Literatura Cronopio

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Destierro

DESTIERRO DEL DÍA

Por Javier Naranjo Moreno*

«Un mono

El pequeño mono me mira…
¡quisiera decirme
algo que se le olvida!»

(José Juan Tablada).

Entro a la nata espesa del día, levanto la cabeza y miro con otra atención. La luna desde temprano está puesta en el cielo, la cabeza se eleva desde todo eso y siento que de la grisalla se alza una vida más espléndida, que afuera hay una vida más alta.

Respiro el mismo día que los demás, voy como ellos, vivo vano triste. Pero hay algo más, casi lo puedo tocar… pero no… lo olvido y sigo caminando con el rostro del que ha sido expulsado.

REUNIÓN DE TRABAJO

Toda la tarde me acompañó un poema. Me recogí en él mientras hablábamos de enseñar a leer y a escribir… Qué patético empeño.

Y en el grupo era unánime la sensación de no estar del todo mientras conversábamos de cosas ajenas a nosotros con una verdad que se revolcaba bajo la mesa. Un animal de discordia que nos lamió y enroscó la cola. Torció los argumentos y nos dejó arrimados a la intemperie.

¿CUERPO O PALABRA?

Untarnos para siempre de esa cosa que tienen las palabras.

Los animales que lamieron de sí, ahora reposan y se olvidan, porque es menester abandonar lo sólido y entrar en aire.

IRSE DEL ANIMAL

Tu mano en despedida
tu boca

tu espalda
que se alza de tu grupa

tu largo dorso
yegua

HENDER EL AIRE

Es difícil hender el aire, tocar el día, cuando en la noche giramos esperando en zozobra el milagro de la luz.

Es tan difícil salir erguidos, compuestos, afeitados, si no hay sosiego y sólo islas y sólo náufragos y mar abisal.

PASAN SOMBRAS

Hay una nube que está en el cielo sola. Y ella me cuenta cómo se pierden las cosas en el azul oscuro que es la vida. Cómo se van en esta torpe frase.

Ahora se disuelve, no hay un jirón. Lo que fue se perdió en lo indistinto, el cielo es transparente y tranquilo, detrás de las ventanas iluminadas pasa gente,

pasan sombras, la gata se acomoda en ella misma y los dos contemplamos.

GATOS

Los gatos saben estar y eso es lo que nos cuentan: detenimiento, atención al mundo y al cuerpo que recorren con deleite.

Ellos no se bañan, se reconocen. Maestros en la enseñanza de lo sagrado del cuerpo se regodean, y se abandonan a lo conocido con un fervor que nos hace creer que todo es para siempre.

Los gatos nos muestran que todo gesto es verdadero,

y se van.
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RENUNCIAR

«El hombre es una planta que se puede transplantar
pero es necesario que eche raíces».

(Gastón Bachelard).

Acabo de renunciar, de irme, de no saber a dónde. Como si irse fuera siempre por primera vez.

Y veo en esta casa, tocando en la maceta con el dedo, la tierra en la que se hunde la planta.

Algo debo aprender: la tierra en la que hace raíz.

NOCHE LLOVIDA

Ahora llueve y la lluvia trae otros olores y se desata plena sobre el mundo. La gata me acompaña. Los niños duermen, huele a humus, a tierra agradecida.

Todo dice estoy vivo
y luego encontraré reposo.

Y lo que se mueve y camina… lo que no quiere abandonar su lugar porque una raíz… lo sigiloso y el brillo rápido de los ojos, y el desespero del amor errante…

Todo
recibe como una bendición la lluvia.

SI EL AMOR

Si el amor entre los dos asiste a que se cansa y es también exaltación y banca tendida en el parque.

Si el amor se toma de la mano que a veces no extraña. Si se mira a tus ojos mientras desayunas y el día es igual a todos.

Si el amor halla un calor y no hay cuerpo que lo enardezca, y es bueno y es preciso.

Si el amor escribe cosas para el otro que nunca se dirán, y en el ánimo tranquilo que da la tarde, estás solo
y nadie
y nada falta.
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EN TURBAMULTA

Cae agua en el techo de la cabeza donde en despoblado los elementos azotan, y en batahola las calles de lo caminado.

En turbamulta todo.
Lo ido, lo no más, lo hasta nunca.

