TÚNEL
Por Hernán Darío Bernal Parra*
El vacío lo inundaba profundamente, aquel sentimiento de no poder pensar, el sentimiento de alejarse de lo que es querido, el sentimiento de irse por fin, la paz, toda la paz que siempre había buscado estaba allí en ese único y preciso instante.
Su corazón ya no latía, solo oía aquel zumbido extraño monótono y pacifico. ¡NO! Nada era como lo había imaginado, había pensado que en ese instante iba a sentir el miedo más aterrador, ahora allí no había sentimiento mas grande. La luz en el fondo, en el fondo de aquel túnel azul, plano, infinito, aquella inmensidad ¿Era realmente un túnel? ¿Se alejaba o se acercaba aquella luz al final? Qué hermosa era esa luz, qué hermoso era el color que rodeaba aquella inmensa luz…
Sabía que pronto llegaría el momento, aquel momento donde todo terminaría, aquel momento tan esperado, solo quería seguir allí siempre, siempre observando aquella luz al final… recordó… giró en el aire su ingrávido cuerpo, vio entonces los verdes prados, su ciudad a lo lejos… abrió el paracaídas para descender lentamente hacia la vida.
REGALO
Te regalo de mi corazón una lágrima,
una gota del manantial del alma,
para que al inmenso mar de tu soledad se una.
De las inconmensurables profundidades de mi universo,
del centro de la tierra olvidada que es mi mente,
de los enmarañados bosques de mis pensamientos.
Sangre guerrera derramada
sobre los prósperos campos de mis ideas,
lluvia de primavera,
copo de nieve,
savia pura,
ojo de dios sobre las nubes de mis sentimientos.
Viajado ha con atronadora grandeza entre los rayos,
las distancias profundas y vacías de mis entrañas,
para estar aquí rodando sobre tu piel, solo para ti.
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* Hernán Darío Bernal Parra es ingeniero de sistemas, nacido en Bogotá, Colombia. también se dedica a la biología y la botánica. Escribe desde los quince años, aunque no tiene publicaciones.