LIMACLARA STATION
Por Raúl Silverio López O.* y Ana María Agüero Melnyczuk**
[x_blockquote cite=»Ana María Agüero Melnyczuk» type=»left»]Generalmente llamamos intelecto brillante a aquella persona que piensa y se expresa en forma similar a nuestro pensar ideológico, sentir emocional, discernimiento racional y gusto estético. Difícilmente a quien piensa y sienta diferente a nosotros le vemos características dignas de tamaña admiración. Hay que dispensar de enorme capacidad intelectual para admitir en opuestos ideológicos, o a diferente estética prohijada en nuestra mente, valores que solemos aplicar a quienes son de nuestro palo; y adjetivamos ‘enorme’ para contrastar lo que pretendemos trasladar al imaginario del lector, pues lo que ciertamente hay que dispensar es de capacidad de evaluar correctamente, sin ningún tipo de condicionamientos ni prejuicios[/x_blockquote]
El día había sido caótico. Nerviosas circunstancias motivadas por «huelgas, paros, protestas y brazos caídos» y en uno de los recurrentes reclamos gremiales por mejoras salariales y condiciones de trabajo sucedidos en varias estaciones de teletransportación, tanto en Brasil, Alemania, USA, Colombia, Italia, UK, Portugal, Austria, Grecia, Chile, e inclusive en el principal centro de teletransportación del hemisferio Austral: LIMACLARA STATION, enclavada en el corazón mismo de la pampa húmeda Argentina.
Bueno es señalar que los gremialistas no se habían quedado solamente de brazos cruzados, sino que cuando fueron exigidos a cumplir los convenios de trabajo establecidos reaccionaron malévolamente enviando pasajeros a lugares distintos a los requeridos: Quienes esperaban surgir en Río de Janeiro, París, Roma, Londres o Tokio, aparecían en Caracas, México, Santiago, Sydney, o en Cincinatti Station, o a la inversa.
Los teletransportados estaban que echaban chispas.
Por ejemplo, los basquetbolistas de los Spurs de San Antonio, Texas, se encontraron de pronto en el hipódromo de Kentucky, en vez del Madison Square Garden; el equipo de fútbol de la Roma, que le correspondía enfrentar al Manchester United, «en el teatro de los sueños», se halló entre los hielos del campo de jockey de los Canadá Blizzers; asimismo el super campeón mundial de automovilismo, el alemán Sebastian Vettel, quien además debía realizar tiempos clasificatorios en el recientemente estrenado autódromo de Hohenau, Paraguay, estaba inmerso en una lucha libre de Sumo, en Kyoto… ¿o era Shanghai? Y otras cosas así por el estilo.
El mundo era lo más parecido a un pandemonium, pues el mismísimo Purpurado y Primado de Bratislava, el excelentísimo Joe Motzinguer, quien debía presidir honras a la Vírgen Negra mediante una procesión a la legendaria Cueva Blanca de Madeira, para exaltar sus afamados milagros (medios de comunicación, creíbles, afirman que son dos; otros, casi tres, y los más exaltados y allegados al poder religioso, miles. Remembremos, asimismo, que tales milagros ya fueron comprobados y legitimados mediante los rigurosísimos métodos de la fe, y, por supuesto, de la Santa Vicaría), de un sopetón y por artilugios de los teletransportadores, su Eminencia Religiosa y Santificadora se encontró en la Puerta del Sol madrileña y en medio de una multitud de jóvenes entusiastas que portaban cartelería de «Indignados» y otras leyendas alusivas a sus magnos reclamos de justicia y de un mundo mejor.
Siguiendo la misma línea del delirio, el Príncipe de Albión, perteneciente a la aristocrática Casa de Cambroxford, se halló atendiendo un quiosco de choripanes en la favela y villa miseria 1-11-14, cuando debía estar asumiendo el trono dejado por su abuela y no cedido —mediante decreto real— a su padre, el aborrecible Príncipe heredero, Carlitto I.
A todo esto, fuentes gubernamentales salen a pedir calma. Aseguran que prontamente estará todo solucionado pues las demandas gremiales serán satisfechas.
Recordemos que fue justamente, allí, en LIMACLARA STATION, donde nació la teletransportación, hace aproximadamente diez años.
¡Lo que son las cosas y los hechos tan particulares de los hombres! Recordemos con cuánto burla, desdén e ironías algunos analistas internacionales reaccionaron ante la idea, propuesta y desarrollo de la treletransportación en la Pampa Húmeda.
Si mal no recuerdo —mi porosa mente retiene solamente algunos retazos de aquellas ideas de avanzada propuestas por el habitante Bonaerense— la idea consistía o consistió en que (por supuesto, todo sustentado en las leyes físicas de las correspondencias): «A una fuerza ejercida en dirección determinada corresponde otra en dirección opuesta y en similares condiciones y proporcionalidades».
