El Gran Ojo Cronopio

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El nadaismo una intención de vivir con plenitud esta vida y la otra: Elmo Valencia

“EL NADAÍSMO, UNA INTENCIÓN DE VIVIR CON PLENITUD ESTA VIDA Y LA OTRA”: ELMO VALENCIA

Por John Harold Giraldo Herrera*

“Nosotros no vivimos de frases, sino de ideas grandes”, me cuenta Elmo, el veterano nadaísta, quizás es el más longevo y entusiasta de todos, pero el que menos figura.

El nadaísmo, un movimiento literario que en medio del auge de las vanguardias, de círculos de intelectuales y artistas llenos de sueños, manifiestos, proclamas y en general ideas del mundo y en contra de él, daban rienda suelta para liberar emociones. Ofrecieron su banquete, permitieron que muchos se inscribieran para exhibir sus letras, y desde luego Gonzalo Arango es el artífice mayor. La lucha sigue siendo desigual: a la cultura no se le concede el mérito ni la atención requerida. En cambio, lo más masivo es lo menos trascendental. De modo que el nadaísmo irrumpió, sacudió, propuso un modo de leernos y escribirnos, aunque fuera con influencias, sobre todo del existencialismo.

Van más de cinco décadas de los sacudones del movimiento. Algunos le propinaron la muerte, pero esas ideas luego de plasmadas será imposible desaparecerlas, aunque lo han intentado. Elmo Valencia participó de la fundación en el año 58 de los “frustrados, indiferentes y solitarios” seres que se alineaban a la vida desde la nada sin dogmas, como dice el manifiesto: “es un estado del espíritu revolucionario, y excede toda clase de previsiones y posibilidades”. Y Elmo, un octogenario, sigue viviendo con la fuerza de un poeta. Sus poemas, sus letras, como la de esos inquietos individuos, siguen mostrando una plenitud del hombre y la indiferencia de la sociedad. “Aspiramos a desvirtuar la realidad para hacerla participar de sus locas y absurdas posibilidades, para recrear la realidad mediante la libertad absurda del artista”. Y eso es lo que nos cuenta acá Elmo, con su irreverencia.

John Harold Giraldo Herrera: Parece que el nadaísmo puede morir dado que no tiene precursores ¿Qué hay qué hacer para que el nadaísmo no muera?

E.V.: Hay una cosa de tipo metafísico: todo muere, todo desaparece y el nadaísmo no es una cosa divina, es materia concreta, es pensamiento concreto, entonces hay que morir, y el nadaísmo también desaparecerá como desaparece todo.
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J.H.G.H.: ¿Y cómo puede ser una muerte digna para el nadaísmo?

E.V.: Será en una moto que lo agarre en plena carretera yendo para las pirámides de Egipto (hay muchas risas). En la misma moto que se vino el Che Guevara por estos territorios antes de llegar a la revolución. En la misma moto.

J.H.G.H.: ¿Qué le ha dejado a usted el Nadaísmo?

E.V.: Nada.

J.H.G.H.: Pero nada es todo…

E.V.: Nada es todo, porque tú sabes que de la nada surge el todo.

J.H.G.H.: Y qué ha sido de la vida de los nadaístas hoy en día ¿A qué se dedican?

E.V.: Yo en realidad no he hecho nada, después que salí de la universidad fui asesor del Ministerio de educación, y después estuve en el senado como asesor, en la Comisión Segunda del Senado. De resto no he hecho nada, sino escribir y escribir y mamar gallo que es lo más beneplácito.

J.H.G.H.: ¿Y en el senado qué hizo, nada?

E.V.: Es que allá uno va es para eso, para hacer nada. Estuve en La Constituyente y ahí se hicieron cosas chéveres como eso.

J.H.G.H.: Cuénteles a los que están acá qué es el nadaísmo?

E.V.: Es una intención de vivir con toda la plenitud en esta vida y en la otra.

J.H.G.H.: Después del manifiesto que lanzó Gonzalo Arango y usted ¿Reformaría algo de esa proclama?

E.V.: Ese manifiesto era para que la juventud, en ese momento, se soltara y tomara una intención más fantástica y bella de la vida, y no se desplomara por todo este materialismo histórico. Para que siga la materia presente, porque la materia es hija de la nada.

