EL ABRAZO DE LA SERPIENTE DE CIRO GUERRA O DE LA FORMA DE NARRAR LO INDÍGENA
Por John Harold Giraldo Herrera*
Hace un tiempo el profesor de cine de la universidad donde trabajo me habló: -Sabes que Ciro se internó en la selva para hacer la película de películas? Con cierto asombro inquirí que no sabía nada y que había que esperar.
Esa película ya se estrenó y anda ganando premios. Seguramente va a acumular más. La expectativa surge en estar metidos en el interior del país, donde no llega lo mediático, porque no se presentan allí ni las cámaras ni los intereses del poder. Es en estos lugares donde se incuba una parodia: antes no había necesidad de inclusión, ahora los intereses de multinacionales se centra en ellos, porque allá está la riqueza, se encuentran los recursos naturales, son los focos de inversión, entre otros. Aunque siempre lo han sido, desde que las comunidades indígenas tienen cierta representación y sobre todo se han organizado, las multinacionales y los poderosos les ha costado más trabajo hacer inmersión. En fin, los arrinconamos primero, los quieren sacar de allá, para obtener lo que queda. El caso es que habría que pensar el hecho de cómo y por qué las geografías descuidadas, las subregiones de Colombia obtienen un interés y se muestran.
El abrazo de la serpiente es una película con muchas ambiciones. Unas se cumplen, otras se desvanecen. De entrada es de una calidad y unos detalles estéticos que embelesan, atraen, cumplen ese hecho que llamará la gracia, los deseos de los europeos de maravillar con lo telúrico se reflejan, así como el asombro de los propios contertulios al ver un país desconocido: la exuberancia, es de cierto modo un hilo conductor, que genera atractivos. Entonces llama la atención y seduce: lo extraño y sobre todo lo originario serán un modo de reconocernos. Muchas películas se han producido en los últimos años dando cuenta de una Colombia esquiva, unos territorios sin figuración y unas comunidades sin reconocimiento. El cine se ha vuelto un rebelde o un mediador de situaciones antes ocultas, o para ser menos trascendente que no se habían narrado desde largometrajes. Y el Amazonas, como región, con todo su esplendor y padecimientos es muy propicio para estimular la creación.
La película es un desplazarse por las aguas pasivas y a veces turbulentas, de alguno de los ríos de la región del Amazonas. Y eso es lo literal, pero la otra movilidad es la más excelsa: la de dos foráneos, con 40 años de ventaja, que gozan de la idea espiritual de encontrar una planta: la Yanakruna. Es una planta curativa que puede ser la salvadora o la que permita un cierto elixir, un doblegar de las enfermedades o que ayuda a disponer de más armonía corporal y mental. De manera que es un ir y venir en el tiempo, del cual se deducen contrastes y lo peor: nada ha cambiado, ni el país que asume con menosprecio a los nativos, tampoco el querer foráneo por encontrar una especie de tesoro.
Ese viaje lo libra el espectador, quien hace inmersión en una película con mucho de onírico, un texto poético, pero decadente, en la medida que habla de una realidad subyugada por la iglesia, con su cruzada evangelizadora, y de la llegada de los colombianos, unos colonos armados y que con violencia sacan a sus propios de lo que les pertenece. Cuando dicen en la película los indígenas, quiénes vienen y responden que los colombianos, se dibuja el terror.
Creo que su propósito se desvirtúa: quiere criticar a los colonos y a quienes han dañado el Amazonas y sus gentes, pero termina siendo un portavoz de esos. Por ejemplo, si bien la película usa como referencia unos escritos de Theodor Koch y de Richard Evans Schultes, quienes al parecer fueron los primeros exploradores de ese territorio. La búsqueda de la planta los mueve y se lucen como hombres de ciencia, sin embargo, la quieren como cualquier foráneo, para llevársela y la película instala un debate sobre el conocimiento ancestral. He ahí un asunto de queja y que se devuelve como boomerang. Esos otros son los que, entre otras, podrían salvar del acabose, lo que ya se exterminó. Así Ciro Guerra, al declarar que tuvieron que ficcionalizar todo porque ya no queda nada, nos deja saber que si hubiera algo, podría ser rescatado por esos a los que le dio el protagonismo. Aunque también lo tienen, el hecho de ser una película hablada en los idiomas de los nativos muestra una intencionalidad. No obstante, el narrar lo indígena es todavía una deuda, el exotismo se aprovecha de un modo colonizante. Hay mucho por debatir, la película genera reacciones encontradas: las de aplausos y ciertos desmanes, como que es la mejor que se ha hecho, como otras que se adentran en sus aspectos cuestionables.
Su viaje como método nos refresca; como intención nos pone a pensar; como hecho de exploradores extranjeros nos cuestiona sobre si somos o no los que deberíamos valorar las riquezas que poseemos; como muestra de un país sin narrar es un intento por dejar huella de regiones y sitios invisibilizados.
Por Ciro hablaremos y eso es una fortuna de varias comunidades, como los Huitoto, Ocainas, Cubeos, así como escucharlos en su voz, por tanto tiempo negada y acallada. Esa película está dando mucho de qué hablar (ganando premios, como los de Cannes) y que suceda es también un símbolo de lo que representa, sin hacerlo cómo algunos creerían que debería ser. Como espectador, salí cautivado, pero con sinsabores, ese abrazo que nos propina de historias del amazonas, son para tenerlas a flor de piel y que sigan moviéndose en nuestra mente.
Ficha técnica
País, año, duración: Colombia, 2015, 125 minutos
Director: Ciro Guerra
Guion: Ciro Guerra, Jacques Toulemonde Vidal
Música: Nascuy Linares
Reparto:
Jan Bijvoet/Theodor Koch-Grunberg
Brionne Davis/Richard Evan Schultes
Tafillama (Antonio Bolívar)
Yauenkü Miguee (Miguel Dionisio)
Productora: Dago García, Ciudad Lunar,
Género: Aventura
Trailer de El abrazo de la serpiente, dirigida por Ciro Guerra. Cortesía de Ciudad Lunar Producciones / Buffalo Producciones / Caracol Televisión / Dago García Producciones / MC Producciones / Nortesur Producciones Pulsa para ver el video
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=FdOYd-21qaA [/youtube]
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*John Harold Giraldo Herrera es docente Universitario y Periodista. Estudiante del Doctorado Rud de Colombia en Educación, Universidad Tecnológica de Pereira. Uno de sus temas de interés es el estudio de Los pueblos originarios. Magíster en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira, 2011. Licenciado en Español y comunicación Audiovisual de la UTP, 2004. Con estudios de diplomado en Narrativas audiovisuales, Fundación Universitaria Área Andina, 2003. Democracia y formación ciudadana con énfasis en Derechos Humanos, paz y cultura de resolución pacífica de conflictos para el sector educativo. Universidad Católica Popular del Risaralda, 2004. Periodismo público, Escuela Superior de Administración Pública, 2008.
Correo-e: john.giraldo.herrera@gmail.com