Señaló, además, el habitante de LIMACLARA que «para que exista la posibilidad de teletransportación primeramente era necesario crear un campo gravitacional adecuado para tal fin; en suma, buscar y hallar el inestimable Campo Gravitacional de Cociente Supernegativo que nos permita desarrollar un ‘gusano’ espacial que se deslice subrepticia y teledirigidamente entre los ‘agujeros negros’ interestelares.
»La preciosa combinación —aseguraba el entusiasta— de las fuerzas de la naturaleza, mas el esfuerzo, el conocimiento y el ingenio humano aplicados podrían dar la resultante tan anhelada de la teletransportación de un sitio a otro y en milésimas de segundo», dijo premonitoriamente en aquel entonces. Y ello se había logrado satisfactoriamente.
En mi mente sólo ha quedado una pequeña gráfica o maqueta que trataré ahora, con las consabidas disculpas del caso, dadas mis escasas capacidades de retención, interpretación y traslación, de estamparlas en el papel:
1- Dos fuerzas contrapuestas, ¿se anulan? Mas, ¿qué sucede en el campo gravitacional intermedio creado por ambas fuerzas?
2- Dos o más fuerzas tangencialmente opuestas pero unidas en un centro común (en V), ¿se anulan, multiplican, favorecen? ¿Pueden crear campos gravitacionales específicos?
3- Fuerzas múltiples y, ahora, todas en X, con uno o varios centros disparadores, ¿se potencian, crean campos gravitacionales específicos y graduables?
4- Fuerzas múltiples, con variaciones y/o predominios hacia distintos sectores (Norte, Sur, Este, u Oeste, por ejemplos), ¿crean campos gravitacionales regulables?
Dadas así las cosas, ingenieros y especialistas trabajaron duro por largos años hasta que lograron el ansiado cometido; hoy la teletransportación es una fantástica realidad a escala mundial; tanto así que no es de extrañar el comentario escuchado la semana pasada en la Sueca Malmö Station:
—Hijo, por favor, ¡no viajes tanto!, recuerda que tienes un padre, una madre, y asimismo una esposa y varios hijos, y a los cuales y aunque sea de vez en cuando, debes hacerte ver; ¡no te vayas a transformar en mal hijo, peor esposo e inexistente padre!
* * * *
El presente relato hace parte de la novela, pronta a ser publicada, «La Novela de la Vida ¿Cómo no nos dimos cuenta antes?» (306 pag. ISBN 978-987-24182-7-4), escrita por Ana María Agüero Melnyczuk y Raúl Silverio López Ortego.
_________
* Raúl Silverio López O. Es escritor y editor argentino. Entre sus libros publicados se encuentran: Del Hastío a la Esperanza, Los Mayores Fraudes de la Historia, El Regreso de Prometeo, La Industria de la Fe, La Novela de la Vida. ¡Cómo No Nos Dimos Cuenta Antes? Varios ensayos suyos están disponibles en formato de e-book en la dirección https://limaclara-ediciones.com/?p=45
**Ana María Agüero Melnyczuk (1954-2012) fue una editora y escritora paraguaya. Fue Editora y Directiva Ejecutiva de Limaclara Ediciones desde el año 1999 hasta el 2012. Libros publicados: La Novela de la Vida. ¡Cómo no nos dimos cuenta? (en colaboración), El Regreso de Prometeo (en colaboración), Sobre Bandidos y Audaces (en colaboración), Pedagogía de la Contención. Por una educación de excelencia, inclusiva y superior. Otros escritos suyos se encuentran disponibles en formato de e-book en la dirección https://limaclara-ediciones.com/?p=49
Amena, ágil, profunda, la narrativa desplegada por Ana María Agüero Melnyczuk y Raúl Silverio López Ortego. Quienes conocemos la lucha sin cuartel que los autores libran contra la ignorancia, la superstición, y los fraudes establecidos por grandes corporaciones, no podemos que dejar de admirar que en un relato de aparentes actos inocentes, con tintes de futurología (entre las vastas aristas de los relatos de dichos escritores podemos ver el anhelo innato del ser humano a la superación constante), humor e inocuidad, nos dejan sus gritos potentes de advertencia al lugar, quizá, mas importante del ser humano, su interior profundo “… los rigurosísimos métodos de la fe” (Sí creo!) aseveran con ironía manifiesta, de igual suerte en un final que se desliza sin ningún golpe de pretensión afortunada, que suele acontecer en los relatos fantásticos, asestan el puñal más temido por manipuladores de mentes sufridas: poner en evidencia a un padre que no se hace ver por sus hijos, de allí que se escuche el crujir de dientes de los continuadores de la fábula del dios, Yhavéh, inventada por Moisés y Cía, un supuesto padre perfecto, dador de la vida, y el cual, paradójicamente, no da visos de existir, siquiera.