J.H.G.H.: Maestro ¿Qué recuerda entrañablemente de Gonzalo Arango?

E.V.: Pues que era muy bello, muy inteligente, que nació en Andes, Antioquia. Era increíble su modo de hablar, de pensar, la amistad, el modo como conversaba, la sabiduría que tenía este hombre que no fue un tipo profesional graduado de ninguna universidad.
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J.H.G.H.: ¿Y qué pensamiento le sugiere este mundo lleno de tantas tecnologías?

E.V.: Da miedo las nuevas tecnologías, ya están pensando automatizados por los robots. Una filosofía tan importante como la de Jean Paul Sartre, que es el existencialismo, desparecerá porque para qué la existencia.

J.H.G.H.: Una pregunta un poco incómoda ¿Por qué Jotamario Arbeláez, Gonzalo Arango figuran tanto y Elmo no?

E.V.: Porque yo soy el único nadaista verdadero que existe en el momento. Ah bueno, otra cosa es que Jotamario escribe en un periódico diario, entonces la gente cree que el que escribe en el periódico es la persona más importante, pero no es así. Hay gente sabia, hay gente que sabe interpretar el mundo, con más santidad, más ética que los mismos tipos que trabajan en los medios. Por eso es que los medios manipulan a la gente, porque la gente no piensa y traga entero. Hay gente que esperan las noticias del medio día para ver qué dicen las noticias de Caracol para luego ir y en un tinto, cuantifique las noticias que dijo Caracol, pero nunca leen un libro verdadero.

J.H.G.H: ¿Qué significa ser un verdadero nadaísta?

E.V.: Estar en este mundo. Con eso basta.

J.H.G.H.: ¿Y tomar café y leer qué libros?

E.V.: Los que lleguen a las manos, a veces uno va y se enamora de un libro.

J.H.G.H.: ¿Cuál fue el primer poema que escribió?

E.V.: Fue en el momento en el que salí del vientre de mi madre, yo salí con un poema en la boca.

J.H.G.H.: ¿y cuál es último, se acuerda?

E.V.: Si, está por acá. El arte de amar. “Si hacemos el amor encima de un puente, es posible que el puente se caiga, si lo hacemos en un arrozal la humanidad se quedará sin arroz durante un siglo, si lo hacemos encima de un huevo, pobre huevo, si lo hacemos en el baño de un avión, ese avión no llegará a su destino, si lo hacemos en un automóvil de último modelo, existe la posibilidad de que el automóvil haya sido robado y si lo hacemos debajo de un árbol es posible que un pájaro nos cague. Para no tener ninguno de estos inconvenientes lo mejor que podemos hacer tú y yo, yo y tú, es hacerlo aquí donde nos encontramos abrazados y desnudos hasta que la muerte nos separe.”
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J.H.G.H.: Luego del poema, me inquieta una cuestión  ¿Por qué los nadaístas fueron irreverentes?

E.V.: Irreverentes porque nosotros pensamos que en ese momento, con esa irreverencia podíamos llamar la atención. Es que toda la sociedad al comienzo estuvo en contra de nosotros, y más cuando estos nadaístas de Medellín entraron a la catedral y pisaron una hostia, según dijo una señora que estaba adentro de la iglesia a las 6:00 de la noche de la misa. Entonces esa irreverencia nos colocó a un nivel que éramos alguien, algunos que queríamos protestar contra el sistema de vida social, literario, político. Pero una vez después de eso, nos entregamos solamente a las letras, a las conferencias, a las universidades.

J.H.G.H.: Es decir, sobrevivieron…

E.V.: Sobrevivieron que era lo más lindo, y todavía sobrevivimos.

J.H.G.H.: ¿Cuántos nadaísmos quedan?

E.V.: Mira, Platón desapareció hace siglos, entonces que porque desapareció ¿no se puede vivir su filosofía? o la de Aristóteles, o la de Sartre en el existencialismo, cierto. Las ideas sobreviven, las ideas perduran, ya uno es un esqueleto.

J.H.G.H.: Pero más que las ideas, será la emoción; porque los nadaístas reivindican más la emoción y la sensibilidad.