TIEMPOS

Como si supiera que haber sido feliz
es estar siendo

que con sólo haber tenido
ya tenemos

DE PARTE DE LO PERDIDO

Como no hay que llegar a ninguna parte puedo quedarme moroso en todo:

En la comida que mastico y sabe, y en el prodigio de saberla entiendo lo que perdería por no estar atento. La música que acompaña termina y sé que es música porque no la escucho. Lo que toco se hace visible porque abandono la memoria del cuerpo.

Y digo adiós y acaricio tu nombre.

CABALGANDO EN NEGRURA

Hace una noche espléndida…la noche espléndida…Frases comunes para decir este brillo frío que circunda las figuras. Todo como en un teatro se ilumina, fosforecen las sillas, los árboles se inclinan ya a lo que los gana desde siempre.

Se oyen sonidos atenuados de lo que ondula cabalgando en negrura.

ÁGATA

Tengo al lado a Ágata, la acabo de tocar, y somos dos. Abandonado el vacío le sirvo su comida, convenimos hacernos compañía.

Ella acecha, yo me detengo en sus orejas atentas que me dicen noche, de una manera que mi estar no conoce.
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SEÑALES

Donde yazgo se desprenden de mí…escamas pelos polvo. Despojos en testimonio, señales casi invisibles, adioses, despedidas, excrecencias de toda cosa perecible.

El animal.

TODOS LOS QUE HAN MUERTO

Todos los que han muerto tenían cosas que hacer.

Dijeron: mañana hablamos, nos vemos, hasta pronto, nos encontramos en tal parte, y te prometo que.

Todos los que han muerto creyeron que verían al otro día el mundo.
La sombra de su caminar en la tierra,

su rostro amanecido en el espejo.

CONDICIÓN DEL AJENO

Me gusta llegar a un cuarto que no tenga nada mío, ni un cuadro, ni una sábana, mis huellas, ni mi olor. Me gusta saber que nada ahí es mío.

Todo es apenas el rato que duermo en lo provisorio. En la madrugada oigo pasos al otro lado de la puerta, el piso de madera retiembla y afuera en el lavamanos una boca anónima escupe.

Me gusta de ese cuarto de hotel el poco nombre que tiene, los todos nombres que tiene.

Reclino la cabeza en donde tantos la han reposado, y pensaron y sintieron la nada que hay de ellos en todo.
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SIENTO

Que tras toda ocupación y todo afán y toda voluntad de infinito está el miedo a la muerte.

El miedo a morirse de todo eso: ocupación, afán, infinito.

El miedo de no poder seguir haciéndolo: ocupación, afán, búsqueda de infinito.

Detrás de todo está.

MORIR DEL OTRO

Tan extraño que digan un día, se murió Javier, y yo no esté para oírlo y condolerme por la pérdida en mí de algo que quería. Y no pueda alegrarme de no ser yo el que partió.

Hacer alabanzas y denigrar también con ladina fiereza del pobre muertito. Y no poder comentar los detalles de su muerte para sentirme sobreviviente.

Extraño que sea Javier el que se fue, y mi rostro y mi sombra no estén ya sobre la tierra asistiendo al morir del otro.

OLOR

Me agacho y recojo el casete que acaba de caer en un rincón, al lado de la cabeza de la musaraña muerta. La nariz reconoce el olor de su muerte que ya demoraba bajo la mesa.

Huelo su muerte, el detenimiento al que se entregó. Lento me detengo: ¿Dónde quedará mi cuerpo, que también hace olor y se empeña en podrirme?
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* Javier Naranjo nació en Medellín en 1956. Ha sido gestor cultural, promotor de lectura y docente. Dirige la Biblioteca y Centro Comunitario Rural Laboratorio del Espíritu, en El Retiro, Antioquia. Entre sus libros de poesía se encuentran Orvalho, Silabario, Lugar de cuerpo ciego, A la sombra animal, y De parte del aire. Casa de las Estrellas y Proyecto Gulliver, recogen creaciones infantiles. Las cartillas El Diario de Mammo y El Diario de… escritas para el MAMM tienen como fin el acercamiento de los niños al arte. Coordinador de diversos proyectos de escritura creativa y de algunas versiones de La Escuela de Poesía en el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Coordinó también la primera Escuela de Poesía en Buenos Aires.  Ha participado en eventos, seminarios, ferias del libro y festivales nacionales e internacionales. Artículos y poemas suyos han aparecido en diversas revistas, periódicos y antologías.

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