investigación también hacen parte de su trayectoria profesional. Su tesis de grado (1991), Vigencia de la fotografía documental en la prensa escrita: Tras las huellas de Henri Cartier-Bresson en el contexto de Melitón Rodríguez, le abrió las puertas de la prestigiosa agencia de fotografía Magnum de París, de la que fue pasante en el año 1993. Es miembro de «Pacific Ancient and Modern Language Association», «PAMLA» y ha sido ponente de conferencias académicas en diferentes universidades de los Estados Unidos, país de residencia. Colabora con el equipo de investigación del programa de Periodismo en español de CSUN. Es editora auxiliar de esta revista y reportera «free lance».

 

1 COMENTARIO

  1. Gloria Nivia Ramirez Oliveri. Con admiracion y respeto le felicito por excellente trabajo, felicidades.

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