E.V.: Sí, la emoción porque todo es percepción y toda percepción a través del ojo, del tacto, lo que sea crea una emoción que va a la conciencia y perdura.

J.H.G.H.: ¿Existe algo que los nadaístas no hayan podido publicar?

E.V.: Yo escribí en El Tiempo, en El País de Cali. Pero lo que pasa es que publicar es difícil, yo me gané el premio del mejor libro y estaba en Bogotá hace 3 años, me gané 20 millones, de los cuales destiné 14 en la edición del libro, y 6 para los derechos de autor. Lo cual quiere decir que lo que nosotros escribamos, nos publican. No tengo problemas en ese sentido.

J.H.G.H.: ¿Cómo se llama ese libro?

E.V: Bodas sin oro, por motivo de los 50 años del nadaísmo.

J.H.G.H.: ¿Es un ensayo?

E.V: La mitad del libro es la historia del nadaísmo desde el punto de vista mío, y la otra mitad son los textos más importantes de Gonzalo, de Eduardo, de Jotamario.

J.H.G.H.: ¿Y en breve cuál sería la historia del nadaísmo?

E.V.: Pues qué te puedo decir, es que la historia no es memoria, y memoria es lo que ya muere, y al nadaísmo todavía le falta mucha historia para perdurar más y ser distinguido como un movimiento importante en este país.

J.H.G.H.: ¿Y en quién va a reencarnar el nadaísmo, o quién lo está llevando para que siga el legado?

E.V.: Yo no te puedo decir a ti “Vuélvase nadaísta”; sería una estupidez porque te estoy coaccionando; nosotros íbamos a todas las universidades, pero era a decir nuestras cosas para que cada joven se examinara a sí mismo y viera cómo debía ser la actitud del joven en un futuro. Pero en la juventud hay un sentido de que fue un movimiento que trató de cambiar este verraco país de mierda, porque vivíamos como si fuéramos la patria boba, y nadie se atrevía a decir nada diferente. Los políticos siempre con su manejo político: les vamos a dar vivienda, luz, pero nada en realidad de ideas verracas de cambio, de conciencia. Y el nadaísmo lo que ha querido darle al joven es una libertad de conciencia que haga lo que le dé la gana. Dentro del nadaísmo es así, Jotamario hace su nadaísmo como le de la puta gana, a mí también, y a Eduardo. No hay un protocolo, un esquema de que uno tiene que ser así, o manejarse así; que uno tiene que ser ateo, o que tiene que ser una puta, nada de eso. Tú haces de acuerdo con la experiencia vivida y receptiva que has tenido, con las cosas que te comentaba tú profesor de filosofía, ética… hasta el nadaísmo, uno hace el nadaísmo como le de la puta gana.

J.H.G.H.: El país no cambió, ¿pero podría decir que dejó una esperanza?

E.V.: El país es una vaca que sigue rumeando las mismas intenciones, los mismos proyectos de ley, todo es una joda. Es que luchar contra una sociedad es muy verraco. Sin embargo nos respetan, acá en las universidades donde uno va y pide la palabra, lo aceptan para que dicte una charla.
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J.H.G.H.: Quiere decir que vive tranquilo

E.V.: Sí claro, el problema es a veces alimenticio: porque la yuca no está para ser servida en el gran bufet donde se sentarán los nadaístas a conversar sobre este bello movimiento llamado nadaísmo.

+El Gran Ojo Cronopio es la nueva columna de cine y literatura de Revista Cronopio.
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* John Harold Giraldo Herrera es docente Universitario y Periodista. Estudiante del Doctorado Rud de Colombia en Educación, Universidad Tecnológica de Pereira. Uno de sus temas de interés es el estudio de Los pueblos originarios. Magíster en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira, 2011. Licenciado en Español y comunicación Audiovisual de la UTP, 2004. Con estudios de diplomado en Narrativas audiovisuales, Fundación Universitaria Área Andina, 2003. Democracia y formación ciudadana con énfasis en Derechos Humanos, paz y cultura de resolución pacífica de conflictos para el sector educativo. Universidad Católica Popular del Risaralda, 2004. Periodismo público, Escuela Superior de Administración Pública, 2008.
Correo-e: john.giraldo.herrera@gmail.com

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